Mostrando entradas con la etiqueta españa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta españa. Mostrar todas las entradas

6.11.2018

Negacionismo, políticas demoscópicas y currículum de fracasos. El caso del cambio climático en España (2018)



RESUMEN
A pesar del masivo consenso en torno al cambio climático y del carácter parcialmente antrópico del mismo, así como de la necesidad de articular políticas de evitación o al menos de resiliencia, dicho consenso no es total, de ahí que se haya instituido en un típico objeto de debate metacientífico (como lo fue en su día el debate nuclear, o el de las “células madre”), conectándose con posiciones ideológicas. Nuestro artículo evidencia, a partir de un estudio de caso, cómo dicho debate percola aspectos tan diversos de la acción pública como son las políticas demoscópicas, en países en los que, como España, los gobiernos disponen de institutos de opinión de carácter público.
Poniendo en evidencia cómo desde la llegada del Partido Popular desaparece el interés por conocer las actitudes de la población hacia el cambio climático. Por otra parte, el artículo conecta las circunstancias en que se produce la investigación que da pie al artículo con una temática emergente, pero apenas tratada todavía en la literatura sociológica, como es el currículum de fracasos (“CV of failures” en sus términos originarios). Evidenciando cómo tales fracasos pueden constituirse no sólo en recursos en sí mismos, sino en objeto de análisis en el marco de la investigación sobre el homo
academicus.


Referencia

Baigorri, A. y Caballero M. (2018), “Negacionismo, políticas demoscópicas y currículum de fracasos. El caso del cambio climático en España”. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, 77, 8-58, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/mcg2.pdf



9.07.2000

Mercado de trabajo en España y Portugal (2000)



El texto base corresponde a una conferencia presentada en un Seminario de investigación sobre economía ibérica, en la Universidad de Extremadura (1998), que luego apareció publicado como libro en 2000.


"   Este trabajo analiza la evolución y tendencias del mercado de trabajo en los dos países que conforman la Península Ibérica. Atendiendo tanto a las variables esenciales que componen el mercado de trabajo, como a las políticas aplicadas por ambos Estados para luchar contra el desempleo, que hoy por hoy es valorado por la sociedad como el principal desequilibrio económico y social.En la primera parte se sitúa a estos países en el marco general de los países desarrollados del planeta (grupo de la OCDE), y muy particularmente en el marco de la Unión Europea, de cuya zona euro, o núcleo duro comunitario, forman además parte.En la segunda parte nos adentramos en el análisis pormenorizado de la situación de la ocupación y el desempleo en ambos países, atendiendo en primer lugar al marco institucional, luego a la evolución y tendencias de las macromagnitudes relacionadas con el empleo, y finalmente a las políticas de empleo.
(...)
Puestos se señalar asimetrías esenciales, hemos de referirnos al caso de España, en lo que se refiere a las macromagnitudes del mercado de trabajo, como la imagen invertida de Portugal. Con un nivel de riqueza y bienestar medio relativamente elevado, plasmado en los elevados índices de consumo,
el observador circunstancial sólo puede concluir que es un milagro que, en medio de tanta riqueza, la existencia de 800.000 desempleados registrados que no cobran ningún subsidio, 250.000 de los cuales son parados de larga duración con cargas familiares, no provoque un estallido social. De hecho, el número de beneficiarios de prestaciones sociales por desempleo, que llegó a ser en 1993 de casi dos millones de personas, se ha reducido aceleradamente desde 1996, siendo la cifra de julio de 1998 de 1.094.000 personas, esto es un 35% de la población que en la EPA se declara parada. No deja de ser paradójico que el principal argumento para utilizado por los sindicatos para convocar la huelga general del 14 Diciembre de 1988 fuese la escasa protección por desempleo, en un año que alcanzó a 1.116.400 personas, esto es un 37% de la población que en la EPA se declaraba en paro.
Sin embargo, además de las ya señaladas en torno a la disparidad de cifras oficiales, o al peso del trabajo negro, hay otra coincidencia entre la situación española y la portuguesa: la mejora sustancial de las macromagnitudes en los últimos tres (no dos) años, aunque todavía la tasa de desempleo, del 18,7% en agos to de 1998, no ha recuperado los niveles de 1992, cuando se situó en el 18,5% (por otro lado, en los dos últimos meses hemos asistido a un....  "



