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1.22.2024

Hacia la Sociedad Telemática. Elementos de Sociología de Internet (2024)

 


El libro recupera una serie de trabajos, algunos inéditos y otros ya publicados o difundidos por otros medios, con algunas de las primeras teorizaciones en español, así como algunos análisis aplicados en España de Sociología de Internet. Actualiza el concepto de Sociedad Telemática y plantea los nuevos desafíos que Internet supone para las ciencias sociales, y en particular para la Sociología.

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11.09.2006

Dictamen sobre la creación de un Instituto de la Juventud (2006)

Este texto se trata de un dictamen de urgencia solicitado en 2006 por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, dirigida por Francisco Muñoz, sobre la creación (de hecho ya estaba en marcha) de un Instituto de la Juventud. Hube de hacerlo en unos pocos días, y reciclé fragmentos de trabajos anteriores (sobre todo del estudio sobre el botellón y el programa FUTURO, realizados entre 2001 y 2003), algunas reflexiones inéditas, y datos e informes de otros organismos públicos.Creo que en conjunto presenta una teoría consistente sobre la juventud y su significado en el siglo XXI.



"JUVENTUD, HUMANO (Y ESCASO) TESORO
He intentado expresar sintéticamente en repetidas ocasiones mi particular visión de la juventud como hecho social afirmando que la Juventud es, especialmente en Europa, y en tanto que colectivo humano, una especie en extinción, y por tanto protegida. Para algunos observadores y moralistas incluso demasiado protegida, aunque se me haría difícil alcanzar a entender las razones que nos habrían de llevar a proteger en menor medida a las crías de nuestra especie que a las de especies como el lince o el buitre leonado.
El caso es que se defina como se defina su ámbito, no hay asomo de duda de que cada vez son menos. Lo que también significa que la clientela de las instituciones especializadas en los jóvenes se está reduciendo; aunque como veremos la necesaria ampliación del ámbito operativo permita compensar provisionalmente la pérdida de efectivos.

 Además, esos efectivos se van a seguir reduciendo, a pesar de las ilusiones que sobre la cuestión despierta el fenómeno de la inmigración masiva. Pues aunque las bajas tasas de natalidad que se han alcanzado en España parecer apuntar un punto de inflexión (así lo creen algunos analistas), gracias a los inmigrantes, que han aportado además jóvenes ya nacidos, sin embargo se trata de una mera ilusión.
La previsiblemente rápida integración cultural de éstos reducirá a medio plazo sus propias tasas de natalidad, adaptándolas a las de su sociedad receptora, en un proceso ineluctable que se produce en todo proceso migratorio. De hecho, las proyecciones de la población española más creíbles (el llamado Escenario 2 del INE, que incorpora los criterios de Eurostat) así lo ponen de manifiesto: aunque podemos tener cierta esperanza recuperación a corto plazo, a medio y largo plazo las tendencias decrecientes van a predominar, salvo que se produzcan cambios sociales estructurales profundos.

Las cifras son preocupantes: en sólo una década (1991-2001) se perdieron en España medio millón de jóvenes, producto de quince años de baby boom (una pérdida que explica en buena parte las estupendamente bajas tasas de desempleo juvenil de los diez años), de los que sólo apenas 100.000 se han recuperado gracias a la inmigración.



Y en el caso de Extremadura la situación es aún más complicada, porque nuestra región apenas había empezado a recuperarse de la profunda sangría demográfica de los ‘60, cuando la caída de la natalidad volvió a sumirla en negras expectativas demográficas.
Hasta el punto de que, como se observa en el gráfico, al contrario que a nivel nacional ni siquiera se ha producido el leve e ilusorio remonte producido por los efectivos de la inmigración: se han perdido en el último cuarto de siglo 35.000 jóvenes que no van a recuperarse ni a corto ni a medio plazo.
De hecho, las proyecciones demográficas del INE nos avanzan un stock de población joven inferior incluso al de principios del siglo XX, lo cual plantea una situación cuando menos preocupante.




Naturalmente, esta pérdida de efectivos demográficos tiene efectos directos: como por arte de magia (pero no por arte de magia, sino como consecuencia de la tensión demográfica), la presión que en las décadas anteriores ejercían los jóvenes sobre el mercado de trabajo, el sistema educativo y aún el propio hogar ha aflojado enormemente, poniendo en marcha otro tipo de procesos sociales colaterales más o menos complejos.

