Notas para la conferencia en un Ateneo de Valencia, dentro de un ciclo de prospectiva sobre los años 80 en España. Aquellas conferencias que no se cobraban; me llevó un par de semanas prepararla, pero el viaje valió la pena: me sirvió para conocer Valencia, visitar a los amigos de Bicicleta y pasar un par de días estupendos coincidiendo con Las Fallas. La fotografía será de Mercedes Arancibia o de Antonio Albiñana.
"Habría que saber si se va a mantener (que yo creo que sí) el actual esquema de expolio de los recursos de unos territorios por otros dentro de la propia Península, si se va a seguir succionando recursos de territorios previamente desertizados (al extraerles el primer recursos natural de utilidad, que es el Hombre, llamado por los mercaderes fuerza de trabajo o mano de obra) para concentrarlos y consumirlos en esas seudomegalópolis carpetovetónicas que tenemos en este país (...) o bien si se va a cambiar de actitud y se va a plantear el aprovechamiento controlado de recursos en sus propios territorios de origen. (...)
Si se va a dar por fin a los recursos la categoría de recursos naturales, en su mayor parte no renovables, en función de los cuales debemos estructurar nuestro modo de vida (...) o se van a seguir viendo con mentalidad de gerente de pequeña y mediana empresa, como medios económicos con los que se pueden conseguir beneficios aún a costa de destruirlos. (...)
Volviendo al título genérico de la semana, lo del Estado Español en los '80, yo no veo sino que el Esado Español mantendrá su papel de potencia subimperialista, dependiente económica y políticamente de las grandes potencias imperialistas occidentales, y en lo que se refiere a las materias primas, del Tercer Mundo (...). Seguiremos siendo un gigante con pies de barro. Pues a la vez que somos la décima potencia industrial del mundo, no tenemos recursos ni medios para mantener esa potencia, porque está basada en sectores obsoletos que dependen sobre todo de una energía que no tenemos y de unas materias primas e incluso tecnologías que tampoco (...)
La hidroelectricidad se seguirá abandonando, porque es la mejor forma de justificar las nucleares (se podría producir más del doble de lo que se produce hoy, regulando los ríos y con pequeñas centrales bulbo). Y de nuevas energías ni habar, como no sea las chapucillas caseras, agua caliente para chalets. (...)
Respecto de la agricultura, quieren entrar en el mercado común y el problema es que producimos algunas cosas demasiado baratas. Nosotros decimos: hágase cultivo biológico de todo eso, saldrán más caras y más sanas y las admitirán en Europa. Pero no, prefieren seguir metiendo abonos sintéticos y agotando recursos: las potasas, los fosfatos que hay que traerlos del Sahara, los nitrogenados que salen del gas natural y el petróleo... (...)
Les preocupa la dependencia exterior, la balanza de pagos, pero no hacen regadíos (que es la forma más ecológica de absorber el paro) para producir los 500.000 millones que nos cuesta el maíz y la soja americanos (...)
Se sigue pensando en la basura con la mentalidad desarrollista de que es lo que sobra, lo que se tira. Nosotros creíamos que los gobiernos municipales progresistas cambiarían de actitud, pero.... (...). En distintos municipios hemos propuesto cambiar el planteamiento. Hoy se desaprovecha, cuesta dinero y contamina, pero se convierte en un recurso mediante recogida selectiva, recuperando papel, metales, vidrio y plásticos, y produciendo compost (...).
En el fondo lo que pasa es que no hay una crisis de verdad (...). Pero vendrá esa crisis, no económica sino ecológica y social, porque la máquina tiene que seguir tirando y esto tiene unos límites reales"
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), Medios naturales o recursos económicos en la España de los '80, Notas de la conferencia en el Ateneo, Valencia
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