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8.11.1998

Regadío, territorio y desarrollo socioeconómico de Extremadura (1998)



Ponencia presentada en las Jornadas celebradas en Noviembre de 1996, sobre el Regadío y las Aguas del Suroeste Peninsular. 


"Hemos defendido siempre la tesis de que el Regadío no se improvisa. Un sistema de producción tan complejo requiere de un ambiente social que sólo puede ser producto de una lenta acumulación de capital, no sólo económico, sino también cultural. Ahora bien, la transformación planificada ha permitido acelerar los plazos de adaptación en el caso de Extremadura, y puede decirse que, siquiera en esos ejes de desarrollo más dinámicos ya señalados, está madurando una cultura de regadío. Cuando esto ocurre, se ponen en marcha mecanismos de retroalimentación que conducen a una expansión permanente de la superficie
transformada, hasta alcanzar los limites ecológicos y económicos. Es lo que viene ocurriendo en La Rioja, Aragón, Navarra o Levante desde hace siglos y lo que empieza a detectarse en Extremadura.
 
En el caso de Extremadura ha sido particularmente virulento el freno impuesto a la expansión del regadío a partir de los años '70. Hasta 1974 venia manteniendo un ritmo de crecimiento claramente por encima de la media nacional. Pero desde 1975 se rompe esta tendencia. El abandono de los grandes planes de transformación y la generalización de la "moda" de los pequeños regadíos actuó en detrimento de Extremadura frente a otras regiones de mayor tradición, en las que existe no sólo un conocimiento local de las posibilidades de transformación, sino asimismo una demanda permanente (y a veces secular) desde esos niveles locales. En una región como Extremadura la extraña pareja formada por la moda micro y la planificación hidrológica altamente tecnocrática y centralizada es muy peligrosa; provocando fenómenos curiosos, como la transformación en lugares donde no existía tradición ni demanda (regadíos locales de Malpartida de Plasencia, por ejemplo), con serias dificultades culturales para su puesta en riego, o en áreas de rentabilidad dudosa, mientras queda permanentemente postergado el pantano y la ampliación de los regadíos de La Codosera, una vega con tradición de siglos y altamente productiva, que por falta de ordenación
y mejoras empieza a decaer."
REFERENCIA
Baigorri, A. (1996), "Regadío, territortio y desarrollo socioeconómico de Extremadura" en Rodriguez, M., Torres, G., Baigorri, A. dir., Actas de las Jornadas Internacionales sobre el regadío y las aguas del Suroeste Peninsular, ADERCO, Badajoz, pp. 197-220
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5.27.1987

De lo que hay, y de lo que se podría (1987)


Este documento recoge los dos libritos que el desaparecido periódico EL DÍA de ARAGÓN editó en 1987, dentro de su colección de promoción de la lectura “Pensamiento y Cultura”. Los librillos (más bien panfletos, pues cada uno de ellos tenía apenas 60 páginas), en los que se recogían los artículos de opinión que publiqué en ese periódico entre 1982 y 1986. A ellos les pareció interesante publicar aquello, y a mí, que acababa de instalarme en Extremadura, me sirvió para mantener durante algo más de tiempo mi conexión ‘virtual’ con la que hace ya muchos años considero mi ex-tierra. En varios de los artículos incluí en el libro addendas, o bien comentando su impacto, o hechos posteriores relacionados.

La temática es muy diversa: medio ambiente, regionalismo, luchas por el agua, conflictos sociales, nacionalismo, identidad, cambio social, educación, etc.

Aún duró un poco más esa conexión virtual, y por eso he añadido como anexo algunos de los pocos artículos publicados en EL DÍA después de 1986 relacionados con Aragón.






