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6.23.2017

Sobre el movimiento sindical de clase en España (2017)

Disgresión sobre Powerpoint

He sufrido en mis carnes a los ágrafos digitales. Un día, en un seminario sobre no recuerdo qué, a cuya inauguración estábamos "obligados" a invitar al rector (sí recuerdo quién, pero qué más da), sabedor que era de que utilizaba aún no el Powerpoint, sino el Presentaciones de Word Perfect (que era mejor) en clase, al llegar me espetó la clásica broma: "¿Y qué? ¿Tienes algo que decir, o traes un Powerpoint?". Años atrás, en 2001, había tenido que soportar lo que para ellas era (supongo) un acto humillante (pues según supe luego, a eso venían, a hacerme "inclinar la cerviz", textual), y para mí una expresión de su profunda ignorancia no sólo de los hechos nuevos, sino de los hechos, a secas: el tribunal de la plaza de Profesor Titular de Universidad a la que concursaba se la pasó sin mirar ni una sola vez a la pantalla. Bueno, al principio y al final sí, porque tenía una imagen muy espectacular de fondo de la página de título, y una bonita foto de un paisaje como fondo del "Gracias por su atención". El caso es que ninguna de esas patochadas me ha desanimado nunca de mi creencia en la utilidad de las presentaciones, si están mínimamente bien hechas, como ayuda en las exposiciones. El único acto de traición al Powerpoint fue hacer un curso de Powerpoint cuando llevaba más de quince años utilizándolo; pero había que hacer cursos del Servicio de Formación de la Universidad para que luego te concediesen el complemento autonómico (una prevaricación institucional en toda regla, que ahí sigue), y aquel año ese me pareció el que menos tiempo me haría perder. 

Pues eso; que aquellos torpes y ágrafos ataques contra el Powerpoint (contra cuyo MAL USO, empezando por la confusión entre un PPTX y un documento de texto, yo he despotricado mucho) no sólo no me desanimaron, sino que al contrario, me he esforzado en trabajarlos lo más posible. De hecho, en algunas intervenciones (entre ellas en las clases, por supuesto, aunque no en mis primeros años de docencia) el Powerpoint me permite prescindir del texto. Porque yo tengo cierta capacidad para enrollarme en modo interacción, pero nunca me ha gustado memorizar un discurso; y el PPTX es una herramienta esencial en ese caso. Como ocurre en esta ocasión. 

La intervención

Durante casi diez años intenté afiliarme a un sindicato, pidiéndole al liberado durante todo aquel tiempo que me pasase la ficha. Durante ese periodo me buscaron en casi todas las elecciones y fui como compañero de viaje, en los puestos de no salir de la lista, pero no "conseguí" afiliarme (llegué a la conclusión de que en realidad los sindicatos corporativos no precisan afiliados, que son un incordio porque se les puede ocurrir querer ocupar puestos); lo entrecomillo porque por supuesto que podía haber ido a la sede local y hacerlo allí, pero por dignidad torera, entendía que qué menos podían hacer los liberados que promover y gestionar la afiliación. Por supuesto que los he defendido siempre como fundamentales en mis clases de Sociología para economistas, ADEs y RRLL/RRHH, así como en las tertulias en las que me tocaba debatir con derechistas y demagogos. 

Pero siempre he tenido una visión muy crítica, por lo que cuando me han llamado como ponente en algún curso o seminario me ha extrañado un poco, pero siempre acudo encantado; no sólo porque me cueste decir NO, sino porque me parece importante que sus afiliados y sobre todo sus cargos orgánicos escuchen visiones críticas, no sólo los mantras propios de toda organización burocrática. 

Así que me extrañó que me invitaran a participar con una ponencia en su curso de verano de 2017.


De hecho, las expresiones del público son sin duda de atención intensa, pero también en muchos rostros se percibe la sorpresa, o incluso el disgusto, con lo que están escuchando. En cualquier caso, la recepción fue muy amable.



