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12.02.2020

Prólogo a "Ciudadanía y voluntariado senior en la Sociedad Telemática" (2020)

Este texto, que parte de otros textos precedentes, actualizado a la situación más actual, es el prólogo esdcrito para el libro del sociólogo Santiago Cambero, "Ciudadanía y voluntariado senior en la Sociedad Telemática", que recoge la tesis doctoral que durante siete largos años dirigí. No es pues un prólogo al uso, que hable de la obra que prologa, sino que es un texto que prologó en su día el propio desarrollo de la obra, y que se ha actualizado fruto de sucesivas lecturas y atención a la actualidad a que la dirección de una tesis doctoral te obliga. Pasó su momento de ser publicado como artículo (quizás una nueva versión en el futuro), pero queda aquí al alcance de quien lo necesite.



" Las sociedades humanas necesitan de pavores colectivos. Desde el origen mismo de la humanidad los grandes terrores a fenómenos aparentemente incontrolables que pudieran acabar con la comunidad han sido instrumentos muy funcionales, como el sociólogo Emile Durkheim descubrió, como instrumento de cohesión social, y también de control. 

Las religiones durante milenios, y luego la Ciencia, han sido los mecanismos de los que los humanos se han servido para exorcizar esos miedos. Y así ocurre de nuevo, con un fenómeno que conduce a menudo incluso a la parálisis de los gobiernos, que dudan sobre cómo enfrentarlo porque no alcanzan a disponer de diagnósticos definitivos sobre su posible evolución e impactos: el envejecimiento de la población. El mundo se llena de viejos, con los que no sabe muy bien qué se va a hacer, ni siquiera si son una carga o un bien. El tema ha generado innume-rables investigaciones sobre sus muchos aspectos, uno de los cuales (el envejecimiento activo vinculado a actividades solidarias) se aborda en el trabajo que se presenta. 

Ocurrió casi repentinamente en los años 80 del siglo XX. Tras medio siglo de preocupación (a menudo en términos aún más apocalíp-ticos) por el crecimiento de la población, los demógrafos empezaron a dar la alarma sobre un problema casi antitético: el estancamiento demográfico. “Explosión demográfica” es el término que venía utilizándose desde principios de siglo en biología, aplicado a ciertos procesos ecológicos de sobrepoblación que podían conducir a la extinción, pero el sociólogo y demógrafo Kingsley Davis empezó a utilizarlo en los años 40 para referirse explícitamente a las peligrosas consecuencias de todo tipo que podrían derivarse de la llegada del proceso de Transición Demográfica a aquellos países menos desarrollados que empezaban a disfrutar de los bienes de la salud pública y la satisfacción de las necesidades básicas . Y ahora se hablaba sin embargo de envejecimiento, iniciado primero en los países más desarrollados del planeta, como antes ocurrió la Transición Demográfica y su última expresión (el baby boom que siguió a la II Guerra Mundial). Lo que parecía un logro (la ampliación de la esperanza de vida de los seres humanos) empezaba a verse como un problema.

Efectivamente había factores para preocuparse. La caída de la na-talidad que se inició en la segunda mitad del siglo en los países ricos, una vez agotado el baby boom, se había extendido a finales del siglo XX a Asia y Latinoamérica, y empezaba a percibirse incluso en África . El desarrollo de la higiene y la sanidad pública, el creciente acceso al agua potable y a los beneficios del desarrollo económico, alejaba el fantasma de la Bomba Población que en 1968 dio título al bestseller apocalíptico de los entomólogos Paul y Anne Ehrlich. De hecho, hace años que nadie se preocupa por el crecimiento demográfico en ningún país del mundo.

Pero como decíamos, las sociedades necesitan de los pavores co-lectivos, así que pronto las previsiones alcanzaron un tono tan apocalíp-tico como las anteriores, aunque ahora el leitmotiv fuese bien distinto. Sociólogos y economistas miraron de nuevo a la demografía con preocupación, y alarmaron tan exageradamente como antes a las gentes: los sociólogos elaboraron el concepto de dependencia (que actualmente no sólo forma parte de la terminología sobre el tema, sino que ha pasado a constituirse en factor de un derecho, y dado nombre a numerosos organismos y servicios públicos) y auguraron una sombría y socialmente insostenible sociedad futura; y los economistas (no en vano son los prac-ticantes de la llamada ciencia lúgubre) han hecho temer a los trabajadores, durante décadas,  por el futuro de sus pensiones. Buena parte de los debates políticos de las últimas tres décadas en los países europeos se centran en torno a la capacidad del sistema para mantener las pensiones, o al papel de la inmigración en ese sostenimiento de las pensiones. Y no sólo los científicos sociales se alarmaron. 

(...)"

Acceso al texto completo

Baigorri, A. (2020), "Prólogo" en S.Cambero, Ciudadanía y voluntariado senior en la Sociedad Telemática, Editamas, Badajoz, pp. 11-28

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6.23.2017

Sobre el movimiento sindical de clase en España (2017)

Disgresión sobre Powerpoint

He sufrido en mis carnes a los ágrafos digitales. Un día, en un seminario sobre no recuerdo qué, a cuya inauguración estábamos "obligados" a invitar al rector (sí recuerdo quién, pero qué más da), sabedor que era de que utilizaba aún no el Powerpoint, sino el Presentaciones de Word Perfect (que era mejor) en clase, al llegar me espetó la clásica broma: "¿Y qué? ¿Tienes algo que decir, o traes un Powerpoint?". Años atrás, en 2001, había tenido que soportar lo que para ellas era (supongo) un acto humillante (pues según supe luego, a eso venían, a hacerme "inclinar la cerviz", textual), y para mí una expresión de su profunda ignorancia no sólo de los hechos nuevos, sino de los hechos, a secas: el tribunal de la plaza de Profesor Titular de Universidad a la que concursaba se la pasó sin mirar ni una sola vez a la pantalla. Bueno, al principio y al final sí, porque tenía una imagen muy espectacular de fondo de la página de título, y una bonita foto de un paisaje como fondo del "Gracias por su atención". El caso es que ninguna de esas patochadas me ha desanimado nunca de mi creencia en la utilidad de las presentaciones, si están mínimamente bien hechas, como ayuda en las exposiciones. El único acto de traición al Powerpoint fue hacer un curso de Powerpoint cuando llevaba más de quince años utilizándolo; pero había que hacer cursos del Servicio de Formación de la Universidad para que luego te concediesen el complemento autonómico (una prevaricación institucional en toda regla, que ahí sigue), y aquel año ese me pareció el que menos tiempo me haría perder. 

Pues eso; que aquellos torpes y ágrafos ataques contra el Powerpoint (contra cuyo MAL USO, empezando por la confusión entre un PPTX y un documento de texto, yo he despotricado mucho) no sólo no me desanimaron, sino que al contrario, me he esforzado en trabajarlos lo más posible. De hecho, en algunas intervenciones (entre ellas en las clases, por supuesto, aunque no en mis primeros años de docencia) el Powerpoint me permite prescindir del texto. Porque yo tengo cierta capacidad para enrollarme en modo interacción, pero nunca me ha gustado memorizar un discurso; y el PPTX es una herramienta esencial en ese caso. Como ocurre en esta ocasión. 