Del Epílogo, del poeta y novelista (y obviamente amigo, Angel Delgado)

"Si yo fuese director general de Educación de Aragón -o de la ONU, mejor- pondría este libro (y otros' trabajos de Artemio, Gaviria, Silber, Borao, Labordeta, Guarc, Lucía, etc.) como área -ahora se dice así, creo-- obligatoria. La llamaríamos «Preparando un mundo más feliz», así de simple y dificil. Mientras llego, a ver qué consejero se atreve a empezar por alguna escuela de barrio o universidadpopular. ¿...ve usted, amigo lector?, Artemio crea sueños. Y el sueño es un radical, porque es libre, y como no tiene miedos ve que pueden ganarse todas las batallas. Habrá que decirle que no sea tan libre, porque encima de volvemos locos de tanto hacemos pensar, no podemos etiquetarlo ni criticarlo (acaso metemos la pata), y además nos da envidia. ¿O a lo mejor hay que darle las gracias, por esto...? Quizás es también un poco duro. Puede ser influencia del cierzo o de la boira. O de la soledad.Artemio Baigorri pertenece a los llamados (entre 1970-80) «ideólogos de la libertad », o «sociólogos de la base, los currantes y los militantes». Se hizo en la «Ebro's University» y perfeccionó técnicas en la «People's Luchas School».Enlazaría con los distintos movimientos o escuelas -machacadas a través de los siglos- de utópicos que harían suya aquella frase de Hegel: «la historia es el desarrollo de la idea de libertad». El quitaría lo de «idea». Debido a esta trayectoria, frente a los tecnócratas de poco ha que nos imponían la siesta o el «échate a dormir», o frente a los burócratas actuales que nos proponen la modorra, A. Baigorri termina siempre, aunque él no lo pretenda, sugiriéndonos la utopía, el sueño realizable y concreto. ¿Lo hacemos...?"
Referencia:
Baigorri, A. (1987), De lo que hay (y lo que se podría). Artículos 1982-1986, Tomos 1 y 2, Ediciones del Valle, Zaragoza

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9.23.1985

Incidencia del estado de los ríos en el desarrollo lúdico-recreativo (1985)









Conferencia en las Jornadas de Debate del Plan Integral del Agua de Madrid, Comunidad de Madrid, 1985





REFERENCIA

Baigorri, A. (1985), "Incidencia del estado de los ríos en el desarrollo lúdico-recreativo", en PIAM (Plan Integral del Agua de Madrid), Tomo 11, Comunidad de Madrid, Madrid, pp. 227-248
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7.11.1984

Diez tesis sobre Bardenas (1984)






\h  (qué tierno, el código que pasó del Wordstar al Wordperfect, lo dejo de recuerdo)


     Parece ser, me cuentan, que las jornadas sobre Bardenas no  han respondido a las expectativas que en su torno se habían  levantado. Sinceramente, a uno le hubiese gustado que en esos  días de reflexión y debate hubiesen quedado removidos por comple to los frenos que impiden un desarrollo inteligente de Bardenas  II; pero si al menos han servido para reafirmarse en lo que ya  estaba asumido, valga con ello.

     De todas formas, en los años que llevo observando el conten cioso de Bardenas tampoco es que se hayan visto grandes avances  sobre el tema, al menos respecto a las propuestas que se hacían  en el «Informe sobre el estado del planeamiento urbano y territo rial» que con Gaviria elaboramos hace más de cuatro años, por  encargo del Ayuntamiento de Ejea. Hay que anotar el cambio de  actitud de la DGA, tras la entrada de los socialistas, así como  el de otras instituciones; lo que ha supuesto un refuerzo moral  (por ahora bastante etéreo) para los ayuntamientos que se oponen  lisa y llanamente a la expropiación de sus comunales por parte  del IRYDA.

     Tiene también su interés el estudio encargado a Gesplan por  los ayuntamientos de la zona, que venía a abundar en nuestra  tesis de que los ayuntamientos podrían ser capaces de asumir la  transformación en regadío, si bien no terminaba de resolver el  punto básico: ¿y luego qué?. Y hay que mencionar por supuesto las  experimentadas reflexiones que don Francisco de los Ríos ha  dejado caer aquí y allá.