La presentación



















Cómo citar: 

Baigorri, A. (2017): “El movimiento sindical de clase en España. Perspectivas sociales, políticas y económicas en el futuro inmediato", El Sindicato del siglo XXI, Fundación Cultura y Trabajo/UGT, Cáceres. Recuperado de



En modo texto

“El movimiento sindical de clase en España

Perspectivas sociales, políticas y económicas en el futuro inmediato”

ALGUNAS REFLEXIONES/RÁFAGAS

Artemio Baigorri


Reflexiones BÁSICAMENTE teóricas…y desde fuera

    • Incluso especulativas

    • Poca experiencia sindical

(Y no muy gratificante)

    • Alguna actividad sindical en mi entorno

(Te muestra modelos de acción)

Hermano sindicalista (UGT) Acosado por la dirección (de lo qe hoy es DIA)

Mi pareja acosada y no defendida por los llamados sindicatos de clase, pero sí defendida por “los otros”

    • Lo que, como trabajador, observo en mi centro de trabajo

(Te muestra los tipos humanos, hay de todo)

Liberadas para terminar la tesis con tranquilidad y hacer algunas relaciones

Sindicalistas comprometidos (que no suelen llegar muy alto)

Sindicalistas que utilizan la acción sindical como plataforma para el medre personal, o como instrumento político

movimiento... 

qué movimiento?

    • El concepto confuso del título: ¿pero hay un “movimiento sindical”?

    • Hubo un movimiento obrero..., pero los cambios sociales desde mediados del siglo XX generaron NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES que de hecho han chocado con los sindicatos

    • Ecologismo

    • Feminismo

    • LGTB

    • Para algunos, hablar de los sindicatos es hablar de algo tan institucional, antiguo y anquilosado como la Iglesia

    • 

Hubo un movimiento obrero…

….iniciado hace dos siglos, que generó unas instituciones, los sindicatos

Pero Los nuevos movimientos sociales

    • No tienen vinculación con el trabajo sino con el consumo

    • No se entienden con instituciones y organizaciones burocráticas y jerarquías

    • No tienen límites territoriales

    • A menudo sus objetivos son incompatibles con los de los sindicatos

    • Los NMS, de forma natural, alejan de los sindicatos a los jóvenes

El ecologismo tuvo que enfrentarse a los sindicatos 

...y aún

el género...y la clase

    • El feminismo no encontró durante más de un siglo acomodo en unas organizaciones muy masculinizadas

    • 

    • A pesar de que desde hace medio siglo el empleo en los servicios es más importante que el empleo industrial, base cultural del sindicalismo

extremadura abre el camino...

¿...o es la expresión de la escasez de “clase obrera” clásica en la región?

Algunos nms…

    • Directamente han pasado de los sindicatos

    • Tienen herramientas de defensa de los intereses individuales más eficaces

hacen falta sindicatos..., aún?

    • Los sindicatos articularon (y controlaron/domesticaron) la emergente clase obrera industrial

    • Destruidos los gremios, los empresarios se dieron cuenta de que las revoluciones liberales tenido efectos secundarios: los gremios limitaban el desarrollo del individualismo empresarial, pero articulaban /formalizaban las relaciones laborales

    • Por eso tan pronto como en 1830 encontraron interesantes las Asociaciones de Trabajadores

    • El desarrollo del Estado del Bienestar (entreguerras y sobre todo a partir de la II Guerra Mundial, permitió que recuperasen unas fuerzas que habían empezado a perder en la vorágine de las revoluciones (comunistas, fascistas...)

    • ¿Pero y ahora? ¿Hay que articular a quién?

    • ¿Sindicatos para sociedades posthumanas?

    • ¿Para articular las relaciones con los robots?