La intervención

Durante casi diez años intenté afiliarme a un sindicato, pidiéndole al liberado durante todo aquel tiempo que me pasase la ficha. Durante ese periodo me buscaron en casi todas las elecciones y fui como compañero de viaje, en los puestos de no salir de la lista, pero no "conseguí" afiliarme (llegué a la conclusión de que en realidad los sindicatos corporativos no precisan afiliados, que son un incordio porque se les puede ocurrir querer ocupar puestos); lo entrecomillo porque por supuesto que podía haber ido a la sede local y hacerlo allí, pero por dignidad torera, entendía que qué menos podían hacer los liberados que promover y gestionar la afiliación. Por supuesto que los he defendido siempre como fundamentales en mis clases de Sociología para economistas, ADEs y RRLL/RRHH, así como en las tertulias en las que me tocaba debatir con derechistas y demagogos. 

Pero siempre he tenido una visión muy crítica, por lo que cuando me han llamado como ponente en algún curso o seminario me ha extrañado un poco, pero siempre acudo encantado; no sólo porque me cueste decir NO, sino porque me parece importante que sus afiliados y sobre todo sus cargos orgánicos escuchen visiones críticas, no sólo los mantras propios de toda organización burocrática. 

Así que me extrañó que me invitaran a participar con una ponencia en su curso de verano de 2017.


De hecho, las expresiones del público son sin duda de atención intensa, pero también en muchos rostros se percibe la sorpresa, o incluso el disgusto, con lo que están escuchando. En cualquier caso, la recepción fue muy amable.



La presentación



















Cómo citar: 

Baigorri, A. (2017): “El movimiento sindical de clase en España. Perspectivas sociales, políticas y económicas en el futuro inmediato", El Sindicato del siglo XXI, Fundación Cultura y Trabajo/UGT, Cáceres. Recuperado de



En modo texto

“El movimiento sindical de clase en España

Perspectivas sociales, políticas y económicas en el futuro inmediato”

ALGUNAS REFLEXIONES/RÁFAGAS

Artemio Baigorri


Reflexiones BÁSICAMENTE teóricas…y desde fuera

    • Incluso especulativas

    • Poca experiencia sindical

(Y no muy gratificante)

    • Alguna actividad sindical en mi entorno

(Te muestra modelos de acción)

Hermano sindicalista (UGT) Acosado por la dirección (de lo qe hoy es DIA)

Mi pareja acosada y no defendida por los llamados sindicatos de clase, pero sí defendida por “los otros”

    • Lo que, como trabajador, observo en mi centro de trabajo

(Te muestra los tipos humanos, hay de todo)

Liberadas para terminar la tesis con tranquilidad y hacer algunas relaciones

Sindicalistas comprometidos (que no suelen llegar muy alto)

Sindicalistas que utilizan la acción sindical como plataforma para el medre personal, o como instrumento político

movimiento... 

qué movimiento?

    • El concepto confuso del título: ¿pero hay un “movimiento sindical”?

    • Hubo un movimiento obrero..., pero los cambios sociales desde mediados del siglo XX generaron NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES que de hecho han chocado con los sindicatos

    • Ecologismo

    • Feminismo

    • LGTB

    • Para algunos, hablar de los sindicatos es hablar de algo tan institucional, antiguo y anquilosado como la Iglesia

    • 

Hubo un movimiento obrero…

….iniciado hace dos siglos, que generó unas instituciones, los sindicatos

Pero Los nuevos movimientos sociales

    • No tienen vinculación con el trabajo sino con el consumo

    • No se entienden con instituciones y organizaciones burocráticas y jerarquías

    • No tienen límites territoriales

    • A menudo sus objetivos son incompatibles con los de los sindicatos

    • Los NMS, de forma natural, alejan de los sindicatos a los jóvenes

El ecologismo tuvo que enfrentarse a los sindicatos 

...y aún

el género...y la clase

    • El feminismo no encontró durante más de un siglo acomodo en unas organizaciones muy masculinizadas

    • 

    • A pesar de que desde hace medio siglo el empleo en los servicios es más importante que el empleo industrial, base cultural del sindicalismo

extremadura abre el camino...

¿...o es la expresión de la escasez de “clase obrera” clásica en la región?

Algunos nms…

    • Directamente han pasado de los sindicatos

    • Tienen herramientas de defensa de los intereses individuales más eficaces

hacen falta sindicatos..., aún?

    • Los sindicatos articularon (y controlaron/domesticaron) la emergente clase obrera industrial

    • Destruidos los gremios, los empresarios se dieron cuenta de que las revoluciones liberales tenido efectos secundarios: los gremios limitaban el desarrollo del individualismo empresarial, pero articulaban /formalizaban las relaciones laborales

    • Por eso tan pronto como en 1830 encontraron interesantes las Asociaciones de Trabajadores

    • El desarrollo del Estado del Bienestar (entreguerras y sobre todo a partir de la II Guerra Mundial, permitió que recuperasen unas fuerzas que habían empezado a perder en la vorágine de las revoluciones (comunistas, fascistas...)

    • ¿Pero y ahora? ¿Hay que articular a quién?

    • ¿Sindicatos para sociedades posthumanas?

    • ¿Para articular las relaciones con los robots?

    • 

Sí, no es eso exactamente,    pero es cierto    que los propios humanos son ya muy distintos


    • Los trabajadores    no están ya constituidos por una masa analfabeta recién llegada del campo

    • Ni siquiera por    los trabajadores apenas escolarizados del siglo XX

    • Son trabajadores cualificados, que conocen sus derechos y cómo defenderlos, y creen no necesitar del sindicato

    • Los trabajadores no están ya “amontonados” en grandes centros productivos

    • Las nuevas formas de trabajo en la Sociedad Telemática, no favorecen la concentración, interacción e intercambio y apoyo mutuo de los trabajadores

    • Las nuevas técnicas de remuneración (objetivos, complementos, etc) favorecen la competencia entre los propios trabajadores, lo que limita las posibilidades de la acción sindical

    • Especialmente en el sector público

    • Y paradójicamente los sindicatos han colaborado a menudo en esos procesos

     


Factores que favorecen la supervivencia

    • El peso del sector público


    • El peso de las PYMES de >50 y grandes empresas:

    • 1999: 53,39 % cotizantes

    • 2015: 54,97% cotizantes

    • 

Factores que favorecen la supervivencia

    • Hay demasiados actores poco fiables que trabajan activamente para que desaparezcan

    • Colectivos mediáticos de opinión

    • Grandes corporaciones financieras

    • Estructuras culturales promotoras de ideologías darwinistas

    • Sólo organizaciones fuertes pueden enfrentar a esos actores, con la ayuda de

    • Partidos políticos progresistas

    • ONG’s 

    • Ciencia Social en una Universidad comprometida

    • Donde la supervivencia de conocimientos alternativos al modelo del darwinismo social es cada vez más difícil (el caso de RRLL)

    • Donde no veo a los sindicatos ayudando a fortalecer organizativa y financieramente los núcleos de investigación alternativos al darwinismo social

Pero qué clase?

    • De qué hablamos cuando hablamos de sindicatos de clase

    • No hay sindicatos de clase, o más bien todos son de la misma: la clase media

    • Unos tienen su origen en la clase obrera, pero son interclasistas: buena parte de su fuerza y cuadros son de las clases extractivas (aparato de Estado, quienes vivimos de, y articulamos, la plusvalía generada por el sistema productivo)

    • Otros representan a esas clases extractivas, en su conjunto o a una parte (corporativos) 

    • Todos representan y defienden a los asalariados

    • Pero entonces ¿cuál es la clase de quienes no tienen acceso al salario normalizado?

