7.17.1994

Regadíos, ecología y desarrollo económico en Extremadura (1994)



Se trata de un texto que preparé a petición de la Cámara de Comercio de Industria de Cáceres, para un volumen  de 'Estudios de Economía Extremeña' correspondiente a 1994. La verdad es que no sé si llegó a publicarse. Resumía y afinaba otros  trabajos previos sobre el  tema. De las conclusiones:


"Si definimos el espacio protegido como aquel fragmento del territorio que contiene elementos ambientales (bien sea un ecosistema completo, una especie endémica en vías de extinción, una masa forestal autóctona importante...) dignos de ser preservados para las generaciones futuras, estamos aplicando una noción estática de la Ecología, y en general de la vida. Por el contrario, la superficie del planeta que hoy conocemos es la consecuencia de millones de cambios climáticos, geológicos y ambientales a lo largo de otros tantos millones de años. Y si en base a la definición propuesta se pretende, con la protección, que el estado que algunos ecosistemas interesantes presentan en un momento dado se preserve, estamos tomando en cierto modo una decisión antiecológica, pues la Ecología implica cambio y mutación permanente. De ahí que, para algunos, el simple proteccionismo esté en cierta manera tan distante ideológicamente del Ecologismo. Este pretende no tanto practicar la arqueología como asegurar a las generaciones futuras que también ellos podrán seguir usando, gozando, y sobre todo haciendo producir, este planeta. En realidad, esa capacidad de producción es la esencia de los espacios protegidos, o a proteger. Salvo quizás las selvas amazónicas y otros territorios despoblados (y aún éstos sólo en parte, pues no conocemos la actividad humana que pudieron soportar hace diez mil años), en el resto de los casos se trata de espacios cuya conformación y estructura ecológica actual responde a las interacciones desarrolladas con las comunidades humanas que los han habitado y explotado durante cientos o miles de años. Unicamente unidades muy concretas como los manglares o los atolones coralinos podrían sustrarse de esta concepción. Hace ya muchos años, antes de que existiésemos los ecologistas, el profesor Monserrat, del Centro de Investigaciones del CSIC en Jaca, demostró que los bosques son el producto de los pueblos que los han habitado, y que han procedido a una progresiva y continuada selección de especies y una ordenación territorial no planificada, en función de sus necesidades ganaderas y forestales. Esencialmente podemos decir lo mismo de la Dehesa. Naturalmete, cuando esos bosques dejan de responder a la función que los ha generado es cuando se transforman en espacios frágiles. Pasan a cumplir una función para la que no han sido diseñados, como puedan ser el ocio y el turismo, y lo más probable es que acaben siendo pasto de las llamas. El nuevo bosque que surja (suponiendo que surja, es decir, que la erosión no acabe con la capa vegetal), cincuenta o cien años más tarde será distinto, y dependerá su conformación del uso y función a que se destine por sus moradores o vecinos.
Lo dicho puede aplicarse a los miles de kilómetros de sotos y vegetación de ribera destruídos en los últimos años en los ríos españoles. Durante siglos han suministrado madera a los pueblos vecinos, caza menor, han protegido de las inundaciones periódicas.
Mientras ello era así, los habitantes de los pueblos vecinos los conservaban, los vigilaban incluso, quedando recuerdo de numerosas ordenanzas municipales de protección de estos espacios altamente productivos y funcionales. Mas la regulación aguas arriba de los ríos, la introducción de otras formas de calefacción, y otros cambios en la civilización, casi los hace innecesarios a los ojos de sus habitantes. Como además eran a menudo espacios insalubres y focos de infección, se apartan de ellos, se quiebra el control social. Llegan quienes se hacen cargo y los reconvierten en choperas, o pasan a ser pasto de turistas y domingueros, que en poco tiempo acaban con ellos.
En suma, cada modelo de producción, cada sistema productivo, además de ser determinado por la infraestructura ecológica, precisa a su vez de una Naturaleza funcionalmente adaptada a sus necesidades. La Naturaleza no es algo externo al Hombre y sus sociedades, sino que se encuentra estrechamente interrelacionada. Y en consecuencia los espacios protegidos, o a proteger, no son sino el fruto de las actividades humanas en su interior. Los espacios que hoy consideramos de interés lo son porque los han conservado sus pobladores. Con usos que, en el periodo histórico en que fueron diseñados, debieron causar un fuerte impacto ambiental; eran lo que ahora llamamos tecnologías punta.
Naturalmente, estamos haciendo un análisis materialista de las cuestiones ecológicas.
Hacer otro tipo de consideraciones es puro romanticismo, apto para las movilizaciones ambientalistas pero inservible para el análisis social.
Partiendo de estas consideraciones, siempre he insistido en que la consideración de espacios protegibles no debe limitarse a los denominados espacios naturales, sino que debe extenderse a todos los espacios que, producidos por la acción humana o por la interacción entre hombre y Naturaleza, se ofrecen hoy como ecosistemas complejos y a la vez frágiles, dignos de ser conservados no sólo por sus valores ecológicos sino por su importante función productiva. Es el caso, en el que siempre he hecho especial hincapié, de las huertas milenarias que ocupan miles de hectáreas de muchos pueblos y ciudades españoles. Quizás habría que considerar todo el territorio como espacio protegido, en unos casos para su conservación, en otros para su transformación y mejora ecológica. 

