10.09.2009

Extremadura, frontera (2009)



"En el pensamiento económico y espacial es hoy una obviedad que las fronteras políticas han constituido un serio obstáculo para el desarrollo económico, suponiendo barreras artificiales a la racionalidad de la organización económica y a la complementariedad potencial de las zonas fronterizas. Pero es una obviedad que hay que repetir una y otra vez porque la realidad social, económica y espacial (tanto en términos físicos como virtuales) de Extremadura ha estado durante siglos marcada por la frontera y está en la actualidad -y aún lo estará en mayor medida en el futuro- marcada por la no-frontera.Los elementos que ayudan a la construcción de esa enorme barrera económica y cultural son diversos: el historial bélico constituye el primer depresor de cualquier tipo de gran inversión productiva, fácilmente devastada o rapiñada por el enemigo potencial; las grandes distancias relativas a los centros nacionales son otro elemento disuasorio del desarrollo y, además, las fronteras suelen coincidir con accidentes geográficos insoslayables sin cuantiosas inversiones en infraestructuras, que se constituyen en auténtica tierra de nadie. En consecuencia, las redes de transporte suelen ser trazadas en paralelo a la frontera, siendo competitivas en lugar de complementarias, con lo que aún se alejan más las posibilidades de interacción social y económica. La propia Economía se ha ocupado escasamente de estos espacios, hasta que las fronteras han empezado a entrar en crisis por una razón muy simple: la Economía siempre ha estado interesada porlas causas que producen riqueza antes que por las que producen pobreza.Así era la frontera entre España y Portugal en 1985, cuando ambos países entraron a formar parte de la Unión Europea en 1985, sólo un año antes de la firma del Acta Única Europea. Hasta entonces, y durante muchos siglos, ambos países habían permanecido espalda contra espalda"


Referencia:

Baigorri, A., Cortés, G. (2009), "Extremadura, frontera", en Alvarado, E., coord. Atlas de Extremadura, Asamblea de Extremadura, Mérida, 2009, pp. 306-310

Enlace al texto

Acceso al Atlas completo

3.02.2009

Hacia la comunicación ubicua (2009)



"El exterior de Internet está lleno de falsos predicadores que viven de meter miedo a los niños... y sobre todo a los padres. Los pobres padres, ignorantes de las dichosas TIC´s y una y otra vez culpabilizados por el nivel educativo de sus hijos, por el botellón, porque llevan el cuerpo lleno de agujeros y herrajes... Un día sí, y otro también, en la caja lista (porque si no fuese lista no seguiría ahí, en medio de nuestras vidas, después de medio siglo) se turnan el psicólogo obseso y el juez vengador justiciero, para advertir a los padres que vigilen qué hacen sus hijos en Internet, ese nuevo espacio, por incontrolable, demoníaco.

Y entonces el atorado padre, que apenas sabe otra cosa que encender el ordenador de la oficina y rellenar formularios on line, corre a la habitación de su hija adolescente, a ver qué hace en Internet... con quién está. Y la chica, que siente abrirse la puerta a su espalda, mientras grita "Jo, papá, podías ser más educado y llamar, ¿no?" (con lo cual el padre pierde buena parte del empuje inicial, el cazador cazado) cierra la ventana del Messenger donde está diciéndole a su amiga Lourdes lo golfa que es Bea, que ayer tarde se estaba dando el pico con su novio Borja en plena calle, en la puerta del kebab. A la vez que habla con otrs seis o siete amigs, incluido el pendejo de Borja, que intenta negarlo con toda la zalamería de que es capaz, y ella le deja hacer, y cuando ya piensa que la ha convencido, recibe un definitivo: "Serás imbécil... Si Luisma subió desde el móvil al tuenti la foto que os sacó... Véte a mirar qué guapo sales". Cuando el padre llega a ver la pantalla, ahí está inmaculado el Word (bueno, digamos Open Office Writer, para apoyar al software libre) con los apuntes de clase.