REFERENCIA:
Baigorri, A. (2000), "Mercado de trabajo en España y portugal", en Caetano, J., Masa, L. y Macorra, L., eds, Estados y regiones ibéricos en la Unión Europea, Editora Regional de Extremadura, Mérida, pp. 153-184

Enlace al texto

Enlace al documento original de la conferencia, recuperado de Word Perfect

10.09.1999

La red urbana ibérica (1999)





"Hemos visto cómo uno de los elementos de la globalización, no el más estudiado, es el surgimiento de una dimensión de la ciudad que supera los perfiles de lo físico.
Hemos hablado así de urbe global, utilizando la denominación de global no en referencia a tamaños individuales -como hace la 'escuela' de Friedmann desde una perspectiva territorialista, o la de Sassen desde una perspectiva productiva-, ni siquiera exactamente desde la perspectiva formalista de Doxiadis, sino para designar un proceso por el que los aspectos físicos y morales de la ciudad se extienden a todos los rincones del universo, civi-lizándolo.Hay pues una urbe global que se superpone a la territorialidad de las ciudades físicas, modificando su conformación territorial. Todavía podemos distinguir fácilmente cómo los nudos de la urbe global, más o menos importantes demográficamente, más o menos influyentes económica, política o culturalmente, siguen correspondiéndose en parte con centros históricos, para los que conservamos la rudimentaria definición de ciudades, aunque ahora las llamemos megalópolis o incluso ciudades-mundo. Pero se hace cada vez más difícil una correspondencia directa entre esos espacios sociales y los lugares físicos en los que las ciudades surgieron y se han desarrollado. Debemos hablar por tanto también de centralidades virtuales, que en parte pueden corresponderse con perímetros administrativos diferenciados, pero también con un conjunto de posiciones sociales interconectadas espacialmente y ubicados en lugares físicos a veces muy alejados entre sí.(...)Por otra parte, la influencia de los nuevos centros virtuales, así como la modificación de la tecnología de las comunicaciones, está a su vez determinando desplazamientos virtuales de determinadas localizaciones físicas, que por lo demás no parecen responder al criterio de centralización jerárquica implícito en el paradigma de las ciudades-mundo. En este sentido hemos planteado el 'cambio de posición' que un lugar físico (en nuestro caso hemos estudiado la ciudad de Badajoz, a la que hemos definido como mesópolis transfronteriza), adopta por efecto de un conjunto de cambios tanto físicos -maduración de planes de regadío, mejora de las comunicacones terrestres...- como virtuales -desaparición de las fronteras de la UE, internacionalización de la Economía, conexión a la red mundial de telecomunicaciones...-. 'Moviéndose', en tanto que lugar, de una posición, como capital -a su vez excéntrica- de una provincia de 600.000 habitantes, periférica y situada en un fondo de saco -el telón de corcho-, a una posición central en un espacio poblado por más de doce millones de habitantes, articulado por tres metrópolis: Madrid, Lisboa y Sevilla Es decir, la posición de una ciudad puede sin embargo modificarse, como efecto de los cambios que se producen en su entorno. Creo que este fenómeno se está produciendo ahora en general respecto a las ciudades de Extremadura y Alentejo, y más concretamente respecto de la mesópolis de Badajoz. Veamos cómo, al nivel de modelos abstractos, se concreta esta interpretación espacial.Es un fenómeno de notable importancia en la dinámica territorial peninsular, que se produce asimismo en la mesópolis transfronteriza de San Sebastián/Bayona. Pero..."