Y no hay que olvidar que el hombre necesita tanto de unas áreas útiles para la satisfacción de sus necesidades materiales, como de otras, o de todas ellas simultáneamente, para la satisfacción de otro tipo de necesidades del espíritu. El problema del capitalismo es justamente que conduce a los hombres a considerar sólo la función productiva del territorio, y aún ésta únicamente en términos de rentabilidad mercantil. De ahí que el puro conservacionismo conduzca a menudo a callejones sin salida, al olvidar las bases de funcionamiento real de la economía y la sociedad. Sólo la superación de las contradicciones básicas del capitalismo posibilitaria, en este sentido, una auténtica gestión ecológica del territorio (ahí está la clave diferencial entre el conservacionismo y el ecosocialismo), aunque únicamente pueda plantearse en términos de utopía tendencial. Y ubicándonos en un utilitarismo bien entendido, sólo el mantenimiento de la función productiva (entendida no con la simple lógica del beneficio) puede facilitar la auténtica conservación. En este sentido, la relación entre regadío y ecología me ha preocupado especialmente desde hace años (...)"


Texto Completo

Baigorri, A. (1994) Regadíos, ecología y desarrollo económico en Extremadura, Estudios de Economía Extremeña 

6.21.1994

Gabriel Tarde: el Gran Miedo burgués (1994)


Este texto es un documento de trabajo elaborado en 1994 en el marco de algunas lecturas vinculadas a la asignatura Opinión Pública, cuando credencializaba Sociología. En un momento dado pensé en publicarlo como artículo, pero otras ocupaciones lo llevaron al olvido, aunque en 2004 lo recuperé para mi página web, coincidiendo casualmente con el centenario de la muerte de Tarde, con cierta difusión a posteriori.





"Gabriel Tarde es sin duda alguna el primer sociólogo que se ocupa, explícitamente, de la Opinión Pública como un ámbito de estudio propio de la Sociología, o más exactamente -como él mismo apunta repetidamente- de la Psicología Social. Si bien es cierto algunos
filósofos, como Rousseau (una de las muchas bêtes noires de Tarde) se habían ocupado indirectamente del tema, con anterioridad, al construir una teoría de la voluntad general que tiene una estrecha relación con el moderno concepto de opinión pública; así como
algunos de los padres de la Sociología habían especulado sobre los mecanismos de formación de la opinión (especialmente Comte y Tocqueville); a pesar de estos antecedentes, es con Tarde cuando podemos hablar de un intento propiamente dicho de Teoría General de la Opinión Pública.
En su obra La opinión y la multitud(1) (sobre la que basaré mi análisis), Tarde se ocupa de la conceptualización de el público y de la multitud, como formas de asociación.
Desarrolla asimismo una teoría de la formación de la opinión, en la que la conversación y la prensa constituyen los elementos fundamentales. Y plantea un primer intento de aplicación de sus teorías a un aspecto concreto de la realidad social: la delincuencia
organizada y el terrorismo.
No olvidamos que toda la teoría psicosocial de Tarde descansa en buena medida sobre sus Leyes de la imitación, un ensayo publicado en 1890 en el que, siguiendo las teorías de la sugestionabilidad de Charcot, Janet o Liébaut, así como las teorías de la adaptación del darwinismo, apunta ya la hipótesis de que buena parte de la conducta
personal pudiera estar socialmente condicionada, esto es que las actitudes, creencias y reacciones emotivas del individuo son resultado de su crianza social en la primera infancia y en la niñez. No obstante, es preciso señalar expresamente que mi análisis se limita a la obra La opinión y la multitud, y a las temáticas tratadas en esta obra, al no
haberme sido posible el disponer del texto de Las leyes de la imitación.
Cuando se cumplen 100 años, tanto de la muerte de Gabriel Tarde, como de la publicación de la que sin duda es su más perdurable obra, L'opinion et la multtitude, puede ser cuando menos de interés el rescatar algunas de sus principales aportaciones, algunas de las cuales siguen siendo de plena actualidad. "

