7.22.1999

Nuevas Tecnologías, Educación y Sociedad en los albores del Tercer Milenio (1999)





De antes de que los ágrafos empezasen a hacer bromas con lo de "¿Tienes algo que decir, o traes un Powerpoint?". 

"En este trabajo atenderemos a algunos aspectos del impacto social de las nuevas tecnologías. Analizaremos en primer lugar el proceso a través del cual las tecnologías relacionadas con la comunicación y la información han modificado profundamente la civilización, e intentaremos reflexionar siquiera en términos aproximativos sobre los efectos que las mismas pueden tener en la Educación. Asimismo, se presta especial atención a las posiciones favorables y contrarias a estas nuevas tecnologías que caracterizan el pensamiento social contemporáneo. La hipótesis general que se plantea bascula entre la inevitabilidad tanto de los propios avances tecnológicos como de su influencia en las estructuras y procesos sociales, y la crítica de los efectos perversos que dichas tecnologías presentan. Ni el optimismo pánfilo de los tecnofabuladores sociales, ni la crítica luddita y por tanto nihilista del desarrollo tecnológico, son de utilidad para ayudar a la sociedad a enfrentarse a las profundas transformaciones que le afectan, y en mayor medida aún le esperan en el futuro. Las nuevas tecnologías, como las menos nuevas y las viejas, han contribuido a liberar a los hombres de pesadas limitaciones; pero también han contribuido, en no menor medida, a crear nuevos focos de injusticia. Intrínsecamente, la tecnología por sus características tiende a modificar la organización social; pero dejada en libertad contribuye a profundizar las desigualdades. Según el paradigma sociológico de la Ecología Humana, las  sociedades humanas se basan en un equilibrio entre cuatro elementos: (P)oblación, (O)rganización, (E)ntorno ambiental y (T)ecnología. Cualquier desarrollo de uno de los elementos influye en todos los demás, produciendo una reestructuración del conjunto. La (I)nformación es, en cierto modo, un elemento más del sistema, que actúa como las sinapsis del cerebro, esto es como el nexo de unión entre los elementos del modelo POET. La información es el procesomediante el cual el sistema funciona e interactúa. De ahí que, a medida que los flujos de información se aceleran, las transformaciones sociales se produzcan a su vez de forma más acelerada. La velocidad del cambio social presenta una correlación perfecta con la velocidad a la que la información se transmite.Este modelo entiendo que constituye, además de un instrumento metodológico para la investigación social, que es su finalidad última, también un instrumento para mejorar la comprensión, por la ciudadanía, de muchos de los cambios que en muchas ocasiones parece que nos superan en su magnitud."


Referencia y texto completo
Baigorri, A: (1999): "Nuevas Tecnologías, Educación y Sociedad en los albores del Tercer Milenio", Conferencia Escuela de Verano, Centro de Profesores de Mérida

5.06.1999

Catástrofes naturales, acción pública y participación ciudadana: el caso de la riada de Badajoz (1999)

Comunicación presentada en XII Seminario Internacional “Participación ciudadana y economía social en Iberoamérica: un balance hacia el tercer milenio” Lima (Perú), 1999