     Poca cosa no obstante, en una tierra donde, para bien o para  mal, todos nos sentimos capacitados para hablar del agua o del  campo, en corrillos, cafés, colas y oficinas. Las jornadas de  Ejea deberían haber venido a paliar esta sequía de debates.

     Como me hubiese gustado asistir, y no me ha sido posible por  hallarme en Extremadura, no puedo evitar, aunque sea con prisa y  de lejos, participar con unas pinceladas en el debate bardenero.  Ojalá que las tesis que aquí se exponen hayan sido estudiadas en  las jornadas; seguro que así ha sido, e incluso se han tratado  con más profundidad. Y digo ojalá porque, friamente, no veo que  otra vía distinta que la que aquí se esboza pueda llevar a buen  fin el contencioso (salvo la eterna vía de la rueda de molino,  que nunca falla).

I. Una ley tapa otra ley, o cómo partir de cero

     Es fácil estar de acuerdo en que las cosas serían distintas  en Bardenas si el asunto se iniciase ahora. Un buen porcentaje de  culpa del «impasse» en que nos hallamos la tienen los decretos-  ley que han venido desarrollando esta actuación; por lo que la  mejor manera de arreglarlo es «fabricar» otro decreto-ley que  anule todos los anteriores y permita partir de cero. Lo comido  por lo bebido, la acequia de Sora sería un gracioso regalo a la  región como satisfacción por los disgustos que ha generado el  proyecto. Puesto que todo está parado, parémoslo del todo y  legalmente. Pensémoslo de nuevo, entre todos esta vez, y póngase  de nuevo en marcha el proceso de una forma más sensata.

II. La mejor manera de conservar mientras tanto la acequia es usarla

     De seguir las cosas por el camino que van, para cuando el  agua llegue a la acequia de Sora se estará cayendo a trozos. Lo  hemos visto en el Plan Zújar. la mejor manera de conservar un  canal de cemento parece ser tenerlo lleno de agua. De los Ríos  hacía una aguda sugerencia, cuando nos contaba en un artículo  cómo en Bardenas I hicieron un tramo de acequia de tierra, provi sional, mientras llegaba el cemento. ¿No podría hacerse algo  similar mientras se arregla el tramo VI?. Que corra el agua por  Sora sin control, en tanto se resuelven las pegas, y veremos dos  efectos: el canal se conservará en mejores condiciones, y la  gente empezará a regar enchufando tubos directamente al cauce.  Ahorraremos varios cientos de millones en reparaciones, y obten dremos otros tantos de producción regando a la brava 1.000 ó  2.000 Has (así se hizo en el Canal de Lodosa).


III. Cualquier medio es bueno para empezar a regar

     Ganaremos tiempo y dineros si la Confederación Hidrográfica  concede, siquiera en precario, al Ayuntamiento de tauste, una  concesión del agua sobrante del Arba (y sobrante es prácticamente  toda la que pasa por Tauste) para elevar y regar 1.000 ó 2.000  Has en el Saso de Mira. En un año se podría estar regando (ya hay  de hecho una elevación funcionando, instalada por particulares),  y cuando el agua llegase de la acequia de Sora podrían trasladar se las bombas elevadoras a la propia acequia, para regar más  comunales por encima de la cota dominada. Sólo son precisas dos  resoluciones: una firmada por Botella y la otra por Nadal.

IV. El propio IRYDA tiene ya mecanismos para evitar el expolio de los comunales de Bardenas

     Si el Estado se empecina en seguir adelante, pueden hallarse  fórmulas conciliadoras, como las que el propio IRYDA está ponien do en práctica ahora mismo en otras zonas del país. En el plan de  riegos de Valdecañas, en el Tajo, el IRYDA ha ofrecido a algún  ayuntamiento, al que previamente había expropiado comunales, la  posibilidad de adquirir, en las mismas condiciones que los colo nos, cierto número de lotes para uso discrecional del municipio  (en el caso que acabamos de conocer, les han expropiado 80 Has de  secano y les van a «vender» casi 150 Has de regadío, en condi ciones inmejorables). En el fondo esto es el equivalente a nues tra vieja propuesta de que transforme el IRYDA, que todavía sabe  hacerlo y sobre todo tiene los medios, y cobre a los ayuntamien tos el importe de la transformación. Conociendo el precedente de  Valdecañas, sería ridículo que el Instituto se siguiera negando a  una solución de este tipo.