La llamada Web 3 (una denominación tan estúpida como Borja, porque en realidad aún estamos balbuciendo las primeras letras de la Web 0.3), o Web Social como la llaman los marketinistas, sólo es un pequeño ensayo más, un pasito más hacia esa red telemática que nos envolverá en breve en todas las direcciones, y en todos los rincones (naturalmente, debo insistir siempre, si contamos con el hardware y la infraestructura adecuadas, lo que no es el caso entre todos nuestros jóvenes), y en la que sólo si queremos --como fuera de la red--, todo nuestro entorno sabrá de nosotros en el acto. Y no es ni buena, ni mala, ni regular: es la vida misma.

Por supuesto que hay que tomar precauciones, pero no más que en la vida atómica. Hace unos días a una jovencita inglesa la echaron de su trabajo porque su jefe le había leído en su blog que el trabajo la aburría, y eso el primer día; pero si ella no hubiese contado al jefe que tenía blog personal, el pervertido (porque hay que serlo para aplicar ese control) jamás se habría enterado. A mí simplemente me tiene alucinado que un producto tan cutre, antiestético y poco funcional como Facebook (y sus imitadores) haya tenido tanto éxito. Pero las cosas son como son: el boca a boca funciona mejor cuando arranca en Harvard."

Referencia:
Baigorri, A. (2009), "Hacia la comunicación ubicua", EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA, día 2/2/2009

Enlace

6.08.2008

¿De la generación del 98 a la 'Chiki chiki'? (2008)

Me pidieron un artículo sobre generaciones para acompañar este reportaje. Entonces apenas se hablaba, se utilizaba, el concepto, olvidado en los anaqueles de la Historia del Pensamiento (Ortega) y de la Sociología (Mannheim). Tan sólo Carles Feixa, desde la antropología y siguiendo la senda de las tribus de Maffesoli, había empezado a manejarse son soltura con ello. Yo mismo en Botellón, aunque intenté desarrollar toda una teoría sobre el propio concepto de juventud en el siglo emergente, no había prestado atención al concepto de generaciones. Cuando le llegó este encargo de reflexión de urgencia ya había empezado a intentar restituir para la Sociología un concepto que se había abandonado por incómodo, pero útil.


 



"Generación es el único concepto sociológico made in Spain. Quien condensó las sugerencias previas de historiadores, sociólogos y demógrafos fue Ortega y Gasset. Cada oleada de coetáneos es marcada por un herraje cultural distinto, ya que la cultura evoluciona a un ritmo marcado por el factor i (capacidad + velocidad de transmisión de la información). Pero además de los valores dominantes en cada periodo, hay momentos que contribuyen a conformar las mentalidades porque capturan la atención, y provocan la emoción de millones de individuos en una etapa formativa clave como la infancia y la adolescencia.

Pero, ¿cuánto dura una generación? Herodoto hablaba de 30 años, Ortega lo redujo a 15. Es algo esencial que no aclaran, por ejemplo, libros premediáticos como el del publicitario holandés Jeroen Boschma (Generación Einstein) o el de la psicóloga norteamericana Jean M. Twenge (Generación Me), quienes además hacen juicios (de eso se trata, de juicios de valor) contradictorios respecto a la misma supuesta generación que diagnostican. Ninguno dice algo que no hubiesen dictaminado ya diez años antes los creadores de la Generación Y, nacida tras el baby boom, y luego los del concepto de Generación Internet, o los Generación M (del Milenio, o Multitarea para unos, o acertadamente mal traducida en España, de los Mileuristas). Lo que vienen a decir ambos libros es lo que quienes lanzan admoniciones sobre jóvenes vienen diciendo generación tras generación: que son mejores, pero más egocéntricos. El parto de los montes. Y es que sólo podemos entender a las generaciones como estaciones "de destino". Generaciones que se definen por lo que hacen, o han hecho (de hecho son nombradas por las fechas de su madurez), naturalmente entendiendo que hacen lo que hacen porque han sido marcados por hechos históricos compartidos. Pero hacer un análisis pronóstico de los efectos de esos momentos impactantes, esto es de las expectativas generacionales, es casi como hablar del sexo de los ángeles. Pura filfa.