    • No hay sindicatos para los inmigrantes ilegales que trabajan a salto de mata

    • No hay sindicatos para las trabajadoras domésticas sumergidas

    • No hay sindicatos para los parados

    • No hay sindicatos para el precariado

Qué sindicatos…

    • Sindicatos para una sociedad de trabajo disperso (más allá de precario), fragmentado

    • Para el individuo aislado y no para el colectivo corporativo, trabajador fragmentario, disperso, aislado en su casa, más solo que nunca antes…

    • Y por supuesto quedan temas pendientes: 

    • ¿Seguir con el taller abierto, beneficiando a todos con los logros estén o no sindicados?

    • ¿Seguir dependiendo de la financiación pública? 

    • ¿Seguir organizados por ramas, cuando tantos trabajadores no caben en ninguna de las ramas, o ni siquiera son claramente asalariados?

    • ¿Cuándo los sindicatos no responden (no son correa de transmisión) a ideologías definidas, que los propios partidos no tienen, qué aporta la duplicidad de estructuras?



  

12.30.2015

Extremadura. treinta años de cambios sociales (2015)



Contenido:
1. Diáspora, retorno y movilidad global: cambios en las tendencias migratorias
2. Evolución de la familia en Extremadura
3. La evolución del capital humano (niveles educativos)
4. Salud: la esperanza de vivir más, y mejor
5. El cambio social con perspectiva de género: la creciente presencia de las mujeres en la sociedad extremeña
6. Participación



Referencia:
Baigorri, A., Caballero,M., Arboleda, Y. (2015), "Tres décadas de cambios sociales", en L.Macorra, ed., Treinta Años de Economía y Sociedad Extremeña (1983-2013), Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, pp. 131-164

Enlace al texto

6.08.2008

¿De la generación del 98 a la 'Chiki chiki'? (2008)

Me pidieron un artículo sobre generaciones para acompañar este reportaje. Entonces apenas se hablaba, se utilizaba, el concepto, olvidado en los anaqueles de la Historia del Pensamiento (Ortega) y de la Sociología (Mannheim). Tan sólo Carles Feixa, desde la antropología y siguiendo la senda de las tribus de Maffesoli, había empezado a manejarse son soltura con ello. Yo mismo en Botellón, aunque intenté desarrollar toda una teoría sobre el propio concepto de juventud en el siglo emergente, no había prestado atención al concepto de generaciones. Cuando le llegó este encargo de reflexión de urgencia ya había empezado a intentar restituir para la Sociología un concepto que se había abandonado por incómodo, pero útil.


 



"Generación es el único concepto sociológico made in Spain. Quien condensó las sugerencias previas de historiadores, sociólogos y demógrafos fue Ortega y Gasset. Cada oleada de coetáneos es marcada por un herraje cultural distinto, ya que la cultura evoluciona a un ritmo marcado por el factor i (capacidad + velocidad de transmisión de la información). Pero además de los valores dominantes en cada periodo, hay momentos que contribuyen a conformar las mentalidades porque capturan la atención, y provocan la emoción de millones de individuos en una etapa formativa clave como la infancia y la adolescencia.

Pero, ¿cuánto dura una generación? Herodoto hablaba de 30 años, Ortega lo redujo a 15. Es algo esencial que no aclaran, por ejemplo, libros premediáticos como el del publicitario holandés Jeroen Boschma (Generación Einstein) o el de la psicóloga norteamericana Jean M. Twenge (Generación Me), quienes además hacen juicios (de eso se trata, de juicios de valor) contradictorios respecto a la misma supuesta generación que diagnostican. Ninguno dice algo que no hubiesen dictaminado ya diez años antes los creadores de la Generación Y, nacida tras el baby boom, y luego los del concepto de Generación Internet, o los Generación M (del Milenio, o Multitarea para unos, o acertadamente mal traducida en España, de los Mileuristas). Lo que vienen a decir ambos libros es lo que quienes lanzan admoniciones sobre jóvenes vienen diciendo generación tras generación: que son mejores, pero más egocéntricos. El parto de los montes. Y es que sólo podemos entender a las generaciones como estaciones "de destino". Generaciones que se definen por lo que hacen, o han hecho (de hecho son nombradas por las fechas de su madurez), naturalmente entendiendo que hacen lo que hacen porque han sido marcados por hechos históricos compartidos. Pero hacer un análisis pronóstico de los efectos de esos momentos impactantes, esto es de las expectativas generacionales, es casi como hablar del sexo de los ángeles. Pura filfa.

Personalmente creo que quienes definen tan marcadamente a las nuevas generacio-nes, a los jóvenes en suma, no hacen sino proyectar sus propios complejos y traumas, sus temores para con sus propios hijos. Normalmente, quienes dicen cómo es la juven-tud están hablando más bien de cómo son quienes les crían, o malcrían. O sea, ellos mismos.

Por lo demás, cansa un poco el etnocentrismo de estas propuestas, que intentan (siempre en inglés) hacer universales las observaciones que han hecho en su pueblo. Por supuesto que tenemos aquí unas cohortes creciendo en la Sociedad Telemática, pero aquí y allá hay miles de millones de jóvenes que crecen en la clave Sociedad Industrial, o millones incluso en el Neolítico.

Habrá quien tome la crítica directamente del viejo Marx: ¿es más fuerte lo que unifica como generación a los jóvenes de Entrevías y Serrano, que lo que los separa e incluso enfrenta? O lo que es lo mismo: si esa supuesta generación descansa, como dice el publicitario holandés, en la informatización y, aún más allá, en Internet, ¿qué pasa en España con los Einstein que viven en los dos tercios de hogares que no tienen acceso a Internet, o que tienen un acceso de risa? Y las tres cuartas partes de la juventud del planeta, que no puede ni soñar con esas cosas, ¿es de otra generación, o de otro mundo? Como los fabricantes de coches, los de generaciones han pasado de las añadas (98, 14, 36) a las letras del abecedario (X, Y) y finalmente a las denominaciones impresionistas. ¿Será la Chiki chiki (una generación que prometía mucho, pero quedó reducida a su auténtica expresión cuando hubo de competir en buena lid, sin el apoyo de las redes sociales) la próxima?"


Baigorri, A. (2008),  "¿De la generación del 98 a la 'Chiki chiki'?", El País, 8 junio 2008

11.09.2006

Dictamen sobre la creación de un Instituto de la Juventud (2006)

Este texto se trata de un dictamen de urgencia solicitado en 2006 por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, dirigida por Francisco Muñoz, sobre la creación (de hecho ya estaba en marcha) de un Instituto de la Juventud. Hube de hacerlo en unos pocos días, y reciclé fragmentos de trabajos anteriores (sobre todo del estudio sobre el botellón y el programa FUTURO, realizados entre 2001 y 2003), algunas reflexiones inéditas, y datos e informes de otros organismos públicos.Creo que en conjunto presenta una teoría consistente sobre la juventud y su significado en el siglo XXI.



"JUVENTUD, HUMANO (Y ESCASO) TESORO
He intentado expresar sintéticamente en repetidas ocasiones mi particular visión de la juventud como hecho social afirmando que la Juventud es, especialmente en Europa, y en tanto que colectivo humano, una especie en extinción, y por tanto protegida. Para algunos observadores y moralistas incluso demasiado protegida, aunque se me haría difícil alcanzar a entender las razones que nos habrían de llevar a proteger en menor medida a las crías de nuestra especie que a las de especies como el lince o el buitre leonado.
El caso es que se defina como se defina su ámbito, no hay asomo de duda de que cada vez son menos. Lo que también significa que la clientela de las instituciones especializadas en los jóvenes se está reduciendo; aunque como veremos la necesaria ampliación del ámbito operativo permita compensar provisionalmente la pérdida de efectivos.

