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5.08.2013

Notas urgentes sobre la Deuda Histórica de España a Extremadura (2013)


" (...)
En la medida en que la Deuda Histórica procede de dos momentos, se hace aún más dfiícil su cuantificación, pero en cualquier caso los intereses de una parte se han disparado
 
El gran abandono se produce entre 1920 y 1950
El vaciado de capital humano (no olvidemos el de más esìritu de logro, y que lógicamente sería el que más empujaría ese espíritu de logro a esas generaciones que ya nacieron fuera) se produce entre 1960 y 1980
La ralentización (o el desacoplamiento por retrasos) que se produce a partir de 1996, y no ha parado.
 
¿Es cuantificable? 
Que la fibra óptica llegue tres o cuatro años más tarde que a Barcelona, ¿es cuantificable?
Que un tren capaz de circular sólo a 120 por hora llegue casi medio siglo después que a Barcelona o Irún, ¿es cuantificable?
Que el AVE llegue casi medio siglo después que a Sevilla, o veinte años después que a Barcelona, ¿es cuantificable?
Sí, creo que todo eso es cuantificable: lo que no termino de entender es que aún no esté cuantificado, la verdad. (...)"



Referencia

Baigorri. A. (2013) Notas sobre la Deuda Histórica de España a Extremadura, Intervención en la Asamblea de Extremadura, 25/8/2013, Mérida




11.19.1998

De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico...(1998)


El origen del texto estuvo en una ponencia, que luego se publicó en el Anuario de la Cultura de Extremadura 1998

    

"1.
Desde la constitución de los Estados nacionales modernos, la Cultura, y muy
especialmente el patrimonio histórico-artístico, se ha venido considerando como una
carga para la sociedad, que tendría asumida la necesidad de su generación,
mantenimiento y conservación sobre la base del sentimiento de identidad y la memoria
histórica de los pueblos. Si la Educación, componente esencial del producto cultural de
un pueblo, ha sido vista al menos desde la Revolución Industrial como una inversión
productiva, si bien a muy largo plazo, no ha ocurrido lo mismo con el complejo
cultural. Con independencia de su instrumentalización ideológica por parte de los
grupos sociales, lo que ha supuesto una rentabilidad política en muchas épocas, nunca
se ha esperado de ella una rentabilidad social de carácter económico.
Más aún, como hemos observado más detenidamente cuando hemos estudiado desde
esta perspectiva el patrimonio histórico-artístico(1), desde esta posición idealista,
organicista, de corte conservador (en todos los sentidos) se producía incluso un rechazo
a cualquier especie de consideración de tipo economicista sobre lo que se consideraba el alma de la patria.
De alguna forma se ha pretendido, en un mundo regido por las leyes de mercado, que la
Cultura se guiase por reglas morales, como si se tratase de una parcela aparte del mundo
material, como la religión o las buenas maneras. El propio consumo conspicuo de obras
de arte por parte de las clases altas, como muy bien señaló Thorstein Veblen hace un
siglo, no se ha hecho tradicionalmente sobre la base de cálculos económicos, sino como
una forma de despilfarro ofrecida como símbolo de riqueza y poder absolutos(2).
2.
Hoy, naturalmente a posteriori, podemos decir que sencillamente el mercado, en su
proceso expansivo por el que ha venido abarcando cada vez más facetas de la vida
humana, no había alcanzado todavía un nivel de diferenciación suficiente como para
introducirse, mercantilizándolo, en el universo cultural..."