Personalmente creo que quienes definen tan marcadamente a las nuevas generacio-nes, a los jóvenes en suma, no hacen sino proyectar sus propios complejos y traumas, sus temores para con sus propios hijos. Normalmente, quienes dicen cómo es la juven-tud están hablando más bien de cómo son quienes les crían, o malcrían. O sea, ellos mismos.

Por lo demás, cansa un poco el etnocentrismo de estas propuestas, que intentan (siempre en inglés) hacer universales las observaciones que han hecho en su pueblo. Por supuesto que tenemos aquí unas cohortes creciendo en la Sociedad Telemática, pero aquí y allá hay miles de millones de jóvenes que crecen en la clave Sociedad Industrial, o millones incluso en el Neolítico.

Habrá quien tome la crítica directamente del viejo Marx: ¿es más fuerte lo que unifica como generación a los jóvenes de Entrevías y Serrano, que lo que los separa e incluso enfrenta? O lo que es lo mismo: si esa supuesta generación descansa, como dice el publicitario holandés, en la informatización y, aún más allá, en Internet, ¿qué pasa en España con los Einstein que viven en los dos tercios de hogares que no tienen acceso a Internet, o que tienen un acceso de risa? Y las tres cuartas partes de la juventud del planeta, que no puede ni soñar con esas cosas, ¿es de otra generación, o de otro mundo? Como los fabricantes de coches, los de generaciones han pasado de las añadas (98, 14, 36) a las letras del abecedario (X, Y) y finalmente a las denominaciones impresionistas. ¿Será la Chiki chiki (una generación que prometía mucho, pero quedó reducida a su auténtica expresión cuando hubo de competir en buena lid, sin el apoyo de las redes sociales) la próxima?"


Baigorri, A. (2008),  "¿De la generación del 98 a la 'Chiki chiki'?", El País, 8 junio 2008

2.28.2008

Convivencia 2.0 (2008)


NO me gusta mucho la palabra 'pacto', porque su campo semántico tiene mucha carga bélica, y porque a menudo los pactos se firman contra un tercero. Prefiero la palabra 'acuerdo', con un campo semántico más contractual, en correspondencia con una sociedad en la que prima la razón, el contrato social. Pues de lo que se trata es de renovar el contrato social entre todas las partes con responsabilidad en la producción, distribución, consumo y sufrimiento del ocio nocturno.
La Ley de Convivencia y Ocio estableció en Extremadura esa relación contractual entre administraciones, familias, vecinos y jóvenes, y aunque no sabemos muy bien qué efectos ha tenido en los propios jóvenes en aspectos como el consumo de alcohol y drogas o la presencia de menores en donde no deberían estar, o la dimisión parental (deberíamos estar ahora mismo repicando la encuesta a familias que hicimos en el 2002, en el marco del programa Futuro), la sensación general que transmiten los distintos actores sociales es que ha funcionado en sus aspectos convivenciales.
Tanto, que ha sido y está siendo copiada por otras comunidades y ciudades, y quienes participamos en aquel proceso germinal estamos «aburridos» de pasear conferencias por Universidades y centros de investigación de todo el país: Extremadura no sólo exporta jamones, sino también 'know how' social, tan importante como la tecnología aunque algunos no se enteren.
Ahora reaparecen los hosteleros, que estaban desaparecidos, felices mientras vecinos y moralistas dirigían toda la artillería pesada contra el botellón autogestionario. Fabuloso si también ellos se comprometen, seriamente, a gestionar unos espacios de ocio más convivenciales con su entorno, y más ambientalmente respetuosos con los usuarios (ruido, limpieza, etc).
No tengo claro que haya que premiarles por cumplir la Ley, pero también es cierto que en la Sociedad de 24 Horas habrá que acostumbrarse a horarios ilimitados de ocio. Echo a faltar, de nuevo, a las familias. Porque los problemas convivenciales del ocio nocturno están básicamente resueltos en la región, pero no así lo que descubrimos más grave en nuestra investigación: la presencia y consumo compulsivo de alcohol y drogas por parte de menores, casi niños a veces. Sólo el compromiso de las familias, y de los propios jóvenes, asumiendo su responsabilidad para con sus hermanos pequeños, como parte que son de las familias (¿cómo concretar ese compromiso?) puede frenar las crecientes tasas de consumos entre menores.

