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6.22.2012

Alternativas aparentes (2012)





"En The Crowd (1928), King Vidor mostró a las multitudes caminando seguras, mientras no pierdan el paso, hacia el sueño americano; y con un fuerte sesgo sociológico describió el cruel destino del átomo de esa muchedumbre que pierde el ritmo y queda al albur, cual hoja al viento. En El pan nuestro de cada día (1934), la sociedad toda ha perdido el paso. Retoma a los mismos protagonistas, arrastrados por la depresión del 29, y como otros hoy ven como salida la vuelta al campo, a la granja olvidada. "Al menos comeremos", se dicen John y Mary. Pero no es fácil: no saben cultivar la tierra. Con un jornalero en paro construirán la alternativa: una cooperativa a la que se irán enganchando todo tipo de personajes, subproductos del crac. Véanla: es un linimento contra la desesperanza. Con variedad cromática, los hechos sociales conforman patrones. En las crisis re-surgen alternativas al mercado formal. A veces no atentan contra la institución, sino que la refuerzan: el intercambio de excedentes medidos por el valor-trabajo es la esencia del mercado prístino. Y como llegan, se van. Lo vemos en todos los ciclos económicos: los falansterios de Fourier, en la primera crisis del XIX, no sobrevivieron al ciclo alcista del ferrocarril; las comunidades de Warren, en la siguiente crisis, no sobrevivieron al ciclo alcista electro-químico, a finales del siglo.
Así, en medio del anterior cataclismo (1975-1982) campos y ciudades se llenaron de iniciativas inspiradas en el ideal, pero asentadas en el instinto materialista del náufrago: comunas, huertos periurbanos, mercados de interface entre campesinos y urbanitas, mercadillos urbanos, bancos de tiempo. Pero volvió el crecimiento, y quienes creían estar siguiendo en Bicicleta a un Viejo topo que horadaba el sistema, comiendo Alfalfa al Ajoblanco, se fueron a La luna de Madrid: los cantautores se hicieron de la movida y de la SGAE, y los promotores de huertos y cooperativas acabaron de yupis de grandes grupos alimentarios, asesores ministeriales o ingenieros de Siemens, pasando sin sonrojo de la infusión de menta en leche de cabra a la coca. Ocurrirá de nuevo. Pero algo quedará: sin los sueños de la crisis anterior, hoy no tendríamos energías renovables, software libre y redes P2P.
Son raras estas iniciativas así en plena burbuja, pero surgen, pues nuestra especie tiene una maravillosa mutación que a veces se activa: el gen altruista. El único falansterio que sobrevivió no se creó en una crisis, sino que lo promovió un generoso empresario, Jean-Baptiste André Godin, invirtiendo sus beneficios en un ciclo alcista. Es difícil distinguir qué es innovación social, y qué jarabe de mercachifle vendedor de filtros de amor y remedios para todo. ¿Es una alternativa mejor el intercambio calculado que la dádiva altruista?. ¿Es aceptable el intercambio de bienes y servicios, libres de esa cargas impositivas que sirven para ayudar a quienes no pueden enfrentarse a la crisis? La sociedad que nos protege (aún) ante esas purgas cíclicas se basa en un delicado equilibrio entre mercado y estado, vida y muerte, pasión y razón, egoísmo y altruismo."





Referencia:
Baigorri, A. (2012), "Alternativas aparentes", El Periódico de Cataluña, 22/7/2012, pag. 4
Una versión algo más extensa, recogida aquí

10.09.1984

Los que vuelven al campo (1984)