Referencia:
Baigorri, A. (1994), Gabriel Tarde, el Gran Miedo burgués, Documento de Trabajo 

Enlace 

4.30.1994

La economía verde (1994)

(que lo de circular, una pura redundancia, ya lo llevaba incluido)





"Debemos saludar con alborozo la aparición de un nuevo medio de comunicación, especialmente en una región como la nuestra, semidesértica en estos aspectos. Como decía el viejo Mao, "que se abran cien flores y compitan cien escuelas"; porque ya sean flores de un día, o de toda una vida, todas las flores y escuelas embellecen el mundo. O lo que es lo mismo, dicho en términos occidentales, sólo la información desprejuiciada y el libre debate, abierto a todos sin distinción ideológica, permiten el diseño de políticas apropiadas a la realidad y el progreso social. Si además este nuevo medio está preferentemente dedicado a la economía, merece mayores ánimos, puesto que la aventura es aún más difícil. Sin duda ha de contribuir a extender la cultura empresarial en Extremadura, que falta le hace todavía, especialmente en tiempos de crisis. 
Mi impresión es que, también en esta tierra, se acabaron los pelotazos; ya no cabe amontonar duros en cuatro días, alcoholizando a los jóvenes; se ha terminado el tiempo de pillar los millones de la subvención y correr; ya no va a ser tan fácil conseguir la recalificación semifraudulenta de terrenos, o meterles el pufo a unos cuantos desprevenidos compradores de vivienda... Tal vez haya sido necesario pasar el sarrampión del capitalismo especulativo, para conseguir esa acumulación rápida de capital; desgraciadamente, parece que sigue siendo la única vía para crear una clase empresarial dinámica en las sociedades capitalistas. Así ha ocurrido en Extremadura en los últimos años, pero es tiempo ahora de aplicar ese capital y ese dinamismo en inversiones productivas, es hora de conectar la región con los flujos económicos nacionales e internacionales. Tenemos ya un buen racimo de empresarios, en nuestros pueblos y ciudades, con dinero fresco que deben poner a trabajar en inversiones productivas, creando empleos de futuro. Para ello un espacio de comunicación económica, como el que ahora ve la luz, es fundamental. 
La permanencia de esta revista será no obstante difícil. En mi opinión, su futuro estará asegurado en la medida en que sepa adaptarse a las peculiaridades de la región. En la medida en que evite los pasos de tantos intentos similares surgidos en otras regiones, empeñados en reproducir miméticamente los esquemas de las grandes revistas económicas o financieras de ámbito nacional o internacional. El buen empresario, como el buen científico o el político honesto, ya se mantiene al día de las grandes corrientes e informaciones de ámbito nacional. Lo que sin duda echa en falta es una información actualizada de las posibilidades de inversión local, la difusión de los grandes temas económicos regionales, la puesta en comunicación de las diversas iniciativas de las dos provincias en que para mal sigue dividida la región, y sobre todo el debate de sus problemas fundamentales. Esos deben ser los objetivos de una revista económica que, en Extremadura, se pretenda duradera: que las ideas, recursos y capitales de la región se pongan en contacto. 
¿Por qué hablo, en este ámbito, de una economía verde?. No por cierto porque reivinque una economía para legos, sino porque estimo imprescindible que, en esta región (tarde o temprano hasta la Universidad de Extremadura se terminará enterando), la Economía maneje conceptos como economía de los recursos (economía del agua, de la energía...), economía del medio ambiente (economía del reciclaje, del impacto ambiental...), ordenación del territorio (economía urbana, economía regional), desarrollo sostenible (agroecología, eco-turismo, eco-técnicas...), etc . 
El modelo de desarrollo de Extremadura está ya prácticamente definido (tanto por responder a un proyecto autóctono, como porque la economía-estado, la economía-Europa y la economía-mundo no nos dejan muchos más resquicios) como un modelo blando, basado en los recursos locales, de bajo impacto, descentralizado y deslocalizado. Agricultura y agroindustria (incluyendo la agricultura biológica y la agroindustria artesanal, que han de tener a medio plazo un futuro esplendoroso), turismo (cultural, de salud, ecológico, cinegético...) y servicios innovadores (incluyendo la investigación) van a ser los ejes económicos de esta región. Y todo ello sobre el sustrato de un espacio ambiental (y aquí incluyo tanto a los espacios supuestamente naturales, como a los creados, pueblos y monumentos incluídos, por la mano del hombre) que es a la vez sostén y limitante de todas esas actividades. Tal vez en pocos territorios sea esencial, como lo es en Extremadura, la conservación del medio ambiente rústico y urbano. Es, ahora mismo, nuestra gallina de los huevos de oro. Tal vez sea, incluso, nuestra única gallina.
Esta revista debe ser pues capaz de introducir esa perspectiva ecológica,no por estar a la moda, ni mucho menos por agradarnos a los pocos que intentamos avanzar, en el conocimiento o la planificación, por esa línea. Simplemente porque, en Extremadura, la Economía será ecológica o no será."