Enlace al texto completo


Ref.: Baigorri, A. (1998), "De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico",  Anuario Cultural de Extremadura 1998, Consejería de Cultura y Patrimonio, Mérida, pp. 80-83


3.19.1997

Badajoz, mesópolis transfronteriza (1997)

Los diagnósticos derivados del Estudio Socioeconímico de Badajoz me sirvieron para empezar a construir mi tesis doctoral sobre la urbe global y sus expresiones locales, en el caso de Badajoz como mesópolis transfronteriza. En las jornadas que organicé en la UEX sobre el tema, celebradas en 1996 (mi primera actividad organizativa "académica"), pude compartir mis inquietudes con investigadores portugueses y españoles especialistas en las fronteras, y sobre todo en ciudades fronterizas. Y luego fui hilvanando más fino e incluso llegando al ámbito de las propuestas propuestas en algunos artículos y conferencias. Tanto en el artículo que aquí se recoge, como en la conferencia sobre Cascos antiguos y gentrificación en el Colegio de Arquitectos de Badajoz (1997), en el capítulo del libro de Macorra y Brandâo sobre la economía ibérica (1999) o la conferencia "Introducción a una mesópolis" (1999) en la Sociedad Económica de Amigos del País, en el mismo año en que leí mi tesis, después convertida en libro (2001).



" Y, naturalmente, si nuestra liipótesis de trabajo es correcta, debería tener consecuencias, en la estrategica de la ciudad y en el planeamiento urbanistico. Veamos algunas de las urgencias que, en esta línea, habría que meditar.
a) La tradicional salida al mar por Huelva, que en realidad nunca ha llegado a consolidarse, deberá sustituirse por Lisboa, metrópolis hacia la que debe orientar fuertemente sus intereses Badajoz. Lo prolongaría de forma natural el eje de las Vegas del Guadiana. y daría fuerza a la futura formación de un eje económico transversal en la península (Lisboa-Badajoz-Ciudad Real-Albacete-Valencial-Alicante, para el que sólo hacen falta 320 nuevos kms de autovía).
 
b) Estos nuevos condicionantes territoriales exigen prestar especial atención al conjunto de las comunicaciones del triángulo Madrid-Lisboa-Sevilla. Y no hablamos únicamente de la terminación, urgentísima para el progreso de Badajoz y su proyección transfronteriza, del tramo portugués de la autovía Madrid-Lisboa. Sino también, y sobre todo, de la dotación de un ferrocarril de velocidad alta (que no es lo mismo que la alta velocidad, pero también es muy distinto del ferrocanil tercermundista que sufrimos) que sitúe los tiempos de transporte ferroviarios entre Badajoz y las dos capitales periinsulares en equivalencia con los tiempos por carretera. Así como la conversión del aeropuerto de Badajoz en aeropuerto regional ibérico, pudiendo ofrecer sus servicios a un radio de 120 kms., y la dotación, a medio-largo plazo, de trazado de autovía para la conexión de Badajoz, por Zafra, con la futura autovía de la Plata 
c) La consolidación de Badajoz como mesópolis postindustrial, orientada a la prestación de servicios del cuatemario (basados en la información) hace ineludible el diseño de una estrategia propia en un aspecto tan fundamental como es la Universidad. La cual, además de a las necesidades regionales, debe responder a las necesidades de está mesópolis que articula a más de un cuarto de millón de habitantes, y que alcanzará antes de quince años -periodo para el que ahora se está planificando la Universidad de Extremadura- más de medio millón de habitantes dentro de un circulo de 100 kms 
d) La proyección institucional hacia el área mesopolitana transfronteriza, que debería conducir, más allá de la proyección cultural y comercial, hoy apropiadamente gestionadas, a la creación de instituciones administrativas transnacionales adecuadas a las particularidades de este territorio. Definiendo además estrategias comunes con las ciudades alentejanas del hinterland pacense -especialmente con Elvas y Évora-. 
e) Badajoz, como mesópolis, debe prepararse para soportar, en los próximos años, no sólo un fuerte crecimiento demográfico (con el profesor Fernández Díaz hemos estimado que antes de quince años la población de Badajoz se habrá incrementado en una cifra que oscilará entre los 50.000 y los 70.000 nuevos habitantes), sirio también un incremento de las migraciones procedentes de Portugal (en los últimos años se están instalando una media de 170 portugueses anuales, con un crecimiento exponencial, y son muchos y muchas más los que ya acuden a diario a trabajar a Badajoz). Por lo
cual la ciudad debe prepararse para la multiculturalidad: Badajoz -y no sólo su comercio- debe aprender a convivir de verdad con un pueblo que es vecino, primo incluso, pero que es culturalmente distinto.
 