    • 

Sí, no es eso exactamente,    pero es cierto    que los propios humanos son ya muy distintos


    • Los trabajadores    no están ya constituidos por una masa analfabeta recién llegada del campo

    • Ni siquiera por    los trabajadores apenas escolarizados del siglo XX

    • Son trabajadores cualificados, que conocen sus derechos y cómo defenderlos, y creen no necesitar del sindicato

    • Los trabajadores no están ya “amontonados” en grandes centros productivos

    • Las nuevas formas de trabajo en la Sociedad Telemática, no favorecen la concentración, interacción e intercambio y apoyo mutuo de los trabajadores

    • Las nuevas técnicas de remuneración (objetivos, complementos, etc) favorecen la competencia entre los propios trabajadores, lo que limita las posibilidades de la acción sindical

    • Especialmente en el sector público

    • Y paradójicamente los sindicatos han colaborado a menudo en esos procesos

     


Factores que favorecen la supervivencia

    • El peso del sector público


    • El peso de las PYMES de >50 y grandes empresas:

    • 1999: 53,39 % cotizantes

    • 2015: 54,97% cotizantes

    • 

Factores que favorecen la supervivencia

    • Hay demasiados actores poco fiables que trabajan activamente para que desaparezcan

    • Colectivos mediáticos de opinión

    • Grandes corporaciones financieras

    • Estructuras culturales promotoras de ideologías darwinistas

    • Sólo organizaciones fuertes pueden enfrentar a esos actores, con la ayuda de

    • Partidos políticos progresistas

    • ONG’s 

    • Ciencia Social en una Universidad comprometida

    • Donde la supervivencia de conocimientos alternativos al modelo del darwinismo social es cada vez más difícil (el caso de RRLL)

    • Donde no veo a los sindicatos ayudando a fortalecer organizativa y financieramente los núcleos de investigación alternativos al darwinismo social

Pero qué clase?

    • De qué hablamos cuando hablamos de sindicatos de clase

    • No hay sindicatos de clase, o más bien todos son de la misma: la clase media

    • Unos tienen su origen en la clase obrera, pero son interclasistas: buena parte de su fuerza y cuadros son de las clases extractivas (aparato de Estado, quienes vivimos de, y articulamos, la plusvalía generada por el sistema productivo)

    • Otros representan a esas clases extractivas, en su conjunto o a una parte (corporativos) 

    • Todos representan y defienden a los asalariados

    • Pero entonces ¿cuál es la clase de quienes no tienen acceso al salario normalizado?

    • No hay sindicatos para los inmigrantes ilegales que trabajan a salto de mata

    • No hay sindicatos para las trabajadoras domésticas sumergidas

    • No hay sindicatos para los parados

    • No hay sindicatos para el precariado

Qué sindicatos…

    • Sindicatos para una sociedad de trabajo disperso (más allá de precario), fragmentado

    • Para el individuo aislado y no para el colectivo corporativo, trabajador fragmentario, disperso, aislado en su casa, más solo que nunca antes…

    • Y por supuesto quedan temas pendientes: 

    • ¿Seguir con el taller abierto, beneficiando a todos con los logros estén o no sindicados?

    • ¿Seguir dependiendo de la financiación pública? 

    • ¿Seguir organizados por ramas, cuando tantos trabajadores no caben en ninguna de las ramas, o ni siquiera son claramente asalariados?

    • ¿Cuándo los sindicatos no responden (no son correa de transmisión) a ideologías definidas, que los propios partidos no tienen, qué aporta la duplicidad de estructuras?



  

2.24.1980

Guardad vuestros tractores, vivid del huerto y del corral, y que coman grava... (1980)

Con una ilustración de un clásico, Baiget, publicaba este artículo de opinión en Andalán en 1980