 Además, esos efectivos se van a seguir reduciendo, a pesar de las ilusiones que sobre la cuestión despierta el fenómeno de la inmigración masiva. Pues aunque las bajas tasas de natalidad que se han alcanzado en España parecer apuntar un punto de inflexión (así lo creen algunos analistas), gracias a los inmigrantes, que han aportado además jóvenes ya nacidos, sin embargo se trata de una mera ilusión.
La previsiblemente rápida integración cultural de éstos reducirá a medio plazo sus propias tasas de natalidad, adaptándolas a las de su sociedad receptora, en un proceso ineluctable que se produce en todo proceso migratorio. De hecho, las proyecciones de la población española más creíbles (el llamado Escenario 2 del INE, que incorpora los criterios de Eurostat) así lo ponen de manifiesto: aunque podemos tener cierta esperanza recuperación a corto plazo, a medio y largo plazo las tendencias decrecientes van a predominar, salvo que se produzcan cambios sociales estructurales profundos.

Las cifras son preocupantes: en sólo una década (1991-2001) se perdieron en España medio millón de jóvenes, producto de quince años de baby boom (una pérdida que explica en buena parte las estupendamente bajas tasas de desempleo juvenil de los diez años), de los que sólo apenas 100.000 se han recuperado gracias a la inmigración.



Y en el caso de Extremadura la situación es aún más complicada, porque nuestra región apenas había empezado a recuperarse de la profunda sangría demográfica de los ‘60, cuando la caída de la natalidad volvió a sumirla en negras expectativas demográficas.
Hasta el punto de que, como se observa en el gráfico, al contrario que a nivel nacional ni siquiera se ha producido el leve e ilusorio remonte producido por los efectivos de la inmigración: se han perdido en el último cuarto de siglo 35.000 jóvenes que no van a recuperarse ni a corto ni a medio plazo.
De hecho, las proyecciones demográficas del INE nos avanzan un stock de población joven inferior incluso al de principios del siglo XX, lo cual plantea una situación cuando menos preocupante.




Naturalmente, esta pérdida de efectivos demográficos tiene efectos directos: como por arte de magia (pero no por arte de magia, sino como consecuencia de la tensión demográfica), la presión que en las décadas anteriores ejercían los jóvenes sobre el mercado de trabajo, el sistema educativo y aún el propio hogar ha aflojado enormemente, poniendo en marcha otro tipo de procesos sociales colaterales más o menos complejos.

2. LA PLACENTA SOCIAL, Y LA RE-INVENCIÓN
PERMANENTE DEL CONCEPTO DE JUVENTUD
En realidad, este proceso ha permitido que una vez más se cumplan los presupuestos implicados en nuestra teoría, ya discutida en diversos foros y documentos científicos, sobre la placenta social. 


En suma, en la actualidad nos enfrentamos a un proceso de cambio social de carácter estructural, a una readaptación orgánica, en función del alargamiento de todos los ciclos vitales, y que por tanto influye entre otras cosas en un progresivo atraso del momento de incorporación al trabajo de los seres humanos.
Consideremos, de una parte, que en nuestras sociedades ricas y tecnológicamente avanzadas las necesidades materiales básicas de cualquier familia están cubiertas, sea de forma autónoma o mediante ayudas públicas; son ya muy escasos los jóvenes que deben buscar trabajo de forma imperiosa para que su familia pueda comer, como ha ocurrido históricamente. Y de otra parte, la cantidad de conocimientos, saberes y hábitos que el ser humano ha debido asimilar antes de enfrentarse a cualquier ocupación son crecientes. A pesar de que en apariencia la tecnología simplifica nuestras vidas, los conocimientos que hay que dominar para ejercer cualquier oficio, e incluso para desenvolverse en la vida cotidiana, son mucho mayores. Eso hace de los jóvenes, sin duda, personas con una mayor inseguridad respecto de la vida adulta que la que tenían sus ancestros.
Y poco a poco los datos vienen corroborando en mayor medida el modelo. Según la encuesta más reciente del INJUVE(2002) el 74 % de los jóvenes vive en el domicilio familiar, por mucho que la mitad (50,8 %) dicen estar dispuestos a emanciparse. De hecho, y según datos procedentes de la Encuesta de Población Activa, a lo largo de la pasada década se ha venido reduciendo el número de hogares en los que la persona principal (cabeza de familia) es un joven entre 16 y 29 años, pasando e 591.600 hogares, en 1990, a 453.300 en 1997. Y, consecuentemente con ello, se viene retrasando de forma sistemática la edad del primer matrimonio, tanto entre hombres como entre mujeres.

Y, consecuentemente con ese retraso en la formalización de los emparejamientos, encontramos que desde finales de los años ‘70 (en Extremadura desde la segunda mitad de los ‘80, pero con una confluencia acelerada) la edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo viene aumentando sistemáticamente, en casi tres años para el periodo considerado.Algunos investigadores todavía creen que la razón de todos estos cambios se debe a la falta de ingresos y el elevado precio de la vivienda.

 Sin embargo, repetidamente las encuestas muestran otra realidad: en una reciente encuesta a nivel europeo, y aunque los jóvenes alegan no tener los medios suficientes para independizarse, un tercio no lo hace por preferir el “confort sin responsabilidades” del domicilio familiar a la autonomía; un tercio porque prefieren aprovechar las posibilidades del hogar familiar para acumular ahorros y prepararse así unas buenas condiciones de salida; y otro tercio declara simplemente que “cuanto más tarde se salga, mejor”. Un 28 % considera que el hecho de que los padres sean menos estrictos es una buena razón para quedarse. En suma, los jóvenes se encuentran a gusto, como los marsupiales, en la casa familiar: en la placenta social que es el hogar paterno.
Todo esto tiene una influencia directa en la cuestión, repetidamente, planteada, de los límites. Y a tenor de lo visto parece razonable situar el límite superior de la categoría de jóvenes en los 35 años (una encuesta realizada por el INJUVE en 1996 mostraba que ya entonces un 27 % de los jóvenes de entre 30 a 34 años convivían todavía con sus padres, cifra que sin duda se ha incrementado sensiblemente en los últimos años).En cualquier caso, hechas estas consideraciones, no hay que olvidar que tampoco podemos hacer un paquete indiferenciado con los jóvenes, consideremos una horquilla de edades u otra. 
Por un lado, son evidentes las profundas diferencias que marca la edad a lo largo del proceso de transición de la infancia a la vida adulta. Y el primer problema se plantea en el límite inferior. ¿Debemos incluir la adolescencia en el concepto de juventud?. La evidencia nos muestra que sí, en la medida en que la sociedad se dirige hacia ella en tales términos (la publicidad, el mercado, la educación...); pero ¿cuándo empieza?.
En el caso de las mujeres la aparición de la primera menstruación parece un signo claro, que por cierto ha descendido ya muy por debajo de los catorce años. A partir de ese momento muchas chicas empiezan a hacer el tipo de cosas que generalmente entendemos que hacen los jóvenes, incluyendo beber, fumar, ir solas a los conciertos de sus ídolos, acudir a las discotecas (lights o hards), embarazarse, etc. Pero en el caso de los hombres los límites inferiores son más problemáticos. En cualquier caso, debería fijarse el límite en algún punto oscilante entre los 13 y los 15. 
Sin embargo, el auténtico problema estriba hoy en el límite superior, y no se reduce a aspectos psico-sociales, generalmente de carácter identitario; porque la cuestión última no es tanto conocer cómo se sienten los jóvenes, sino determinar qué cosas puede hacerse por ellos desde las instituciones que se dedican a ocuparse de ese tramo de nuestras vidas en el que todavía no somos plenamente autónomos. Porque, en cierto sentido, la cuestión que nos estamos planteando, como pusimos de manifiesto en el marco del programa FUTURO, no es otra que la siguiente: ¿hasta qué edad debe el Estado seguir ayudando a las familias a orientar, formar, entretener, en suma ocuparse de sus hijos?. Podríamos hablar, al menos, de: 