"Volver al campo, para gente cuya preparación durante tantos años ha estado en función de poder 'huir' del mismo, indica bien a las claras la falta de la más mínima planificación en la estructura de la sociedad. Gente que ha estado como mínimo 10 años alejada casi por completo de la explotación agraria y que ahora tiene que volver impulsada por la falta total de salidas laborales a los estudios que han realizado. No hemos podido analizar en profundidad cuántas de estas vueltas son voluntarias o forzadas: algunas de ellas es evidente que son forzadas, pues en la solicitud de inscripción de alta en el REA especifican que vuelven a la agricultura ante la total imposibilidad de encontrar cualquier otro trabajo.Si en el caso de jóvenes sin estudios volver al campo significa una derrota para ellos y, sobre todo, para los padres la vuelta al campo de los estudiantes reviste en general caracteres más dramáticos. La realización de una carrera universitaria ha perdido toda su leyenda de solución para los problemas de los hijos de los agricultores. Antes, estudiar era tener el futuro resuelto, sin tener que pasar las penalidades de los padres en la explotación agrícola, trabajando de sol a sol y malvendiendo los productos. Se colocaban en la capital y venían a pasar el verano al pueblo, siendo al mismo tiempo la envidia de los vecinos y el orgullo de los padres. Sus esfuerzos habían servido para algo, Pero ahora, todo aquel,cuento de hadas se ha acabado. Ahora sólo es posible la vuelta al campo, o esperar la mano milagrosa de alguna oposición o enchufe en cualquierministerio. (...)Mujeres: jóvenes y viejas por un puesto en la Seguridad Social 
Aunque en teoría parece ser que entre los españoles no existe discriminación ante la ley por cuestión del sexo, la Seguridad Social Agraria demuestra lo contrario. La afiliación de mujeres al REA se ve sometida a una continua acción de sabotaje legal en base a solicitar continuos justificantes de la veracidad del trabajo femenino en la explotación agraria. Mientras los hombres con el simple justificante de su anterior ocupación laboral no tienen mayores problemas, las mujeres tienen que justificar poco menos que notarialmente un mínimo de días al año en la explotación y que esta actividad constituye su verdadero sustento económico.Y no valen los argumentos del INSS de la mayoría de que las altas denegadas corresponden a personas mayores, que han trabajado desde siempre en la explotación agrícola familiar, y ahora solicitan el alta para poder cobrar la pensión de jubilación. Y no valen, porque en las altas denegadas tenemos desde jóvenes de los 18 años -caso de Brieva de Cameros- hasta casos de mujeres mayores -caso de Lardero- con 63 años.
(...) "

Referencia:

Baigorri, A. y Marin, A. (1984), "Los que vuelven al campo. La agricultura aún crea puestos de trabajo", en M.Gaviria y A. Baigorri, dirs., El campo riojano, Ed. Cámara Agraria de La Rioja,
Zaragoza, 1984, pp. 36-42

Enlace al texto

8.10.1984

El paro y la crisis desde una perspectiva ecologista (1984)



Este capítulo corresponde a una conferencia impartida en 1983 Sama de Langreo, ante un público en el que abundaban los sindicalistas y mineros que se enfadaron mucho con mi intervención, en el marco de unas jornadas sobre medio ambiente organizadas por el geólogo Jaime Izquierdo Vallina para el Ayuntamiento. El texto se recogió luego con los de otros participantes en un volumen sin ISBN con el título de Ecología y medio ambiente en Langreo.


