"Si bien se asume de forma generalizada que la estructura urbana que hoy conocemos es producto de las transformaciones que sobre las ciudades originó la Revolución Industrial, (la concentración de la producción industrial creó la necesidad contar con abundante mano de obra por parte de la industria para mantener los sueldos más bajos y aumentar los beneficios), son numerosas las ciudades españolas en las que el proceso de industrialización no ha sido el factor determinante de su estructura urbana, una de ellas es sin duda Badajoz, ciudad en la que la falta de iniciativas inversoras en el sector industrial ha sido permanente a lo largo de su historia.
El desarrollo de Badajoz, y de otras muchas capitales de provincia españolas, ha venido determinado por su declaración en el siglo XIX de capital de la provincia. La dotación de la estructura administrativa derivada de esta declaración, supone un revulsivo para la ciudad, dinamizando y haciendo más compleja la economía local, que consolida su orientación hacia el comercio y los servicios.
Todo este proceso tiene como efecto inmediato que la ciudad duplique en 50 años su población y que sea necesaria la expansión urbana más allá de las murallas, este proceso expansivo se hace más intenso en los años siguientes a la guerra civil, en los que afluyen a la ciudad un número creciente de personas que huyen del fantasma del hambre que se extiende por la provincia. Las barriadas suburbiales comienzan a extenderse mediante la ocupación de las tierras inundables en las orillas de los ríos y arroyos en las que construyen sus viviendas- chabolas.
Las expectativas creadas a partir de los años 40 con la puesta en marcha de los mecanismos que llevarían a la transformación en regadío una extensa superficie de las Vegas del Guadiana, se materializan a partir de la década de los 50, con la multiplicación del personal de la Administración, la instalación de delegaciones de las constructoras que llevan a cabo las obras del Plan Badajoz, los obreros que trabajan en las mismas y la progresiva instalación en los poblados construídos en el término municipal de más de 11.000 personas, todo ello junto a un amago de industrialización. La necesidad de suelo para viviendas se hace acuciante, los dueños del suelo en este caso no son, como en las ciudades industriales, las factorías, sino los terratenientes, y así son numerosos los barrios surgidos a partir de los años 50 que tienen por nombre el del propietario original de los terrenos sobre los que se asienta. Barrios que nacen sin ninguna planificación, con viviendas de autoconstrucción realizadas sobre minúsculas parcelas vendidas a tanto al mes, que dan como resultado un trazado intrincado, adaptado a las condiciones del terreno y los caminos, con una gran densidad y carencia absoluta de plazas, zonas verdes u otros espacios libres que no sean los pendientes de edificar.
Al mismo tiempo las clases acomodadas van abandonando sus viviendas en el casco histórico y se asienta en las ensanches que surgen fuera de las murallas. A partir de los años 50 la población que vive dentro de las murallas desciende de manera apresurada, de forma que en la actualidad viven dentro de las murallas el 40% de la población de 1950.
El esquema urbano de Badajoz es similar a cualquiera de los modelos que se han desarrollado para explicar la ordenación de las ciudades:
Tenemos una Zona Central o Casco Histórico, originada por los planes de Reforma Interior que se desarrollan a lo largo del siglo XVIII. Es en esta época cuando se acometen las obras necesarias para dotar a la ciudad de los servicios urbanos básicos: abastecimiento, saneamiento, construcción de cementerios exteriores a la ciudad, parques, etc. En esta zona coexisten edificios nuevos, generalmente de una altura superior a los tradicionales, y que son ocupados en su mayor parte por oficinas, bancos, comercios o viviendas de lujo, junto a otros edificios antiguos, de los que los más nobles y señoriales están ocupados por oficinas y servicios de la Administración: Ayuntamiento, Diputación, Gobierno, Institutos, Teatros, etc. Esta zona central suele tener también Parques, aparcamientos subterráneos, y mucha animación comercial en las horas punta, que decae con el cierre de los comercios salvo en las calles de bares y en las horas de cine.
Junto al Casco Histórico encontramos el Barrio Viejo o Plaza Alta, con calles estrechas de trazado sinuoso, orgánico, es decir, perfectamente adaptado al terreno, con casas viejas, en muchos casos abandonadas, en ruina (situación especialmente patente en Badajoz), junto a las que se levantan, de tanto en tanto, otras más modernas que destacan de las anteriores (el llamado impacto visual) por estar construidas con diseños (materiales, formas y colores) totalmente distintos de las casas tradicionales. Estos espacios, en los que los primeros crecimientos de la población urbana se hacinaron miles de personas, hoy están casi vacíos, con una población muy envejecida, y grupos marginales e inmigrantes. En ellas encontramos solamente comercios antiguos y pequeños, tabernas, ....
A continuación se sitúan los ENSANCHES, motivados por la imposibilidad de acoger todo el crecimiento demográfico de las ciudades. Los primeros ensanches, que si bien en su mayor parte suceden en el siglo XIX y primera mitad del s. XX, en Badajoz, como hemos dicho se producen algo más tarde, y llevan al derribo de las murallas exteriores, con trazados de calles rectas, amplias, arboladas en muchos casos, con edificios de buena construcción en el caso de las clases altas, son hoy día zonas principalmente de uso residencial en las que también se encuentran oficinas y comercios. Podemos observar también cómo el ensanche ha avanzado sobre la zona central.