Referencia:

Baigorri, A. (1999): "La red urbana ibérica", en L. de la Macorra y M. Brandâo, eds., La economía ibérica: una fértil apuesta de futuro, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1999, pp. 261-289

Enlace al texto 


7.18.1995

Mujeres, hombres, viejos y niños (1995)

Este trabajo es el sumatorio de sucesivos trabajos, en el marco de informes de género (sobre la situación de la mujer o sobre el cambio social entre los hombres) o en los cursos de Doctorado, incluyendo algunos artículos de opinión en prensa, de forma que sufrió distintas versiones entre 1993 y 1995, siempre en circulación interna. Cuando estaba en el punto en que está era excesivo para publicarlo como artículo (y no había entonces revistas independientes del tipo en las que yo había venido publicando), y escaso para hacer un libro, no teniendo tiempo para ampliarlo. Así que se quedó así, utilizando como material docente, sin más difusión subsiguiente que Internet, desde que en 1998 hice mi primera página web.



"El título de este trabajo es 'ensayo sobre transformaciones demográficas, familia y realidad social en España'. Es decir, no se trata tanto de un ensayo monográfico sobre la Familia, sino que se intenta enmarcar el análisis en el conjunto de efectos macrosociales sobrevenidos a los cambios demográficos más recientes. Es en este conjunto de elementos en el que hay que situar, a mi juicio, los cambios operados en la situación de la mujer en España; tanto cuando la consideramos sujeto como si la observamos en cuanto que objeto del cambio social. Pues dificilmente puede entenderse lo que algunos autores denominan brecha generacional 1 entre las mujeres españolas -brecha que, por lo demás, se ha dado con anterioridad en otras sociedades más desarrolladas- sin considerar toda esta transformación medioambiental.
(...)
Y si estas posibles actividades de los ancianos presuponen una redefinición de ciertos status, la importancia cuantitativa de la población anciana induce a simismo cambios importantes en cuanto a la aparición de nuevos empleos relacionados con su cuidado, asistencia domiciliaria, ocio de la vejez, modificación de conductas patológicas para su conservación, cambios de actitudes, etc. Tradicionalmente, la vejez estaba relacionada con la decadencia, física, mental, social, económica... Los viejos eran, esencialmente, un problema, y así se siguieron viendo (sólo que como un problema de magnitud creciente) en las primeras etapas del envejecimiento de las sociedades occidentales. El propio temor a la quiebra del sistema de protección no es sino un reflejo de esa preocupación. (...) Sin embargo, la realidad es que, pasadas las primeras décadas de sorpresa por el fenómeno del envejecimiento masivo, se observa ya cómo la vejez se está convirtiendo en una poderosa fuerza social (con un fuerte pe so electoral), aún cuando la literatura especializada en la cuestión sigue presentando tintes tremendistas, o cuando menos pesimistas. Se acrecienta su prestigio, se recupera su influencia en el entorno familiar (según veremos luego, derivado de su creciente aportación, en dinero, tiempo y experiencia, a l bienestar ma terial de la familia), constituye un sector económico en alza, a pesar de que resulte obvio que "en las sociedades occidentales (sic.) las personas tras la
jubilación sufren progresivamente un decrecimiento de sus ingresos"(BAZO, 1990;22). De hecho, una reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas muestra que, pese a los lamentos más o menos literarios, un 86% de los ancianos se encuentra satisfecho con su entorno familiar y social (CIS, 1989). Incluso en términos de salud, y según otra encuesta realizada en la misma época por el Ministerio de Sanidad y Consumo, tan sólo un 3,7% de la población mayor de 60 años declara sentirse muy mal o muy enferma, mientras que por el contrario un 28% declaran sentirse bien o muy bien, y un 50,3% se encuentran regular, con algunos achaques (citado en CIS, 1989; 24).
De su importancia económica dan muestra estas palabras: "El sector turístico se ha encontrado con una fuente de ingresos que ha supuesto la recuperación o, cuando menos la supervivencia, de muchas empresas y establecimientos abocados a desaparecer (...) Una inversión de más de 5.500 millones de pesetas y la generación de una riqueza indirecta de otros 26.000 millones son los datos...". Aun cuando es difícil entrever qué efectos concretos van a tener todos estos cambios en la sociedad española, en mi opinión van a darse, y van a ser muy profundos, en los próximos años.
(...)
Como unidad de producción la importancia de la famlia ya no es tan manifiesta, como he dicho, pero en mi opinión asistimos a una recuperación indirecta, a veces intangible, casi ectoplásmica, de la misma. El primer elemento que nos aporta luz es una reinterpretación del retraso
en la edad de matrimoniar. Teniendo en cuenta la reducción de la natalidad, la crisis de la vivienda en los años '80, el largo periodo de crisis económica (que abarcó el primer lustro de la década) y sobre todo el fenómeno del paro (o, en mayor medida, la inseguridad del empleo), podría pensarse en una tendenc ia a aprovechar la infraestructura residencial y económica de la familia durante el mayor tiempo posible."



