4.13.1977

Políticos y partidos ante la cuestión agraria (1977)


Serie de cuatro artículos sobre las posiciones de los partidos políticos ante la cuestión agraria, frente a las primeras elecciones democráticas.




REFERENCIAS:

Baigorri, A. (1977), "Los partidos políticos y la cuestión agraria. I. La izquierda", Esfuerzo Común, Num 250, pp. 9-11

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. II. El centro", Esfuerzo Común, Num. 251, pp. 12-13

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. III. Las Derechas", Esfuerzo Común, Num. 252, pp. 12-13

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. IV. La izquierda autogestionaria", Esfuerzo Común, Num. 253, pp. 8-9


2.28.1977

La in-seguridad social agraria (1977)


Artículo publicado en la revista Esfuerzo Común, editada por una cooperativa de trabajadores de Zaragoza y vinculada al carlismo.

"  Salvo los años de la postguerra, en que los productos agrícolas eran escasos y muy necesarios, la situación económica de los pequeños agricultores ha estado siempre por debajo de la de los obreros industriales. Incluso en ciertos casos los jornaleros han podido llevar un "tren de vida" mucho más alto, por varias razones. Rara vez el jornalero aspira a hacerse con tierra. Piensa que es inaccesible, y vive al día. Para el agricultor, por el contrario, la adquisición de tierras es una necesidad vital. Cada vez necesita ampliar más su explotación para poder sobrevivir. (...) 

Como técnica para la división de las clases trabajadoras y su posterior enfrentamiento entre sí, la S.S. ha cumplido una buena labor. (...)
 
Veamos un ejemplo de lo que puede costarles la S.S. a una familia media de agricultores, compuesta por padre, madre y tres hijos, que cultiven una explotación de unas 18 6 20 has. de regadio y 6 ó 7 has. de secano. Soncálculos aproximados, pero bastan para darse una idea. Esta familia, aparte de contribuciones, cuotas sindicales, etc., pagará al año en cotizaciones por la tierra a la Seguridad Social, sin recibir a cambio ningún beneficio, unas 50.000 pesetas. Al no estar protegidos en absoluto por el Estado, deben afiliarse a alguna Mutua privada donde recibir atención médica y asistencia en caso de accidentes u operación; pagará por ello al año entre 15.000 y 25.000 pesetas, como mínimo. Mas como estas sociedades están situadas en la capital, para cualquier urgencia es preciso conducirse por los médicos del pueblo, pagándoles cuotas que en cifras redondas son de alrededor de 4.000 pesetas al año. También es imprescindible estar conducido por los practicantes, para tener un buen servicio. Unas 2.000 pesetas anuales más. Y ahora debemos sumar a todos estos gastos las 28.000 pesetas anuales de cotización a la.Mutualidad laboral -ello si han elegido la base minima de cotización, y si sólo se ha afiliado el cabeza de familia, aunque la ley obligue teóricamente a todos los miembros-. A esta familia le cuesta pues su inseguridad social, porque en absoluto está totalmente asegurada aún con todos estos pagos, más de 100.000 pesetas al año.Naturalmente que esta situación, si no del todo paradisíaca, sí que resulta bastante beneficiosa para los grandes terratenientes y latifundistas, así como para los intermediarios, que se aseguran su vejez con una contribución mensual no agobiante para sus economías. Estos sí que pueden permitirse cotizar la base máxima, pagando a la Mutualidad unas 9.000 pesetas al mes.Cuando cumpla los 65 se encontrará con casi 50.000 pesetas mensuales, que, por mucha Inflación y mucha depreciación de la moneda que haya, seguirá siendo una buena paga; más para un jubilado, cuyas necesidades son menores. El agricultor medio, que ha elegido la base mínima de cotización, porque no puede· permitirse otras más altas, se encontrará con 12.000 mensuales, con las que, dentro de 10 años, tal vez no tenga ni para comer.(...)
sólo debe existir un régimen de la Seguridad Social, en el que tengan cabida desde el señor Oriol y Urquijo, si así lo desa, hasta el último peón agrícola, y en el que cada cual cotice por lo que realmente posea y gane, pero en el que también todos reciban los mismos beneficios. Pero esta reforma de la Seguridad Social es inseparable de una verdadera Reforma Fiscal, es impensable sin ella"