1. Un estadio de adolescencia (cuya duración probablemente se viene ampliando por arriba y por abajo) hasta los 16/17 años;
2. Un estadio de juventud hormonal (hasta los 26/27);
3. Un estadio de juventud funcional (hasta los 34/35). 
Límites que deberían ajustarse pensando en la eficiencia empírica, esto es, en la disponibilidad de fuentes primarias de información sobre cada tramo, puesto que es indiferente a efectos de programas de acción poner el límite un año arriba o abajo. Y, naturalmente, sin que ello nos haga olvidar otro tipo de distinciones al tratar de la juventud. Pues a menudo el concepto juventud es una estratagema para ocultar, o disminuir la importancia, de otro tipo de divisiones sociales bastante más determinantes que la edad, como la clase social, el género, los grupos de status, la pertenencia rural/urbana... Pues con independencia de que las distintas edades conlleven niveles de madurez distintos, problemas de interacción distintos, así y todo las grandes fracturas no están en la edad, sino en el acceso a los bienes. Ya se trate de medios de producción, o bien de aquellos bienes que hoy constituyen indicadores del bienestar y la riqueza. Hablar, por tanto, de los jóvenes extremeños no es decir mucho, si no introducimos todas esas diferenciaciones citadas; bajo riesgo, en caso contrario, de tomar al todo por la parte. 
Y, naturalmente, tampoco debemos olvidar (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (2006): "Dictamen sobre la creación de un Instituto de la Juventud en la comunidad autónoma de Extremadura", Consejería de Cultura, Mérida

Acceso al texto completo

Más sobre la teoría de la placenta social: http://baigorri.blogspot.com/2008/05/placenta-social.html

6.15.2004

La sociedad de 24 horas. Un proyecto de investigación - infausto (2004)


No sólo producimos publicaciones, informes, ahora post o tuits... También he escrito a lo largo de mi vida docenas, seguramente más de un centenar (en cualquier caso miles de páginas) de propuestas y proyectos.  

Muchas dieron lugar a trabajos (es decir, fueron aceptadas), por lo que no vale la pena reproducirlas, pues se han difundido los resultados. 

Pero otras no. Qué le vamos a hacer... Algunas de éstas incluso han perdido, lógicamente, vigencia. Otras no. Como esta. Me entretuve en buscar temáticas que habían sido financiadas aquel año en los programas nacionales de I+D+i, en CCSS, y algunas eran (sin entrar en las mil veces repetidas, porque es alucinante cuánto se ha gastado el Estado en repartir entre amiguetes proyectos innecesarios sobre temas de los que ya está todo dicho y redicho) auténticas pavadas de las que seguramente no se ha visto resultado útil alguno. Pero las cosas son como son en la Academia: o tienes redes de apoyo mutuo, o quédate en tu rincón. Aquí lo llevamos con resiliencia.

Así que, ¿por qué no dejarlas también ahí, por si inspiran a alguien?. En particular esta fue especialmente grave que no nos lo concediesen, porque tres lustros más tarde siguen sin abordarse la mayor parte de los problemas que la Sociedad de 24 horas genera en el ámbito del trabajo, la familia y otras instituciones. Puede que alguien la adapte y tenga más suerte (o mejores relaciones en donde hay que tenerlas), así que ahí queda.

