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4.16.1996

Cambio social en el medio rural: la nueva condición de la mujer (1996)

Conferencia en las I Jornadas de la Mujer organizadas en Mérida por la Unión Extremeña de Cooperativas Agrarias
"Voy a hablar básicamente de tres temas, con pocos datos (los datos están en las publicaciones que hemos realizado), pero sí con algunas reflexiones que provoquen el debate y la discusión.
En primer lugar del proceso de cambio en la situación socioeconómica de la mujer rural, en comparación con las mujeres urbanas de Extremadura. En segundo lugar quiero plantear una discusión sobre la propia existencia de lo rural, y en último término reivindicar la urbanización cultural como tendencia que posibilita la igualdad de la mujer.
1. En lo que se hace a la situación socioeconómica, no se puede hablar de una mujer rural. En la segunda parte de mi intervención explicaré la idea de que lo rural no existe ya, al menos en las proporciones en que solemos creer.
Si es que lo rural existe, tendríamos que diferenciar las situaciones, muy distintas, que para la mujer, y en lo que a Extremadura se refiere, se producen en los grandes pueblos (o agrociudades) de regadío (pensemos en Miajadas, Coria, Talayuela...), en las agrociudades de secano (como Trujillo, Llerena, etc), en los pequeños pueblos y poblados de regadío o en los pueblos pequeños de secano o del entorno de la dehesa. En la medida en que las condiciones materiales y las relaciones de producción son muy distintas, también son muy diferentes los estatus sociales de las mujeres.
Por otra parte, en el estudio que, en profundidad, realizamos hace un par de años sobre la
situación de las mujeres en la región, no nos aparecían diferencias muy profundas entre las mujeres rurales y las urbanas. Ciertamente que hay, todavía, situaciones diferenciales. Por ejemplo, en las ciudades los niveles de asociacionismo femenino, que es un importante instrumento de cambio social, son sensiblemente superiores. Del mismo modo que todavía son más habituales las prácticas de aseo o higiene (por el mayor peso de la población joven en las ciudades), es mayor el interés de las mujeres por la política, es menor el conformismo con su situación como mujeres, y es también menor el nivel de autorepresión sexual. Pero la diferencia más sustancial es que en las principales ciudades de la región las mujeres tienen un mayor nivel de conocimiento de sus derechos. Las diferencias más sustanciales vienen determinadas por la desigual composición de las edades en las ciudades y en los pueblos: el mayor envejicimiento de ésto provoca las diferencias estadísticas señaladas.
(...)
 En mi opinión, el cambio más profundo que se ha operado en la situación de las mujeres campesinas es el paso de la invisibilidad a la visibilidad de su trabajo. Entendiendo por trabajo visible el que se realiza en el ámbito de la público, por intermedio de alguna especie de relación contractual que conlleva el pago de un salario; mientras que por trabajo invisible entendemos no lo que se conoce por trabajo sumergido, sino algo mucho más sutil: el trabajo no reconocido como tal trabajo.
Ese trabajo invisible es, obviamente, el que realizan las mujeres dentro del ámbito de su familia.
Pero no sólo las tareas que entrarían dentro de lo que entendemos por tareas domésticas, esto es las que realiza cuando representa el rol de ama de casa; sino que ese trabajo invisible incluye trabajos de todo tipo en el campo, en las cuadras, y que quedan fuera de toda contabilidad.
No sólo realizando trabajo físico, sino sobre todo administrando económicamente la explotación.
Las mujeres han sido las auténticas gerentes y empresarias en el campo español: ellas han sabido qué dinero entraba, y de dónde llegaba, a la explotación; han sabido cuándo podía gastarse y cuándo no en una maquinaria.
Sin embargo, la estadística ha recogido siempre todas estas aportaciones bajo el epígrafe engañoso de ayuda familiar. Cuando un hombre trabaja menos de quince horas a la semana se dice que es un subempleado; cuando lo hace una mujer en el campo se le califica de ayuda familiar.
Para hacerse idea de lo que esto significa, baste decir que la inclusión de las mujeres en el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social ha sido aceptada por el Estado casi cuando ya no había mujeres en el campo. Pero durante décadas las mujeres que se hacían cargo a veces al cien por cien de las explotaciones agrarias o ganaderas, no eran admitidas sin embargo
como agricultoras. Porque su trabajo era invisible. "

Enlace al texto

Referencia: A.Baigorri (1996), "El cambio social en el medio rural: la nueva condición de la mujer", Jornadas de la Mujer - Unión Extremeña de Cooperativas Agrarias, Mérida, abril 1996