"He participado en muchas de las luchas ecologistas planteadas en este país en los últimos diez años; he ayudado a la formación de algunas Asambleas Ecologistas, Comités Antinucleares, de Defensa Territorial, etc. Algunas batallas las hemos ganado, total o parcialmente, y otras las hemos perdido. Sin embargo, me resulta difícil definirme como ecologista. El ecologismo ha pasado de ser despreciado por la sociedad establecida, como presunta ideología enemiga del progreso (y la actitud era la misma a la derecha y a la izquierda del stablishment), a terminar formando parte de la parafernalia del sistema. El ecologismo parece un elemento perfectamente asumido por la ideología del progreso, como una especie de contrapoder necesario para el buen funcionamiento del sistema. Un poco como el patriarca de las tribus que advertía de los desmanes de la Juventud más emprendedora, el capitalismo cuenta a todos sus niveles con "el ecologista " de turno, desde el último Ayuntamiento hasta la UNESCO, pasando por universidades, fundaciones y gobiernos. Limpia, pule y da esplendor.
(...)
Resulta curioso comparar una visión fantástica del f uturo, planteada a mediados del siglo XIX por un discípulo de Santi-Simon, con una de las más recientes fabulaciones tecnofuturistas conocidas: la planteada por Servan-Schreiber en su libro "El Desafío Mundial". Barthelemy Enfantin describía el estado de la sociedad industrial del año 2.240 , cuando según decía se hubiera descubierto una nueva fuerza dinámica parecida a la electricidad pero mejor. La gente desplazada por esta nueva fuerza, ¿iba a ser empleada en Obras Públicas, se les iba a pagar por no hacer nada , o sería colocada para producir objetos sin valor?. Todo seria posible en aquella sociedad perfecta, pero la solución iba a ser más elegante: ideaba una forma de educación politécnica que permitir a esa gente cambiar de trabajo sin gran dificultad. Siglo y medio más tarde, Servan-Schreider escribía quizás sin saberlo la continuación del cuento , auque también con pretensiones de anuncio racional del futuro. La nueva fuerza "parecida a la electricidad pero mejor" es sin duda la información: la informatización de la sociedad desplazará a grandes masas de trabajadores, pero también el autor moderno halla la solución en una permanente formación profesional que permita el reciclaje y el cambio de trabajo sin gran dificultad. Sin embargo, ambos fabuladores dejan en blanco el final del cuento: reciclarse para producir ¿qué? , para trabajar ¿dónde?.
(...)
Hay otras manifestaciones de la ideología de la crisis, de signos dispares y de menor entidad , aunque tal vez a modo de autocrítica podríanos citar otramuy abundante entre la izquierda, grotesca pero por lo menos divertida. Es la de los agoreros-optimistas, la escolástica de los que llevan 20 ó 30 añosanunciando la crisis final, y alguna vez tendrán que acertar. Para estos la crisis actual, la continua crisis que según sus análisis tenemos en casa y quesegún sus dictados debemos agudizar, siempre es "la última", la definitiva, y de ella saldrá triunfadora indefectiblemente la clase trabajadora. Asi sea.
(...)Si ligamos todo esto con la crisis industrial de que se habla, con los dos millones y medio de parados, creo que podemos plantearnos entonces una hipótesisbastante válida: no sólo no sobra gente en el campo, cómo con gran inconsciencia se sigue pensando en las instancias oficiales, sino que por el contrario no hay la fuerza de trabajo suficiente para producir losalimentos que España necesita. Falta gente en los campos, con lo que se debe acabar la política de expulsar campesinos hacia las ciudades hipertrofiadas,Y pasar a atraer gente hacia la agricultura. Evidentemente primero es fijar a todos los que ahora están en el campo en la mayor precariedad: jornaleros, hijos de pequeños agricultores, etc. Pero además hay que llevar cientos de miles de personas, quizás millones, desde las ciudades. Hay ya multitud de jóvenesque estarían dispuestos a irse ahora mismo si se les diesen tierras y medios para cultivarlas. Y hay que conseguir esas tierras, que las hay: el IRYDA tiene más de 300.000 Has de tierra que ha expropiado pero luego no ha colonizado. El Estado, con el ICONA y otros organismos controla directa o indirectamente más de 3.000.000 de Has cultivables.(...)Para algunos, la economía subterránea equivale a la tercermundización del país. Sin embargo, otros tenemos claro que la solución pasa precisamente por unacierta tercermundización de los espacios centrales del mundo industrializado. ¿No se adaptará mejor el que antes inicie el proceso?. Da miedo definirse sobre el tema porque llueven las acusaciones.


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1984), "El paro y la crisis desde una perspectiva ecologista", en Izquierdo, J. ed., Ecología y medio ambiente en Langreo, Ayuntamiento de Sama de Langreo,
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3.02.1984

Prudente reivindicación del trabajo negro (1984)



Releo este texto antes de colgarlo, pienso en que tardaría aún cinco años en empezar a estudiar Sociología formal (osea, a hacer la carrera, ya que psicológicamente era incapaz de terminar Periodismo), y me digo: ¿Para qué coñe necesitaba yo estudiar la carrera? ¿Qué me aportó realmente, aparte de cuatro fines de semana al año en Madrid durante los cinco años de carrera y año de los cursos de doctorado? 
Pero luego me digo: claro que te vino bien. Ahora eres menos creativo, pero profesor funcionario.
................................................


