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6.22.2012

Alternativas aparentes (2012)





"En The Crowd (1928), King Vidor mostró a las multitudes caminando seguras, mientras no pierdan el paso, hacia el sueño americano; y con un fuerte sesgo sociológico describió el cruel destino del átomo de esa muchedumbre que pierde el ritmo y queda al albur, cual hoja al viento. En El pan nuestro de cada día (1934), la sociedad toda ha perdido el paso. Retoma a los mismos protagonistas, arrastrados por la depresión del 29, y como otros hoy ven como salida la vuelta al campo, a la granja olvidada. "Al menos comeremos", se dicen John y Mary. Pero no es fácil: no saben cultivar la tierra. Con un jornalero en paro construirán la alternativa: una cooperativa a la que se irán enganchando todo tipo de personajes, subproductos del crac. Véanla: es un linimento contra la desesperanza. Con variedad cromática, los hechos sociales conforman patrones. En las crisis re-surgen alternativas al mercado formal. A veces no atentan contra la institución, sino que la refuerzan: el intercambio de excedentes medidos por el valor-trabajo es la esencia del mercado prístino. Y como llegan, se van. Lo vemos en todos los ciclos económicos: los falansterios de Fourier, en la primera crisis del XIX, no sobrevivieron al ciclo alcista del ferrocarril; las comunidades de Warren, en la siguiente crisis, no sobrevivieron al ciclo alcista electro-químico, a finales del siglo.
Así, en medio del anterior cataclismo (1975-1982) campos y ciudades se llenaron de iniciativas inspiradas en el ideal, pero asentadas en el instinto materialista del náufrago: comunas, huertos periurbanos, mercados de interface entre campesinos y urbanitas, mercadillos urbanos, bancos de tiempo. Pero volvió el crecimiento, y quienes creían estar siguiendo en Bicicleta a un Viejo topo que horadaba el sistema, comiendo Alfalfa al Ajoblanco, se fueron a La luna de Madrid: los cantautores se hicieron de la movida y de la SGAE, y los promotores de huertos y cooperativas acabaron de yupis de grandes grupos alimentarios, asesores ministeriales o ingenieros de Siemens, pasando sin sonrojo de la infusión de menta en leche de cabra a la coca. Ocurrirá de nuevo. Pero algo quedará: sin los sueños de la crisis anterior, hoy no tendríamos energías renovables, software libre y redes P2P.
Son raras estas iniciativas así en plena burbuja, pero surgen, pues nuestra especie tiene una maravillosa mutación que a veces se activa: el gen altruista. El único falansterio que sobrevivió no se creó en una crisis, sino que lo promovió un generoso empresario, Jean-Baptiste André Godin, invirtiendo sus beneficios en un ciclo alcista. Es difícil distinguir qué es innovación social, y qué jarabe de mercachifle vendedor de filtros de amor y remedios para todo. ¿Es una alternativa mejor el intercambio calculado que la dádiva altruista?. ¿Es aceptable el intercambio de bienes y servicios, libres de esa cargas impositivas que sirven para ayudar a quienes no pueden enfrentarse a la crisis? La sociedad que nos protege (aún) ante esas purgas cíclicas se basa en un delicado equilibrio entre mercado y estado, vida y muerte, pasión y razón, egoísmo y altruismo."





Referencia:
Baigorri, A. (2012), "Alternativas aparentes", El Periódico de Cataluña, 22/7/2012, pag. 4
Una versión algo más extensa, recogida aquí

7.10.1980

Sobre la verdadera naturaleza del campo como refugio de ociosos e itinerantes (1980)





Referencia:

Baigorri, A. (1980), "Sobre la verdadera naturaleza del campo como refugio de ociosos e itinerantes", Transición, Num. 22/23, pp. 36-40


10.13.1977

Comunas (1977)

 Les gustó el reportaje que había hecho para Andalán a los del Ajo, y lo reprodujeron.






Referencia:

Baigorri, A. (1977), "Comunas". Ajoblanco, Num 26, pp.45-46

Acceso al Documento con ocr 



9.09.1977

Subsistir en libertad (1977)






Una versión un poco más amplia del artículo que publiqué el mismo año 1977 en el número 26 de Ajoblanco (y que creo he extraviado en papel, así que si alguien me lo pasa escaneado, gracias anticipadas)

"Las Comunidades libres, las comunas, o como se las quiera llamar, van generalizándose por todo lo largo y ancho de esta reprimida piel de toro.Hijos de la burguesía que se deciden por una vida intensa en contacto con la naturaleza, jóvenes proletarios a los que no les va el rollo de «a las 9 a la oficina», cultos, incultos, pasotas, jóvenes agricultores, viejos profesores universitarios, muchachas agobiadas por la represión familiar, todos emporrados van peregrinando por ahí en busca de unas tierras, las más de las veces marginales, donde les permitan instalarse para vivir su vida sin demasiadas complicaciones.Uno de esos grupos llegó hace unos meses a Caspe, donde la familia de unos de sus miembros tenía propiedades, después de recorrer varios puntos de la costa del Mediterráneo y de Aragón en busca de tierra barata.(...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1977), "Subsistir en Libertad", Andalán, Num 129, 2 al 9 de septiembre de 1977, pag. 14

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