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1977), "La in-seguridad Social Agraria. El franquismo no cumplió sus promesas", Esfuerzo Común, Num. 248, pp. 3-5

2.09.1977

Los trabajos más duros (3): Los ciegos (1977)



"Viejas beatas, putas, obreros en paro, vagabundos, chulos,pobres y marginados en general buscan ansiosos cada díael resultado del sorteo de los ciegos del día anterior. Un aciertopuede solucionarles la vida durante un mes. Aunque, a decirverdad, los que más cupones compran siguen siendo aquéllos queconsideran que al comprar un cupón han cumplido la buena obradel día: señoras y señores empeletados que compran tiras enteraspara que el ciego de turno les deje tomar el vermout en paz.."


Referencia:
Baigorri, A. (1977), "Los trabajos más duros (3). Los ciegos", Andalán, Num. 151, p. 14

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8.09.1976

Escatrón, la identidad perdida (1976)


Mi primera investigación sociológica, sin yo saberlo. Tenía veinte años, estudiaba Ciencias de la Información, creía que hacía Nuevo Periodismo, pero hacía Vieja (o clásica) Sociología: estaba analizando un proceso de cambio social y el impacto de la industria en el medio rural. Es un capítulo del libro El Bajo Aragón expoliado, dirigido por Mario Gaviria. 

Me había instalado en Zaragoza para seguir los estudios a distancia, porque era un coñazo pasarse los días yendo y viniendo entre Barcelona y Bellaterra, una media de cuatro o cinco horas diarias entre metro, tren, autobús y pies, para casi nada (porque casi nada aprendí en aquella facultad: un poco de Sociología y de Economía es lo único que me sirvió alguna vez). Pero sobre todo, en casa no podían financiarlo (el primer curso, simultaneado trabajando, había sido un poco desastroso, y el segundo lo pasamos en huelga de penenes, aún más desastre). 

Seguía con mis crónicas como corresponsal de mi pueblo para el diario El Noticiero de Zaragoza y a finales de 1975 me solicitaron de la revista Andalán un artículo sobre la autopista del Ebro, que terminé firmando con Gaviria, y una cosa llevó a otra. Se presentó un día en Mallén para comentar el artículo (que en realidad tenía casi acabado y simplemente le dio el visto bueno a que lo firmásemos juntos) pero sobre todo a llenar agua. Se acostumbró a ir mi casa a llenar garrafones de agua (el agua de Mallén llegaba del Moncayo, mientras que en Cortes bebían agua de poca calidad de una toma directa del Ebro), y en una de esas me propuso irme con toda la troupe con la que se iba a ir en verano al Bajo Aragón para elaborar un informe que ayudase a la lucha contra las nucleares que se pretendía instalar. 

Aunque por poco se frustra mi participación, porque en primavera tuve un accidente de moto (sin carnet), con la LUBE de mi padre ("La Única Birria Española" llamaban a aquella moto). Estaba regando un campo grande y bien nivelado (se regaba lento) y creí que me daba tiempo a irme por un camino al pueblo donde acaba de echarme novia, a unos 10 kms, pero en un tramo de grava se me resbaló y me dí una buena leche, con rotura del brazo por varios sitios, así que acabé en el hospital y con el brazo en cabestrillo y con varios hierrosdentro. Aún llevaba el yeso en el primer viaje al trabajo de campo.