En septiembre del año pasado exponía las mismas reflexiones que aquí se hacen en una charla sobre «El paro y la crisis» en Sama de Langreo, el cogollo de la histórica y luchadora cuenca minera asturiana, ante un público formado sobre todo por ecologistas y sindicalistas. No era una graciosa "boutade" ni ganas de epatar al personal, sino el fruto del análisis de diversas experiencias conocidas. Sin embargo, ambos tipos de oyentes, ecologistas y sindicalistas, se llevaron las manos a la cabeza, hallaron el asunto escandaloso, contradictorio con todo cuanto había expuesto hasta el momento, y me tacharon poco menos que de agente de la CEOE.

Personalmente soy ajeno a casi cualquier forma de dogmatismo, y abomino de cual- quiera que esté absolutamente seguro de poseer una verdad, una panacea, una solución total. Así que desde entonces he dejado el tema, en espera de mejores tiempos para la lírica.

Pero como siempre, nos llega de fuera el eco. Grandes titulares han acogido el grito de «¡Viva el trabajo clandestino!», con que el sociólogo francés Alfred Sauvy concluye su último libro, "El trabajo negro y la economía de mañana". La verdad es que Sauvy ha tenido siempre como un resabio conservador, pero sus palabras llegan avaladas por «Le Nouvel Observateur», órgano oficioso de la intelligentsia francesa de izquierdas. De forma que ya nos está permitido hablar del tema, sin falsas vergüenzas, también a los de casa. Hace ya algunos años que la lectura que ciertas gentes venimos haciendo de la llamada crisis me ha llevado a creer que, más que de «lucha contra el paro» (un concepto éste bastante productivista, aún por omisión), hay que empezar a hablar sin ambages de estrategias para la supervivencia. Y hay que hacerlo sin pretensiones, sin falsos prejuicios, de forma desenfadada y con imaginación, tomando ideas de aquí y de allá. Lo que puede conducirnos a veces a planteamientos aparentemente escandalosos, antiobreros, ¿reaccionarios?.

Este el caso de la economía sumergida (en adelante ES), con toda su parafernalia de trabajo domiciliario, polígonos industria- les fantasmas, empresarios -y trabajadores- piratas y asilvestrados; todo ello detestado por los sindicatos, por las élites del poder obrero. Es un fenómeno ambiguo, y delicado de tratar. Pero para mí hay un dato clave y es que, tanto o más que los sindicatos, despotrican también de estas crecientes formas de producción las patronales y los empresarios «legales», sobre todo por considerarlas competencia desleal (como si la competencia capitalista fuese alguna vez leal).
La mayor parte de los aspectos del trabajo negro pueden tener distintas e incluso opuestas lecturas. Escapa a los sistemas de contabilidad nacional, de Hacienda, de la Seguridad Social, de las estadísticas del paro... Pero hay aspectos del fenómeno cuya lectura es clara, y nos dice que se trata de algo externo al sistema, al recuperar en parte formas más primitivas de producción y distribución: como el trabajo domiciliario (que es desde luego ambivalente porque acaba  con  la  cadena,  pero  separa  a  los productores entre sí y aún más del producto final, por cuanto la alienación económica en términos marxistas es mayor); la descentralización del proceso productivo, la reducción e incluso supresión del aparato tecno- burocrático, la recuperación de la economía de trueque...