2. LA PLACENTA SOCIAL, Y LA RE-INVENCIÓN
PERMANENTE DEL CONCEPTO DE JUVENTUD
En realidad, este proceso ha permitido que una vez más se cumplan los presupuestos implicados en nuestra teoría, ya discutida en diversos foros y documentos científicos, sobre la placenta social. 


En suma, en la actualidad nos enfrentamos a un proceso de cambio social de carácter estructural, a una readaptación orgánica, en función del alargamiento de todos los ciclos vitales, y que por tanto influye entre otras cosas en un progresivo atraso del momento de incorporación al trabajo de los seres humanos.
Consideremos, de una parte, que en nuestras sociedades ricas y tecnológicamente avanzadas las necesidades materiales básicas de cualquier familia están cubiertas, sea de forma autónoma o mediante ayudas públicas; son ya muy escasos los jóvenes que deben buscar trabajo de forma imperiosa para que su familia pueda comer, como ha ocurrido históricamente. Y de otra parte, la cantidad de conocimientos, saberes y hábitos que el ser humano ha debido asimilar antes de enfrentarse a cualquier ocupación son crecientes. A pesar de que en apariencia la tecnología simplifica nuestras vidas, los conocimientos que hay que dominar para ejercer cualquier oficio, e incluso para desenvolverse en la vida cotidiana, son mucho mayores. Eso hace de los jóvenes, sin duda, personas con una mayor inseguridad respecto de la vida adulta que la que tenían sus ancestros.
Y poco a poco los datos vienen corroborando en mayor medida el modelo. Según la encuesta más reciente del INJUVE(2002) el 74 % de los jóvenes vive en el domicilio familiar, por mucho que la mitad (50,8 %) dicen estar dispuestos a emanciparse. De hecho, y según datos procedentes de la Encuesta de Población Activa, a lo largo de la pasada década se ha venido reduciendo el número de hogares en los que la persona principal (cabeza de familia) es un joven entre 16 y 29 años, pasando e 591.600 hogares, en 1990, a 453.300 en 1997. Y, consecuentemente con ello, se viene retrasando de forma sistemática la edad del primer matrimonio, tanto entre hombres como entre mujeres.

Y, consecuentemente con ese retraso en la formalización de los emparejamientos, encontramos que desde finales de los años ‘70 (en Extremadura desde la segunda mitad de los ‘80, pero con una confluencia acelerada) la edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo viene aumentando sistemáticamente, en casi tres años para el periodo considerado.Algunos investigadores todavía creen que la razón de todos estos cambios se debe a la falta de ingresos y el elevado precio de la vivienda.

 Sin embargo, repetidamente las encuestas muestran otra realidad: en una reciente encuesta a nivel europeo, y aunque los jóvenes alegan no tener los medios suficientes para independizarse, un tercio no lo hace por preferir el “confort sin responsabilidades” del domicilio familiar a la autonomía; un tercio porque prefieren aprovechar las posibilidades del hogar familiar para acumular ahorros y prepararse así unas buenas condiciones de salida; y otro tercio declara simplemente que “cuanto más tarde se salga, mejor”. Un 28 % considera que el hecho de que los padres sean menos estrictos es una buena razón para quedarse. En suma, los jóvenes se encuentran a gusto, como los marsupiales, en la casa familiar: en la placenta social que es el hogar paterno.
Todo esto tiene una influencia directa en la cuestión, repetidamente, planteada, de los límites. Y a tenor de lo visto parece razonable situar el límite superior de la categoría de jóvenes en los 35 años (una encuesta realizada por el INJUVE en 1996 mostraba que ya entonces un 27 % de los jóvenes de entre 30 a 34 años convivían todavía con sus padres, cifra que sin duda se ha incrementado sensiblemente en los últimos años).En cualquier caso, hechas estas consideraciones, no hay que olvidar que tampoco podemos hacer un paquete indiferenciado con los jóvenes, consideremos una horquilla de edades u otra. 
Por un lado, son evidentes las profundas diferencias que marca la edad a lo largo del proceso de transición de la infancia a la vida adulta. Y el primer problema se plantea en el límite inferior. ¿Debemos incluir la adolescencia en el concepto de juventud?. La evidencia nos muestra que sí, en la medida en que la sociedad se dirige hacia ella en tales términos (la publicidad, el mercado, la educación...); pero ¿cuándo empieza?.
En el caso de las mujeres la aparición de la primera menstruación parece un signo claro, que por cierto ha descendido ya muy por debajo de los catorce años. A partir de ese momento muchas chicas empiezan a hacer el tipo de cosas que generalmente entendemos que hacen los jóvenes, incluyendo beber, fumar, ir solas a los conciertos de sus ídolos, acudir a las discotecas (lights o hards), embarazarse, etc. Pero en el caso de los hombres los límites inferiores son más problemáticos. En cualquier caso, debería fijarse el límite en algún punto oscilante entre los 13 y los 15. 
Sin embargo, el auténtico problema estriba hoy en el límite superior, y no se reduce a aspectos psico-sociales, generalmente de carácter identitario; porque la cuestión última no es tanto conocer cómo se sienten los jóvenes, sino determinar qué cosas puede hacerse por ellos desde las instituciones que se dedican a ocuparse de ese tramo de nuestras vidas en el que todavía no somos plenamente autónomos. Porque, en cierto sentido, la cuestión que nos estamos planteando, como pusimos de manifiesto en el marco del programa FUTURO, no es otra que la siguiente: ¿hasta qué edad debe el Estado seguir ayudando a las familias a orientar, formar, entretener, en suma ocuparse de sus hijos?. Podríamos hablar, al menos, de: 

