7.27.1998

Identidad y segregación urbana. El caso de Badajoz (1998)


Es una comunicación, realizada con la ayuda de Ramón Fernández Diaz, presentada en el VI Congreso Español de Sociología (Coruña), derivada de diversos análisis previos realizados sobre la ciudad de Badajoz. Los mapas, con MapViewer, no permitían entonces mucho juego. Y eso que éramos innovadores al respecto.  


"Si bien se asume de forma generalizada que la estructura urbana que hoy conocemos es producto de las transformaciones que sobre las ciudades originó la Revolución Industrial, (la concentración de la producción industrial creó la necesidad contar con abundante mano de obra por parte de la industria para mantener los sueldos más bajos y aumentar los beneficios), son numerosas las ciudades españolas en las que el proceso de industrialización no ha sido el factor determinante de su estructura urbana, una de ellas es sin duda Badajoz, ciudad en la que la falta de iniciativas inversoras en el sector industrial ha sido permanente a lo largo de su historia. 

El desarrollo de Badajoz, y de otras muchas capitales de provincia españolas, ha venido determinado por su declaración en el siglo XIX de capital de la provincia. La dotación de la estructura administrativa derivada de esta declaración, supone un revulsivo para la ciudad, dinamizando y haciendo más compleja la economía local, que consolida su orientación hacia el comercio y los servicios.

Todo este proceso tiene como efecto inmediato que la ciudad duplique en 50 años su población y que sea necesaria la expansión urbana más allá de las murallas, este proceso expansivo se hace más intenso en los años siguientes a la guerra civil, en los que afluyen a la ciudad un número creciente de personas que huyen del fantasma del hambre que se extiende por la provincia. Las barriadas suburbiales comienzan a extenderse mediante la ocupación de las tierras inundables en las orillas de los ríos y arroyos en las que construyen sus viviendas- chabolas.

Las expectativas creadas a partir de los años 40 con la puesta en marcha de los mecanismos que llevarían a la transformación en regadío una extensa superficie de las Vegas del Guadiana, se materializan a partir de la década de los 50, con la multiplicación del personal de la Administración, la instalación de delegaciones de las constructoras que llevan a cabo las obras del Plan Badajoz, los obreros que trabajan en las mismas y la progresiva instalación en los poblados construídos en el término municipal de más de 11.000 personas, todo ello junto a un amago de industrialización. La necesidad de suelo para viviendas se hace acuciante, los dueños del suelo en este caso no son, como en las ciudades industriales, las factorías, sino los terratenientes, y así son numerosos los barrios surgidos a partir de los años 50 que tienen por nombre el del propietario original de los terrenos sobre los que se asienta. Barrios que nacen sin ninguna planificación, con viviendas de autoconstrucción realizadas sobre minúsculas parcelas vendidas a tanto al mes, que dan como resultado un trazado intrincado, adaptado a las condiciones del terreno y los caminos, con una gran densidad y carencia absoluta de plazas, zonas verdes u otros espacios libres que no sean los pendientes de edificar.

Al mismo tiempo las clases acomodadas van abandonando sus viviendas en el casco histórico y se asienta en las ensanches que surgen fuera de las murallas. A partir de los años 50 la población que vive dentro de las murallas desciende de manera apresurada, de forma que en la actualidad viven dentro de las murallas el 40% de la población de 1950.

El esquema urbano de Badajoz es similar a cualquiera de los modelos que se han desarrollado para explicar la ordenación de las ciudades:

Tenemos una Zona Central o Casco Histórico, originada por los planes de Reforma Interior que se desarrollan a lo largo del siglo XVIII. Es en esta época cuando se acometen las obras necesarias para dotar a la ciudad de los servicios urbanos básicos: abastecimiento, saneamiento, construcción de cementerios exteriores a la ciudad, parques, etc. En esta zona  coexisten edificios nuevos, generalmente de una altura superior a los tradicionales, y que son ocupados en su mayor parte por oficinas, bancos, comercios o viviendas de lujo, junto a otros edificios antiguos, de los que los más nobles y señoriales están ocupados por oficinas y servicios de la Administración: Ayuntamiento, Diputación, Gobierno, Institutos, Teatros, etc. Esta zona central suele tener también Parques, aparcamientos subterráneos, y mucha animación comercial en las horas punta, que decae con el cierre de los comercios salvo en las calles de bares y en las horas de cine.