REFERENCIA:
Baigorri, A. (2008), "Convivencia y ocio 2.0", Diario HOY, 27.02.2008
Enlace al periódico

8.10.2007

¿Ruralia de nuevo? Desarrollo local en el marco de la urbanización global (2007)


Capítulo escrito a solicitud de Manuel García Docampo para el volumen que coordinó sobre Perspectivas Teóricas en Desarrollo Rural.


"  Y a partir de mediados de los 90 asistimos a una tercera oleada de “neoruralismo”, de características esencialmente distintas a todas las anteriores, que esta vez parece no tener fin. Y que, aunque algunos confunden con los de los 70, no tienen nada que ver.Esta vez los neorurrales aparecen como empresarios del sector servicios (sobre todo hostelería y turismo rural), y más recientemente como trabajadores del cuaternario (teletrabajadores y telecreadores). Y llegan a unos pueblos plenamente dotados de equipamientos e infraestructuras básicas. 
Pero si he introducido esta cuestión como remate del ensayo no es en relación a la propia composición de la Ruralia (cuestión que podría interesar a la Sociología Rural en general pero no se circunscribe al tema que nos reúne en este volumen), sino en tanto entiendo que, ahora sí, la tercera oleada de neorurales va a tener una enorme influencia en el desarrollo local, por cuanto en muchos casos están asumiendo incluso el liderazgo no sólo económico sino también social y político de amplias zonas rurales, consumándose así la urbanización cultural de estos espacios. 
De hecho, estamos en cierto modo hablando de una versión de la edge city, con las particularidades lógicas en un espacio cultural, como es el español, en el que, al contrario que en los Estados Unidos, existe un patrimonio (en su sentido artístico también, pero sobre todo en su sentido infraestructural) previo que puede acoger a los emisarios virtuales de la ciudad dispersa, que pueden “alejarse” cada vez más de los centros urbanos gracias al desarrollo de las telecomunicaciones (y también gracias a unas cada vez mejores carreteras, y un crecimiento de la red de autopistas, trenes de alta velocidad, etc.). Una dispersión a la que, en el caso español y en el de otros países europeos, viene ayudando mucho el alocado encarecimiento de la vivienda dentro del perímetro de las ciudades. 
En suma, y quiero terminar con esto porque creo que constituye el núcleo gordiano que va a marcar las dinámicas del desarrollo local-rural al menos durante la próxima década, asistimos a la llegada de profesionales y ejecutivos que buscan un entorno ambiental de calidad, en pueblos o pequeñas ciudades que, por otra parte, tienen en la actualidad una buena dotación de servicios, pero a la vez relativamente cerca (en tiempo de desplazamiento, o telemáticamente), y esa es la clave, de las grandes ciudades.La inclusión de neoartesanos y profesionales fugitivos de la ciudad, junto a los neoagricultores, cada vez más escasos, introduce sin duda un elemento de complejidad social y cultural nuevo en la Ruralia: ya no se trata de hippies (“maltrabajadores”, como los llamaban en los pueblos), ni jóvenes de origen rural que retornan tras fracasar en sus estudios (es decir, aún más “maltrabajadores”), sino de exitosos profesionales que controlan las redes que articulan los programas de desarrollo rural, o las gestionan como técnicos, y que en conjunto están haciéndose cargo de las riendas de Ruralia. 
Esperemos que sea para bien."


REFERENCIA:
Baigorri, A. (2007): "¿Ruralia de nuevo? Desarrollo local en el marco de la urbanización global", en García Docampo, M. ed. , Perspectivas teóricas en desarrollo rural, Netbiblo, La Coruña
Enlace al texto