En suma, la cuestión es: ¿la ES ataca por la base al sistema capitalista, al desobedecer la legislación y las normas, o es simplemente el prólogo de una reordenación del modelo productivo?. Personalmente no termino de inclinarme por una u otra opción, pero sí que tengo claros algunos datos:
  • ·         La ES está llevando a pueblos y zonas dejados de la mano de Dios y del Estado una actividad fabril, siquiera degradada, desconocida hasta hoy, y unos ingresos no menos desconocidos. Los llamados "empresarios negros" (entre los que, no hay que olvidarlo, se hallan algunos organismos de la Administración pública) están dinamizando económicamente zonas profundamente deprimidas.
  • ·         En áreas agrícolas desarrolladas hemos visto cómo estas actividades están permitiendo completar, con el trabajo domiciliario y a tiempo parcial de las mujeres cuando no van al campo, las débiles economías de los pequeños agricultores.
  • ·         En no pocos pueblos hemos visto surgir talleres llamados cooperativos, en los últimos años, dedicados a abastecer a las empresas subterráneas. Es un paso adelante, pues se mantienen los elementos positivos y se minimizan los negativos (como es el caso de la separación entre los productores, pues aquí las mujeres trabajan juntas; incluso en muchos casos es la primera vez que trabajan juntas, y en más casos aún es la primera vez que consiguen trabajar fuera de casa y liberarse siquiera en parte de las tareas «propias de su sexo»).
  • ·         Todo el sector español del calzado, la mayor parte del textil (incluidas las empresas de los posmodernos amigos de la Moncloa) y del trans- porte, la construcción o los servicios prestados por algunas profesiones liberales estarían hundidos y con cientos de miles de parados más, si no se hubiese generalizado la ES.
  • ·         En el área metropolitana de Madrid hemos encontrado -y los hemos visto o tenemos conocimiento en otras muchas ciudades- cientos de recicladores, pequeños chatarreros, cartoneros, pequeños ganaderos cuneteros en precario y sin registros sanitarios, todos ellos instalados sobre terrenos incontrolados, que se han creado un puesto de trabajo no asalariado en la ilegalidad y subterraneidad más manifiesta. De otro modo no tendrían ingresos.
  • ·         En los últimos años decenas  de miles de familias de las grandes ciudades españolas sobreviven gracias a las chapuzas domiciliarias, que suponen en conjunto segura- mente varios miles de millones de «facturación» y que seguramente nunca estarán contabilizados en el PNB.
  • ·         En todas las medianas y grandes ciudades hallamos enjambres de jóvenes, estudiantes o no, que sobreviven fuera de casa con una pequeña ayuda familiar y mil pequeñas chapuzas: pegar carteles, repartir publicidad domiciliaria, encuestas, recados (¿se han parado a pensar los políticos que todas sus campañas electorales son realizadas, en último término, por    currantes «sumergidos», pegadores de carteles y repartidores de propaganda?). Ello es posible también porque han organizado su vida de otra manera, recuperando un sentido de la austeridad que la sociedad urbana había perdido (un buen tema para sociólogos en paro: las nuevas formas de austeridad, y saber si corresponden a una mudanza de la conciencia o es simple adaptación provisional a las circunstancias).
  • ·         Hay, en fin, una creciente capa de la sociedad que pasa de falsa Seguridad Social, que no se siente asegurado con ella. Que trabaja fuera del control de una Seguridad Social cuyos beneficios sociales reales para alguien más que para la clase médica y la tecno burocracia que la controla no están nada claros hoy día, pero cuyas cargas se llevan hasta un 12 % del coste medio de fabricación de un producto (y ¡ojo!, que las cargas no serían inferiores porque el sistema fuera privatiza- do). La Seguridad Social es ya sólo un gigantesco parásito; no vive para las necesidades de la sociedad sino para mantenerse a sí misma, a sus médicos y funcionarios; la atención a los enfermos es sólo un subproducto del proceso económico que la rige, y un subproducto malo.

Este sistema ha tirado una vez más por los suelos las chulerías de los tecnócratas. «Las viejas fábricas -predica Servan Schreiber-, incluso con bajos salarios, no venderán nada. En cinco años todo el mundo tendrá fábricas con microprocesadores y robots, donde el rendimiento será varias veces superior al de la mejor mano de obra en sentido clásico». La ES ha tirado por los suelos estas falacias. Los costos de producción de las empresas ilegales resultan hasta un 30 % más bajos. Sin ordenadores.

Para no pocos, la ES equivale a la tercermundización del país. Sin embargo, otros tenemos bastante claro que la «solución», si es que hay alguna, pasa precisa- mente por una cierta tercermundización de los espacios centrales del mundo industrializado, en el que nos ubicamos. Y en consecuencia predicamos -siempre sin mucho convencimiento, también es cierto- que los gobiernos sigan en parte haciendo la vista gorda al fenómeno, para evitar la multiplicación de la tasa de paro, el aumento de la inflación y el surgimiento de bolsas de hambre real.

