1.21.1976

(con M. Gaviria) La Ribera contra la autopista (1976)




Mi primer artículo "serio", cuando apenas andaba en 2º de Periodismo, en una revista considerada entonces muy sesuda, ANDALÁN. Andaba atacando las dinámicas derivadas de la construcción de la Autopista del Ebro en mis crónicas locales en el diario EL NOTICIERO, y ayudando a mi padre (o más bien metiéndole en el lío), Presidente de la Hermandad de Labradores de Mallén, a organizar la oposición, con la asesoría legal del que luego sería alcalde de Zaragoza por el PSOE, Sainz de Varanda, y la asesoría en agit-prop de Manuel Porquet Manzano, un antiguo exiliado republicano, por entonces agricultor de Huesca dedicado al agit-prop en cuantos frentes podía. Y a los de ANDALÁN (o a Luis Granell, más bien) les gustaron mis crónicas y me pidieron un artículo. Pero como uno del consejo de la revista, Mario Gaviria, que acababa de escribir un libro negro contra el proyecto de autopista del Mediterráneo, andaba esos días por su casa en Cortes de Navarra, al lado de mi pueblo, al poco me llamaron para que lo hiciese con él. Después de charlar un rato, Gaviria me dijo que lo escribiese yo y que lo firmaba conmigo a ciegas, como así fue. Bueno, debía tener motivos para fiarse pues trabajamos juntos a partir de ahí durante diez años. Aunque como las cosas son como son, y muy libertarios de prédica pero clasistas de arriba a abajo, en la revista rompieron incluso el orden alfabético en la autoría. 

"UNA AGRESION AL ESPACIO AGRICOLAEsta autopista, como todas las demás del país no son sino una expresión más de la supeditación del interés agrícola a los intereses de la gran burguesía industrial - urbana. Los grandes capitales catalanes y vascos necesitan una comunicación cómoda y se la montan, sin más. No les importa tener que destruir cientos de hectáreas del mejor regadío. Sus intereses están por encima de todo. Las autoridades no satisfacen de forma real ninguna de las necesidades del país a largo plazo. AI poco de comenzar su explotación se convierten en deficitarias y en ese momento las concesionarias se las traspasan al Estado, para que sea el país (nosotros, ¿saben?), quien enjuague las pérdidas.Parece, por otra parte, que los ingenieros, después de sus años de carrera, no han aprendido a diseñar autopistas. No saben todavía que una hectárea de huerta por la que cruza una autopista es un trozode vida muerto, una cantidad de alimentos menos, una cantidad menor de riqueza para el país. No han aprendido todavía que las autopistas si fueran necesarias, cosa discutible, deben pasar, al precio que sea, por el secano. (...) Nos encontramos con que por la zona de regadío del valle del Ebro, entre Tudela y Zaragoza (una banda de tan sólo 11 kilómetros de anchura), discurran tres canales, una línea de ferrocarril, varias tendidos de líneas eléctricas, de teléfonos, de telégrafos, dos carreteras, ahora la autopista y pronto un gaseodicto. Dentro de poco, los agricultores tendrán que cultivar el panizo en macetas, y los oficinistas de las ciudades comerán tornillos y neumáticos."


REFERENCIA Y ACCESO
Gaviria, M., Baigorri, A. (1976), "La Ribera contra la autopista", ANDALÁN, Num. 81, Enero, pag. 4
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