"(...) A pesar de que con macabra regularidad, a lo largo de cada década, una ciudad española es devastada parcialmente por las inundaciones (las de Valencia y Bilbao son sin duda las más conocidas en la segunda mitad del siglo XX), todavía no se ha desarrollado una línea de investigación sociológica en España en torno a las catástrofes. Y, a nivel internacional, en la Sociología latina todavía escasean los trabajos en torno a estas cuestiones, a pesar del profundo impacto que las catástrofes naturales están teniendo en las sociedades en desarrollo. Por su parte, en la Sociología de los países más desarrollados se ha iniciado una línea de trabajo sobre torno a la ‘sociedad de riesgo’ (Beck, 1992; Cohen, 1997) que se circunscribe, sin embargo, al denominado Cambio Climático Global, desatendiendo los aspectos sociológicos de los hitos que marcan el diario acontecer de las fuerzas todavía imprevisibles de la Naturaleza.
Para muchos autores la Sociedad Civil no es ni mercado ni Estado, pero la evidencia nos muestra que se halla fuertemente relacionada con estas otras esferas de interacción social; mientras que desde otras perspectivas todo lo relacionado con el mercado se inscribiría plenamente dentro del complejo de Sociedad Civil, atendiendo a su concepción estricta como intermediadora entre los grupos primarios y el Estado.
Con este trabajo se pretende por tanto abrir una pequeña brecha en la dirección de una Sociología de las Catástrofes Naturales, un campo de estudio que reclama la participación de los sociólogos desde perspectivas bien diversas: la interacción medio ambiente/sociedad; el desarrollo urbano y la ordenación del territorio; la exclusión; las organizaciones; los procesos de comunicación de masas; la participación... En esta comunicación nos hemos centrado en el análisis de los procesos de participación ciudadana, atendiendo en este primer acercamiento al comportamiento y el peso social (medido a través de la opinión pública) de los tres sujetos sociales que en el curso de la cual adquirieron protagonismo:
a) Los afectados, para quienes se prefiere en los últimos tiempos la denominación de damnificados.
b) El conjunto del Estado, formado por los tres niveles de la Administración Pública española (nacional, regional y local).
c) La Sociedad Civil, entendida como el conjunto de agentes individuales y colectivos que desarrollan acciones públicas en un escalón intermedio entre el individuo (o los grupos primarios) y el Estado. La definición de sociedad civil, ya conceptualizada por Gramsci y Bobbio, es hoy parte de un amplio debate con matices muy diversos, siendo considerada habitualmente como el conjunto de relaciones entre diversos sujetos sociales que actúan en su capacidad privada, pero en función de intereses públicos  (...)"

Referencia y Texto completo

Baigorri, A., Fernández, R., Gómez, L., Cambero, S. (1999),  "Catástrofes naturales, acción pública y participación ciudadana: el caso de la riada de Badajoz", XII Seminario Internacional Participación ciudadana y Economía, Lima

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11.19.1998

De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico...(1998)


El origen del texto estuvo en una ponencia, que luego se publicó en el Anuario de la Cultura de Extremadura 1998

    

"1.
Desde la constitución de los Estados nacionales modernos, la Cultura, y muy
especialmente el patrimonio histórico-artístico, se ha venido considerando como una
carga para la sociedad, que tendría asumida la necesidad de su generación,
mantenimiento y conservación sobre la base del sentimiento de identidad y la memoria
histórica de los pueblos. Si la Educación, componente esencial del producto cultural de
un pueblo, ha sido vista al menos desde la Revolución Industrial como una inversión
productiva, si bien a muy largo plazo, no ha ocurrido lo mismo con el complejo
cultural. Con independencia de su instrumentalización ideológica por parte de los
grupos sociales, lo que ha supuesto una rentabilidad política en muchas épocas, nunca
se ha esperado de ella una rentabilidad social de carácter económico.
Más aún, como hemos observado más detenidamente cuando hemos estudiado desde
esta perspectiva el patrimonio histórico-artístico(1), desde esta posición idealista,
organicista, de corte conservador (en todos los sentidos) se producía incluso un rechazo
a cualquier especie de consideración de tipo economicista sobre lo que se consideraba el alma de la patria.
De alguna forma se ha pretendido, en un mundo regido por las leyes de mercado, que la
Cultura se guiase por reglas morales, como si se tratase de una parcela aparte del mundo
material, como la religión o las buenas maneras. El propio consumo conspicuo de obras
de arte por parte de las clases altas, como muy bien señaló Thorstein Veblen hace un
siglo, no se ha hecho tradicionalmente sobre la base de cálculos económicos, sino como
una forma de despilfarro ofrecida como símbolo de riqueza y poder absolutos(2).
2.
Hoy, naturalmente a posteriori, podemos decir que sencillamente el mercado, en su
proceso expansivo por el que ha venido abarcando cada vez más facetas de la vida
humana, no había alcanzado todavía un nivel de diferenciación suficiente como para
introducirse, mercantilizándolo, en el universo cultural..."