Junto al Casco Histórico encontramos el Barrio Viejo o Plaza Alta, con calles estrechas de trazado sinuoso, orgánico, es decir, perfectamente adaptado al terreno, con casas viejas, en muchos casos abandonadas, en ruina (situación especialmente patente en Badajoz), junto a las que se levantan, de tanto en tanto, otras más modernas que destacan de las anteriores (el llamado impacto visual) por estar construidas con diseños (materiales, formas y colores) totalmente distintos de las casas tradicionales. Estos espacios, en los que los primeros crecimientos de la población urbana se hacinaron miles de personas, hoy están casi vacíos, con una población muy envejecida, y grupos marginales e inmigrantes. En ellas encontramos solamente comercios antiguos y pequeños, tabernas, ....

A continuación se sitúan los ENSANCHES, motivados por la imposibilidad de acoger todo el crecimiento demográfico de las ciudades. Los primeros ensanches, que si bien en su mayor parte suceden en el siglo XIX y primera mitad del s. XX, en Badajoz, como hemos dicho se producen algo más tarde, y llevan al derribo de las murallas exteriores, con trazados de calles rectas, amplias, arboladas en muchos casos, con edificios de buena construcción en el caso de las clases altas, son hoy día zonas principalmente de uso residencial  en las que también se encuentran oficinas y comercios. Podemos observar también cómo el ensanche ha avanzado sobre la zona central.

En la periferia encontramos una situación más variada. Por una parte tenemos los Barrios obreros tradicionales, situados en las proximidades de fábricas y almacenes y en el caso de Badajoz en las orillas de los ríos y arroyos, los primeros formados por casas antiguas de una planta, a las que en algunos casos se le ha añadido posteriormente otra, situadas las primeras viviendas junto a una carretera o camino principal y que creció detrás de las primeras viviendas de forma desordenada. Los nuevos Barrios obreros o barrios dormitorios están formados generalmente por bloque de viviendas iguales, con casi absoluta carencia de locales comerciales. En los dos casos la urbanización es deficiente (sin parques o con parque inacabados o abandonados, asfalto en malas condiciones y algunas calles sin asfaltar,...), los equipamientos (escolares, deportivos, institucionales) llegan con años de retraso y el comercio es escaso. Son por una parte barrios de autoconstrucción y por otra de viviendas sociales, subvencionadas o protegidas.

También en la periferia, en este caso en algunas zonas o situadas junto al río, en terrenos inundables, o bien junto a las vías del tren o en otros casos detrás de las grandes industrias encontramos, ocupando en unos casos terrenos públicos y en otros comprando el suelo, en principio zonas de chabolas o barracas, casitas más o menos aisladas, de ordenación anárquica, que carecían de pavimentación en las calles, sin agua corriente ni saneamiento. Algunas de éstas zonas se han consolidado de forma más o menos regular, consiguiendo tener los servicios mínimos, en otros casos, se mantienen en esa situación.

Finalmente encontramos las Urbanizaciones herederas de las llamadas Ciudad Jardín, de hecho hoy, en casi todas las ciudades, encontramos una urbanización con ese nombre. La Ciudad Jardín es una elaboración del siglo XIX, en las que el desarrollo de las teorías naturalistas e higienistas plantearon que frente a las opciones de vivir en la ciudad o en el campo existía una tercera vía, la combinación de las ventajas de la ciudad y la vida en el campo, la urbanización ruralizada.  Paradójicamente, las ciudades jardín, que surgieron como utopía obrera se han convertido en signo de status de las nuevas clases medias.