1. Un estadio de adolescencia (cuya duración probablemente se viene ampliando por arriba y por abajo) hasta los 16/17 años;
2. Un estadio de juventud hormonal (hasta los 26/27);
3. Un estadio de juventud funcional (hasta los 34/35). 
Límites que deberían ajustarse pensando en la eficiencia empírica, esto es, en la disponibilidad de fuentes primarias de información sobre cada tramo, puesto que es indiferente a efectos de programas de acción poner el límite un año arriba o abajo. Y, naturalmente, sin que ello nos haga olvidar otro tipo de distinciones al tratar de la juventud. Pues a menudo el concepto juventud es una estratagema para ocultar, o disminuir la importancia, de otro tipo de divisiones sociales bastante más determinantes que la edad, como la clase social, el género, los grupos de status, la pertenencia rural/urbana... Pues con independencia de que las distintas edades conlleven niveles de madurez distintos, problemas de interacción distintos, así y todo las grandes fracturas no están en la edad, sino en el acceso a los bienes. Ya se trate de medios de producción, o bien de aquellos bienes que hoy constituyen indicadores del bienestar y la riqueza. Hablar, por tanto, de los jóvenes extremeños no es decir mucho, si no introducimos todas esas diferenciaciones citadas; bajo riesgo, en caso contrario, de tomar al todo por la parte. 
Y, naturalmente, tampoco debemos olvidar (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (2006): "Dictamen sobre la creación de un Instituto de la Juventud en la comunidad autónoma de Extremadura", Consejería de Cultura, Mérida

Acceso al texto completo

Más sobre la teoría de la placenta social: http://baigorri.blogspot.com/2008/05/placenta-social.html

6.15.2004

La sociedad de 24 horas. Un proyecto de investigación - infausto (2004)


No sólo producimos publicaciones, informes, ahora post o tuits... También he escrito a lo largo de mi vida docenas, seguramente más de un centenar (en cualquier caso miles de páginas) de propuestas y proyectos.  

Muchas dieron lugar a trabajos (es decir, fueron aceptadas), por lo que no vale la pena reproducirlas, pues se han difundido los resultados. 

Pero otras no. Qué le vamos a hacer... Algunas de éstas incluso han perdido, lógicamente, vigencia. Otras no. Como esta. Me entretuve en buscar temáticas que habían sido financiadas aquel año en los programas nacionales de I+D+i, en CCSS, y algunas eran (sin entrar en las mil veces repetidas, porque es alucinante cuánto se ha gastado el Estado en repartir entre amiguetes proyectos innecesarios sobre temas de los que ya está todo dicho y redicho) auténticas pavadas de las que seguramente no se ha visto resultado útil alguno. Pero las cosas son como son en la Academia: o tienes redes de apoyo mutuo, o quédate en tu rincón. Aquí lo llevamos con resiliencia.

Así que, ¿por qué no dejarlas también ahí, por si inspiran a alguien?. En particular esta fue especialmente grave que no nos lo concediesen, porque tres lustros más tarde siguen sin abordarse la mayor parte de los problemas que la Sociedad de 24 horas genera en el ámbito del trabajo, la familia y otras instituciones. Puede que alguien la adapte y tenga más suerte (o mejores relaciones en donde hay que tenerlas), así que ahí queda.