f) En el ámbito del planeamiento urbanístico todo esto significa que el PGOU de Badajoz no debería ya plantearse en modo alguno de forma aislada, sino que debería partirse de un plan director territorial mesopolitano que afectaría a ambos lados de la frontera, y que debería tener en cuenta a los municipios extremeños colindantes. A partir de la conformación espontaneista y caótica de la mesópolis es posible construir una imagen de orden -no otra cosa es un plan que la racionalización del crecimiento espontáneo-; pero por su escala no puede ser diseñado únicamente desde Badajoz, y afectando sólo a Badajoz, sino que debe ser pactado con el conjunto mesopolítano. 
g) Las tendencias que venimos apuntando deberían llevar a las instituciones políticas a reflexionar sobre la posibilidad de segregar todos los poblados de colonización del municipio, y sobre el papel que éstos deben y pueden jugar. La consecución de autonomía financiera les otorgaría mayor capacidad para su desarrollo económico, siendo beneficiario del mismo el conjunto mesopolitano y en concreto la capital. La situación actual probablemente esté perjudicando calmente tanto a Badajoz como a los habitantes de los poblados, en beneficio de otras ciudades de la región que no sufren la dispersión geográfica de su población"



Referencia:
Baigorri, A. "Badajoz, mesópolis transfronteriza", O Pelourinho, Num 6, pp. 16-18
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1.27.1995

La Arqueología como factor de desarrollo socioeconómico: la creación de riqueza, creación de puestos de trabajo, incremento cultural (1995)

Ponencia para las Jornadas de Arqueología de Extremadura, Consejería de Cultura, Trujillo, 27 de enero, 1995


"La cuestión puede plantearse en lo sucesivo en los siguientes términos: el patrimonio histórico-artístico, en el caso que nos ocupa la arqueología, no constituye una carga social, sino por el contrario un recurso económico crecientemente valorado en el mercado. Y, como tal recurso, constituye un importante factor de desarrollo social y económico, especialmente en regiones de desarrollo lento como Extremadura. Puede discutirse si es factible esperar una rentabilidad económica de las inversiones en patrimonio, pero no parece discutible la conveniencia de buscarla, y sobre todo señalarla cuando se produce.
Lamentablemente, ni la Economía ni la Sociología se han ocupado todavía, en nuestro país, de estas cuestiones. La Sociología se aproxima a través de la Sociología del Consumo Cultural, pero hoy por hoy se centra casi exclusivamente en los bienes manufacturados y comercializados en el mercado (libros, música, cine, medios de comunicación, etc). En el caso de la economía no hay en España ni siquiera un acercamiento remoto a estos temas. Sin embargo, en los EEUU la industria de la cultura en su más amplio sentido ocupa a muchos economistas y sociólogos, y en algunos otros países, como Francia, son relativamente habituales incluso los estudios de impacto socioeconómico de las grandes inversiones en recuperación y/o conservación del patrimonio. Sólo la elaboración de este tipo de estudios de impacto positivo (a imagen, aunque en sentido inverso, de los estudios de impacto ambiental), para todas las actuaciones en este campo, permitiría de una parte justificar, jerarquizar y priorizar estas grandes inversiones en el sector público, y de otro lado promover las inversiones desde la iniciativa privada. Hoy sabemos al detalle el empleo directo e indirecto que genera una fábrica de coches, conocemos el proceso multiplicador de cada peseta invertida en el cultivo de patatas, pero -al menos en España, y particularmente en Extremadura- no conocemos los efectos económicos y sociales producidos en su entorno por cada peseta invertida en recuperación, restauración o gestión del patrimonio histórico-cultural. Desgraciadamente, como afirmaba recientemente Hernández-Gil, "no existe ningún organismo que se haya dedicado a sistematizar de forma global la información dispersa sobre el patrimonio cultural; tampoco se dispone de datos estadísticos fiables sobre el
funcionamiento del sector, ni de indicadores que permitan evaluar su incidencia social y las estrategias y políticas de actuación". En el caso de la Arqueología esta carencia está especialmente acentuada. (...)"
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1.09.1990