Las Urbanizaciones forman habitualmente núcleos compactos, situadas en las periferias, están formadas generalmente por viviendas unifamiliares, con abundante vegetación, bien urbanizadas y localizadas en espacios limpios y silenciosos. Dentro de una misma urbanización, o bien en urbanizaciones separadas, podemos encontrar agrupadas las viviendas en función de su nivel de calidad, desde las unifamiliares adosadas hasta las viviendas de gran superficie en parcelas grandes. 

Finalmente encontramos, más alejados de la ciudad, las parcelaciones de viviendas de segunda residencia, levantadas sobre terrenos  agrícolas, generalmente de forma ilegal, carecen de abastecimiento (aunque en algunos casos hay un sondeo y una red común para toda la urbanización) y red de saneamiento.

La ciudad es una conjunción de elementos espaciales y sociales interdependientes. La estructura sociológica de la ciudad se realiza a través de un proceso doble, por una parte se individualiza, conformandose como una estructura unitaria frente al exterior, las otras ciudades, y por otra se va conformando interiormente, se hace plural, en esto se diferencia de las pequeñas poblaciones rurales, que tienen una composición interna homogénea. La colectividad territorial se hace compleja y plural, se hace urbana, cuando entre la familia y el conjunto de la población, existen otras unidades colectivas intermedias, los barrios.

El barrio, igual que la ciudad, se define en primera instancia en base a la proximidad espacial, pero frecuentemente el fundamento de éstos no es solamente la cercanía, junto a él existe un fenómeno de división social, que hace que se agrupen en determinados sectores urbanos a grupos sociales concretos. Así encontramos barrios con una base sociológica profesional (comerciantes, zapateros, curtidores, etc), étnicos (negros, chinos, ...) o de clase social (obreros, ricos, chabolas).

La estructuración de los barrios se halla en relación con diversos rasgos específicos de la población que lo componen, del diseño urbanístico que poseen y del espacio que ocupan dentro de la ciudad. Así encontramos que en las zonas peores de la ciudad (más contaminadas, ruidosas,...) existen los trazados urbanos mas inhóspitos, (calles estrechas, mal urbanizadas, con pocas y malas zonas verdes) en las que se asientan las peores viviendas (pequeñas, de mala calidad constructiva) y la población que vive es la de menos recursos económicos. E igualmente encontramos que en los mejores espacios (más limpios, silenciosos..) se encuentran los mejores trazados urbanos, con viviendas de calidad y residen una población de mayores recursos económicos. Esta correlación entre la degradación urbana y la degradación social hace totalmente necesario un análisis social del medio urbano para comprender la ciudad.

CARACTERIZACIÓN SOCIAL DE LOS BARRIOS DE BADAJOZ

Siguiendo el esquema anteriormente propuesto hemos dividido la ciudad de Badajoz en 13 barrios considerando además al conjunto de los poblados de colonización todos ellos con categoría administrativa de entidades locales menores. Todos los barrios considerados tienen entidad como tal, aunque en algunos casos dentro de ellos se consideran subdivisiones que se han señalado en los mapas que presentamos, aunque un análisis pormenorizado de los mismos no aportaría para la ocasión más que confusión. Igualmente hay otras barriadas o urbanizaciones más alejadas de (...)"



Referencia:

Baigorri, A. y Fernández, R. (1998), "Identidad y segregación urbana. El caso de Badajoz", VI Congreso Español de Sociología, A Coruña

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7.14.1998

Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales? (1998)

Era mi primer congreso internacional, y con la inscripción hecha, los billetes comprados..., una estúpida caída de tres escalones me deshizo un brazo. A cambio, durante la recuperación me hice mi primera página web. Creo que gané en difusión y creación de redes, que es para lo que (dicen) sirven los congresos. Mi comunicación la presentó un colega (menos mal que la había presentado en el comité de Estudios de Futuro y no en Sociología Urbana), y quedó recogida al menos en Sociological Abstracts. 
  