V. No está claro que los ayuntamientos de Tauste y Ejea sean capaces de gestionar 20.000 Has de regadío

     En los años que venimos observando la cuestión, no hemos  podido comprobar en los ayuntamientos afectados la capacidad  necesaria para gestionar todo el proceso y administrar de una  forma socialmente aceptable (desde una perspectiva al menos re gional, y no sólo local) los regadíos; aunque a pesar de todo  seguimos creyendo que los comunales deben seguir siéndolo. Esta  aparente contradicción, entre lo necesario y lo posible, se  superaría con la creación de un Instituto Regional de Coloniza ción, cuya eficacia se probaría en Bardenas II y se desarrollaría  en Monegros y el Gran canal de la margen Derecha. Sería un orga nismo mucho más complejo e imaginativo, y mucho menos corporati vista que el IRYDA; que «colaboraría» con los ayuntamientos en la  gestión de comunales, tanto de regadío como de secano, acabando  de paso y de una vez con los sueños desamortizadores de algunos  terratenientes y desaprensivos.


VI. Puede aprovecharse el agua de Bardenas para algo más que para regar, ahorrando parte de los costes de transformación

     El agua no es sólo un líquido refrigerante de las plantas,  sino que tiene una fuerza motriz muy importante (véase Jánovas).  En Tauste hemos estimado que pueden instalarse al menos cuatro  minicentrales hidroeléctricas, en ríos y canales. Y lo hemos  comprobado, pues tan sólo unos días después de informar al ayun tamiento de tales posibilidades, una empresa privada iniciaba la  construcción de una minicentral en el Canal de Tauste (tan rápida  fue la cosa que incluso se saltaron el pequeño trámite de solici tar licencia de obras), la cual está ya funcionando en la actua lidad. Entre la nueva central de Yesa y las numerosas minicen trales que podrían instalarse en ríos y canales de la zona puede  amortizarse una parte importante de las inversiones a hacer en  riegos y nuevos poblamientos.


VII. Bardenas es el mejor punto para instalar el centro superior de estudios agrícolas que Aragón necesita

     Puede ser la esperada Escuela Superior de Ingenieros Agróno mos. En cualquier caso no es necesario que tenga carácter univer sitario. Bardenas es un lugar ideal para instalarlo: tendría  viejísimos, viejos, nuevos y novísimos regadíos, agroindustrias,  secanos productivos y secanos erosionados e improductivos, tie rras salinizadas o en peligro de salinización, una potentísima  ganadería, pueblos de colonización y en su entorno tres de las  regiones agrarias más poderosas del Estado: Aragón, Navarra y la  Rioja; a media hora de Zaragoza, los alumnos y enseñantes no se  aburrirán mucho más que las 700.000 personas que pueblan la  capital de Aragón.


VIII. Varios fenómenos recientes nos reafirman en nuestra idea de la inevitable colonización de Bardenas II

     De un lado la crisis de la construcción. Los constructores  locales, hambrientos de obras (las nuevas construcciones no debe rían ir a caer en manos de las grandes compañías) se encontrarían  con una buena inyección de trabajo. El Plan Trienal de viviendas  debería reformarse, desviando viviendas de los grandes centros  urbanos hacia las áreas de nuevos regadíos. de otra parte, la  crisis urbano-industrial ha llevado a ciertas instituciones polí ticas a asumir por fín algo que los ecologistas veníamos «predi cando» años atrás: la conveniencia de repoblar los campos con  jóvenes desocupados de las ciudades. Pero, salvo que así lo  quieran ellos previamente informados, no hay que mandar a los  jóvenes a magullarse en las tierras marginales de los pueblos  abandonados (que por algo están abandonados, no todo es culpa del  franquismo o las eléctricas), mientras haya buenas tierras de  regadío que colonizar.

