3.09.1993

La idea de la violencia y la violencia de la idea (1993)



Agnes Heller, ex-comunista y heredera del marxismo metafísico de Lukács, ha lanzado una hermosa frase, tardío broche de oro a la década del des-pensamiento: "Sólo las ideas hacen a la gente fanática". Para la Heller la maldad como violencia surge "cuando la razón actúa sobre la pasión". De alguna forma es lo que hace décadas sostenía el sociólogo alemán, americanizado, Lewis Coser: que las ideologías y los intelectuales vienen a ser la causa de los conflictos sociales. Parece un sino del ser alemán culpar a las ideas de los males del mundo.
Los liberal-totalitarios preveían que el hundimiento de los Estados del Este de Europa llevaría a una feliz Arcadia sin ideologías, sin conflictos sociales de esos que hacen la Historia. Todos ellos, como ahora la Heller y el conjunto de los débil-pensadores, han ignorado conscientemente uno de los grandes descubrimientos de Marx: "no es en absoluto la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia". Una ley social que, avant la lettre, estaba ya en el Hobbes que plantea el contrato social no como un fabuloso descubrimiento metafísico (a la manera roussoniana), sino como la inevitable consecuen cia de la animalidad del ser humano, quien para evitar destruirse entre sí asume el recorte de buena parte de sus libertades, entregándolas al Estado, Leviatán cruel y despiadado pero a la vez muralla frente al caos.
La violencia está en la naturaleza humana, como los conflictos están en la estructura misma de las sociedades injustas que hemos construído. Las ideas y las ideologías constituyen justamente un intento de canalizar la resolución de los conflictos por una vía incruenta en el, por razones funcionales, estrecho campo de juego que permite el Leviatán. El fanatismo surge cuando las ideas son incapaces de hallar el punto de encuentro superador de los conflictos; no está en las ideas, sino en su incapacidad espacio-temporal para responder a las expectativas.
No fueron las ideas las causantes de las grandes hecatombes de los años '30, sino el estrecho margen de maniobra que dejaban una sociedad y una economía devastadas tras una década de especulación y latrocinio. Como no son las ideologías las que están en la base de los principales conflictos que, ahora mismo, aterran al mundo. Cuando no hay ideas (y aún ideologías), cuando la razón no funciona, se abre la espita de la pasión. Por inteligentes que sean las maldades, no otra cosa es la maldad que la pura sinrazón. Sin las ideas y las ideologías no seríamos nada, porque la especie humana es tal vez la única capaz, en el estado de naturaleza, de autodestruirse por completo.
24.II-5.III.93


Referencia:
Baigorri, A. (1993), "La idea de la violencia, la violencia de la idea", EL periódico de Extremadura, 9/3/1993, pag. 7

2.28.1993

RH-, o el Cromagnon revisitado (1993)