Enlace al texto completo


Ref.: Baigorri, A. (1998), "De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico",  Anuario Cultural de Extremadura 1998, Consejería de Cultura y Patrimonio, Mérida, pp. 80-83


10.20.1998

Jóvenes y mercado de trabajo en Extremadura. ¿Paro juvenil, o estrategias de retraso en la inserción laboral? (1998)

Comunicación presentada en el VI Congreso Nacional de Sociología, Grupo 08. Sociología del Trabajo, Sección 2ª. La cuestión del empleo

"ResumenEsta comunicación analiza la evolución reciente del mercado de trabajo en Extremadura atendiendo a la variable ‘juventud’. Partiendo de la escasez de datos fiables a nivel regional, se optimizan las fuentes disponibles para centrarse en aquellos factores que en mayor medida han condicionado la evolución de este grupo social y su relación con la ocupación: peso demográfico de los jóvenes, inserción de la mujer en el mercado de trabajo, universalización de la educación secundaria y generalización de la superior, comportamiento de las cohortes de mayor edad, etc.El trabajo apunta algunas paradojas, en una región que sufre un atraso estructural del que sólo lentamente está consiguiendo salir, como son la mejor situación relativa de los jóvenes extremeños que los del conjunto nacional, o la tendencia creciente a recibir inmigrantes -también de cohortes jóvenes- en una región con fuertes índices de desempleo.Como principal aportación, introduce una reflexión teórica sobre lo que se considera, a nivel de hipótesis, un proceso de cambio estructural: una especie de readaptación ‘orgánica’, en función del alargamiento de todos los ciclos vitales, que retrasa la incorporación al trabajo de los seres humanos, que de verificarse debería llegar a una reformulación en profundidad de las denominadas políticas de empleo juvenil, especialmente de las denominadas políticas activas. Esto es, modificar el esfuerzo público por la inserción, en esfuerzo por la preparación, que debería ampliarse hasta tramos de edadde entre 25 y 30 años."


Referencia:

Baigorri, A. (1998), "Jóvenes y mercado de trabajo en Extremadura. ¿Paro juvenil, o estrategias de retraso en la inserción laboral?", VI Congreso Nacional de Sociología, A Coruña

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9.15.1998

Info-ricos e info-pobres Navegando sin remos sobre la cresta de la ola (1998)

"La fractura fundamental de las sociedades ricas avanzadas ya no viene determinada únicamente por el acceso a la propiedad de los medios de producción, ni siquiera por el factor de división en grupos de estatus determinado por las diferencias en el consumo. El acceso a la Información, y a través de ella al conocimiento, condiciona hoy en mayor medida la división y la estratificación social. De ahí que hoy hablemos, también, de inforicos e infopobres como categorías sociológicas reales.
(...)
Ni siquiera en los países centrales del sistema mundo podemos hablar de un acceso igualitario a estos nuevos bienes de producción, conocimiento, consumo y en suma poder. En los Estados Unidos, mientras el 66% de los hogares urbanos de clase media y alta poseen ordenador, entre los hogares pobres de las zonas rurales sólo el,4,5% los poseen. En nuestro país las diferencias no son menos abismales.
(...)
Naturalmente, no debe mitificarse la nueva Sociedad de la Información. Como no debe mitificarse Internet: la potencia no está en lo que puede obtenerse de la red, sino en lo que se puede introducir, y sobre todo en la administración de esas informaciones. (...)  La Internet no es efectivamente la Sociedad de Información, sino más bien sólo uno de sus epifenómenos. Pero el acceso a la misma es fundamental para el desarrollo.
(...)
Por ello, la apuesta, por ahora formal, de nuestro gobierno regional por esta cuestión me parece incuestionable. De hecho, no ha dejado de sorprenderme que Ibarra, siempre con tan buen olfato para la dirección de los vientos del mundo, haya tardado casi dos legislaturas en darse cuenta de la importancia de la informática y todo lo que su entorno conlleva.
(...)
Sobre lo dicho podemos afirmar que si importante es la subsidiación de sistemas tradicionales de transporte y comunicaciones, como el ferrocarril o el transporte aéreo, no lo es menos hoy en día la dotación a la ciudadanía de un acceso fácil y económico a las tópicamente denominadas autopistas de la información. Y en este sentido, creo que la política regional a corto plazo en esta materia debería encaminarse en cuatro direcciones fundamentalmente:
 