"La investigación sobre ocio nocturno juvenil realizada entre 2001-2003 nos ha mostrado que la frontera horaria entre el día y la noche presenta una fuerte tendencia a difuminarse; siendo el ocio solamente el aspecto más visible de la misma, aunque la noche ha sido también, de siempre, espacio de producción.
Sin embargo, las Ciencias Sociales sólo han prestado atención a los aspectos anómicos de la llamada ‘vida nocturna'; de ahí que no exista un corpus teórico sólido para abordar el impacto que las nuevas tendencias sociales sobre horarios pueden tener en ámbitos como la familia, el trabajo, el comercio, la educación, etc.
Nuestra investigación pretende iniciar la construcción de ese corpus teórico desde una -imprescindible en esta temática- perspectiva multidisciplinaria, integrando para ello las miradas complementarias de la Sociología, el Derecho, la Economía y la Ciencia Política. 
Se persiguen tres objetivos claramente definidos:
a) Reunir, analizar y sistematizar toda la bibliografía y los trabajos empíricos existentes sobre la materia (nacional e internacional).
b) Realizar una clasificación sistemática de actividades y procesos sociales y económicos que están extendiendo -o previsiblemente van a hacerlo en un futuro inmediato- sus horarios hacia las 24 horas
c) Definir los impactos que los cambios horarios pueden originar en las instituciones sociales fundamentales abriendo, mediante varios estudios piloto (sobre impactos en la familia; sociedad riesgo en la noche; ocupaciones 24 horas; y localización espacial de actividades), líneas de trabajo a la investigación aplicada.
Naturalmente, este trabajo de investigación básica sistemática, aún no existente sobre esta cuestión ni en España ni en el resto del mundo, debe dar lugar en el futuro a investigaciones aplicadas. De hecho, este grupo de investigación pretende acometer, tras la realización de este proyecto, una investigación aplicada de carácter internacional.
(...)
Los ciclos horarios, que se articularon a partir de la invención del reloj con minutero -haciendo posible la Sociedad Industrial- estallan en la naciente e inmediatista Sociedad Telemática, en la que el flujo planetario de capitales exige que los operadores no duerman nunca, porque cuando una bolsa se cierra en uno de los epicentros reticulares de la urbe global, otra se abre en otro. En la urbe global la producción no puede detenerse durante la noche.
 Tras la ruptura de los ciclos temporales estandarizados comemos el mismo tipo de frutas y hortalizas en toda época, y practicamos las mismas actividades en invierno que en verano. Asistimos a una dilución de la temporalidad de los individuos, en la que el calendario pierde significado; el reloj queda reducido a la función de cronómetro; la distinción entre días laborables y festivos se desdibuja; las estaciones meteorológicas son, como las del tren que no se detiene, simple paisaje; la frontera entre día y noche se difumina. Nuestras máquinas están listas para producir en todo momento, nuestros cerebros preparados para conectarse entre sí a todas horas, nuestros cuerpos siempre dispuestos a consumir. El tiempo biológico existe, pero ya no determina el tiempo social. 
CONCEPTUALIZANDO LA SOCIEDAD DE 24 HORAS 
La investigación que entre los años 2001 y 2003 realizamos en torno al fenómeno del ‘botellón‘ (Baigorri, Fernandez, Giesyt, 2003) está en la base de nuestro interés por el tema, y de la fundamentación de la hipótesis de trabajo. En dicha investigación se pudieron confirmar las relaciones entre las NTIC's y la gestión del tiempo nocturno; por ejemplo, en la medida en que los teléfonos móviles 'tranquilizan' a los padres al posibilitar una conexión inmediata virtual con sus hijos. También se ha comprobado que la ruptura de las franjas horarias genera en determinados ámbitos conflictos por la ocupación espacio-temporal de la ciudad entre quienes practican el ocio y quienes descansan, así como multiplica las necesidades de empleados públicos en turnos de noche (sanitarios, policía, limpieza, etc).