"La investigación sobre ocio nocturno juvenil realizada entre 2001-2003 nos ha mostrado que la frontera horaria entre el día y la noche presenta una fuerte tendencia a difuminarse; siendo el ocio solamente el aspecto más visible de la misma, aunque la noche ha sido también, de siempre, espacio de producción.
Sin embargo, las Ciencias Sociales sólo han prestado atención a los aspectos anómicos de la llamada ‘vida nocturna'; de ahí que no exista un corpus teórico sólido para abordar el impacto que las nuevas tendencias sociales sobre horarios pueden tener en ámbitos como la familia, el trabajo, el comercio, la educación, etc.
Nuestra investigación pretende iniciar la construcción de ese corpus teórico desde una -imprescindible en esta temática- perspectiva multidisciplinaria, integrando para ello las miradas complementarias de la Sociología, el Derecho, la Economía y la Ciencia Política. 
Se persiguen tres objetivos claramente definidos:
a) Reunir, analizar y sistematizar toda la bibliografía y los trabajos empíricos existentes sobre la materia (nacional e internacional).
b) Realizar una clasificación sistemática de actividades y procesos sociales y económicos que están extendiendo -o previsiblemente van a hacerlo en un futuro inmediato- sus horarios hacia las 24 horas
c) Definir los impactos que los cambios horarios pueden originar en las instituciones sociales fundamentales abriendo, mediante varios estudios piloto (sobre impactos en la familia; sociedad riesgo en la noche; ocupaciones 24 horas; y localización espacial de actividades), líneas de trabajo a la investigación aplicada.
Naturalmente, este trabajo de investigación básica sistemática, aún no existente sobre esta cuestión ni en España ni en el resto del mundo, debe dar lugar en el futuro a investigaciones aplicadas. De hecho, este grupo de investigación pretende acometer, tras la realización de este proyecto, una investigación aplicada de carácter internacional.
(...)
Los ciclos horarios, que se articularon a partir de la invención del reloj con minutero -haciendo posible la Sociedad Industrial- estallan en la naciente e inmediatista Sociedad Telemática, en la que el flujo planetario de capitales exige que los operadores no duerman nunca, porque cuando una bolsa se cierra en uno de los epicentros reticulares de la urbe global, otra se abre en otro. En la urbe global la producción no puede detenerse durante la noche.
 Tras la ruptura de los ciclos temporales estandarizados comemos el mismo tipo de frutas y hortalizas en toda época, y practicamos las mismas actividades en invierno que en verano. Asistimos a una dilución de la temporalidad de los individuos, en la que el calendario pierde significado; el reloj queda reducido a la función de cronómetro; la distinción entre días laborables y festivos se desdibuja; las estaciones meteorológicas son, como las del tren que no se detiene, simple paisaje; la frontera entre día y noche se difumina. Nuestras máquinas están listas para producir en todo momento, nuestros cerebros preparados para conectarse entre sí a todas horas, nuestros cuerpos siempre dispuestos a consumir. El tiempo biológico existe, pero ya no determina el tiempo social. 
CONCEPTUALIZANDO LA SOCIEDAD DE 24 HORAS 
La investigación que entre los años 2001 y 2003 realizamos en torno al fenómeno del ‘botellón‘ (Baigorri, Fernandez, Giesyt, 2003) está en la base de nuestro interés por el tema, y de la fundamentación de la hipótesis de trabajo. En dicha investigación se pudieron confirmar las relaciones entre las NTIC's y la gestión del tiempo nocturno; por ejemplo, en la medida en que los teléfonos móviles 'tranquilizan' a los padres al posibilitar una conexión inmediata virtual con sus hijos. También se ha comprobado que la ruptura de las franjas horarias genera en determinados ámbitos conflictos por la ocupación espacio-temporal de la ciudad entre quienes practican el ocio y quienes descansan, así como multiplica las necesidades de empleados públicos en turnos de noche (sanitarios, policía, limpieza, etc).
Precisamente la investigación sobre el botellón y el ocio nocturno ha llevado a este equipo a descubrir otros antecedentes que coinciden con nuestros planteamientos y que -aún siendo parciales y/o geográficamente limitados, y no estableciendo casi nunca un modelo general explicativo- constituyen un punto de partida importante para nuestra investigación. Esperamos que en el futuro nos sirva también para plantear una gran investigación internacional sobre el tema.
En los últimos años viene consolidándose entre algunos investigadores y managers un concepto operativo, entendido en unos casos como 'ciudad-24 horas' y en otros como‘sociedad-24 horas’, en suma una ciudad/sociedad sin momentos de pausa, ni para la producción ni para el consumo. La reciente Encuesta sobre Uso del Tiempo realizada en España por el INE, de la que empiezan a estar disponibles los primeros datos, pone de manifiesto que nuestro país ha dejado también de dedicarse exclusivamente a dormir por la noche: entre la media noche y las siete de la mañana el volumen de población despierta por razones de trabajo o de ocio oscila entre los 8,3 millones a las 12:00, y los 0,8 millones a las 5:00. Lo más importante es que se trata de una tendencia creciente.
(...)
No se puede explicar el surgimiento de la ciudad de 24 horas sin atender a un aspecto que algunos trabajos pioneros descuidan: la evolución del ocio, y especialmente del ocio nocturno, justamente, el tema que nos ha conducido a esta nueva línea de trabajo.
Aunque siempre se ha utilizado parte del ocio humano en actividades que producían beneficios económicos a terceros (cantineros, cómicos, brujos, etc.) a lo largo del siglo XX el ocio se ha convertido en un sector esencial para la economía, a medida que ha venido ocupando un tramo mayor del tiempo vital, rompiéndose la concentración en el fin de semana, propia de la Sociedad Industrial. Hay un tiempo diario de ocio, que ocupan actividades distintas de las del fin de semana (generalmente, aunque no únicamente, no relacionales; y generalmente no alcoholizadas), cuyos usos se vienen complejizando a medida que se extiende la jornada continuada en más sectores. Pero además el fin de semana se adentra en la semana, hacia el jueves, y se multiplican los denominados ‘puentes’. La máquina del ocio no puede detenerse; de ahí que en Gran Bretaña se esté debatiendo seriamente la posibilidad de liberar absolutamente todos los horarios de todas las actividades, para que la ciudad de 24 horas pueda madurar.
Hay que hacer referencia, por otro lado, al papel de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC’s) y sus efectos en el ocio. Internet se configura como un espacio virtual (pero real) que se superpone al espacio físico, permitiendo superar aún en mayor medida las limitaciones del espacio y el tiempo humanos. Si tenemos en cuenta que en España, así como en el resto de los países desarrollados, la inmensa mayoría de las conexiones a la Red se hacen hoy desde el hogar, y que el uso predominante de la Red es el ocio (sea como interacción a través del correo-e, los juegos on-line, los foros o el chat; sea como mero consumo de productos informativos, eróticos o de otro tipo), nos encontramos por tanto con un elemento que agudiza en mayor medida la tendencia a la dispersión del ocio fuera de los ‘box’ espacio-temporales predeterminados. Naturalmente, no podemos olvidar que Internet, como red, no sólo actúa como espacio de ocio virtual, sino que también se utiliza como artefacto comunicativo que anticipa, planifica o prepara el ocio real-físico. Por tanto, la red es tanto una forma de ocio virtual, en sí misma, como un instrumento de optimización de los sistemas tradicionales de ocio.
A su vez, el potencial de conexión inmediata que aportan las NTIC’s posibilita el ocio en sentidos bien distintos. La extensión del teléfono móvil facilita, por ejemplo, el contacto inmediato pa-dres/hijos que, a su vez, contribuye a extender de la noche fuera de casa, por cuanto los padres, al sentirse conectados, se sienten más seguros. Quizás ello explique parte de la rápida extensión del móvil: según la Encuesta a Familias realizada en Extremadura en el curso de nuestra más reciente investigación, el 22,4 % de las familias posee más de dos móviles.
 
ANTECEDENTES
Al revisar la literatura científica existente sobre la materia, hallamos cuatro tipo de trabajos, en alguno de los cuales nos detendremos más que en otros:
1) INVESTIGACIONES Y ENSAYOS GLOBALES
En países bien distintos se observa una confluencia en los análisis en torno a lo que algunos llaman Sociología de la Noche, otros Sociología y Economía de la Noche, y otros economía política de la noche. Roger Penn ha analizado en Inglaterra cómo un fenómeno aparentemente intrascendente, el horario del fútbol (que desde los años ‘60 viene retrasándose más y más) está estrechamente relacionados con el surgimiento de la economía de la noche (Penn, 2003) que, en numerosas ciudades, hace que se rompa la dicotomía día (tiempo de trabajo)/ noche(tiempo de ocio y descanso). Everardo Minardi ha calculado que el 32,5 % del trabajo regular en Italia se realiza en horario nocturno (Minardi, 2003). En el conjunto de Europa las últimas encuestas sobre condiciones de trabajo apuntan que un 18% de los trabajadores hacen trabajos irregulares noctunos alguna noche (en España el porcentaje es ligeramente superior, un 19%).
(Hobbs et al., 2000) avanzan en la conceptualización de este fenóme¬no, y lo hacen operativo en el análisis urbano, al proponer que la emergencia de una economía de la noche, tanto material como cultural, es una poderosa manifestación de la sociedad post-industrial. Plantean, desde este punto de vista, dos procesos claves para explicarlo:
a) Un cambio en el desarrollo económico de lo industrial a lo post-industrial;
b) Una significativa reorientación de las administraciones locales desde su tradicional función como proveedores de servicios a los ciudadanos a un papel distinto como emprendedores, preocupados casi exclusivamente por el desarrollo económico, que habría alimentado ‘la máquina nocturna’...."




Referencia
Baigorri, A. y GIESyT (2004), La sociedad 24 horas: tendencias y problemáticas sociales derivadas de la difuminación de la frontera día/noche, Proyecto de Investigación no realizado




11.29.1999

Vejez y nuevas necesidades sociales en Extremadura, ante el siglo XXI (1999)

El texto corresponde a una ponencia impartida en el Curso de Promoción Continua sobre Gerencia de Centros de Mayores de la Escuela de Administración Pública de Extremadura, en noviembre de 1999. Un par de años más tarde la reciclé y la utilizamos varios compañeros del grupo de investigación para impartir una tournée de conferencias organizado por Fundación La Caixa en Centros de Mayores de distintas ciudades de la región. El punto de partida lo había abordado en este trabajo (originariamente un trabajo de curso, que fue ampliándose).  
A partir de estas reflexiones planteamos la realización de una tesis doctoral sobre envejecimiento activo, así como un proyecto de investigación que resultó infausto, que sería retomado con más éxito una dácada más tarde. 
El tema ha dado lugar a otros textos, primero sobre exclusión digital y alfabetización digital, y más recientemente sobre envejecimiento activo, tema sobre el que versó la tesis que dirigí y se leyó en 2015