Para no pocos, la ES equivale al rechazo de muchas de las «conquistas» de la clase obrera. Para otros, supone tan sólo el principio del fin de esta especie de modo de producción asiático, basado en la tecno burocracia (estatal, corporativa, sindical, multinacional...) en que el capitalismo se ha convertido. Porque la ES es algo más que las empresas que funcionan sin SS. Son también los miles de hippies, punkies y exiliados que venden en el Rastro madrileño desde heroína hasta pendientes de cobre, o los grupos más o menos comuneros que se instalan en el campo a practicar una especie de autosuficiencia y también acaban haciendo economía sumergida «frente» a los agricultores. Los rockeros que fabrican y venden sus propios cassettes y fanzines. Las radios libres...

La economía sumergida es buena para quienes quieran empezar a funcionar fuera del sistema. Es buena para el que quiere trabajar, pero terrible para el que quiere un puesto de trabajo; y aún más terrible para el que sueña con un puesto de por vida. Sauvy lo ha dicho de forma más descarnada: «Hoy en día, el trabajador en paro ya no busca trabajo, sino un empleo, una colocación».

ADDENDA (añadido en el libro "De lo que hay y lo que se podría", 1987): Han pasado casi cuatro años desde que por primera vez ordené estas reflexiones, y no veo que las circunstancias puedan hacerme cambiar de idea sobre mi consideración ambiguamente positiva para el trabajo sumergido.El asunto está en cualquier caso tan poco claro para todos que tanto el nuestro como los demás gobiernos no han hecho al res- pecto sino practicar un tímido «dejar hacer, dejar pasar»; y tampoco es eso. Una cosa es reconocer lo que de positivo tiene la ES, objetivarlo e incluso fomentarlo, y otra muy distinta volver poco a poco al viejo liberalismo decimonónico en sus formas más crudas de explotación. Y una pregunta me asalta siempre que pienso en este tema: ¿qué razón puede haber para que los sindi- catos, que denuncian públicamente la economía sumergida en general, no denuncien a Magistratura a las empresas sumergidas, fácilmente localizables para un tipo de estructura tentacular y disciplinada que llega a todos los rincones del Estado, como es un sindicato? (1987)


Referencia:
Baigorri, A. (1984), "Prudente reivindicación del trabajo negro", El Día de Aragón, 2 de marzo, pag. 3

6.17.1982

4.21.1982

Contra el paro, huertos metropolitanos (1982)




En los últimos años muchos han hecho negocio ideológico con el tema, y no pocos negocio económico. Hace cuatro décadas estas propuestas eran tachadas de insensatas y reaccionarias. "Rémoras falangistas", proclamó mi maestro Gaviria cuando leyó el artículo mecanografiado, antes de que lo enviase al Topo. Lo cierto es que impactó en mi orgullo (creía haber logrado un artículo "redondo"), pero no cambié ni un milímetro mis planteamientos. Un año después estábamos negociando con COPLACO la realización de un estudio sobre la agricultura y huertos periurbanos en Madrid que haría Historia. Gaviria cambió totalmente de postura, y en 1997 incluso llegó a glorificarlos (los huertos clandestinos) en un texto sobre los de Zaragoza (en donde yo había propuesto, en 1984, un programa de huertos públicos en los comunales) que no he leído porque sólo conozco de referencia.