"RESUMEN 

Esta comunicación plantea una reflexión sobre las comunidades urbanas y sus interacciones en el marco de la urbe global, concepto que caracteriza las tendencias de futuro de la urbanización 

La imagen de la ecumenópolis oteada por Toybnee, sobre la base de las aportaciones de Gottman y Doxiadis, no es ya una formulación del futuro sino una realidad palpable, a la que preferimos denominar la urbe global por cuanto no la entendemos como aquellos autores tanto como plasmación del gigantismo de las grandes urbes, sino como red que penetra la totalidad del territorio, hasta hacer desaparecer, incluso, la tradicional dicotomía rural/urbano. 

Esta visión es crecientemente aceptada, con el desarrollo del llamado paradigma de las ciudades-mundo que tiene un remoto origen en Geddes, fue articulado por Hall en el ambiente de las obras de Doxiadis, y se encuentra definitivamente formulado en Friedmann. Sin embargo, su utilización en teorías de alcance medio, como la de Sassen o las desarrolladas por el propio Friedmann, sigue anclada en los estereotipos de la sociedad industrial, caracterizada en términos territoriales por una estructura jerárquica, y sobre todo jerarquizante. 

Lo que tiene de nuevo la conformación de la urbe global en términos de hipótesis es que supone la ruptura de las jerarquías. Hasta finales del siglo XX se ha venido dando una fuerte identificación entre los estados nacionales y las grandes urbes, las cuales como ciudades-mundo han articulado -y en buena parte todavía articulan en la red global de flujos- los intereses 'nacionales'. Pero hoy esa identidad se rompe, por efecto de varios fenómenos: 

a) La disgregación del estado-nación, que otorga a los espacios regionales la capacidad
de competir explícitamente, tomando como punta de lanza de esa competencia a sus principales ciudades; ciudades medias o intermediarias que compiten con los nodos 'ordenadores' -las grandes urbes- con estrategias de supervivencia propias, y con atractivos para la vida humana que no ofrecen las grandes metrópolis. 

b) El relajamiento de los instrumentos de dominio político de tendencia vertical, con una mayor democratización de las decisiones -la planificación territorial no puede hacerse ya tan fácilmente únicamente en función de los intereses de los grandes centros decisorios-. 

c) La dilución de las fronteras en los países desarrollados -UE, Nafta, Cono Sur...- provoca que ciudades medias se articulen como mesópolis o metrópolis transfronterizas que ya no pueden reflejar -o no únicamente- los intereses o necesidades de un estadonación. 

El resultado, desde nuestra perspectiva, es una red compleja -tridimensional si pretendemos representarla- en la que las posiciones de las comunidades urbanas se plantean en términos de acelerada variabilidad, y en las que las sucesivas posiciones verticales (no jerárquicas en un sentido formal, sino en términos de estratificación entendida, como la estratificación social, con relación a la producción -clases- y al consumo -status- de bienes) no vienen determinadas por un solo elemento (sea el tecnomarketing -Castells y Hall-, sea la posición geoestratégica centro/periferia -Sassen-, sea la sostenibilidad medioambiental), sino más bien por un conjunto de variables -incluidas las anteriores- que debemos empezar a estimar, sin olvidar la influencia del azar y de otros presupuestos de la teoría del caos, particularmente interesante para el análisis de la dinámica futura de las ciudades -no olvidando con ello la tendencia natural de las sociedades humanas a fijar estructuras estables de dominio, que suelen basarse en organizaciones desiguales, con el objetivo de evitar la caída de los sistemas en la entropía. (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1998), "Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales?", XIV Congreso Mundial de Sociología de la ISA, RC07 Future Research Session, Montreal, Julio 1998  (recogido en Sociological Abstracts, Jyly 1998, 98S33604)

5.01.1998

De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global (1998)