Urbanismo, medio ambiente y ordenación del territorio (1990)

Este texto es una propuesta de reordenación de las competencias en esas temáticas, que hice en Extremadura, cuando apenas llevaba cuatro años residiendo (aunque una década desde mi primer contacto), pero ya había decidido hacer de esta tierra la mía de adopción. Hacíamos mucho urbanismo y ordenación del territorio entonces, y Teresiano Rodriguezme aguantaba unos artículos de página completa en el HOY que hoy no me tolerarían.

El texto debió de circular antes de publicarse el artículo. No lo recuerdo, porque andaba uno gestionando una consultora, estudiando, movilizando vecinos contra los proyectos urbanísticos municipales y co-criando la prole, mucho jaleo; pero debió de circular porque tengo una carta de Ibarra (que incluyo en el fichero, no creo faltar a ninguna reserva cuando tiene publicadas sus memorias) en la que me responde, pero la carta es de fecha anterior a la de publicación del artículo. Me responde básicamente que mi propuesta no es viable.


Lo interesante es que, veinte años más tarde, ¿saben cómo se llama la Consejería correspondiente, dónde está ubicado el Medio Ambiente, el Urbanismo y la Ordenación del Territorio? Pues justamente ahí, en la que yo proponía con esos tres contenidos, más algunos añadidos: se llama, no sé desde cuándo, Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio. Al menos hoy. Quizás en dos meses haya cambiado. Pero hoy es la Consejería que yo propuse como imprescindible para la región hace dos décadas. Si responde o no a los objetivos para los que fue propuesta, ya corresponde a otros decirlo.







¿Vamos a ver cómo llega desde el Wordstar, a través del recuperado WordPerfect 6?...Alehop, con aceptos y todo! Como en el fichero había un par de versiones, no sé si es siquiera la última publicada. 

"VERSION  2ª


     URBANISMO, MEDIO AMBIENTE Y ORDENACION DEL TERRITORIO
                       Artemio Baigorri