En la periferia encontramos una situación más variada. Por una parte tenemos los Barrios obreros tradicionales, situados en las proximidades de fábricas y almacenes y en el caso de Badajoz en las orillas de los ríos y arroyos, los primeros formados por casas antiguas de una planta, a las que en algunos casos se le ha añadido posteriormente otra, situadas las primeras viviendas junto a una carretera o camino principal y que creció detrás de las primeras viviendas de forma desordenada. Los nuevos Barrios obreros o barrios dormitorios están formados generalmente por bloque de viviendas iguales, con casi absoluta carencia de locales comerciales. En los dos casos la urbanización es deficiente (sin parques o con parque inacabados o abandonados, asfalto en malas condiciones y algunas calles sin asfaltar,...), los equipamientos (escolares, deportivos, institucionales) llegan con años de retraso y el comercio es escaso. Son por una parte barrios de autoconstrucción y por otra de viviendas sociales, subvencionadas o protegidas.
También en la periferia, en este caso en algunas zonas o situadas junto al río, en terrenos inundables, o bien junto a las vías del tren o en otros casos detrás de las grandes industrias encontramos, ocupando en unos casos terrenos públicos y en otros comprando el suelo, en principio zonas de chabolas o barracas, casitas más o menos aisladas, de ordenación anárquica, que carecían de pavimentación en las calles, sin agua corriente ni saneamiento. Algunas de éstas zonas se han consolidado de forma más o menos regular, consiguiendo tener los servicios mínimos, en otros casos, se mantienen en esa situación.
Finalmente encontramos las Urbanizaciones herederas de las llamadas Ciudad Jardín, de hecho hoy, en casi todas las ciudades, encontramos una urbanización con ese nombre. La Ciudad Jardín es una elaboración del siglo XIX, en las que el desarrollo de las teorías naturalistas e higienistas plantearon que frente a las opciones de vivir en la ciudad o en el campo existía una tercera vía, la combinación de las ventajas de la ciudad y la vida en el campo, la urbanización ruralizada. Paradójicamente, las ciudades jardín, que surgieron como utopía obrera se han convertido en signo de status de las nuevas clases medias.
Las Urbanizaciones forman habitualmente núcleos compactos, situadas en las periferias, están formadas generalmente por viviendas unifamiliares, con abundante vegetación, bien urbanizadas y localizadas en espacios limpios y silenciosos. Dentro de una misma urbanización, o bien en urbanizaciones separadas, podemos encontrar agrupadas las viviendas en función de su nivel de calidad, desde las unifamiliares adosadas hasta las viviendas de gran superficie en parcelas grandes.
Finalmente encontramos, más alejados de la ciudad, las parcelaciones de viviendas de segunda residencia, levantadas sobre terrenos agrícolas, generalmente de forma ilegal, carecen de abastecimiento (aunque en algunos casos hay un sondeo y una red común para toda la urbanización) y red de saneamiento.
La ciudad es una conjunción de elementos espaciales y sociales interdependientes. La estructura sociológica de la ciudad se realiza a través de un proceso doble, por una parte se individualiza, conformandose como una estructura unitaria frente al exterior, las otras ciudades, y por otra se va conformando interiormente, se hace plural, en esto se diferencia de las pequeñas poblaciones rurales, que tienen una composición interna homogénea. La colectividad territorial se hace compleja y plural, se hace urbana, cuando entre la familia y el conjunto de la población, existen otras unidades colectivas intermedias, los barrios.
El barrio, igual que la ciudad, se define en primera instancia en base a la proximidad espacial, pero frecuentemente el fundamento de éstos no es solamente la cercanía, junto a él existe un fenómeno de división social, que hace que se agrupen en determinados sectores urbanos a grupos sociales concretos. Así encontramos barrios con una base sociológica profesional (comerciantes, zapateros, curtidores, etc), étnicos (negros, chinos, ...) o de clase social (obreros, ricos, chabolas).
La estructuración de los barrios se halla en relación con diversos rasgos específicos de la población que lo componen, del diseño urbanístico que poseen y del espacio que ocupan dentro de la ciudad. Así encontramos que en las zonas peores de la ciudad (más contaminadas, ruidosas,...) existen los trazados urbanos mas inhóspitos, (calles estrechas, mal urbanizadas, con pocas y malas zonas verdes) en las que se asientan las peores viviendas (pequeñas, de mala calidad constructiva) y la población que vive es la de menos recursos económicos. E igualmente encontramos que en los mejores espacios (más limpios, silenciosos..) se encuentran los mejores trazados urbanos, con viviendas de calidad y residen una población de mayores recursos económicos. Esta correlación entre la degradación urbana y la degradación social hace totalmente necesario un análisis social del medio urbano para comprender la ciudad.
CARACTERIZACIÓN SOCIAL DE LOS BARRIOS DE BADAJOZ
Siguiendo el esquema anteriormente propuesto hemos dividido la ciudad de Badajoz en 13 barrios considerando además al conjunto de los poblados de colonización todos ellos con categoría administrativa de entidades locales menores. Todos los barrios considerados tienen entidad como tal, aunque en algunos casos dentro de ellos se consideran subdivisiones que se han señalado en los mapas que presentamos, aunque un análisis pormenorizado de los mismos no aportaría para la ocasión más que confusión. Igualmente hay otras barriadas o urbanizaciones más alejadas de (...)"
Referencia:
Baigorri, A. y Fernández, R. (1998), "Identidad y segregación urbana. El caso de Badajoz", VI Congreso Español de Sociología, A Coruña
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