Precisamente la investigación sobre el botellón y el ocio nocturno ha llevado a este equipo a descubrir otros antecedentes que coinciden con nuestros planteamientos y que -aún siendo parciales y/o geográficamente limitados, y no estableciendo casi nunca un modelo general explicativo- constituyen un punto de partida importante para nuestra investigación. Esperamos que en el futuro nos sirva también para plantear una gran investigación internacional sobre el tema.
En los últimos años viene consolidándose entre algunos investigadores y managers un concepto operativo, entendido en unos casos como 'ciudad-24 horas' y en otros como‘sociedad-24 horas’, en suma una ciudad/sociedad sin momentos de pausa, ni para la producción ni para el consumo. La reciente Encuesta sobre Uso del Tiempo realizada en España por el INE, de la que empiezan a estar disponibles los primeros datos, pone de manifiesto que nuestro país ha dejado también de dedicarse exclusivamente a dormir por la noche: entre la media noche y las siete de la mañana el volumen de población despierta por razones de trabajo o de ocio oscila entre los 8,3 millones a las 12:00, y los 0,8 millones a las 5:00. Lo más importante es que se trata de una tendencia creciente.
(...)
No se puede explicar el surgimiento de la ciudad de 24 horas sin atender a un aspecto que algunos trabajos pioneros descuidan: la evolución del ocio, y especialmente del ocio nocturno, justamente, el tema que nos ha conducido a esta nueva línea de trabajo.
Aunque siempre se ha utilizado parte del ocio humano en actividades que producían beneficios económicos a terceros (cantineros, cómicos, brujos, etc.) a lo largo del siglo XX el ocio se ha convertido en un sector esencial para la economía, a medida que ha venido ocupando un tramo mayor del tiempo vital, rompiéndose la concentración en el fin de semana, propia de la Sociedad Industrial. Hay un tiempo diario de ocio, que ocupan actividades distintas de las del fin de semana (generalmente, aunque no únicamente, no relacionales; y generalmente no alcoholizadas), cuyos usos se vienen complejizando a medida que se extiende la jornada continuada en más sectores. Pero además el fin de semana se adentra en la semana, hacia el jueves, y se multiplican los denominados ‘puentes’. La máquina del ocio no puede detenerse; de ahí que en Gran Bretaña se esté debatiendo seriamente la posibilidad de liberar absolutamente todos los horarios de todas las actividades, para que la ciudad de 24 horas pueda madurar.
Hay que hacer referencia, por otro lado, al papel de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC’s) y sus efectos en el ocio. Internet se configura como un espacio virtual (pero real) que se superpone al espacio físico, permitiendo superar aún en mayor medida las limitaciones del espacio y el tiempo humanos. Si tenemos en cuenta que en España, así como en el resto de los países desarrollados, la inmensa mayoría de las conexiones a la Red se hacen hoy desde el hogar, y que el uso predominante de la Red es el ocio (sea como interacción a través del correo-e, los juegos on-line, los foros o el chat; sea como mero consumo de productos informativos, eróticos o de otro tipo), nos encontramos por tanto con un elemento que agudiza en mayor medida la tendencia a la dispersión del ocio fuera de los ‘box’ espacio-temporales predeterminados. Naturalmente, no podemos olvidar que Internet, como red, no sólo actúa como espacio de ocio virtual, sino que también se utiliza como artefacto comunicativo que anticipa, planifica o prepara el ocio real-físico. Por tanto, la red es tanto una forma de ocio virtual, en sí misma, como un instrumento de optimización de los sistemas tradicionales de ocio.
A su vez, el potencial de conexión inmediata que aportan las NTIC’s posibilita el ocio en sentidos bien distintos. La extensión del teléfono móvil facilita, por ejemplo, el contacto inmediato pa-dres/hijos que, a su vez, contribuye a extender de la noche fuera de casa, por cuanto los padres, al sentirse conectados, se sienten más seguros. Quizás ello explique parte de la rápida extensión del móvil: según la Encuesta a Familias realizada en Extremadura en el curso de nuestra más reciente investigación, el 22,4 % de las familias posee más de dos móviles.
 