(Febrero, 1993. Publicado en EL PERIÓDICO de EXTREMADURA)
De siete apellidos que me conozco, la mayoría son vasco-franceses. Tengo RH negativo, como mi padre y mi abuelo, y como ellos el cráneo "un poco más recto", al decir de Arzallus. Me asaltan oleadas de sentimientos cuando atravieso las montañas vascas, y en el hayedo milenario de Urbasa siempre me emociono. Me he criado en una familia de corte matriarcal. Estuve en jesuítas (se empeñaron en que aprendiese vasco, pero pronto lo olvidé). En la pubertad quise ser misionero, como Ignacio de Loyola. Y el Eusko Gudariak me pone carne de gallina. Aunque no me gusta el fútbol, y prefiero las reuniones con mujeres a las de hombres solos, pasaría una prueba de pureza étnica con mayor facilidad que buena parte de los carlistones dinamiteros de HB, o que sus abuelos y primos pijos del PNV.
Sin embargo, nací en un pueblo entre el Moncayo y el Ebro, alejado de Euskal Herria. Un pueblo hoy aragonés fronterizo con Navarra, y durante milenios fronterizo entre etnias, tribus, clanes y reinos. Allí nacieron mis padres, abuelos, y así hasta donde en mi familia se recuerda. Como nacieron los antecesores de tantos otros paisanos que llevan apellidos vascones más o menos castellanizados: Zaldívar, Cembrano, Larralde, Yoldi, Aristizábal, Espeleta, Gascón... Junto a ellos, en mi pueblo y quizás en mi persona, conviven en armonía costumbres y apellidos castellanos, aragoneses o navarros.
No estoy seguro de por qué aquellas familias, de origen vasco y de allende los Pirineos, arraigaron en mi pueblo. En la Reconquista, Alfonso el Batallador echó a los moros de las huertas del Ebro, ayudado por las huestes de pastores hambrientos del noble francés Gastón de Bearn. Hacia el siglo XVI, las hambrunas arrojaron a miles de familias de las montañas vascas a buscar el cocido en las tierras llanas del Ebro. Sea cual sea la explicación, la evidencia es que procedo, como la mayoría de mis paisanos, de una familia de inmigrantes, de maketos al revés.
Por mi aspecto, me han tomado por francés, por inglés, hasta por ruso, pero nunca por vasco. Por mi parte, no sabría distinguir a un vasco de un soriano o un riojano (las mujeres de Tafalla 'para arriba' me parecen menos atractivas que las de la Ribera del Ebro; pero no sabría decir si es una percepción meramente cultural, o si ya mis ancestros huyeron de las montañas buscando compañeras más hermosas que las de los caseríos). Me siento vagamente español, me declaro extremeño, y siempre perteneceré a las huertas bruscas, sensuales y liberales de La Ribera, como pregona mi acento. Y si en mi sangre hay mucho RH negativo, de esas tierras oscuras y violentas allende Urbasa, está mezclado con sangre castellana y aragonesa, tal vez incluso con gotas de sangre judía y mudéjar. Gracias a las mezclas el hombre de Cromagnon está cada vez más perdido y olvidado entre las espirales de mi ADN.
Sin embargo, por desgracia otros muchos han quedado, al parecer, atrapados por sus genes. Tal vez sean los descendientes de aquéllos que obligaron a mis ancestros a salir de sus montañas para poder comer. Temen incluso que puedan venir, de fuera, a perturbar el reinado de aquel mediohombre que no alcanzó a sustituir la garrota y el garrotazo por la dialéctica y el pacto. Sólo pueden darnos pena aquéllos que, como Xavier Arzallus, sienten orgullo por estar más cerca de un estadio inferior de la evolución humana.14-27/II/93

Ref:
Baigorri, A. (1993), "RH-, o el Cromagnon revisitado", El Periódico de Extremadura, 28 de Febrero, Pag. 3

2.05.1993

La España que estudiaron (1993)

Creo que no se publicó, pero no estoy seguro porque entonces no hacía mucho seguimiento...y no existía Internet. Pero está ahí, y como curiosamente un cuarto de siglo más tarde he visto que podría estar recién escrito, pues es de plena aplicación a parte de la derecha que se presenta, de nuevo, como alternativa de gobierno, pienso que incluso podrá volver inspirar a alguien de nuevo en el futuro, cuando el ciclo se repita.