     Propongo a las Juentudes Socialistas que, paralelamente a su  interesante campaña de repoblación de pueblos abandonados del  Alto Aragón, se planteen otra de colonización de nuevos regadíos  (lo que tiene la desventaja de que primero hay que conseguir que  se hagan los regadíos), en Bardenas, Monegros y bajo la cota 400  de la margen derecha del Ebro. 

     Por último, el proceso que se está iniciando en algunos de  los pueblos de colonización de la primera parte de Bardenas, en  los que la economía comienza a complejizarse, demuestra que,  salvando entre otros muchos errores el del pequeño tamaño de los  actuales poblados, la idea puede seguir funcionando a la perfec ción, dando habitabilidad a un territorio exageradamente extenso  y desértico.


IX. El Plan Bardenas, por desarrollarse en un país con tradición en la colonización agraria, con recursos técnicos y económicos, con un avanzado grado de desarrollo social, y con una no menos notable tradición en lo que a sueños y utopías se refiere, debería convertirse en un modelo experimental de colonización

     Es una oportunidad única para poner al día el estilo «nacio nal» de colonización que ha venido cuajando desde el siglo XVI al  XX, y que no ha avanzado nada desde los años 50 a pesar de los  muchos cambios habidos en la sociedad española. Todo ello tanto  en lo que se refiere a formas de poblamiento como a otras cues tiones. Respecto al poblamiento, habría que buscar la compatibi lización entre el poblamiento disperso en base a los cruces de  caminos que se propone en el PGOU de Ejea (estilo astur-galaico-  leonés-californiano, digamos), el poblamiento concentrado en  nuevos núcleos que se propone en el PGOU de Tauste (estilo Valle  del Ebro, con una concepción esencialmente distinta de los pue blos de Bardenas I), y otras formas poblamiento aislado (estilo  valenciano-murciano, estilo manchego-extremeño-andaluz, etc) que  puedan surgir.

     Junto al poblamiento, otra cuestión básica a replantear es  la de la propia agricultura que se vaya a practicar. De un lado  las formas de explotación, dominio y propiedad de las explota ciones, permitiendo formas diversas: agricultura familiar, co munal, en cooperativa, en comuna (para los pobladores jóvenes que  lo deseen experimentar), en forma de empresa pública, etc. De  otra parte, las formas de cultivo y los propios cultivos, por  cuanto en tan vasto espacio agrario caben nuevas alternativas de  cultivo biológico (con sus correspondientes estructuras propias  de transformación y comercialización), en tierras que todavía  están limpias de productos químicos y que se van a regar con  límpisimas aguas del Pirineo (algo que sólo puede conseguirse hoy  en España en reducidos y lejanos valles de alta montaña); junto a  formas tradicionales de agricultura química, nuevas formas de  explotación mixta agroganadera, etc.


X. Bardenas II debería convertirse en un paisaje hermoso

     Se trata básicamente de no reproducir el campo-fábrica en  que se están convirtiendo los regadíos actuales. En medio de la  casi general indiferencia, hemos venido denunciando en repetidas  ocasiones la desaparición de hermosos paisajes agrarios (no «na turales» y que como tales no movilizan a los conservacionistas  tradicionales), en beneficio de la cosechadora y de una falsa  idea de la productividad; la desaparición del arbolado disperso,  refrescante, protector de pájaros y rico en frutos; la transfor mación de miles de hectáreas de paradisíacas huertas, verdaderos  jardines agrarios, en páramos cerealistas en los que sólo se nota  que hay regadío por las altas producciones y porque hay acequias.  Un falso espíritu de progreso que ha hecho que en los nuevos  regadíos (basta recorrer el «desierto» que a estos efectos sigue  siendo Bardenas I) ni siquiera se haya planteado ya ese potencial  paisajístico que ofrece el agua.