"Los usos del territorio y su relación con la ciudad dependen del modo de
producción dominante. Éste, entendido, no desde el reduccionismo marxista, sino como las eras tecnosociales propuestas por Geddes -a través de Mumford-, es un complejo que incluye las relaciones y medios de producción, pero también ciertas construcciones mentales y estilos de relación con la Naturaleza, entendida en su sentido amplio. En cuanto a la planificación urbanística, desde que existe, ni ha hecho nunca ni podrá hacer nunca otra cosa que prestar coherencia técnica e i¡jeológica a dichos procesos.
Desde antes del Neolítico, el territorio, como Naturaleza, se constituyó en una
terra ignota que, además de ofrecer recursos, sustentaba pavores. La  Revolución Industrial, por su parte, permitió descubrir, conquistar y dominar aquel mundo mágico que se extendía más allá de los caminos y los campos, incorporándolo al metabolismo de la ciudad. Sin embargo, la nueva Sociedad de la Información supone la conversión del territorio, de la Naturaleza, en un espacio multifuncional, tan complejo como las propias sociedades humanas, y llega a plantearse incluso la consecución de lo que constituyó un sueño eterno: el jardín del Edén.
En las tres últimas décadas, en el conjunto de los países desarrollados y, por
supuesto, en España, hemos vivido el cenit en la conformación del tipo de relaciones con el territorio que ha caracterizado a la sociedad industrial. Sin embargo, preocupados por los efectos -casi siempre negativos- consiguientes, hemos prestado escasa...."


Referencia:
Baigorri, A. (1998), " De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global.", Ciudades, Num. 4, pp. 149-164
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12.27.1997

Deporte y desigualdad (1997)

En 1997 me encargaron una ponencia sobre Deporte y Desigualdad para exponer en un Congreso sobre Economía y Derecho del Deporte que iba a celebrarse en la Facultad de Económicas, en la que había empezado a dar clases apenas un año antes. No quedó mal, y lo normal es que se hubiese convertido en un artículo, pero bastante tenía entonces con construir las asignaturas que tuve que contruir, porque partía de la nada. Así que ahí se quedó, y pronto cayó en el olvido. Ya es tarde para reciclarlo, ya no es novedoso. Pero bueno, aquí está, antes de que se borre en algún disco duro.


 


"Esta ponencia se sale, en cierto modo, de la tónica general de estas Jornadas, que como su convocatoria indica se dedican a economía y derecho del deporte. Por un lado, las jornadas se centran en aspectos técnicos del deporte, de ahí que la consideración de aspectos sociales sea en cierto modo marginal. Pero además, por la propia heurística en nuestra aproximación al tema hay diferencias sensibles que conviene señalar, y con ello estamos haciendo ya Sociología del Deporte: frente a lo que es habitual en otras perspectivas -por en las Ciencias del Deporte, pero también en Derecho o Economía-, en Sociología no suele darse necesariamente una correlación entre el interés personal por el deporte y la observación de éste como hecho social. Para los sociólogos el Deporte es un fenómeno más, que nos interesa como objeto de estudio en la medida en que o bien refleja ciertos determinantes estructurales de la Sociedad -como es el caso que nos ocupa en esta ponencia-, o bien determina a su vez comportamientos que inciden fuertemente en la vida cotidiana -fenómenos como las hinchadas, o la violencia en torno al deporte...-, o bien es utilizado como instrumento de manipulación de las conciencias en determinadas sociedades, es decir como opio del pueblo. Es decir, al contrario de lo que ocurre en otras disciplinas, se produce en nuestro caso un cierto distancia miento respecto del objeto de estudio, que se acentúa en mi caso ya que ni el deporte como espectáculo ni la práctica deportiva se cuentan entre mis preferencias de ocio.

En mi caso, además, se da la particularidad de no ser especialista en Sociología del Deporte. No obstante, tuve la suerte de explicar esa asignatura a la primera promoción de estudiantes de Ciencias del Deporte de la Uex, hace unos años, lo que me dió la oportunidad, y me animó, a realizar algunas investigaciones sobre la materia. Espero que lo que aprendí en dicho periodo les pueda ser de utilidad a ustedes."