Referencia:
Baigorri, A. (1994), "La economía verde", Extremadura Económica, Num. 1, 30/4/1994, pag. 2

1.27.1994

Extractos de Cultura y Personalidad (1994)

A finales de los 80's, abandonada hacía años la opción de terminar las cuatro o cinco (según dónde lo hiciese) asignaturas que me quedaban de Periodismo, decidí "normalizar" mi condición de sociólogo realmente existente, o como habría dicho Suárez, "elevar a la categoría académica de normal, lo que a nivel de calle es plenamente normal". Y se me planteó un dilema porque en Badajoz (donde en 1987 había decidido quedarme a vivir sin horizonte de salida) la única opción era la UNED, con sede en Mérida. Pero eso me obligaba a ir un par de días a la semana a Mérida, a 60 kms, a unas tutorías atendidas por tutores que tenían muchos menos conocimientos que yo (algunos de los tutores ni siquiera eran sociólogos). Pero sobre todo tenía mucho trabajo en la consultora, una niña pequeña y mi mujer también estudiando (Económicas en Badajoz)... No era una opción. 

Pero ví en El País un anuncio de la oferta de Sociología "semipresencial" de la Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid (la antigua León XIII, uno de los primeros centros de enseñanza de Sociología en España). Me informé y ví que era una opción inigualable: sólo había que ir una vez por trimestre a Madrid, en fin de semana. Se concentraban ahí sesiones con todos los profesores, en las que básicamente se orientaba, se veían dudas (en Estadística y Técnicas era donde más se veía, pues a esa titulación llegaba gente diversa de todo pelaje y origen, todos ya adultos). Pero la asignatura te la preparabas tú en casa. Osea, muy llevadero. Y para comprobarlo, antes de probar convencí a mi socio, que también había abandonado los estudios (en su caso de Sociología en la UCM), para que se matriculase, y así ví que la cosa era viable. Así que él retomó los estudios en 1988, y yo los inicié en 1989. Era como las Universidades on Line de hoy, pero sin Internet. Osea, como la opción que tenemos que dar ahora en las universidades "normales" en las que debemos incluir una opción de evaluación no presencial. 

Algunos de los trabajos de curso que realicé durante esa carrera se han convertido luego en textos, algunos con cierta proyección. Pero los materiales que me preparaba para estudiar, los apuntes que yo mismo me construía de aquellas asignaturas que no se basaban en un libro de texto, no han tenido utilidad posterior. Y es una pena. Las recupero aquí, porque pueden ser de utilidad para otros estudiantes. Entre ellos estaba el "tocho" que preparé en el último curso 1993-94, con casi un centenar de "temas" de materias diversas, pues al terminar había que pasar un examen de grado de la Complutense (aunque el examen se hacía físicamente en la propia León XIII). Lo subiré también. 

Bueno, pues el texto que incluyo aquí recoge las notas que tomé, en Word Perfect, de las lecturas con las que había que preparar la asignatura Cultura y Personalidad. Se llevaba entonces (cuando se leía) que los profesores recopilaran capítulos de libros en tochos de fotocopias que se vendían luego en las fotocopiadoras de las facultades (ahora eso es delito). Tomás Calvo Buezas era el profesor que preparó los de Cultura y Personalidad (Antropología Cultural), y a ellos añadí algunas lecturas extras para completar los temas.

Referencia

Baigorri, A., comp. (1994) Extractos de Cultura y Personalidad, Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid/León XIII

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12.22.1993

Intervención Jornadas de Planificación Hidrológica en defensa de los regadíos (1993)

Texto de mi ponencia invitada en las Jornadas de debate sobre el borrador de Plan Hidrológico Nacional, organizadas por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en Madrid.