     Es hora de reivindicar lo que queremos llamar agricultura  paisajística, sobre la que no vamos a extendernos aquí; baste  señalar cómo en la transformación de Bardenas II (como luego de  Monegros, o de las tierras regables de la margen derecha) debería  aplicarse este concepto, recuperando para el campo una de sus  funciones básicas: la de recrear y enriquecer el espíritu tanto  de sus habitantes como de sus visitantes. Y ello debe traducirse  en algo más, mucho más, que los tópicos «bosquetes» del IRYDA (de  pinos aquí, de eucaliptus en el Sur), y que debería llegar in cluso a aplicaciones como incluir acequias de tierra en las zonas  destinadas a huertos familiares, para facilitar la potenciación  de fauna y flora.

     Se trata de obtener un diseño meticuloso y amable del espa cio agrario, con plantaciones masivas de especies variadas (no  sólo de pinos, sino también encinas, higueras, acacias, almen dros...que tampoco necesitan regarse) en los espacios inútiles  para el cultivo y el riego (permitiéndonos incluso dedicar a  estos menesteres tierras no dominadas por el agua, aunque culti vables en secano); plantaciones en caminos, canales y acequias,  no sólo de pinos o feos y tristes cipreses (que además deprimen y  no es bueno en tierras de cierzo suicida) sino de todo tipo de  especies incluídas las frutales; mantenimiento e incluso mejora  de las balsas del monte, recrecidas y con agua abundante, pobla das con peces adecuados, forestadas sus riberas, como espacios de  recreo y humificación ambiental; diseño de prototipos arquitectó nicos para las construcciones (viviendas, granjas, almacenes,  transformadores eléctricos, silos...) que surjan en estos campos;  etc.

     Si nos limitamos a llevar agua por acequias y tuberías (que  la aspersión sería otro tema a replantear, al menos para las  zonas de suficiente capa vegetal, y sobre todo a largo plazo si  no hay problemas de agua), el paisaje bardenero tan sólo lo  habremos transformado en su mitad productiva, y sabido es que  conviene a las civilizaciones, para no caer en la barbarie, el  atender a otros aspectos que a su simple manutención.


     Evidentemente, todas las tesis aquí apuntadas parten de algo  que no es tesis sino evidencia: no es necesario esperar el recrecimiento de Yesa para ir transformando y empezar a regar en  Bardenas II. Que cuando ese agua de apoyo llegue, esté todo ya en  marcha.


11/12.VII.1984    Monfragüe (Extremadura)


                                                                  


ADDENDA (añadida en el libro "De lo que hay lo que se podría", publicado en 1987) : En los tres años transcurridos desde que escribí estas líneas (que respondían a varios años previos de preocupación y estudio del tema, a través de trabajos de planificación y ordenación urbana en Ejea y Tauste) he ido viendo con alegría cómo algunas de las propuestas se han venido haciendo realidad. No me preocupa especialmente saber si han tenido alguna influencia estos trabajos, o todo ha sido fruto de esas mentes tan lúcidas que siempre hemos tenido en el gobierno de la región. El caso es que se avance. 

     Pero en cualquier caso me da la sensación de que sigue faltando un criterio general y globalizador para actuaciones en operaciones como Bardenas II. Y faltan sobre todo ganas de experimentar, de salirse de lo trillado (trillado aquí o en otros países, es lo mismo) para ir más allá, siquiera dejándose llevar por la marea de los tiempos que llegan. Se sigue creyendo que transformar es sólo hacer la presa o el pocico, tirar la acequia o el tubo, hacer a lo sumo una cooperativa y a producir; y eso es aumentar la producción de un territorio, no transformarlo. ¿Por qué seguirá dando tanto miedo aplicar la imaginación al gobierno de los pueblos?.