     Como nada sé de los entresijos de la Junta de Extremadura

ni de los apaños internos del PSOE, ignoro qué va a hacer Rafael
Olea, el ya ex-director general de Urbanismo, Medio Ambiente y
Ordenación del Territorio, en Madrid de diputado. Me alegro por
él si le eso le apetece, pero es una pérdida, por ejemplo, para
quienes intentamos hacer un Urbanismo humano y pensado en y para
Extremadura. Olea lo ha hecho bastante bien, al menos en lo que
al Urbanismo y la O.T. se refiere, y desde luego Juan Serna
acertó plenamente cuando se lo llevó de director general. En
cuanto al Medio Ambiente, tal vez no lo haya hecho mejor, pero
tampoco peor que el buen amigo Jesús Garzón.
     Mas dicho esto hay que decir también que no se está haciendo
un buen Urbanismo en Extremadura, y no creo que haya un buen
profesional que se atreva a desmentirlo (y allá él si lo hace,
pues las falsas alabanzas envilecen al que las hace y ensucian
al que las recibe). Al igual que no está funcionando la
Ordenación Territorial, y el Medio Ambiente no deja de degradarse
día a día. 
     ¿Qué ocurre pues para que habiendo habido buenas ideas e
intenciones en los dos extremos, de un lado un Director General
honesto e incluso a ratos utopista, de otro lado buenos
profesionales ilusionados e imaginativos, y voluntariosos
ecologistas, no termine de funcionar el asunto? ¿Acaso los
demonios de aviesas intenciones andarían comiéndose las migas que
vamos dejando por el camino, para inducirnos al extravío? Es
mucho más sencillo: Extremadura está creciendo. Ni tan deprisa
como algunos desean y prometen, ni tan despacio como otros
desearían y mienten. Simplemente crece, lo que no es poco, y
cuando hay crecimiento, cualquier indicador en el camino es
considerado un freno; cualquier consejo de variar el rumbo una
zancadilla; cualquier aviso una traición.
     Alguna vez he intentado razonar que Extremadura estaría
dando un salto en el vacío desde una sociedad agraria tradicional
y profunda a una sociedad postindustrial y 'ligera', casi sin
solución de continuidad. Naturalmente es una hipérbole, que
pretende apoyar la idea, crecientemente aceptada en la región,
de que no es preciso pasar por un estadio de industrialización
'a cualquier precio' para alcanzar un buen nivel de vida.
     Sin embargo, el sustrato de esa nueva sociedad extremeña
'nopobre' (aunque nunca podrá ser rica, tal y como hoy podemos
entender la riqueza de las regiones), crecientemente informada,
relajada y cómoda, está constituído de alguna manera por esos
tres elementos que dan título a la Dirección General que acaba
de abandonar Olea: el Medio Ambiente, el Territorio humanizado
y el Urbanismo. Sobre este sustrato se levanta la riqueza de la
región (desde la agricultura al turismo, pasando por la propia
industria), y se extienden los pueblos y ciudades donde
habitamos.
     Pero tantos años de espera de un industrialismo, que ni ha
llegado ni llegará, ha creado en las élites del poder económico
y político, a todos los niveles, una especie de reflejo
condicionado. Entrenados para abrir puertas a la industria, de
ello ha quedado una actitud que podríamos condensar en una frase
:"¡Que nos contaminen!". Se ha llegado a identificar contami-
nación y destrucción de los recursos naturales o patrimoniales
con creación de riqueza.
     Y sin embargo es completamente al contrario. Aunque a muchos
cueste creerlo, sólo una estricta conservación de todos los
valores regionales físicos (ambientales, territoriales,
urbanísticos, arquitectónicos) puede garantizar la consecución
de esa nueva sociedad extremeña basada en la calidad de vida.
Porque para 'lo otro' cualquier otra región española (hasta
nuestra vecina Castilla-La Mancha) está mucho mejor preparada y
mejor situada. El futuro de Extremadura sólo puede estar
fundamentado en mantener férreamente ese sustrato, porque es lo
mejor que podemos ofrecer en términos de economía de mercado:
unos pocos recursos limpios que ya no se encuentran en otras
regiones; un territorio despejado y cómodo para el que quiera
huir, con su centro productor al hombro, de la morralla y el
fango de las grandes ciudades; un millón de nuevos consumidores
con unas pesetas -pocas, desde luego- recién llegadas al
bolsillo; una posición relativamente buena, cara al '92, en el
triángulo Madrid-Lisboa-Sevilla; y sobre todo un paisaje todavía
virgen y variadísimo, unos pueblos y ciudades todavía cómodos y
de milagro aún hermosos, un cielo y un clima como pocos pueden
ofrecer. Poco, pero suficiente para dotar de un honorable nivel
de vida al millón de gentes que habitamos esta región.
     En estas circunstancias, mantener una Dirección general de
Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio Ambiente, ahí
perdida, casi como adorno, es un contrasentido. Y un error que
Extremadura puede pagar muy caro a veinte o treinta años vista.
Eso, independientemente de que la dirección general esté adscrita
a una Consejería inversora que, como tal, está obligada a no
pararse en minucias. Pero por otro lado la repetida propuesta de
las organizaciones ecologistas, en el sentido de crear una