  1. Potenciación de la calidad en la enseñanza y la investigación en los centros universitarios orientados directa o indirectamente al desarrollo de las tecnologías de la información. 
  2. Una política de grandes convenios con las compañías telefónicas, tanto para una adecuada dotación de las llamadas autopistas de información en nuestra región, como para una política, durante varios años, de tarifas planas subvencionadas en el acceso a Internet (estos convenios con las compañías telefónicas deberían incluir la ruptura de la frontera: paradójicamente es el teléfono, uno de los símbolos de la globalización, el único elemento físico y claramente marcado que sigue mostrándonos la existencia de una frontera entre Extremadura y Portugal). 
  3. Creación en todos los pueblos y los barrios de las ciudades de nuestra región de lo que podríamos denominar infotecas. Las infotecas no son otra cosa que centros públicos dotados de numerosos ordenadores conectados a Internet, en los que los estudiantes de cualquier edad capaces de manejarlos y que no cuentan con medios económicos para tener uno propio podrían trabajar en y sobre la red. La iniciativa privada, en las grandes ciudades, ha respondido a esta demanda mediante la creación de los denominados cibercafés; pero obviamente esto no resuelve las diferencias entre info-ricos e info-pobres. Hoy las infotecas son sólo una palabra que se me acaba de ocurrir; pasado mañana serán un servicio público tan fundamental como las bibliotecas, las hemerotecas, o los museos. Ojalá que mañana mismo sean un servicio disponibles para los ciudadanos de bajos recursos en Extremadura. La creación de esta red de infotecas supondría una fuerte inyección económica en el sector, además de la creación de numerosos puestos de trabajo para nuestros futuros egresados, en biblioteconomía, documentación e informática.
Hay que insistir en ello: quedarse fuera de la Sociedad de la Información va a equivaler a quedarse fuera del Progreso. Por otra parte he repetido hasta la saciedad que la posición actual de nuestra región la convierte en una buena candidata para la implantación de centros de teletrabajo, que son las fábricas limpias de la sociedad de la información. Si bien tampoco debemos olvidar que los bajos índices relativos de formación del capital humano constituyen un elemento muy poco competitivo para el desarrollo de los nuevos sectores relacionados con la Sociedad de la Información.
Todo ello exige una apuesta decidida, y por supuesto muy cara. El gobierno regional no debe temer el riesgo que esto supone: las generaciones futuras sabrán, si no agradecerlo, al menos aprovecharlo."

De los tres puntos de mi propuesta, tan sólo al tercero se le prestó atención. El primero se confundió con Información y Documentación, que no es Tecnologías de la Información. Aún así, hubo bastante apoyo a la Politécnica de Cáceres, en donde se alojan las titulaciones informáticas y telemáticas, y hoy tiene un buen nivel, con algunos investigadores de prestigio.

Pero la propuesta de infotecas sí encontró respuesta, aunque lógicamente se le cambiase el nombre porque no podía parecer que el jefecillo de turno no tenía ideas propias. Se llaman Centros del Conocimiento (sic), y ahí siguen prestando su servicio aunque ya no son necesarios en el sentido originario. El resto de los esfuerzos se centraron en otras direcciones, absurdas para esta región en aquella época: convertirse en el emporio del software libre en una región sin programadores, llenar las aulas de las escuelas de voluminosos monitores y ordenadores que luego no se podían mantener... Pero alguien hizo buenos negocios, sin duda, vendiendo materiales.

Hay que decir que el concepto de info-ricos e info-pobres hizo cierta fortuna, pero curiosamente no procede de ningún sociólogo, aunque yo lo manejase como concepto sociológico (pues me parecieron términos y conceptos estimulantes en su momento), sino de un bibliotecario, Trevor Haywood, profesor de Sistemas de Información y decano de una Escuela de Informática. Como militante del partido laborista tenía ciertas inquietudes sociales, pero en realidad se dedicaba a escribir de temas bastante anodinos, como las bodas reales o los cruceros de placer. 

El concepto de Sociedad de la Información todavía me parecía entonces usable, aunque al poco me pareció más adecuado el de Sociedad Telemática. Pero ese es otro tema.




Referencia:
Baigorri, A.: (1998), "Info-ricos e info-pobres. Navegando sin remos sobre la cresta de la ola", Diario HOY

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