A lo largo de mi vida he hecho algunos experimentos periodísticos. Creé secciones en una revista de colegio en Zaragoza (1972); "publiqué" en mi pueblo boletines de agitación que sólo llegaban a los dos o tres cercanos, lo que daba de sí el calco de la máquina de escribir (1974); también en mi pueblo, y más o menos por el 73 ó el 74, me permitieron hacer (aprovechando que con la crisis había menos dinero) un programa de fiestas que rompía con el modelo tradicional de todos los pueblos; creé en Extremadura (1979) un "diario de batalla" que se publicó durante una semana y del que se tiraban cientos de ejemplares en una ciclostil; creé en Tauste, con una pandilla de ninis rurales, una revista (Fagüeño) que luego sobrevivió un par de años (1981) y hasta le han dedicado un TFG; promoví un periódico (Liberación) en el que luego no trabajé aunque escribí algún trabajo, porque ya había dejado de sentirme periodista... Y más, y más. De todo un poco.
Pero creo que lo más atrevido que he hecho nunca es (ya retirado del periodismo, pero no de la opinión) es enviar un artículo de opinión en verso. Tan atrevido, que ni el director (no sé si lo era entonces Pablo Larrañeta o Plácido Díez), que me lo publicaba todo (porque él me había solicitado mis artículos, que por supuesto yo regalaba como contribución solidaria a la supervivencia del periódico), ni yo, nos atrevimos a ponerlo en la sección de opinión, sino en la de "Cartas al Director".
Por supuesto, el tema apenas empezaba. Dos meses más tarde publicaría, ya en la sección "seria", dos tochazos sobre el tema. Pero yo sin duda me quedo con este:
Cartas de ultratumba de Don Alberto Casañal
DEL SOMONTANO DEL MONCAYO
(Por la transcripción, A. Baigorri)
A las cumbres del Moncayo,
por donde nace La Güecha,
han venido unos fulanos
a estropicianos la fiesta.
Que van a hacer cien chaleses,
o quinientos, si les dejan,
pa vender a los bilbainos
y a los yuppies de Tudela.
A los de Añón les prometen
sus cuatro perricas frescas,
y aura quieren, con legajos
abogaus y toda pesca,
darle al Melero pol saco
y hasta metelo en la trena.
Los que gustan d'ir al campo
pa ver la Naturaleza,
pa pasiar por los campicos
y despejar la sesera,
dicen que esto es un chandrío.
Y no pué ser cosa buena
acabar con las huerticas
que se riegan con La Güecha.
Los de Alcalá, los de Vera,
los de Borja y los de Albeta,
opinan que las orines,
los zurutos y durezas
que los chalés nos desagüen
nos entufarán las tierras.
Y además como esa gente
son finos y tienen perras,
hacen piscinas y riegan
con aspirsor la parcela;
enredan de jardineros;
se duchan todos los días;
rujian el coche en la puerta...
Igual nos dejan sin agua
desde Añón hasta Bureta.
Mas los que han comprao la tierra
pa costruir las casicas
y llevase las pesetas,
alegan que les asisten
el derecho y la DeGeA.
Si me dejáis que sus cuente
de donde arranca la juerga,
veráis que tiene su miga
la historia de esta molleja.
Hará ya diez años largos
qui una cuadrillica maños,
biologos, arquitetos,
sociologos y abogados,
por cuenta Diputación
unas Normas empezaron,
pa ver de aplicar la Ley
en ordenar el Moncayo.
Decían: "Mancomunaros;
meter a los domingueros
a que vivan en el casco;
no hagáis chalës en el campo;
no dejéis que sus distrocen
un patrimonio tan majo"
Pero eran mu poca cosa
frente a tanto interesado.
Y en Vera, casi les pegan.
En San Martin, sulfurados.
En Añón, soñando ya
lo mismico que Litago
con chalés a todo trapo.
El par de alcaldes que había
más que rojos, concinciados,
se icharon patrás por miedo
a quedase sin el cargo.
Un coronel s'hizo fuerte
detrás de un buen abogado,
y al ladico de la cruz
donde Becquer soñó tanto,
pa costruise el chalé
removió Roma y Santiago.
Aquello fue una batalla
mu gorda pa los muchachos.
No tenían esperencia
ni apoyos pa soportalo.
Se quedaron escaldados
y aun encima los echaron.
Y luego entre unos poquicos
a gusto s'organizaron.
Callandico, sin chistar,
dieron palabra de Ley
al sueño de unos vandalos.
Y ahura eso le vale al PAR
pa dar la espalda y callase,
u decir que ya las Normas
preveían el enjuague.
Y a mí, es que me paicen bobos,
riéndose del montaje
que arman los ecologistas
pa protestar, en la calle.
Más les valía enterase
que es pequeñico el Moncayo.
Que si dejamos que empiecen
a morder unos bocados,
a poco que nos volvamos
no han de dejanos ni tamo.
Pero claro, a ellos les votan
costrutores, potentados,
promotores, vendedores,
y algún pastor despistado.
Justo es que ahura les defiendan
y les cuiden el bocado.
En fin, para qué cansalos
con historias y sucesos.
Que no sacaremos nada
con devavanos los sesos.
Por más que toda la CEA
y ese buen hombre, Melero,
y el Perico y el Martinez
y sus Ecofontaneros,
y aun yo desde la ultratumba
y toda la Biblia en verso
denunciemos, escribamos,
costruyamos, cimentemos,
los del Grado van palante
y los demás a jodenos.
El Comisario del Agua,
como es normal y corriente,
enredará un poco el charco
y apoyará al más pudiente.
Y al Consejero, que paice
no tener un dedo frente,
ya puén hacele protestas,
qu'él seguirá sonriente.
Y así acabará la historia.
Una más, otro jaleo
para nada, en esta tierra
que hacemos crecer a peos.
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