Referencia:
Baigorri, A. (1995), Mujeres, hombres, viejos y niños, Documento de Trabajo, Universidad de Extremadura










7.28.1993

¿Una generación engañada? (1993)

 




"Con treintaytantos y de pueblo, pertenezco a una generación que, en lo que a traumas y represiones se refiere, no tiene nada que envidiar a la generación que hoy controla el stablishment. Tomamos leche en polvo americana, fuimos monaguillos, y en una u otra ocasión todos levantamos el brazo. Estudiamos acogotados por curas, monjas, y profesores de FEN. Sin propina, crecimos a la vez que la riqueza del país, y descubrimos luego que esa riqueza surgía de la explotación -y autoexplotación- de nuestros padres, los niños de la Cruzada, la auténtica generación perdida del siglo XX español.

Llegamos a la Universidad y estaba en guerra. Los actuales cuarentones y cincuentones, entonces penenes a la búsqueda del puesto fijo, nos animaban a luchar, primero por su sueldo y -last but not least-contra el Régimen. Nos metimos a saco en la refriega, y a cambio nos trajeron algunas chucherías de sus viajes al extranjero: apenas la resaca del '68, pero nosotros va y nos la creímos. Ahí es nada con Pink Floyd, Sisa, la Dharma, los porros, las manís, el ecologismo (no la neo-tecnocracia pajarera) y el pensamiento libertario...

Hasta que la fiesta se dio por liquidada, una vez que hubieron recogido la antorcha del Poder, de manos de una generación que no llegó a ejercerlo. Habíamos abandonado familias, pueblos, carreras, trabajos, novias... Porque estábamos construyendo que sé yo qué transición, ayudados por un viejo topo que venía en bicicleta, y mientras tanto llegaba el triunfo comíamos ajoblanco integral con aperitivos de alfalfa (o userda en catalán) que trajo aquel ecologista, y también había quien construía alternativas distintas del mundo obrero que nos prometían, siempre temerosos de quienes nos miraban, amenazadores, desde los torreones de el alcázar.

Pero todo esto fue hasta que los cuarentones, una vez situados después de hacer el cambio, hicieron el país a su medida, que se abatió como una losa sobre nuestras ilusiones y utopías, y ni siquiera fue ya posible la liberación, que se ahogó en deudas. Así que muchos se fueron entonces a La luna, descubrieron que se podía vivir del cuento y allí se quedaron haciendo diseño. Otros se conformaron con colocarse de favor como aprendices, asistentes o secretarios de sus mayores, y el resto sobrevivimos como pudimos, rebeldes con causa y como tal incómodos en las recepciones. El caso es que hoy en día percibo entre las gentes de mi generación una sensación generalizada de haber sido estafados."

(Diario EXTREMADURA, 28 de julio de 1993)  





6.17.1982