Agencia de Medio Ambiente, separada del Urbanismo y la Ordenación
del Territorio, no parece tampoco adecuada en esta región, que
ni tiene el nivel cultural de Madrid ni la potencia económica y
extensión de Andalucía. Si bien podría quedar muy bien a niveles
propagandísticos, y sería un complemento decorativo ideal para
el Presidente, la solución no parece muy práctica (y de hecho ni
en Madrid ni casi en Andalucía se está mostrando como una buena
idea). Sólo un organismo con fuerza suficiente, de una parte para
imponer sus criterios a los organismos (y agentes privados) de
rango inferior, y de otra parte con capacidad suficiente para
enfrentar criterios a los de las Consejerías que por su propia
naturaleza se ven obligadas a hacer caso omiso del sustrato eco-
urbano-territorial, podría garantizar tanto la necesaria
independencia para el gestor de estos temas, como la atención y
el apoyo suficientes a los que desde fuera trabajan en ello.
     De ahí que sea un buen momento, este en que la Dirección
General está sin cubrir, para extinguir la plaza. Y crear una
Consejería de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Medio
Ambiente. Ello obligaría de principio al resto de los órganos de
la Administración regional a asumir que estos temas deben estar
mucho mejor dotados presupuestariamente. Pues aunque el gasto en
este caso no siempre genere un producto visible a corto plazo
(salvo en algunas inversiones medioambientales), a largo plazo
su acción es determinante (más o menos como ocurre con Educación
y Cultura). Y dotaría de capacidad al gestor para acometer
medidas de alcance, que en este campo deben ser a menudo
legislativas (a corto/medio plazo se hacen imprescindibles para
la supervivencia del sustrato de la región al menos tres
documentos legales: una Ley del Suelo y de Armonización del
Desarrollo Urbano que adapte a las particularidades extremeñas
la legislación del suelo vigente o de pronta aprobación para el
Estado; una Ley de Directrices de Ordenación Territorial; y una
Ley General de Protección y Mejora y del Medio Ambiente
extremeño). Además de mayor autoridad moral y política -ya que
no legal- sobre los Ayuntamientos.
     Esa Consejería debería tener tres direcciones generales. La
de Ordenación, Planificación, y Prospectiva Territorial tendría
más funciones que las de hacer estudios comarcales: de un lado,
estructurar la masa de información que al más bajo nivel se
recoge a través de la realización del planeamiento urbano y
territorial, y convertir esa información en utilizable y
filtrable al resto de órganos de la Administración (a menudo los
desaguisados se cometen simplemente porque falta información, y
se tiende entonces a suplirla con el orgullo torero de 'la
acción'); de otra parte racionalizar el gasto en cartografía en
la región (pocos se hacen idea de las veces que se contratan los
mismos planos, para negocio de las empresas cartográficas de
Madrid y despilfarro del erario público), atendiendo a las
necesidades de todas las Consejerías y compartiendo con otras
Administraciones; en fin, diseñar unas directrices esenciales de
desarrollo armonizando los diversos intereses, en función de las
posibilidades del territorio.
     La D. G. de Urbanismo vendría a hacer lo que hacía hasta
ahora, aunque de la mayor especialización se seguiría lógicamente
una mayor capacidad de acción. Básicamente, tutelar (o realizar
subsidiariamente) el planeamiento urbanístico de nuestros pueblos
y ciudades, y sobre todo hacer cumplir la Ley (primero la estatal
y luego, cuando esté desarrollada, la regional) sin miramiento
de colores ni credos. En este sentido, cuando la cultura popular
ha desaparecido sin ser sustituída por una nueva cultura
urbanístico-arquitectónica positiva, sólo cabe cierta forma de
despotismo ilustrado como una fase provisional que a la larga
todos los municipios y ciudadanos agradecerían. Además de la
normal infraestructura administrativa debería disponer de agentes
ejecutivos con capacidad de imponer sanciones, e incluso de
iniciar procesos judiciales para proteger la legalidad
urbanística.
     En cuanto a la D.G. de Medio Ambiente, el simple hecho de
estar dentro de una Consejería específica la dotaría de los
recursos y capacidades de que ahora no dispone. Tal vez -en
cualquier caso deberían opinar los ecologistas- retomando algunas
competencias que erróneamente quedaron en Agricultura (como es
el tema de tratamientos fitosanitarios), y contando con su propio
centro de investigaciones biológicas.
     Evidentemente todo este programa global no puede hacerse
desde una Dirección General marginada, mal escuchada y peor
presupuestada, como hoy ocurre. Algunos opinarán que hablamos de
lujos, prohibitivos en una región en crecimiento. Pero es justo
ahora, en pleno desarrollo, cuando podemos y debemos distraer
parte de nuestro esfuerzo y aplicarlo a conservar el sustrato que
ha hecho posible el propio crecimiento. Es precisamente el
sustrato eco-urbano-territorial extremeño un lujo que hay que
cuidar como oro en paño. En realidad el único lujo que tenemos,
y en no pocos lugares puede decirse, ya, "que teníamos". "


