En los últimos años muchos han hecho negocio ideológico con el tema, y no pocos negocio económico. Hace cuatro décadas estas propuestas eran tachadas de insensatas y reaccionarias. "Rémoras falangistas", proclamó mi maestro Gaviria cuando leyó el artículo mecanografiado, antes de que lo enviase al Topo. Lo cierto es que impactó en mi orgullo (creía haber logrado un artículo "redondo"), pero no cambié ni un milímetro mis planteamientos. Un año después estábamos negociando con COPLACO la realización de un estudio sobre la agricultura y huertos periurbanos en Madrid que haría Historia. Gaviria cambió totalmente de postura, y en 1997 incluso llegó a glorificarlos (los huertos clandestinos) en un texto sobre los de Zaragoza (en donde yo había propuesto, en 1984, un programa de huertos públicos en los comunales) que no he leído porque sólo conozco de referencia.
" Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja
Lo que proponemos tampoco es nuevo. Básicamente se trata de ofrecer a los parados y otros necesitados un pedazo de tierra con la que asegurarse el diario condumio. Un volumen importante de parados son de origen campesino, y pueden rememorar las técnicas de cultivo para cultivarse los alimentos necesarios. Los demás, con el imperioso acicate de "la gazuza", las aprenderán enseguida.
Nada nuevo bajo el cielo, o el pan de los populismos Pero como decíamos no se trata de algo novedoso, y además sus antecedentes traen, a primera vista, un tufillo poco atrayente. Un tufillo ideológico muy delicado de tratar. Es "la casa i l'hortet" de Maciá, que para Madrid Arturo Soria había llamado, en la publicidad de su Ciudad Lineal, "ni un madrileño sin casa, ni una casa sin jardín". Es la ideología del regeneracionismo reformador, importada del centro de Europa, que Costa supo mejor que nadie sintetizar y adaptara la realidad española. "Que el bracero, al propio tiempo que trabaja por cuenta de otro, en tierra ajena, trabaje por cuenta propia en tierra que ni sea propia ni de otro, sino de la colectividad",1 escribía en 1902. Un regeneracionismo que engarza con los ilustrados dieciochescos y que algunos quieren imitar en la actualidad.Una ideología que en Austria y Alemania se dio muy bien; que en España tuvo una positiva influencia en el primer tercio de siglo, y que terminó, manipulada, plasmándose hasta en el Fuero del Trabajo: "Cada familia campesina deberá contar con estos huertos familiares, con los cuales pueda atender a sus necesidades"(...)
Los otros hortelanos son "los otros catalanes"
En Ripollet, ICONA arrasa de vez en cuando los más de mil huertos que han aparecido, clandestinos aunque públicos, en el lecho del río canalizado. Aunque en realidad hoy dicho río es un verdadero colector de aguas residuales.Tras las "razzias" del ICONA (triste sino el de este Instituto, que parece morbosamente atraído por la destrucción), los "otros hortelanos" vuelven a reconstruir las pequeñas parcelas de 50-60-100 m2 , de las que obtienen parte (en muchos casos predominante) de su sustento.
En Badalona es el propio Ayuntamiento quien arrasa con los bulldozers este tipo de huertos surgidos en los cauces de ríos y miserias.
En Santa Coloma de Gramanet hace años que desde el propio Ayuntamiento son denunciados estos huertos, y supongo que también habrán sido arrasados en más de una ocasión, por unos u otros ejecutores.
De los cauces de los ríos saltan a los huecos dejados por las expropiaciones de autopistas, carreteras y autovías; a las laderas de las ciudades, entre los bosquetes de pinos, junto a los basureros, en buena vecindad con los gitanos. En tierra de nadie, o de dueño no vigilante. Es una fascinante imagen la que en varias ocasiones se ve desde la autopista de Barcelona a Sabadell: los nuevos hortelanos han reproducido sus montañas. Si sus antepasados conquistaban la montaña construyendo terrazas con piedras, ellos lo hacen, con sacos de plástico llenos de escombros y basura, en las laderas abandonadas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Estoy seguro que el número de huertos de este tipo (variable lógicamente en función de la actividad de los bulldozers oficiales) es de varias decenas de miles en el AMB. (...)
De un lado, hay que comenzar a reconsiderar de una vez por todas, y esta vez en serio, la ideología clorofila que ha inundado de céspedes las ciudades. Hay grandes espacios en el interior de las urbes que podrían ser aprovechados para algo más que para criar césped o hacer cacas los perritos, y ello sin que el "verde" desapareciese. En Sevilla, en Huelva, en Logroño, en Madrid y en otras muchas ciudades, gigantescos solares van a quedar ya para siempre sin edificar, siendo muchos de ellos públicos. Las Asociaciones de Vecinos reclaman en esos espacios zonas verdes; pero la mejor zona verde sería convertirlos en parcelas familiares dedicadas a la hortelanía"
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1982), "Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja", El Viejo Topo, Num, 67, pp. 12-17
Enlace al texto
TODO SOBRE...MIS HUERTOS
Alcalde, pónles un huerto (1984)
Agricultura periurbana (1985)
El espacio ignorado (1985)
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