LA ESPAÑA QUE ESTUDIARON

Los Principios del Movimiento Nacional. Las Obras completas de José Antonio Primo de Rivera (¡Presente!). El aceite de ricino. Por el Imperio (¿qué Imperio?) hacia Dios (¡el suyo, naturalmente!). La raza (¿cúal?). El seiscientos. Los vagones de tercera. Europa acaba en los Pirineos. La letra (la suya) con sangre (la nuestra) entra. Con flores a María. El oro de Moscú. El Tribunal de Orden Público. Queipo de Llano. "Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. De paso, también a las mujeres de los rojos. Dar patadas y berrear no les salvará" (Sí, Queipo, no un general serbio). El Tercio. El estraperlo (el suyo). Las alpargatas (las nuestras). Besa su mano. Dios Guarde a Vd. Muchos años. Todos somos contingentes, salvo tú, ¡oh! Caudillo. Non Plus Ultra. El brazo incorrupto de Santa Teresa. La Cruzada de Liberación. Camisas Viejas. Vieja Guardia. Valores eternos. Viejos, viejos, viejos...
Reina por un día. ¡Santiago y cierra España!. Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan. En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos. Unidad de los hombres y las tierras de España. La expulsión de los mudéjares. La expulsión de los judíos. La expulsión de los afrancesados. La expulsión de los liberales. La expulsión de los rojos... La expulsión... La CEDA, la CEDA, la CEDA, la CEDA.
El Cid. Prietas las filas. Belchite. Los hérores del Alcázar. Flechas y Pelayos. La División Azul. Alcubierre. El Alto de los Leones. El cuartel de la Montaña. Conspiraciones judeomasónicas. La hidra roja. Redención de penas por el trabajo. El Valle de los Caídos. Al intentar huir fueron muertos diez sujetos. Ley de Vagos y Maleantes. "Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo" (Mola). ¡Alto a la bestia roja!. Padre, me acuso de malos pensamientos... Plan de Estabilización. Mortadela. Palomares. Fraga. Opus. OJE. SEU. Maletas (de cartón), maletas, maletas, maletas... Divisas. TOP. TOP. TOP. Carrero.
Un candidato que presume de cateto (no me extraña), dicen que declaró a una emisora de radio que sueña con ver hecha realidad la España que estudió. Pues bien, la que sintetizan los párrafos precedentes es la España que estudió, que estudiamos... que nos obligaron a estudiar.
Luego está, por supuesto, la España que muchos españoles imaginábamos. La que entre todos estamos construyendo de unos años a esta parte. Libre, tolerante, cómoda, solidaria, y orgullosa porque no tiene de qué avergonzarse.
Estamos en un apeadero. Hay vías en dos direcciones. Podemos seguir nuestro camino, podemos tomar un tren más rápido... Pero por supuesto también podemos tomar el tren de vuelta. Ya sabemos en qué dirección va cada tren.


1.28.1993

Informática y creación (1993)




Amigos de otros tiempos, prima di la revoluzione, osea antes de la década ligth, me miran sorprendidos. Denuncié los peligros sociales de los ordenadores y hoy me rodeo de microchips, incluso he introducido en sus misterios a las gentes de mi entorno. Esos amigos aún no entienden el sentido último de la Revolución Informática. 
Creíamos que acabaría con la imagina­ción, la veíamos como una nueva arma de los cuadriculados. Pero los primeros desarrolladores informáticos, constructores de imperios que hoy amenazan a corporaciones paradigmáticas como la IBM, estaban más cercanos a los padres fundadores que a los ideólogos de la Era Reagan, más cercanos del anarquismo que de la tecnocracia. Sus máquinas y programas no atacan al pensamiento intuitivo y creador, sino a la caverna neo-escolástica, cientifista más que científica.
En las Ciencias Sociales quienes vivían de tabular datos son arrincona­dos por los ordenadores, que lo hacen más rápido y sin errores. Torpes contables y sumadores, que durante décadas han cercado, asediado, expulsado, marginado, a quienes se negaban a hacer del cerebro una calculadora, sienten ya el frío de la venganza de la imaginación. No saben dominar la máquina, y son dominados por ella.
Sabemos ya que los procesos físicos más simples no se generan en una simple relación causa-efecto, sino en un complejo juego de retroalimentacio­nes, con el caos y el azar como artistas invitados. Del mismo modo el conocimiento surge por mecanismos en los que las áreas menos conocidas (y menos mecanicistas) del cerebro juegan un papel fundamental. Son limitadas las variables que podemos controlar conscientemente, pero son ilimitadas las que es capaz de procesar esa caja negra y desconocida del pensamiento: el ultrapensamiento inconsciente. ¿Tenemos idea de cuántos datos suministra­mos incesantemente al cerebro, para ser devueltos, en un feed-back inacabable, en actos creativos, en diagnósticos intuitivos?.
Los grandes genios de la Informática ven ahí el límite de los ordenadores, torpes máquinas, porque sólo podemos enseñarles las reglas de razonamiento de nuestro cerebro pensante, mas no las de nuestro cerebro ultrapensante: las reglas de la imaginación, la intuición, el azar, la creación. La Informática es sólo un instrumento más al servicio de la inteligencia, que alivia al cerebro de la necesidad de procesar datos brutos. Y abre el paso a los creadores, a las mentes abiertas e intuitivas.
Los otros quedarán, posiblemente, como bedeles del Saber (para bedeles nacieron, con todo mi respeto para este colectivo, aunque hayan alcanzado, en la Era de las Sumadoras, más altas dignidades). Pero ya nunca serán detentadores. Por eso sólo los creadores obtienen, al menos en las Ciencias Sociales, auténtico provecho del uso de ordenadores. Los demás obtienen listados. Son un puro listado.