ANTECEDENTES
Al revisar la literatura científica existente sobre la materia, hallamos cuatro tipo de trabajos, en alguno de los cuales nos detendremos más que en otros:
1) INVESTIGACIONES Y ENSAYOS GLOBALES
En países bien distintos se observa una confluencia en los análisis en torno a lo que algunos llaman Sociología de la Noche, otros Sociología y Economía de la Noche, y otros economía política de la noche. Roger Penn ha analizado en Inglaterra cómo un fenómeno aparentemente intrascendente, el horario del fútbol (que desde los años ‘60 viene retrasándose más y más) está estrechamente relacionados con el surgimiento de la economía de la noche (Penn, 2003) que, en numerosas ciudades, hace que se rompa la dicotomía día (tiempo de trabajo)/ noche(tiempo de ocio y descanso). Everardo Minardi ha calculado que el 32,5 % del trabajo regular en Italia se realiza en horario nocturno (Minardi, 2003). En el conjunto de Europa las últimas encuestas sobre condiciones de trabajo apuntan que un 18% de los trabajadores hacen trabajos irregulares noctunos alguna noche (en España el porcentaje es ligeramente superior, un 19%).
(Hobbs et al., 2000) avanzan en la conceptualización de este fenóme¬no, y lo hacen operativo en el análisis urbano, al proponer que la emergencia de una economía de la noche, tanto material como cultural, es una poderosa manifestación de la sociedad post-industrial. Plantean, desde este punto de vista, dos procesos claves para explicarlo:
a) Un cambio en el desarrollo económico de lo industrial a lo post-industrial;
b) Una significativa reorientación de las administraciones locales desde su tradicional función como proveedores de servicios a los ciudadanos a un papel distinto como emprendedores, preocupados casi exclusivamente por el desarrollo económico, que habría alimentado ‘la máquina nocturna’...."