"1979 (la década para los megalómanos) se ha cerrado con una tasa de aumento de los precios al consumo (y extensivamente de inflación) notablemente inferior a 1978, aunque todavía superior al resto de los países capitalistas de Europa. Y el ministro de Economía, de digno pasado «felipista» (de FLP, no de Felipe), no ha tenido el menor recato en reconocer, en declaraciones a finales de diciembre, que la clave del frenazo inflacionista estaba en el «sacrificado comportamiento» de los agricultores, cuyos productos no han aumentado en todo el año más allá de un 8 %. Lo que supone un descenso real de sus rentas en relación con una tasa de inflación que en noviembre rozaba el 16 %. Y la traducción a la vida cotidiana del descenso global de la renta campesina empieza a notarse en nuestros pueblos. Se nota, aunque más lentamente, incluso en nuestras regiones agrícolas más ricas, como la Ribera, Cinco Villas o el Cinca.
La oligarquía española, con su secular falta de imaginación, ha decidido un vez más contribuir con el esfuerzo de los habitantes de su feudo a superar la crisis mundial. Y, también por enésima vez, ha decidido que la crisis interna la paguen los sectores sociales marginales: ejército laboral de reserva, jóvenes, viejos y agricultores. Que parados, jóvenes y viejos no se alcen ante tal determinación es explicable por su falta de organización como grupos homogéneos de intereses (los parados esperan
fallidamente que sus compañeros sindicalistas los defenderán, los viejos confían en sus descendientes y en los chantajes de los periodos electorales, y los jóvenes pasan dedicándose a ser usados ante la opinión pública como justificantes de gobiernos «fuertes»).
Pero los agricultores tienen, al menos en teoría, quienes les representan, quienes en caso de atentado flagrante contra sus intereses de grupo deben convocar movilizaciones y luchas. Tienen todo tipo de representantes: sindicatos de clase, limitados a algunas zonas del Sur del Estado (SOC, FTT, etc.); sindicatos interclasistas indefinidos (COAG, CNJA, etc.), y sindicatos interclasistas definidos al servicio de una clase, los terratenientes (CNAG, UFADE, etc.). Ninguno de estos grupos tiene en estos momentos conciencia exacta de lo que realmente está pasando. O quizá no quieren tener conciencia, para no tener que meterse en luchas de las que son poco amigos. Mientras sus representados aguanten, que todo siga. Y si un día las bases campesinas se desbocan, ya se encargarán los dirigentes de frenarlas, como ocurría en los últimos años del franquismo (cuando las primeras «guerras»), y como ha venido ocurriendo sistemáticamente en las últimas luchas, a pesar de ser otros los dirigentes. Porque hasta los campesinos se desbocan. Los pocos dirigentes progresistas y radicales que quedan por los sindicatos democráticos de Aragón, Navarra, Rioja, Catalunya, Extremadura... nos han reconocido en numerosas ocasiones: «Cuando las bases campesinas se calientan van mucho más allá no ya de los dirigentes establecidos e integrados, sino de nosotros mismos; pero entonces las direcciones se apresuran a echar jarros de agua fría».
El Gobierno se ríe ¿Hemos de pensar, pues, en el sindicato-sauna? Todo nos empuja en ese sentido, después de ver cómo hasta los sindicatos teóricamente más progresistas (¿quien no conserva todavía en lo más profundo de sus convicciones una lucecita de esperanza en la COAG o la FTT?) aguantan y aguantan todo to que se les eche. Después de la última subida de los combustibles, los pescadores amarran sus barcos, como en ocasiones anteriores, como protesta; los taxistas se lanzan a la huelga... y los sindicatos campesinos sacan tímidas notas de protesta. Sin embargo, los más perjudicados por la subida de los combustibles han sido los agricultores.


