"El concepto de metabolismo tiene varias acepciones en Biología. De un lado se toma como el conjunto de reacciones químicas a que son sometidas las sustancias ingeridas o absorbidas por los seres vivos hasta que suministran energía (catabolismo) o hasta que pasan a formar parte de la propia arquitectura estructural (anabolismo). Por su parte, el metabolismo basal mide la cantidad de calorías liberadas, por unidad de superficie corporal, por un individuo en reposo, en ayunas y a una temperatura ambiente normal. Y se habla de metabolismo intermediario al referirse al conjunto de modificaciones que sufre una sustancia desde su entrada en el interior de un organismo hasta su transformación final. Obviamente, si nos detenemos a analizar los procesos que el metabolismo describe, la analogía organicista a la que ya hemos hecho referencia en otras sesiones es de nuevo de plena aplicación a los sistemas urbanos, tomados como organismos vivos.Los gráficos son muy cutres, lo que permitía el Presentations de Word Perfect hace un cuarto de siglo. Lógicamente, el texto es también anterior al concepto de huella ecológica, que ha dado forma económica a las cuestiones que aquí se trataban. Wackernagel y Rees publicaron su primer trabajo sobre el tema en 1996, y no se difundiría hasta unos años más tarde.
Para algunos, el concepto de metabolismo de la ciudad se referirá, respondiendo simultáneamente a la última y la primera de las acepciones biologistas que hemos señalado, a los procesos seguidos por las sustancias utilizadas por la ciudad para su supervivencia, desde que se captan hasta que se desechan sus restos. "Las exigencias metabólicas de la ciudad pueden ser definidas como la suma de todas las materias y productos que aquélla necesita para el sostén de sus moradores, tanto en sus hogares como en sus trabajos y sus esparcimientos. Entre esas exigencias hay que incluir también -para un determinado periodo de tiempo- los materiales destinados a la construcción -o a la reconstrucción- de la propia ciudad. El ciclo metabólico no se considera cerrado hasta que los desechos y detritus que la vida cotidianamente va acumulando han sido recogidos y eliminados". En suma, desde esta interpretación, la más extendida, el metabolismo de las ciudades vendría a equivaler más bien al proceso digestivo urbano. Es decir, nos ocuparíamos, al tratar del metabolismo, del tipo de problemas que, en la mente popular, constituyen la problemática ecológica urbana: contaminación, impactos sobre el entorno, etc.
Desde una perspectiva ecosistémica más avanzada, todo este proceso puede observarse en términos termodinámicos, como un proceso interminable de captación y degradación de la energía. Es una perspectiva útil en términos ecológicos, pero que tomada tal cual limitaría fuertemente, dado su escaso grado de desarrollo actual, las posibilidades de acercamiento a esta problemática. Hasta el momento sólo se ha aplicado precisamente en cuestiones relacionadas con la energía, aunque es de prever que el futuro desarrollo de esta perspectiva, de esta estrategia de investigación, nos permitirá integrar en el proceso del metabolismo ciertos aspectos sociales fundamentales.
Por ahora nos quedaremos al nivel sencillo de la analogía organicista,(...)"
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1993): "El metabolismo urbano", Curso de Urbanismo, ASYPE, Badajoz
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