Referencia:
Baigorri, A. (1984), "Diez tesis sobre Bardenas", El Día de Aragón, Miércoles 11 y jueves 12 de julio, pag. 3

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1.01.1982

Una sequía provocada. La otra cara del clima del Estado (1982)

 










"Los "aguólicos" industriales

Conviene diferenciar los dos tipos de problemas que la sequía ha venido causando en el territorio peninsular. Porque los efectos en el campo y en las ciudades son distintos, aunque parecidas sean las causas. Partamos primero de donde se dice: "Por turbia que esté,/no digas de esta agua/yo no beberé". Las dos ciudades que más problemas están teniendo con el agua en el Estado son sin duda Reus y Tarragona; problemas que no son específicos de la sequía, pero que se han agudizado con ésta. Huelva es otra de las ciudades que está con "alarma roja". Sin embargo, ¿puede culparse al cielo de que estas ciudades no tengan agua para beber? ¿O habrá que culpar al Estado, que permitió que junto a ellas se instalasen los complejos industriales más devoradores de agua que se conocen: las petroquímicas. En el Camp de Tarragona, la industria petroquímica consume tarta agua como todo el resto de la sociedad. Y se sigue soñando con ampliaciones, tanto en Tarragona como en Huelva, de un tipo de industrias que además son desastrosas y tercermundistas desde un punto de vista económico.

Hace un par de años tuve precisamente la oportunidad de estudiar detenidamente los efectos de las implantaciones petroquímicas en Huelva y el Camp de Tarragona, en el marco de una investigación para el CSIC sobre problemas medioambientales de las grandes ciudades (investigación cuyos resultados supongo que se cubren de polvo en algún sótano del CSIC o en los archivos de la Cátedra de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid, con la que colaboramos en aquella ocasión un grupo de investigadores independientes). Implantaciones que han llevado a esos territorios la degradación espacial, urbana, ecológica, económica y humana, la tercermundización y ahora la sed.

La sed de las ciudades españolas no es únicamente producto de la sequía (aunque no digo que en todos los casos sea así) sino de la falta de previsión, planificación y escrúpulos. En unos casos, los ciudadanos no tienen agua porque se la chupan las industrias; que generalmente en España no se han localizado en función de la ubicación de recursos y materias primas, sino en función de caprichosos pareceres, compadreos políticos provincianos o disponibilidad de mano de obra servil y barata. En otras ocasiones, porque la periferia tercermundista del Estado no ha recibido el auxilio de los Gobiernos ni siquiera para asegurar el abastecimiento de agua potable. Este es el caso de tantos pueblos extremeños.

En cuanto a la sequía agrícola (creemos que la más grave desde todos los puntos de vista posibles), también tiene unas causas no meteorológicas. Unas causas y unos agentes provocadores; y para inte (...)"

Acceso al archivo completo

Referencia:  Baigorri, A. (1982). "Una sequía provocada. La otra cara del clima del Estado". El Viejo Topo. Num. 64. pp 16-19

 

2.02.1981

De trasvases y mistificaciones (1981)



Artículo para la revista ecologista Adobe, editada por el Comité Antinuclear de Aragón. En la portada aparece escrito a mano "A regar a las 6 de la mañana a las tablas". Parece que tenga relación con el tema del trasvase, pero no. Sólo es que alguien en casa, o mi abuela o mi madre, pillaron lo primero que tenían a mano (ese panfleto de Artemio) para anotar el aviso del guarda del canal. Si era a regar en el campo de Las Tablas, es del Canal de Lodosa, pues tanto éste como el Imperial de Aragón humedecen mi pueblo.


"En todos los estudios y proyectos de aprovechamiento integral del Ebro desarrollados por el aparato del Estado (desde el de Lorenzo Pardo hasta el del CESIE, pasando por el del II Plan de Desarrollo) andaba como escondida la posibilidad de utilizar un caudal de casi 1.600 Hm3 anuales para regar unas 160.000 hectáreas fuera de la cuenca del Ebro. Y en principio, nadie podía poner impedimentos a que, si sobrase agua del Ebro, esta se utilizase para regar. Apoyados en estos cálculos , y mientras se acallaba a los quejumbrosos aragoneses deteniendo el Proyecto de gran trasvase a Barcelona, se puso en marcha laconstrucción de un canal que, naciendo en Xerta (como los dos del Delta), fuese hasta Calig, ya en la provincia de Castellón, para regar, decían, 20.000 hectáreas de secanos."