Referencia

Baigorri, A. (1997), "Deporte y desigualdad", Ponencia invitada, Congreso Internacional Economía y Derecho del Deporte, Badajoz, XII/1997

Acceso al texto completo 

11.18.1997

Un nuevo desafío en el análisis regional: las ciudades y regiones fronterizas (1997)





Uno de los productos de una fructífera estancia en la frontera USA/México, a caballo entre Universidad Autónoma de Baja California en Mexicali, San Diego State University y el Colegio de la Frontera Norte (Tijuana) fue esta comunicación presentada en  XXIII Reunión de Estudios Regionales de la Asociación Española de Ciencia Regional (Valencia,  18-21 de noviembre de 1997)

"Tradicionalmente, y así lo ha señalado ampliamente la doctrina económica a partir de los trabajos de Christaller (1966) y Lösch (1967), las fronteras políticas han constituído un serio obstáculo para el desarrollo económico, suponiendo barreras artificiales a la racionalidad de la organización económica y a la complementariedad potencial de las zonas fronterizas. En primer lugar el historial bélico que caracteriza a estos espacios constituye un depresor de cualquier tipo de gran inversión productiva, que puede ser fácilmente devastada o rapiñada por el enemigo potencial, y a ello se añaden las habitualmente grandes distancias relativas a los centros nacionales. Y además, como en buena parte ocurre en nuestro país, las fronteras suelen coincidir con accidentes geográficos insoslayables sin cuantiosas inversiones en infraestructuras.
Imponentes cordilleras, abruptos cauces o auténticos desiertos se encargan a menudo de
constituirse en auténtica tierra de nadie. En consecuencia con todo ello,las redes de transporte suelen ser trazadas en paralelo a la frontera, siendo competitivas en lugar de complementarias, con lo que aún se alejan más las posibilidades de interacción social y económica. Y, también por todas estas razones, las zonas fronterizas han recibido escasa atención desde la Economía, más interesada tradicionalmente por las causas que producen riqueza, antes que por las que producen pobreza.
Sin embargo, no es menos cierto que desde hace varias décadas se viene observando cómo, en situaciones particulares, como la de la Regio Basiliensis -entre Suiza, Francia y Alemania- o la frontera EUA-México, largos periodos de paz internacional y un incremento de la integración económica han removido muchas de las tradicionales barreras al desarrollo en las regiones fronterizas (Hansen, 1981). Otros ejemplos, como el de la frontera Colombia-Venezuela, que se ha convertido en la zona limítrofe de mayor actividad de Sudamérica (Fernández, 1990), apoyan esta nueva perspectiva. Y en respuesta a estos fenómenos, un núcleo de estudiosos -sobre todo en los EUA y México, aunque también en Europa- han venido construyendo lo que actualmente podríamos considerar una rama de los Estudios Regionales, a la que han gustado denominar Estudios Fronterizos y que en América ha alcanzado cierta importancia en el campo de las Ciencias Sociales (ver, entre otras aportaciones de interés: Alegría, 1992; Arreola y Curtis, 1993; Bustamante, 1989; Fernández, 1977; Ganster et al., 1997; Hansen, 1981; Herzog, 1990; Martínez, 1986; Petras, 1980; Ranfla, 1984; Stoddard, 1986). Si bien en la medida en que las fronteras exitosas han afectado fuertemente a otros muchos aspectos de la realidad social -el desarrollo de ciudades y metrópolis de frontera, problemas relacionados con las migraciones, conflictos étnicos, impactos ambientales, etc-, los Estudios Fronterizos han incorporado en mayor medida una perspectiva transdisciplinaria muy alejada del economicismo y la metodología cuantitativa que hoy por hoy caracterizan a los Estudios Regionales, e incluso del análisis sobre regiones fronterizas de la tradición europea, más antigua pero también hasta muy recientemente bastante limitada a aspectos políticos y económicos......"


Referencia:
Baigorri, A., Cortés, G.: "Un nuevo desafío en el análisis regional: las ciudades y regiones fronterizas". XXIII Reunión de Estudios Regionales. Mundialización, Innovación, Región, Arco Mediterráneo. Valencia,  18-21 de noviembre de 1997
Acceso al texto:
https://old.aecr.org/web/congresos/1997/cts/comun/a8/08-204r.pdf
Texto disponible: 
https://drive.google.com/file/d/1n2ACYZUsb_7BY_9jOfGnfrpBV7rHDYTI/view?usp=drivesdk