Referencia y enlace al fichero


Baigorri, A. (1990), "Urbanismo, medio ambiente y ordenación del territorio", Diario HOY (9/1/1990), p.10


Enlace al texto completo



5.01.1989

Artesanía y construcción en Castila La Mancha (1989)

El texto responde a un encargo rápido de la empresa pública ARTESPAÑA sobre las vinculaciones entre los sectores de la artesanía y la construcción en Castilla la Mancha. Durante varias semanas recorrí entre pensiones y campings la región , entrevistando a artesanos, constructores, responsables de las administraciones y expertos. El texto recuperado corresponde a la ponencia invitada presentada en las II Jornadas Técnicas de Artesanía de Castilla-La Mancha, celebradas en Toledo en 1989, en las que presentaba un resumen del trabajo. 

"Nos interesa ver ahora, una vez mostrado el excelente estado de salud en que se encuentran tanto la Artesanía como la Construcción en esta Comunidad, cómo y en qué punto entran en contacto ambos sectores, las posibilidades que se detectan al respecto y las carencias que todavía se perciben. 
En  realidad  no  hace  demasiado  tiempo  (y  menos  aún  en  las  zonas  rurales)  la construcción en su totalidad era pura artesanía en esta como en otras regiones de bajo desarrollo. Sin embargo, la irrupción de los nuevos materiales, la tecnificación de los proyectos constructivos y el aumento de la escala condujo a su mecanización a todos los niveles (desde el proyecto, que hoy se reconoce a menudo 'fabricado' en serie, hasta las recientemente incorporadas carpinterías exteriores de PVC). En fin, las propias modas arquitectónicas en cuanto a estilos se refiere han tenido una gran influencia en el cambio. Evidentemente la arquitectura funcional-racionalista no precisaba de buenos oficiales que manejasen con finura el yeso, la teja, el ladrillo árabe... bastaban brazos fuertes para manejar la hormigonera, y para alicatar a destajo sin perderse en detalles. No ya los grandes bloques de viviendas populares, sino incluso  las  viviendas  de  élite  o  la  arquitectura  institucional,  se  bastaban  con  el hormigón, el hierro y el cristal.

Esta  situación  comienza  a  cambiar,  en  distintos  periodos  para  cada  tipo  de arquitectura, de forma casi imperceptible. En los años 60 y 70 el boom del turismo condujo a la recuperación de estilos tradicionales de construcción y decoración en alojamientos turísticos, establecimientos hosteleros y tiendas de souvenirs (estas últimas fueron especializándose en muchos casos hacia la artesanía propiamente dicha). En estos años carpinteros, tallistas de madera y herreros fueron ampliamente solicitados por los constructores para ese tipo de construcción/decoración.

En los años 80 el desarrollo del estado de las autonomías ha contribuído sin duda a los intentos de recuperación de las culturas regionales. Y dentro de este fenómeno la arquitectura vernácula ha renacido con fuerza. El propio fenómeno de la segunda residencia ha contribuído a ello en gran medida. Cuando los madrileños (sean o no de origen castellano-manchego) acuden a las provincias limítrofes, a sus pueblos o directamente al campo, no sólo buscan naturaleza sino restos de una cultura rural perdida hace años en la gran ciudad. En este ambiente (primero en Toledo y algunas áreas de Cuenca, luego también en Guadalajara y poco a poco en proporción diversa en todas las provincias) la arquitectura tradicional constituye un primer auxilio en su proceso  de  recuperación  de  la  memoria  perdida.  Primero  en  algunas  grandes mansiones de segunda residencia, y luego más masivamente a nivel popular, poco a poco los propios habitantes de los pueblos y ciudades han sido influenciados por los "domingueros" y turistas, retornando en muchos casos también a la arquitectura tradicional."