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), "De trasvases y mistificaciones", Adobe, Num 2, pp. 3
Enlace al texto

10.24.1980

Frente del Ebro (1980)




Así empezamos, en 1980, la batalla contra el "minitrasvase". Todo se quedaba en casa: yo estaba en la organización de la movilización, y yo redactaba la noticia (con algo de sesgo, claro). Y a Andalán seguíamos llenándole la revista pro bono. La portada (fotos y el artículo/reportaje a que remite) también era nuestro: la portada anuncia el último artículo para prensa que escribí con Gaviria.

No conseguimos evitar el trasvase a Tarragona, pero al menos no llegó hasta Barcelona. Algunos han rentabilizado pero que muy bien todo aquello.



1.20.1979

Los desmanes del Ebro (1979)

"Un plan de aprovechamiento Integral del río de acuerdo con los intereses populares conllevaría la construcción de innumerables pequeñas presas en todos los afluentes del Ebro. Con pequeñas centrales se autoabastecerían todas las comarcas de electricidad, y se conservaría el agua para regar en el verano los amplios secarrales de la Rioja, Navarra y Aragón a través de los canales que deben construirse, especialmente el de Rioja y el Gran Canal de la Margen Derecha, que ahora duermen el Sueño de los Justos en las siniestros archivos de la Administración.

Claro que un aprovechamiento de este tipo dejaría sin armas a un Estado decidido a dedicar el agua del Ebro a refrigerar centrates nucleares, dar da beber al despilfarrador complejo petroquímico de Tarragona y convertir a Barcelona en un monstruo de 15 millones de habitantes"

Y qué poco de nuevo desde entonces. Lo único nuevo es (el mundo al revés) el surrealista odio al regadío de los ecoprofundos de ciudad.







Referencia

Baigorri, Artemio (1979). Los desmanes del Ebro, Triunfo. Num 835 pp 22-23

Enlace a Triunfo

7.15.1976

(Con M.Gaviria) Tudela: algo huele a podrido (1976)




"Cuando en Aragón nos ocupamos del problema del agua, de su utilización para fines ajenos a los intereses de sus más últimos beneficiarios, la tierra y los ciudadanos que la beben, así como de sucontaminación, nos olvidamos, las más de las veces, de mirar más allá de Caspe, por un extremo, y de Zaragoza por el otro, siendo el eje transversal de nuestra reflexión. Sin embartgo, más allá de uno de los extremos mencionados, sobre la zona del Valle del Ebro aragonés que se extiende entre Zaragoza y Mallén, localidad fronteriza con Navarra, se cierne en la actualidad un grave peligro: la contaminación de las aguas utilizadas para beber y regar. El mismo peligro es compartido por parte de la Ribera navarra, de Tudela a Cortes. La posible instalación de una central nuclear en Tudela ya ha sido comentada, aunque sólo por encima, por algunos medios informativos, y de ello, aunque el proyecto por ahora parece detenido, nos ocuparemos próximamente. Pero en estos momentos existe un peligro mucho más grave, desde el punto de vista contaminante, que una central nuclear. La cuestión es que el pasado 9 de abril el Pleno del Ayuntamiento de Tudela aprobó el Proyecto de instalación en sus tierras de una papelera.
El problema es enfocable desde varias perspectivas: línea no aconsejable para el desarrollo industrial de Navarra; deficiente ordenación del suelo urbano e industrial, al dedicar 45 Has de regadío urbanizado a la instalación de una industria contaminante..."

Referencia:
Baigorri, A., Gaviria, M. (1976), "Tudela. Algo huele a podrido", Esfuerzo Común, Num. 239, pp. 40-41

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