"Por razones nunca muy bien explicitadas, hace algo menos de dos décadas que algunas personas empezaron a utilizar eufemismos para referirse a los viejos, como población de edad avanzada, tercera edad, y más recientemente, mayores. Sin embargo, esas denominaciones no han hecho sino introducir confusión. Incluso el término tercera edad, que es el que parecía durante bastante tiempo bastante ajustado, ha entrado en crisis cuando ha empezado a hablarse de una cuarta edad, referida al periodo en el que los viejos dejan de valerse por sí mismos. Pero es que los otros son sin duda mucho más confusos.
El de población de edad avanzada podría asimilarse tal vez, pero en modo alguno resuelve el relativismo (¿cuánta edad es una edad avanzada?), y también se presta a confusión (¿avanzada, para qué?). De hecho, se habla a veces de niños y niñas de edad avanzada para referirnos a aquellas que han desarrollado más rápidamente que sus compañeras. O de jóvenes de edad avanzada para referirnos a aquéllos que están en el umbral de la madurez.
En cuanto a la denominación mayores, que en los últimos años se extiende como la pólvora entre los trabajadores sociales, y a su través está llegando a la política y a la investigación, me parece de lejos la más confusa, y en consecuencia la más inadecuada. ¿Qué es un mayor?. Siempre hemos entendido que una persona mayor es una persona adulta, o al menos una persona que ha sobrepasado la mayoría de edad legal. A partir de este punto, ¿cómo de mayor es una persona?.
Por supuesto que, a partir de una determina edad, en que empezamos a envejecer, uno puede ser más o menos viejo. Pero el ámbito temporal del más o menos viejo es mucho más reducido (y desde luego en ningún caso cabe dudar de que hace referencia a fenómenos de envejecimiento) que el ámbito del más o menos mayor, cuyo relativismo es absoluto: cuando mi hijo de ocho años pide que le autorice a hacer algo utilizando como argumento que a su hermana de trece años le dejamos hacerlo, nuestro contra-argumento es que su hermana es mayor.
Hay razones también razones operativas en el marco de la investigación social. Al trabajar con pirámides de población, hablamos de tasas de envejecimiento; a nadie se le ha ocurrido confundir a los colegas hablando de tasas de terciarización, porque podría confundirse con el proceso de extensión del sector servicios; o de tasas de mayorización, que todavía se prestaría a confusiones mayores. Si utilizamos el adverbio envejecimiento, como referido a la acción de envejecer, es incomprensible que el resultado de ese proceso sea el de ser mayor, o..."


Referencia:
Baigorri, A. (1999),  Vejez y nuevas necesidades sociales en Extremadura, ante el siglo XXI, Escuela de Administración Pública de Extremadura. Mérida
Enlace al texto

7.22.1999

Nuevas Tecnologías, Educación y Sociedad en los albores del Tercer Milenio (1999)





De antes de que los ágrafos empezasen a hacer bromas con lo de "¿Tienes algo que decir, o traes un Powerpoint?". 

"En este trabajo atenderemos a algunos aspectos del impacto social de las nuevas tecnologías. Analizaremos en primer lugar el proceso a través del cual las tecnologías relacionadas con la comunicación y la información han modificado profundamente la civilización, e intentaremos reflexionar siquiera en términos aproximativos sobre los efectos que las mismas pueden tener en la Educación. Asimismo, se presta especial atención a las posiciones favorables y contrarias a estas nuevas tecnologías que caracterizan el pensamiento social contemporáneo. La hipótesis general que se plantea bascula entre la inevitabilidad tanto de los propios avances tecnológicos como de su influencia en las estructuras y procesos sociales, y la crítica de los efectos perversos que dichas tecnologías presentan. Ni el optimismo pánfilo de los tecnofabuladores sociales, ni la crítica luddita y por tanto nihilista del desarrollo tecnológico, son de utilidad para ayudar a la sociedad a enfrentarse a las profundas transformaciones que le afectan, y en mayor medida aún le esperan en el futuro. Las nuevas tecnologías, como las menos nuevas y las viejas, han contribuido a liberar a los hombres de pesadas limitaciones; pero también han contribuido, en no menor medida, a crear nuevos focos de injusticia. Intrínsecamente, la tecnología por sus características tiende a modificar la organización social; pero dejada en libertad contribuye a profundizar las desigualdades. Según el paradigma sociológico de la Ecología Humana, las  sociedades humanas se basan en un equilibrio entre cuatro elementos: (P)oblación, (O)rganización, (E)ntorno ambiental y (T)ecnología. Cualquier desarrollo de uno de los elementos influye en todos los demás, produciendo una reestructuración del conjunto. La (I)nformación es, en cierto modo, un elemento más del sistema, que actúa como las sinapsis del cerebro, esto es como el nexo de unión entre los elementos del modelo POET. La información es el procesomediante el cual el sistema funciona e interactúa. De ahí que, a medida que los flujos de información se aceleran, las transformaciones sociales se produzcan a su vez de forma más acelerada. La velocidad del cambio social presenta una correlación perfecta con la velocidad a la que la información se transmite.Este modelo entiendo que constituye, además de un instrumento metodológico para la investigación social, que es su finalidad última, también un instrumento para mejorar la comprensión, por la ciudadanía, de muchos de los cambios que en muchas ocasiones parece que nos superan en su magnitud."


Referencia y texto completo
Baigorri, A: (1999): "Nuevas Tecnologías, Educación y Sociedad en los albores del Tercer Milenio", Conferencia Escuela de Verano, Centro de Profesores de Mérida

11.17.1997

Juventud y mercado de trabajo (1997)

Conferencia impartida en unas jornadas transfronterizaqs sobre juventud empleo organizadas en el marco del I Plan de Empleo de la Junta de Extremadura, con el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas.

"Vamos a hablar de la Situación actual y perspectivas del empleo juvenil en Extremadura. Aunque, naturalmente, para hablar del empleo juvenil hay que hacerlo fundamentalmente del paro juvenil, teniendo en cuenta que estamos con tasas de paro en torno al 50% para los menores de 25 años, y dado que no estamos en un foro académico dedicado al mercado de trabajo, sino en un encuentro que surge justamente como respuesta al problema del paro juvenil en las regiones de Extremadura y Alentejo.

Y debemos hacerlo con una perspectiva de largo alcance. No limitándonos a los datos más recientes -que desde luego comentaré-, sino a las grandes tendencias que se pueden observar a lo largo de las últimas dos décadas, desde que se inició la transición política en España -que, como saben, coincidió también con el inicio de una de las peores crisis económicas de este siglo, no sólo España sino a nivel mundial-. 

Situaremos el fenómeno del paro juvenil en sus dimensiones reales, deteniéndonos en el análisis de los fenómenos sociales que en buena parte han determinado que se haya convertido en lo que se llama un problema social Como saben, un problema social es definido como tal no tanto por su importan cia objetiva, como por la importancia subjetiva que el conjunto de los agentes sociales le atribuyen, y al fenómeno del paro juvenil se le ha atribuído en los últimos años una gran importancia. Y atenderemos a las perspectivas que se atisban hacia el futuro, tanto en lo que al paro como al empleo juvenil se refiere.