Acceso al texto completo
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1989), "Artesanía y construcción en Castilla La Mancha", II Jornadas Técnicas de Artesanía de Castilla-La Mancha, Toledo

6.04.1980

Proyecto La Rioja, Horizonte 2000 (1980)

Fue el primer proyecto que me tocó diseñar, naturalmente en continuo diálogo con Gaviria y partiendo de muchas de sus ideas y su lema (La Rioja, equilibrio), y en permanente discusión con otras gentes que luego constituyeron el equipo de trabajo. Los estudios de prospectiva eran habituales entonces fuera de España, pero no aquí. El proyecto inicialmente se planteó como referido al conjunto de la región, pero finalmente quedó circunscrito a la agricultura, pues fue la Cámara Agraria de La Rioja, o más exactamente su entonces presidente Antonio Aguirre, quien solicitó, y finalmente asumió. De hecho, he escaneado la copia con los tachones sobre las temáticas que quitamos antes de "cerrar" el tema. El resultado del proyecto dió lugar al libro, publicado en 1984, El campo riojano, que fue (y según descubro de vez en cuando, sigue siendo) referencia obligada no sólo para los estudios agronómicos, sino en general para la Ordenación Territorial de la región. El libro no está escaneado completo, aquí está uno de los capítulos.



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1.01.1978

Extremadura Saqueada (1978)

Hay mucho escrito sobre este libro, así que (por ahora) no voy a enrollarme al respeto. Tengo en el libro varios capítulos propios, y otros compartidos. Incluyo el libro entero porque es lo más cómodo. El libro lo escanearon para la web de Naredo, así que eso que me he ahorrado.





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10.11.1977

Estudio de alternativas para la agricultura de Tarragona (1977)

En 1977, recién terminado el texto de lo que sería el libro Extremadura Saqueada, Gaviria me invitó a acompañarle a Tarragona, para ayudarle con un informe que iba a realizar para un organismo empresarial provincial (CEPEDE), por encargo del economista Luis Marco Bordetas. Yo no entendía muy bien, porque la gente de mi edad estaban atendiendo sus estudios, pero como me decían que lo hacía bien, me lo pasaba muy bien, conocía gente interesante y aprendía mucho... Anduvimos durante varias semanas entrevistando, recolectando datos. A mí me tocó preparar un pequeño informe sobre la agricultura, y una monografía sobre los problemas de la pesca en un municipio, Cambrils.
Me impresionaron especialmente tres cosas: la dinámica de la pesca (que nunca había visto) y la lonja de Cambrils; el descubrimiento del latifundismo catalán (tan intenso y tan violento en muchos sentidos como el del Sur) y su correlato en jornaleros que en verano debían emigrar como temporeros a Francia como los extremeños; y el proceso de farmerización a la californiana de la agricultura del Delta del Ebro, y sus problemas de regresión.
¿Qué alternativas eran esas? Pues las mismas que siguen repitiendo los tropezientos informes y propuestas sobre desarrollo rural, desarrollo sostenible, etc. que se siguen realizando hoy. Se lleva medio siglo repitiendo (casi) lo mismo.
El texto sobre Cambrils lo tengo algo extraviado, aunque aparecerá entre papeles tarde o temprano. El texto sobre la agricultura, que incluye un apartado específico sobre los problemas del Delta del Ebro, se recoge aquí.


Referencia y enlace al texto:
Baigorri, A. (1977), "Estudio de alternativas para la agricultura de Tarragona" en  Luis Marco, dir., Informe sobre la situación actual de las infraestructuras y recursos de la provincia de Tarragona y su incidencia en el desarrollo, CEPEDE, Tarragona
Texto