Referencia:
Baigorri, A. (1993), "Informática y creación", Diario Extremadura, 28/1/1993

1.11.1993

Pesimistas y optimistas (1993)




En el siglo XIII, Bacon concibió un plan de reforma basado en la preeminencia de las ciencias experimentales, del que proyectaba un futuro con automóviles, máquinas voladoras y hasta submarinos. Cuando los sabios se sientan insomnes bajo la luna, atisban el futuro.

Sin embargo, las proyecciones que se pusieron de moda en los años 60 (del siglo XX) no respondían a los insomnios de los sabios, a las resacas de la imaginación, sino al rechinar de las válvulas que alimentaban monstruos como el ENIAC. La existencia de máquinas de proyectar millones de datos hizo creer a los cuadriculados que bastaba con introducir los datos del pasado para obtener los datos del futuro. Desde las proyecciones optimistas de Khan para la Rand Corporation a las pesimistas de Meadows para el Club de Roma, todas olvidaron procesar, sin embargo, una serie de factores irnprocesables: desde el azar a la inconstancia del amor humano. Y hoy aquellas predicciones languidecen entre el polvo de los anaqueles más escondidos. Nos suenan tan huecas como las que hiciera Montesquieu, en el amanecer del Siglo de las Luces: 
«La tierra se despuebla todos los días. Si esto continúa.será, dentro de dos siglos, un desierto».

Así que no me tomo muy en serio esas previsiones, machacona e interesadamente repetidas estos días (hasta Hemández Sito ha ido a contarlas a los Telediarios de Madrid), que hablan de la pronta desaparición de casi un centenar de pueblos de la región. Animados por la seguridad con que el experto de tumo publicita sus pesquisas, algunos incluso abogan por la eutanasia, con el piadoso fin de ahorrar dineros en equipamientos públicos, y proponen liquidar por decreto a unos cuantos.

Ni siquiera el Desarrollismo franquista de los años 60 y 70, que apostó explícitamente por el despoblamiento rural, consiguió acabar con miles de pueblos serranos a los que sitió con pinos, prohibió sacar las cabras, suprimió escuelas y ayuntamientos. Hubo un ministro que mantuvo a su propio pueblo en las sierras riojanas sin carretera hasta que, prácticamente vacío, la necesitaron los guardas del ICONA. Para su oprobio eterno, hay ahora en aquel pueblo más familias censadas que hace veinte años.

¿Cómo no va a ser pues rentable, en período preelectoral, una proyección como las que nos ocupa? Van a decir que todas las guerras de la Historia no produjeron en Extremadura tantos despoblados como, según algunos sabios, van a provocar diez años de gobierno socialista. Allá quienes quieran jugar al juego de la matemática simple.


Yo imagino que las gentes de Gata, y otros parajes condenados por los sabios a desaparecer del mapa regional además de hacer lo que llevan haciendo desde hace siglos (adaptarse y sobrevivir), introducirán nuevos hábitos entre que se mueren y no. Tal vez en lo sucesivo sustituyan los habituales saludos por el ripio que, dicen, intercambian los cartujos al cruzarse: «Morir debemos»/« Ya lo sabemos».

Referencia:

Baigorri, A. (1993), "Informática y creación", Extremadura, 11/1/1993