"Nos interesa ver ahora, una vez mostrado el excelente estado de salud en que se encuentran tanto la Artesanía como la Construcción en esta Comunidad, cómo y en qué punto entran en contacto ambos sectores, las posibilidades que se detectan al respecto y las carencias que todavía se perciben.
En realidad no hace demasiado tiempo (y menos aún en las zonas rurales) la construcción en su totalidad era pura artesanía en esta como en otras regiones de bajo desarrollo. Sin embargo, la irrupción de los nuevos materiales, la tecnificación de los proyectos constructivos y el aumento de la escala condujo a su mecanización a todos los niveles (desde el proyecto, que hoy se reconoce a menudo 'fabricado' en serie, hasta las recientemente incorporadas carpinterías exteriores de PVC). En fin, las propias modas arquitectónicas en cuanto a estilos se refiere han tenido una gran influencia en el cambio. Evidentemente la arquitectura funcional-racionalista no precisaba de buenos oficiales que manejasen con finura el yeso, la teja, el ladrillo árabe... bastaban brazos fuertes para manejar la hormigonera, y para alicatar a destajo sin perderse en detalles. No ya los grandes bloques de viviendas populares, sino incluso las viviendas de élite o la arquitectura institucional, se bastaban con el hormigón, el hierro y el cristal.
Esta situación comienza a cambiar, en distintos periodos para cada tipo de arquitectura, de forma casi imperceptible. En los años 60 y 70 el boom del turismo condujo a la recuperación de estilos tradicionales de construcción y decoración en alojamientos turísticos, establecimientos hosteleros y tiendas de souvenirs (estas últimas fueron especializándose en muchos casos hacia la artesanía propiamente dicha). En estos años carpinteros, tallistas de madera y herreros fueron ampliamente solicitados por los constructores para ese tipo de construcción/decoración.
En los años 80 el desarrollo del estado de las autonomías ha contribuído sin duda a los intentos de recuperación de las culturas regionales. Y dentro de este fenómeno la arquitectura vernácula ha renacido con fuerza. El propio fenómeno de la segunda residencia ha contribuído a ello en gran medida. Cuando los madrileños (sean o no de origen castellano-manchego) acuden a las provincias limítrofes, a sus pueblos o directamente al campo, no sólo buscan naturaleza sino restos de una cultura rural perdida hace años en la gran ciudad. En este ambiente (primero en Toledo y algunas áreas de Cuenca, luego también en Guadalajara y poco a poco en proporción diversa en todas las provincias) la arquitectura tradicional constituye un primer auxilio en su proceso de recuperación de la memoria perdida. Primero en algunas grandes mansiones de segunda residencia, y luego más masivamente a nivel popular, poco a poco los propios habitantes de los pueblos y ciudades han sido influenciados por los "domingueros" y turistas, retornando en muchos casos también a la arquitectura tradicional."
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REFERENCIA:
Baigorri, A. (1989), "Artesanía y construcción en Castilla La Mancha", II Jornadas Técnicas de Artesanía de Castilla-La Mancha, Toledo
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