"     Aunque no esté formulada una Sociología del Agua, o una Antropolo­gía del Agua, pese a las modestas aproximaciones que algunos hemos hecho, sin embargo una Política Hidraúlica (término que prefiero, por más exacto, al de planifica­ción) no puede basarse, si quiere ser eficiente, justa y perdurable, exclusivamen­te en criterios técnicos, económicos o aún jurídicos, sino también, en criterios sociales. No en vano el agua ha sido, como he insistido en repetidas ocasiones, la causa de los primeros conflictos sociales conocidos en España, que datan de la época de la colonización romana1. Y sigue siendo la causa de algu­nos de los más agudos conflictos sociales de las últimas décadas, sea por la ubicación de embalses, sea por el reparto de agua entre pueblos, sea por los trasvases intercuen­cas (...)
Tal vez lo que voy a decir parezca injusto para con un documento que, en otros aspectos, hace notables aportaciones, pero da la impresión de que los regadíos se hayan utilizado única y exclusiva­men­te como instrumento metodoló­gico para justificar los trasvases1. Los tecnocráti­cos y antiagra­rios Planes de Desarrollo, aún tra­tando una temática mucho más am­plia, eran mucho más generosos ­con el regadío que este documento, monográfi­ca­mente dedicado a un elemento del que, por casualidad, el regadío es el principal con­sumidor. Parece cual si los ingenieros del MOPT ahora lo fuesen sólo de Caminos y Puertos, y no de Canales, habida cuenta del poco aprecio que les tienen. 
(...)la contradicción evidente en que se cae en la memoria del Plan. Pues de un lado se reconoce que "el regadío permite una mayor diversifi­cación de cultivos, más capacidad de adaptación a los cambios en la de­manda, y aumento en la garantía en la producción", es decir elementos claramente positivos desde una perspecti­va ecosistémica; pero de otra parte, como ya empieza a ser aburridamente habitual, se utilizan argumen­tos bioecológi­cos como arma arrojadiza contra el regadío. Parece que el regadío, y no las industrias químicas, no las centrales nucleares, no los vertidos urbanos, fuese el principal culpable del lamentable estado en que se encuen­tran los ríos españoles. Se llega a decir, por ejemplo, que los acuíferos más degradados desde el punto de vista de la contaminación "se corresponden, como es lógico (cito textualmente), con sectores rurales de intensa explotación agrícola". Sin duda las petroquímicas, las explotaciones mineras, las grandes áreas metropoli­tanas, las parcelaciones de segunda residencia o las urbanizacio­nes del litoral no guardan relación con los acuíferos más contamina­dos, a juicio de los redactores de la memoria del Plan.(...)En primer lugar, las tendencias en la agricultura de los países ricos parecen ir ahora mismo hacia la con­centración. Concentración en la gestión, pues los agri­cul­tores necesitan cada vez más tierra y mayores pro­ducciones brutas para sobrevi­vir, dado el valor decre­ciente de la unidad de producto; y concentración en el territorio, promocionándose tanto en la UE como en los EEUU el aban­do­no de tierras marginales, pues simultáneamente y de forma contradictoria con lo anterior se exigen reducciones globales de la producción para evitar excedentes. El regadío es sin duda la mejor respuesta a este desafío, a esta reconver­sión, pues concen­tra in intenso, y no in extenso. Sólo sólo este tipo de concentra­ción puede permitir la extensifi­cación de la agri­cultura que hoy se desea: per­mite obtener más, y además sin aumentar pro­porcio­nalmente los inputs ener­gé­ticos (salvo que el regadío se base en sistemas antiecológicos(...)en términos científicos no es sostenible el calificar de ecosistema natural a la dehesa, que es una tecnología productiva determinada por el latifundio y la baja densidad demográfi­ca, y basada como todas las tecnologías agrarias en la selección artificial de especies, mientras se tacha de ecosistema artificial al regadío. Las huertas milenarias de los pequeños valles afluentes del Ebro, de muchos valles de Cataluña y el Levante, del Norte de Extremadura, de tantas otras zonas españolas, son ecológicamente mucho más ricas que algunos espacios supuestamente naturales mitificados por los que yo llamaría eco-4x4, en honor a los vehículos con los que les gusta patear el campo.(...)
En suma, se trata de encontrar un equilibrio entre los ecosistemas agrícolas tradicionales, más autorregulados, con menores necesidadades de energía externa, pero menos productivos, y los ecosistemas agrarios modernos, altamente productivos pero poco estables, poco autosostenibles, energéticamen­te poco eficientes y altamente contaminantes. ­Por ello he abogado repetida­men­te porque la transfor­mación en regadío debe plantearse no sólo en términos producti­vos, sino asimismo ecológicos. Y no pienso tanto en los estudios de impacto ambiental, que van orientados a aspectos de conservación muy particulares, como en una concep­ción mucho más rica del diseño. Yo no hablaría más de transfor­mación en regadío, sino de diseño de huertas. "


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1993), Intervención en Jornadas de Planificación Hidrológica, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Madrid
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