Como puede verse en el cuadro que hemos elaborado, en los últimos seis años (desde que los precios de la energía comenzaron a ponerse en el lugar que les correspondía) el combustible utilizado por los agricultores ha sido el que mayor aumento ha su frido, al multiplicarse casi por tres el precio de 1974. Y las subvenciones prometidas llegan para todos (incluidos pescadores y taxistas) menos para los agricultores, de los que el Gobierno se ríe a mandíbula suelta. Mientras a dos de los sectores más desastrosos para el país (cemento y acero) les está subvencionando el 30 % del fuel con bajo indice de azufre que consumen. La única subvención que pueden obtener los agricultores es el deprimente espectáculo que ofrecen, haciendo colas que duran 24 horas desde una semana antes de cada subida, para almacenar unos cientos de litros de gas-oil antes del día señalado y ahorrarse unas pesetas. Y eso en las gasolineras que les permiten hacerlo.
Y no es sólo en el gas-oil donde los agricultores pagan la prima de la crisis. La mayor parte de los inputs actuales más usuales proceden de derivados del petróleo. Los aumentos en insecticidas, herbicidas y demás porquerías asesinas del ecosistema son automáticos. En cuanto a los abonos, es uno de los sectores en el que Suárez no ha deshecho lo poco que Franco hizo bien, y el Estado subvenciona a las fábricas y las frena para que no aumenten los precios de sus productos. Pero realizan los aumentos con otros sistemas que llegan al fraude consentido, rebajando la calidad de las mezclas y en ocasiones incluso al peso de los sacos de abono.
Y desde luego son ilusos los que esperan que todos estos aumentos se reflejen en las negociaciones de precios agrarios que pronto se iniciarán. La mayoría de los agricultores son conscientes de que las organizaciones que cada año van a Madrid a «negociar», a lo que realmente van es a hacer la risa. Como son ilusos los que esperan que estas pérdidas del nivel de renta serán absorbidas por otras concesiones, como promete el Gobierno. Va para tres años que se prometieron 20.000 millones de
pesetas para los jóvenes agricultores, para mejora de explotaciones, ganadería y casas. Los jóvenes que esperaban casarse y hacerse la vivienda con esos créditos, podrán hacer la casa...cuando se casen sus hijos. Y mejor no meneamos la forma en que se comenzaron a distribuir tales créditos en ciertas agencias de Extensión Agraria. La Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, otra promesa, no está resultando ser en la práctica sino un cómodo sistema para que los latifundistas mejoren sus fincas con créditos baratos. Las promesas de regadíos, totalmente falsas; porque la ley de aguas que va a aprobar el Parlamento a no tardar va a convertirse en una barrera casi infranqueable para los nuevos regadíos. Y aunque se consiga saltar la barrera, no habrá dinero para hacerlos porque el Estado se lo está gastando en limosnear y subvencionar a sectores en crisis y a las multinacionales. Las promesas de apoyar en forma de ley la explotación familiar agraria, una ficción. Quizás el apoyo a tales explotaciones vaya a serlo la General Motors, que va a absorber a muchos de los agricultores que las cultivan; seguro que ese es el «apoyo», porque los agricultores de la Ribera sueñan con «el oro y el moro» y la UAGA no les abre los ojos. O quizás son apoyos el Estatuto de la Leche o la nueva Ley de Montaña, dirigidos precisamente a cargarse esas pequeñas explotaciones familiares para preparar nuestro ingreso en la CEE.
Pese a todas estas pedregadas que se les vienen encima, los agricultores siguen trabajando y produciendo alimentos baratos, en lugar de encerrar los tractores y las mulas mecánicas durante un año en la cochera, dejar de pagar letras y contribuciones y pasar ese año viviendo del hortal y de los bichos del corral. Y los sindicatos siguen negociando y apaciguando, y diciendo que si este año no arreglan lo de la Seguridad Social y lo de poder jubilarse a los 60, como los obreros industriales, otra vez será, en lugar de movilizar a sus bases contra un Estado que los está destrozando lentamente.
Hace unos pocos años, cuando las luchas campesinas infundían alguna esperanza, algunos comenzamos a pensar que ciertamente Lenin, Trotski y los demás se habían equivocado; que no sólo la vanguardia revolucionaria no siempre era el proletariado industrial, sino que además los agricultores podían llegar a ser algo más que unos aliados de la derecha y de la reacción. Hemos cambiado bastante de idea y, aunque seguimos sin dar la razón del todo a Lenin, sí que habrá que convenir al menos en que acertar no aciertan ni una los agricultores cada vez que eligen a alguien o algo para representarlos."



Referencia y acceso al fichero
Baigorri, A. (1980), "Guardad vuestros tractores...", Andalán, N° 259 , 29 de febrero al 6 de marzo,  pag. 4
Acceso al original