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8.10.1984

El paro y la crisis desde una perspectiva ecologista (1984)



Este capítulo corresponde a una conferencia impartida en 1983 Sama de Langreo, ante un público en el que abundaban los sindicalistas y mineros que se enfadaron mucho con mi intervención, en el marco de unas jornadas sobre medio ambiente organizadas por el geólogo Jaime Izquierdo Vallina para el Ayuntamiento. El texto se recogió luego con los de otros participantes en un volumen sin ISBN con el título de Ecología y medio ambiente en Langreo.


"He participado en muchas de las luchas ecologistas planteadas en este país en los últimos diez años; he ayudado a la formación de algunas Asambleas Ecologistas, Comités Antinucleares, de Defensa Territorial, etc. Algunas batallas las hemos ganado, total o parcialmente, y otras las hemos perdido. Sin embargo, me resulta difícil definirme como ecologista. El ecologismo ha pasado de ser despreciado por la sociedad establecida, como presunta ideología enemiga del progreso (y la actitud era la misma a la derecha y a la izquierda del stablishment), a terminar formando parte de la parafernalia del sistema. El ecologismo parece un elemento perfectamente asumido por la ideología del progreso, como una especie de contrapoder necesario para el buen funcionamiento del sistema. Un poco como el patriarca de las tribus que advertía de los desmanes de la Juventud más emprendedora, el capitalismo cuenta a todos sus niveles con "el ecologista " de turno, desde el último Ayuntamiento hasta la UNESCO, pasando por universidades, fundaciones y gobiernos. Limpia, pule y da esplendor.
(...)
Resulta curioso comparar una visión fantástica del f uturo, planteada a mediados del siglo XIX por un discípulo de Santi-Simon, con una de las más recientes fabulaciones tecnofuturistas conocidas: la planteada por Servan-Schreiber en su libro "El Desafío Mundial". Barthelemy Enfantin describía el estado de la sociedad industrial del año 2.240 , cuando según decía se hubiera descubierto una nueva fuerza dinámica parecida a la electricidad pero mejor. La gente desplazada por esta nueva fuerza, ¿iba a ser empleada en Obras Públicas, se les iba a pagar por no hacer nada , o sería colocada para producir objetos sin valor?. Todo seria posible en aquella sociedad perfecta, pero la solución iba a ser más elegante: ideaba una forma de educación politécnica que permitir a esa gente cambiar de trabajo sin gran dificultad. Siglo y medio más tarde, Servan-Schreider escribía quizás sin saberlo la continuación del cuento , auque también con pretensiones de anuncio racional del futuro. La nueva fuerza "parecida a la electricidad pero mejor" es sin duda la información: la informatización de la sociedad desplazará a grandes masas de trabajadores, pero también el autor moderno halla la solución en una permanente formación profesional que permita el reciclaje y el cambio de trabajo sin gran dificultad. Sin embargo, ambos fabuladores dejan en blanco el final del cuento: reciclarse para producir ¿qué? , para trabajar ¿dónde?.
(...)
Hay otras manifestaciones de la ideología de la crisis, de signos dispares y de menor entidad , aunque tal vez a modo de autocrítica podríanos citar otramuy abundante entre la izquierda, grotesca pero por lo menos divertida. Es la de los agoreros-optimistas, la escolástica de los que llevan 20 ó 30 añosanunciando la crisis final, y alguna vez tendrán que acertar. Para estos la crisis actual, la continua crisis que según sus análisis tenemos en casa y quesegún sus dictados debemos agudizar, siempre es "la última", la definitiva, y de ella saldrá triunfadora indefectiblemente la clase trabajadora. Asi sea.
(...)Si ligamos todo esto con la crisis industrial de que se habla, con los dos millones y medio de parados, creo que podemos plantearnos entonces una hipótesisbastante válida: no sólo no sobra gente en el campo, cómo con gran inconsciencia se sigue pensando en las instancias oficiales, sino que por el contrario no hay la fuerza de trabajo suficiente para producir losalimentos que España necesita. Falta gente en los campos, con lo que se debe acabar la política de expulsar campesinos hacia las ciudades hipertrofiadas,Y pasar a atraer gente hacia la agricultura. Evidentemente primero es fijar a todos los que ahora están en el campo en la mayor precariedad: jornaleros, hijos de pequeños agricultores, etc. Pero además hay que llevar cientos de miles de personas, quizás millones, desde las ciudades. Hay ya multitud de jóvenesque estarían dispuestos a irse ahora mismo si se les diesen tierras y medios para cultivarlas. Y hay que conseguir esas tierras, que las hay: el IRYDA tiene más de 300.000 Has de tierra que ha expropiado pero luego no ha colonizado. El Estado, con el ICONA y otros organismos controla directa o indirectamente más de 3.000.000 de Has cultivables.(...)Para algunos, la economía subterránea equivale a la tercermundización del país. Sin embargo, otros tenemos claro que la solución pasa precisamente por unacierta tercermundización de los espacios centrales del mundo industrializado. ¿No se adaptará mejor el que antes inicie el proceso?. Da miedo definirse sobre el tema porque llueven las acusaciones.