La experiencia de aquella primera investigación (que no trabajo, por no remunerado, digamos que como becario) con Gaviria fue lógicamente iluminadora, y a ratos alucinante. Empezando con mi convivencia con el alocado Ismael Abizanda Zaforas, el cura de La Puebla de Híjar que terminaría convertido en asesor de bolsa, en cuya casa (nunca cerrada con llave) me alojaba, y que me llevaba en moto (yo detrás con el brazo enyesado en cabestrillo) a Escatrón a hacer las entrevistas (algunas tardes tras pasar por la puerta de la iglesia, donde le esperaban las beatas, para despedirlas con cajas destempladas con un "iros a casa, que esta tarde no hay misa"). 
"Esto tiene una clara relación con el concepto de empresa estatal que manejábamos en páginas anteriores. La empresa lo es todo para Escatrón, lo domina todo. Así, todas las formas culturales y los usos sociales que colaboran en la formación de una Identidad, están en sus manos. La enseñanza, las diversiones de una manera indirecta, la ordenación urbana incluso, nada de ello es espontáneo, creado por los propios Interesados. Todo, absolutamente todo se les da hecho. Sólo lea resta dlgerlrlo, y lo demás vendrá dado por añadidura. La única conciencia es la de ser "de la empresa". "Es como si ya fuese un poco nuestra" , nos decía un trabajador ya jubilado, olvidando, porque para ello se les ha programado, que en absoluto es de él. Además de la propia acción de la empresa, a todo esto contribuyen también las condiciones objetivas. Nos encontramos ante un pseudonúcleo Industrial dentro de una zona rural, hasta el extremo de que algunos trabajadores de la central todavía son a la vez agricultores, en sus ratos libres.Una joven percibía la contradicción y nos la exponía: "Esto ni es pueblo, ni es nada. En los sitios donde vive la gente de las fábricas se ve otra cosa, como más moderno, otra manera de vivir más liberal. Aquí nada de nada. Dicen todos que son industriales, pero vivimos como en el pueblo más atrasado que pueda haber". En Escatrón se ha llegado a un dramático grado de alienación. Naturalmente que esta situación tan sólo beneficia a la empresa, que logra una mayor productividad de cada obrero, porque éstos sólo piensan y viven para, por, y de la empresa"

REFERENCIA
Baigorri, A. (1976), "Escatrón: la identidad perdida", en Gaviria, M. dir, El bajo Aragón expoliado. Recursos Naturales y Autonomía Regional, DEIBA, Zaragoza, pp.114-147



7.15.1976

(Con M.Gaviria) Tudela: algo huele a podrido (1976)




"Cuando en Aragón nos ocupamos del problema del agua, de su utilización para fines ajenos a los intereses de sus más últimos beneficiarios, la tierra y los ciudadanos que la beben, así como de sucontaminación, nos olvidamos, las más de las veces, de mirar más allá de Caspe, por un extremo, y de Zaragoza por el otro, siendo el eje transversal de nuestra reflexión. Sin embartgo, más allá de uno de los extremos mencionados, sobre la zona del Valle del Ebro aragonés que se extiende entre Zaragoza y Mallén, localidad fronteriza con Navarra, se cierne en la actualidad un grave peligro: la contaminación de las aguas utilizadas para beber y regar. El mismo peligro es compartido por parte de la Ribera navarra, de Tudela a Cortes. La posible instalación de una central nuclear en Tudela ya ha sido comentada, aunque sólo por encima, por algunos medios informativos, y de ello, aunque el proyecto por ahora parece detenido, nos ocuparemos próximamente. Pero en estos momentos existe un peligro mucho más grave, desde el punto de vista contaminante, que una central nuclear. La cuestión es que el pasado 9 de abril el Pleno del Ayuntamiento de Tudela aprobó el Proyecto de instalación en sus tierras de una papelera.
El problema es enfocable desde varias perspectivas: línea no aconsejable para el desarrollo industrial de Navarra; deficiente ordenación del suelo urbano e industrial, al dedicar 45 Has de regadío urbanizado a la instalación de una industria contaminante..."

Referencia:
Baigorri, A., Gaviria, M. (1976), "Tudela. Algo huele a podrido", Esfuerzo Común, Num. 239, pp. 40-41

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