Referencia
Baigorri, A. y GIESyT (2004), La sociedad 24 horas: tendencias y problemáticas sociales derivadas de la difuminación de la frontera día/noche, Proyecto de Investigación no realizado




11.20.1995

El derecho a la ciudad, revisitado. La ciudad como organización física de la coexistencia (1995)

Texto de la conferencia impartida en el curso sobre Rehabilitación Ecológica de Ciudades, o algo así, organizado por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, en noviembre de 1995. Como se llevaba entonces la crítica apocalíptica de la ciudad, mi intervención no gustó mucho. O nada. Nunca lo supe. Luego el texto ha inspirado a muchos y muchas. Aunque muchos de los inspirados, e inspiradas, no lo citen. Penita dan. Está colgado en Internet desde 1998, y está incorporado y desarrollado en un capítulo de mi libro Hacia la urbe global (2001)


"Se me ha encomendado un difícil labor; nada menos que responder a una pregunta tan dramática como la siguiente: '¿Por qué hay que salvar la ciudad?'.Sin duda desde la arquitectura, desde la dinámica de sistemas, la economía ola ecología la ciudad ha sido ya condenada.
Y ahora se pregunta al sociólogo: ¿pero acaso alguna utilidad social justifica lapervivencia de la ciudad?. ¿Acaso los urbanitas merecen ser rehabilitados, odeben ser renovados?. Como en aquel encargo de Yahvé a su profeta: '¿peroacaso hay algún hombre justo?' . Yo podría contestar sencillamente con unosversos de Walt Whitman, el poeta del hombre corriente y de la Naturaleza:
"¡Las formas más importantes surgen!Las formas totales de la Democracia, el producto de siglos, Formas que proyectan siempre otras formas,Formas de las ciudades turbulentas y viriles,Formas de los amigos y de los hombres hospitalarios del mundo entero,Formas que vigorizan a la tierra y se unen indisolublemente con la tierra entera"
Este sencillo poema encierra todo lo que yo voy a exponer durante una hora.Es la mejor respuesta frente a los profetas del apocalipsis, que querrían reducir a cenizas las ciudades.
Whitman recorrió los campos y ciudades de la América que se convulsionaba, que modificaba profundamente sus estructuras económicas y sociales, encaminándose hacia la sociedad industrial; que recibía sucesivas oleadas de gentes de allende los mares, encaminándose hacia el mosaico multicultural que es hoy; que desarrollaba el sistema más democrático entonces conocido, como descubrió Tocqueville; que se encaminaba en suma a convertirse en la primera potencia mundial. Y allí donde fue el poeta encontró hombres y mujeres luchando por adaptarser a aquel mundo cambiante, esforzándose por construir un mundo nuevo. Percibió con extremada sensibilidad cómo esas ciudades, "turbulentas y viriles" (no creo haber leído nunca una descripción sociológica más rica, en tan sólo dos palabras, de la ciudad industrial), contenían no sólo ese "bello producto de siglos", la Democracia, y la capacidad de crecimiento permanente (las "formas que proyectan otras formas"), sino asimismo la hospitalidad hacia el extranjero, e incluso la capacidad de "vigorizar la tierra". Habrían de pasar casi cien años para que Jane Jacobs propusiese que en la ciudad está el origen, y aún la base actual, del desarrollo de la agricultura, y no al contrario. Y todavía hoy no termina de entenderse que la protección misma de la Naturaleza tiene su justificación -y su principal sosténen las ciudades.
Naturalmente, Walt Whitman observaba a las gentes, y no las teorías sobre la gente. Y describía la tierra de la eterna frontera, no el imperio omnipresente y esclerótico que hoy conocemos. 
Los sociólogos, sin embargo, hacemos más caso de las teorías sobre la genteque de la gente misma. Y el mundo que hoy nos interesa seguramente tienemucho de aquélla América en construcción (o en reconstrucción, pues se estaba construyendo una nación sobre las ruinas de otros pueblos), pero es esencialmente otro, extremadamente más complejo y difícil de aprehender en unos sencillos versos. Estamos precisamente en un momento tan confuso, y decambio tan acelerado, que los conceptos y teorìas que expliquen nuestra relación con el espacio están por hacer, como están por nacer los poetas de la realidad virtual.
Por eso tan sólo voy a apuntar las que considero cuestiones fundamentales entorno a ese espacio físico de la coexistencia sobre cuya recuperación nos preguntamos.
Sobre ello yo mismo me vengo interrogando desde hace tiempo; pero no tengo una respuesta que dar, sino como mucho la simiente de nuevas preguntas. Tal vez en el coloquio podamos responder entre todos a algunas de ellas."