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1984), "El paro y la crisis desde una perspectiva ecologista", en Izquierdo, J. ed., Ecología y medio ambiente en Langreo, Ayuntamiento de Sama de Langreo,
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10.01.1980

Crisis e ideología de la crisis (1980)


Publicado en la revista de breve vida Transición. Trabajo, economía, sociedad, hija "seria" de El Viejo Topo cuando éste se convirtió en producto de consumo masivo introduciéndose en la postmodernidad, el artículo plantea un cuestionamiento de los planteamientos del marxismo académico y escolástico (Sweezy, Mandel, Gunder Frank, Magdoff, etc) que en cierto modo venían a legitimar el discurso de la crisis (al que denomino "ideología de la crisis"), que es utilizado como una herramienta/amenaza permanente para la doma de los sindicatos. Pongo de manifiesto la idea, inspirada por Gaviria, de que es una falacia hablar de crisis cuando las economías seguían creciendo (pero menos), y sobre todo la de que la auténtica crisis está por venir, y será la crisis ecológica.
Pero los elementos que caracterizan el actual estadio del capitalismo
no están cambiando, solamente se acentúan sus contenidos. Así la concentración monopolista, la intemacionalización del capital y su concentración, la explotación de las áreas periféricas (a todas las escalas), la automatización, el robustecimiento de la tecno-burocracia (posiblemente la nueva clase ascendente y cuya futura hegemonía puede llevar al surgimiento de un nuevo modo de producción previo al socialista), etc. Casi nada nos induce a pensar seriamente que lo que está cambiando sea el modelo de acumulación. Tal cambio esrazonable pensar que la clase dominante lo tiene in mente y lo llevaría a cabo con la siguiente revolución tecnológica
Y si Gunder Frank y otros tuviesen razón en las acusaciones de reaccionarismo que hacen a los ecologistas, nuestra hipótesis de que las clases dominantes se preparan para la escasez aún estaría más'fundamentada. Sólo cambiando el sistema podría la burguesía "absorber" el ecologismo radical, o al menos "controlarlo" en su provecho.
Montados sobre una tasa de crecimiento, a duras penas estamos llegando a la cima. Un poco más allá está el precipicio.
(...)
¿No es entonces más cierto probablemente que nos hallamos ante una simple y llana purga, por la que el sistema se está limpiando la piel de granos, espinillas y verrugas? En tal caso, a quien sino al sistema le interesaría en mayor medida que esto pareciese una crisis grave, porque sólo la gravedad justifica las actuaciones directas y sin contemplaciones ...
(...)
La mejor defensa de la burguesía frente a posibles crisis es precisamente el miedo a las mismas, lo que llamamos la ideología de la crisis
(...)
LA VERDADERA NATURALEZA DE LA CRISIS, O EL ULTIMO EMPUJON. Pero no hay que preocuparse. La crisis va a llegar, y seguramente no tardará demasiado. Quizá la veremos, aunque no ahora. Por ahora parece posible un nuevo relanzamiento, basado en los nuevos sectores punta, 
(...)
Así, la CRISIS en la que estamos a punto de entrar (¿diez, quince, veinte años ... ?) puede ser la última no tanto por sus aspecto económicos como por lo demás.
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1980), "Crisis e ideología de la crisis", Transición. Trabajo, economía, sociedad, Num. 25, pp. 18-22
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