6.21.1993

Mujeres en Extremadura (1993)

De cuando en Extremadura se hacían investigaciones como es debido sobre sus principales problemas sociales. Este libro recoge la investigación sobre la situación de las mujeres en la región, realizada en 1993. Es un análisis descriptivo atendiendo a los principales indicadores, que incluía sin embargo algunos elementos interesantes. Por una parte los distintos capítulos resultado del análisis iban acompañados de comentarios de mujeres vinculadas a los distintos ámbitos analizados. Por otra parte incorporó algunos elementos bastante novedosos. Entre éstos, creo que el último capítulo (uno de los de mi exclusiva autoría) era, en esos momentos, una aportación teórica, con base empírica, importante.


INDICE
Presentación, 7
Introducción y metodología, 9
Mujer y Demografía, 17
Mujer y Educación, 29
La mujer y el trabajo, 53
La mujer, de puertas adentro, 95
La mujer, cultura y ocio, 111
Mujer y salud, 121
Mujer, asociacionismo y participación política, 155
La mujer y sus derechos, 189
La mujer, el cambio y la percepción del cambio, 209
Los caminos de la libertad, 223
Bibliografía y fuentes, 229

En aquellos tiempos nos lo hacíamos todo, y todo es todo. Incluida la composición y maquetación (la portada es obra del pintor pacense Luis Costillo). Este es uno de los primeros libros que compuse con Page Maker. Aunque el libro tuvo una tirada relativamente grande, preparamos también un pequeño resumen, que tuvo una tirada muy superior para ser distribuido entre todas las organizaciones de mujeres de la región.





"Por más que rechacemos la tentación de establecer mecanismos
causales definitivos, en justa correspondencia con el carácter empírico
de esta investigación, sin embargo no podemos obviar aquellas
correlaciones que, por su fuerza, destacan en todos los apartados de este informe.
Se ha visto, a lo largo de diversos capítulos, cómo la educación, el
bienestar económico, la vida en la ciudad, el triunfo de la razón sobre
las fuerzas oscuras de la creencia atávica, hacen a la mujer libre,
sencillamente como antes hicieron al hombre libre...
Pero todas las variables consideradas en esta investigación nos conducen a una hipótesis verificable: la mujer, para liberarse auténticamente, tomar conciencia de su condición de ser humano independiente, y sobre todo adquirir, en su relación familiar, los derechos que le corresponden, debe salir de casa, trabajar y aportar ingresos a la economía familiar.
El gráfico siguiente nos muestra que no es condición suficiente, pues
también entre las mujeres con niveles de formación bajos se alcanzan
relativamente elevados porcentajes de ingresos de origen femenino en
los casos en que existe un único ingreso en la casa, y sin embargo hemos visto en sucesivos capítulos cómo en todos los aspectos relacionados con la liberación de la mujer las mujeres con bajos niveles de formación aparecen en una situación muy deficiente.
Pero se nos aparece, sin embargo, como condición necesaria, a la vista de los datos esenciales. Hemos observado cómo el tiempo de trabajo femenino en el hogar se reduce de 5 horas, cuando el ingreso principal procede del marido, a 3,6 horas cuando procede de la mujer, y a 2,4 horas cuando ambos contribuyen por igual. Hemos visto, asimismo, cómo aparece un mayor reparto de tareas domésticas en aquéllos casos en los que la mujer trabaja a tiempo completo, o en todo caso hay mayores posibIlidades entonces -como lo demuestran los datos de la encuesta de contar con ayuda remunerada para esas tareas. Hay una mayor relación comanditarias en la toma de decisiones, así como en las relaciones de la unidad familiar con el exterior, cuando hay aportación económica de la mujer.
No en balde, son asimismo las mujeres que trabajan fuera las que
ofrecían mayores índices de satisfacción con la propia vida. Dedican
su tiempo libre (menos tiempo libre, eso sí) a actividades más enriquecedoras, tanto social como personalmente, y práctican más, y más a menudo, actividades auténticamente recreativas (y creativas) que las que permanecen encerradas en casa. Incluso valoran más que otro tipo de mujeres el trabajo de ama de casa, siempre que sea escogido como una opción en libertad.
Asimismo están mucho más informadas de sus derechos como mujeres, presentan mayor capacidad de reacción frente a las agresiones, saben en mayor medida dónde y a quién dirigirse, y obtienen mayor provecho de los recursos que la Administración pone a su servicio." (pp. 223-227)



Referencia:
Baigorri, A. dir (1993), Mujeres en Extremadura, Junta de Extremadura, Badajoz

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