Referencia:
Baigorri, A. (1995), "El derecho a la ciudad, revisitado. La ciudad como organización física de la coexistencia", Conferencia en el Curso sobre Rehabilitación Urbana de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
Enlace al texto

8.23.1990

Speculum Speculator. ¿Sociedad Urbana o Capitalismo Urbano? (1990)


Artículo escrito para el número 0 de una revista que intentamos editar desde Extremadura, pero que sólo sobrevivió otros dos números. Y mira que salíamos acompañados de Fernández Durán y Naredo, hoy míticos. Pero no eran tiempos para la poesía... Era una época de mucho trabajo de planeamiento (casi todo él en municipios urbanísticamente conflictivos), y a partir de aquella experiencia y algunas lecturas preparé este texto. 


Fragmento: 
"     De hecho, en estos años se percibe cómo la población, en su conjunto, al par que se lamenta del encarecimiento del precio de las viviendas (y de los créditos para adquirirlas), sigue como loca losdictados de la publicidad, también en este campo, cambiando de casa en muchos casos casi como quien cambia de camisa. Si quisiéramos apuntarnos a las tesis sobre la Nueva Edad· Media que fueron tan populares en los años '70, tendríamos ahora un elemento fácilmente integrable en aquéllas teorías: pues resulta evidente el proceso de feudalización no ya de los trabajadores, sino del conjunto de los ciudadanos, en lo que hace a la vivienda. La Banca, como los reyezuelos del siglo XII, y los agentes financieros como grandes capitanes ennoblecidos con las batallas actuales del dinero negro yla especulación, poseen dominios en los que los agentes económicos independientes y los trabajadores pueden vivir o desarrollar sus actividades económicas mientras sean capaces de pagarel diezmo (pues no otra cosa son los plazos de los créditos hipotecarios: dada la obsolescencia planificada de las actuales construcciones, la propiedad final teórica del inmueble no significanada debida a la perdida de valor de uso en los 20 años transcurridos), y hacer acto de vasallaje (pues no otra cosa es el miedo a los Bancos y sus prácticas, generalizado en nuestra sociedad,y las formas de pleitesía que los ciudadanos deben mostrar cuando se atreven a entrar en esos castillos a pedir algo).(...) 
algunos pensadores entraron a considerar que 'lo urbano' podría ser el paradigma que habría de sustituir a 'lo industrial'. Así, Lefebvre acuñaría un término que en las décadas siguientes habría de tener cierto éxito entre los urbanistas 'de izquierdas' (lógicamente, como yacasi no quedan urbanistas 'de izquierdas', el término ha caído en desuso): la sociedad urbana. Para Lefebvre, al igual que la sociedad agraria había estado fundamentada sobre la producción de alimentos, y la sociedad industrial sobre la fabricación de productos manufacturados, la sociedad urbana descansaría sobre la producción de la propia ciudad, del espacio(...) 
Lo que nos importa recuperar aquí, de estos veinte o treinta años de reflexión y análisis (en realidad, parece que viviésemos hoy día no el final de la Historia, pero sí el final de la historia del Pensamiento), son dos o tres elementos que nos permitan construir una alternativa a losproblemas que, nuevamente, plantea la ciudad. Especialmente en lo que hace al problema de la especulación del suelo. 
LA PRODUCCIÓN DE ESPACIO, NUEVO SECTOR PUNTAEn primer lugar, que la producción de ciudad ha adquirido notable importancia, hasta convertirse en un sector clave de la maquinaria productiva en los países de economía capitalista; ya no se genera ciudad como consecuencia 'natural' de la concentración de personas yrelaciones en un punto geográfico, sino que se produce una mercancía para introducirla eh los canales de distribución, con el fin de obtener beneficio por ello y con independencia de la necesidad objetiva y 'natural' de esa mercancía.Sin embargo, lo urbano se inscribiría aquí como una parte más, o tal vez como la síntesis, de un nuevo sector económico al que podríamos denominar 'los elementos': es decir aquéllos recursos que tradicionalmente quedaban fuera de la distribución capitalista como aire, agua, luz ... espacio. Gorz llegaría a prever el fin de la clase obrera al percibir que la producción no era importante en este nuevo sector fundamental, reduciendo los trabajadores a simplesconsumidores(...) 
el proceso por el que el suelo (ilimitado en términos 'naturales') ha adquirido · valor de cambio, mediante la expropiación social del valor de uso a sus antiguos poseedores. Un valor de cambio curiosamente que, como veremos más adelante, no procede ni de la plusvalía obtenida del trabajo adicionado, ni de su escasez objetiva. Sino simplemente de la especulación. 
LAS NUEVAS FUENTES DEL PODERAsí, el sector inmobiliario (no La Construcción, pues no siempre están ligados, y la construcción sigue funcionando de hecho según esquemas tradicionales propios de la sociedad industrial) se ha instituído en la principal fuente de beneficios, y sobre todo de Poder al convertirse en auténtico sector punta (mucho más allá de la informática, la biotecnología o la energía, en contra de todas las previsiones). Hasta en el más perdido pueblo las mayores fortunas se construyen hoy gracias a la especulación urbana: no proceden ni de la agricultura, ni de la industria, ni aún siempre del comercio, ni siquiera de la propia construcción; y son los especuladores de suelo quienes más influencia tienen cerca del Poder (de ahí que sea en este sector donde más casos de 'tráfico de influencias' llegan a la opinión pública).(...) 
Tal vez sea en este sentido, la especulación urbana, síntoma de las nuevas formas que, en la Tercera Ola, puede tomar el capitalismo. De un lado, el valor de cambio no expresa el trabajo adicionado a la materia prima (aunque mantenga elementos como la renta diferencial); de otra parte, tampoco expresa una escasez objetiva (de hecho, si ello fuese así hubiese bastado la exagerada ampliación de suelo urbano que se ha dado en numerosas ciudades enlos últimos años para acabar con la especulación). 
Sin estos elementos previos, ni siquiera los paradigmas del capitalismo monopolista, tan caros a algunos marxistas escolásticos, sirven con exactitud como explicación. Más bien debemos pensar que se trata de algo nuevo 
UNA TEORÍA DEL VALOR DEL SUELO LLAMADO "URBANO"El suelo sobre el que se levantan y extienden las ciudades no tiene ninguno de los requisitos bajo los cuales un bien adquiere valor de cambio, salvo el que se derivase de su potencial agronómico o minero. Por causas puramente azarosas ese suelo se nomina en un momentodado 'suelo urbano', dotándose entonces de la posibilidad de acumular una plusvalía que se niega al resto de los suelos. Pero esas plusvalías proceden de la adición de trabajo y/o capital a ese bien, que se transmuta en materia prima para un sector productivo (la Construcción).Por ello el suelo 'urbano' tan sólo puede adquirir plusvalía a medida que se le vaya adicionando trabajo o capital. Nunca puede concedérsele en justicia un valor de partida en relación a sus posibilidades finales. Por otro lado ni siquiera es admisible que setrate de un bien escaso, por cuanto en virtud del planeamiento puede 'producirse' suelo urbano a voluntad en otras áreas (de hecho se produce aún sin planeamiento).En realidad, asumir como válida la otorgación de un valor inicial de índole urbanística, en el momento inicial del proceso de producción urbana, debería llevar a otorgar valores 'urbanos' por encima de su valor agronómico, a efectos expropiatorios, a extensas superficiesde suelos netamente rústicos. Así, suelos situados en las coronas periurbanas, susceptibles de convertirse en urbanos a medio o largo plazo, deberían ser dotados siquiera de un valor 'expectame ', por encima de la valoración agronómica utilizada normalmente para suexpropiación. Lo mismo podría décirse de áreas rústicas cercanas a nudos y redes... (....)"



REFERENCIA
Baigorri, A. (1990), "Speculum Speculator. ¿Sociedad Urbana o Capitalismo Urbano? ", ExtremaDuda, Num 0, 00. 17-26
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