Debo advertir, previamente, que los datos de que disponemos sobre esta cuestión son, más que escasos, raquíticos. El principal instrumento de análisis del mercado de trabajo en España, la Encuesta de Población Activa (EPA), nos suministra trimestralmente una serie de datos bastante fidedignos. Asimismo, el INEM ofrece algunos datos de interés sobre demandantes de empleo, así como a través de sus Observatorios Ocupacionales. Sin embargo, el nivel de desagregación de los datos del INE, o las dificultades para acceder a los datos pormenorizados del INEM -al tratarse de un registro de personas- no nos permite hacer análisis afinados a nivel regional. Y, al contrario de lo que ocurre en otras regiones españolas, no disponemos de un sistema de observación complementario que nos permita conocer al detalle lo que realmente sucede en nuestro mercado de trabajo, o con nuestros parados. Desde que en 1991 realizamos un profundo estudio sobre mercado de trabajo, que constituyó una base de conocimientos imprescindible para el diseño del II Plan de Empleo, casi no se ha avanzado en el conocimiento de esta parcela de la realidad social. En aquel informe señalábamos la necesidad de realizar al menos los siguientes análisis, al mayor parte de los cuales o no se han hecho o sólo se empìezan a hacer ahora:

- Análisis monográfico del sector agrario (lo hicimos en 1992)

- Encuesta sociodemográfica de carácter anual sobre recursos humanos, como la hacen otras regiones, de forma regular, como complemento de la EPA No se ha hecho, a pesar de su necesidad manifiesta.

- Estudio sobre el trabajo irregular y la economía sumergida. No se ha hecho, a pesar de que tenemos la convicción, a partir de los análisis sobre mercado de trabajo que hemos realizado, de que un porcentaje indeterminado pero importante de los parados y paradas, que puede oscilar entre un 15 y un 25%, realiza de hecho actividades en el mundo de la economía sumergida: haciendo chapuzas o trabajando sin contrato -por ejemplo, en el caso de la práctica totalidad de las empleadas domésticas, o en muchos trabajos de alta estacionalidad en la hostelería-.

- Estudio sobre el servicio doméstico. No se ha hecho

- Estudio sobre la inmigración. Se han hecho sólo algunos intentos, que han aportado muy poco debido a su metodología.

- Informes locales sobre vacíos productivos en las principales ciudades de la región. Sólo ahora van a empezar a hacerse algunos estudios a nivel comarcal, lo cual no es una metodología muy apropiada porque ni siquiera existen comarcas oficiales, pero algo es algo.

El propio estudio que realizamos en 1991 debiera haberse repetido cada dos o tres años, porque la Administración regional, que no dispone de un organismo propio dedicado al empleo ni de un Instituto de Estadística propiamente dicho, está de otro modo limitada a trabajar con los datos secundarios procedentes de organismos estatales.Y sin embargo se ha puesto en marcha nada menos que un III Plan de Empleo e Industria, sin contar previamente con ese análisis en profundidad de la situación actual y real.Yo espero sinceramente que el III Plan sea un éxito, y no dudo de que alcanzará grandes logros. Pero desde luego su ejecución sería mucho más exitosa si sólo una pequeña parte de lo que se ha gastado y se está gastando en el marketing del Plan se hubiese invertido previamente en conocer la realidad sobre la que se desea intervenir.

Y en lo que se refiere más en concreto a los jóvenes, aún sabemos menos. En 1988 el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dependiente de Presidencia del Gobierno, realizó una encuesta sobre la juventud extremeña por encargo de la Junta de Extremadura. Desde entonces sólo se han realizado algunos estudios parciales, que por lo demás en la mayoría de los casos ni siquiera se han difundido entre los investigadores. Por lo que les animo a que entre las conclusiones de estas Jornadas incluyan la recomendación de realizar estudios serios, globales y en profundidad, sobre la juventud extremeña, y particularmente sobre su comportamiento en el mercado de trabajo.

Y dicho esto, entremos en materia...(sigue)"



Referencia:

Baigorri, A. (1997), "Jóvenes y mercado de trabajo en Extremadura",  I Jornadas Transfronterizas sobre Paro Juvenil, I Plan de Empleo Juvenil de Extremadura, Mérida

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2.04.1997

La Universidad del siglo XXI ya no existe (1997)

En medio de debates sobre proyectos de futuribles para la Universidad de Extremadura (la mitad de las nuevas carreras que planificaron como esenciales ya ni existen veinte años después, o agonizan sin apenas alumnos, evidenciándose que no respondían a un análisis de futuribles, sino a vulgares intereses de grupo, coporativos o incluso familiares), el diario HOY solicitó mi opinión. La asociación de sociólogos que entonces teníamos (Grupo Extremeño de Sociología, GES), de corta vida, había pedido además la implantación del título de Sociología. El artículo era objetivamente impublicable por largo, pero lo publicaron, utilizando dos páginas completas en días consecutivos. 

Desgraciadamente creo que muchos de los planteamientos de entonces siguen siendo plenamente válidos, porque la Universidad sigue con buena parte de sus defectos colgando de su espalda. Por los trasiegos de ficheros no es el texto definitivo publicado el que he podido recuperar, a cambio en el recuperado tengo algunas reflexiones sobre prospectiva que finalmente no incorporé totalmente, pero en el pdf pueden leerse ambos.







"En la medida que no sabemos cómo será el futuro más lejano, podemos inventarlo: tenemos abierto el campo para fijar nuestra utopía en un programa máximo. Y, en la medida en que sabemos bien dónde nos aprieta el zapato, nos planteamos un programa mínimo, congruente con la utopía pero que resuelva nuestras urgencias. Pero fracasaremos si pretendemos planificar el medio plazo. Pues el mesofuturo, el tramo que va del hoy -esa pequeña arruga del tiempo- a la Utopía, es el reino de la imprevisibilidad, el espacio del futuro inasequible, caótico por rendido al azar: allí surgen las crisis energéticas, las naciones se disgregan en luchas fratricidas, se hunden en la decrepitud los continentes mientras pueblos jóvenes emergen del hambre que aguza el ingenio... En treinta años Corea ha pasado del bambú a la High Tech, y París de centro mundial de la cultura y la intelligentsia a ciudad dormitorio de EuroDisney. 
En el siglo XVII, Bacon acertó en su Nueva Atlántida a señalar muchos de los avances técnicos y sociales del siglo XX. Acertó de lleno en la lejana utopía, mas no pudo prevenir ni su defenestración política como Lord Canciller -acusado de corrupción-, ni mucho menos imaginar la revuelta republicana de Cromwell que apenas veinte años después daría origen a la Revolución Burguesa y el parlamentarismo moderno. Y es que ya decía Herman Kahn, el gran prospectivista en el Hudson Institute que disfrutó imaginando los próximos 500 años, que cualquier modelo canónico de futuro proyectado a veinte o treinta años recoge casi únicamente "las esperanzas o los temores de algún grupo". Tenía razón: ¿qué han hecho los futurólogos, desde el Oráculo de Delfos a la Rand Corporation, sino (pre)decir a los príncipes lo que deben hacer... para continuar siendo príncipes?.
Diseñemos por tanto la Universidad que ahora mismo, en 1997, y no en el próximo siglo, necesita la región. Y hagámoslo teniendo presente no ese siglo XXI, que de seguro desbordará nuestras más locas fantasías, sino el mañana indeterminado de la utopía extremeña -entendida la utopía como una imagen estimulante e inspiradora de acciones concretas, capaces de modificar hacia mejor la realidad existente-. 
No busquemos que la Universidad se adapte a unas necesidades futuras de la sociedad a las que indefectiblamente llegará tarde, sino más bien una Universidad que capacite para la adaptación al cambio permanente, mediante una sólida base científica, cultural e incluso moral."

Referencia:
Baigorri, A. (1996), "La Universidad del siglo XXI no existe", Diario HOY, 3/4 de febrero de 1997, pag. 10

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