"   Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja
Lo que proponemos tampoco es nuevo. Básicamente se trata de ofrecer a los parados y otros necesitados un pedazo de tierra con la que asegurarse el diario condumio. Un volumen importante de parados son de origen campesino, y pueden rememorar las técnicas de cultivo para cultivarse los alimentos necesarios. Los demás, con el imperioso acicate de "la gazuza", las aprenderán enseguida. 
Nada nuevo bajo el cielo, o el pan de los populismos Pero como decíamos no se trata de algo novedoso, y además sus antecedentes traen, a primera vista, un tufillo poco atrayente. Un tufillo ideológico muy delicado de tratar. Es "la casa i l'hortet" de Maciá, que para Madrid Arturo Soria había llamado, en la publicidad de su Ciudad Lineal, "ni un madrileño sin casa, ni una casa sin jardín". Es la ideología del regeneracionismo reformador, importada del centro de Europa, que Costa supo mejor que nadie sintetizar y adaptara la realidad española. "Que el bracero, al propio tiempo que trabaja por cuenta de otro, en tierra ajena, trabaje por cuenta propia en tierra que ni sea propia ni de otro, sino de la colectividad",1  escribía en 1902. Un regeneracionismo que engarza con los ilustrados dieciochescos y que algunos quieren imitar en la actualidad.Una ideología que en Austria y Alemania se dio muy bien; que en España tuvo una positiva influencia en el primer tercio de siglo, y que terminó, manipulada, plasmándose hasta en el Fuero del Trabajo: "Cada familia campesina deberá contar con estos huertos familiares, con los cuales pueda atender a sus necesidades"(...)
Los otros hortelanos son "los otros catalanes"
 

En Ripollet, ICONA arrasa de vez en cuando los más de mil huertos que han aparecido, clandestinos aunque públicos, en el  lecho del río canalizado. Aunque en realidad hoy dicho río es un verdadero colector de aguas residuales.Tras las "razzias" del ICONA (triste sino el de este Instituto, que parece morbosamente atraído por la destrucción), los "otros hortelanos" vuelven a reconstruir las pequeñas parcelas de 50-60-100 m2 , de las que obtienen parte (en muchos casos predominante) de su sustento.
En Badalona es el propio Ayuntamiento quien arrasa con los bulldozers este tipo de huertos surgidos en los cauces de ríos y miserias.
En Santa Coloma de Gramanet hace años que desde el propio Ayuntamiento son denunciados estos huertos, y supongo que también habrán sido arrasados en más de una ocasión, por unos u otros ejecutores.
De los cauces de los ríos saltan a los huecos dejados por las expropiaciones de autopistas, carreteras y autovías; a las laderas de las ciudades, entre los bosquetes de pinos, junto a los basureros, en buena vecindad con los gitanos. En tierra de nadie, o de dueño no vigilante. Es una fascinante imagen la que en varias ocasiones se ve desde la autopista de Barcelona a Sabadell: los nuevos hortelanos han reproducido sus montañas. Si sus antepasados conquistaban la montaña construyendo terrazas con piedras, ellos lo hacen, con sacos de plástico llenos de escombros y basura, en las laderas abandonadas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Estoy seguro que el número de huertos de este tipo (variable lógicamente en función de la actividad de los bulldozers oficiales) es de varias decenas de miles en el AMB. (...)
 

De un lado, hay que comenzar a reconsiderar de una vez por todas, y esta vez en serio, la ideología clorofila que ha inundado de céspedes las ciudades. Hay grandes espacios en el interior de las urbes que podrían ser aprovechados para algo más que para criar césped o hacer cacas los perritos, y ello sin que el "verde" desapareciese. En Sevilla, en Huelva, en Logroño, en Madrid y en otras muchas ciudades, gigantescos solares van a quedar ya para siempre sin edificar, siendo muchos de ellos públicos. Las Asociaciones de Vecinos reclaman en esos espacios zonas verdes; pero la mejor zona verde sería convertirlos en parcelas familiares dedicadas a la hortelanía"


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1982), "Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja", El Viejo Topo, Num, 67, pp. 12-17

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11.02.1981

La crisis, fiera zurrupia (1981)



Un artículo metafórico en la revista anarquista Bicicleta, en el que de una forma más desenfadada y utilizando cuentos populares aragoneses amplío las ideas planteadas en "Crisis e ideología de la crisis".
"el Poder económico está planteando como «nuevos» sectores punta reales la siderurgia (cuyo plan de reestructuración va a costar 144.000 millones y 5.800 jubilad-os forzosos), la construcción naval (que también será reestructurada prontamente), el cemento, el automóvil, el refinado de crudos y la petroquímica. O sea, los mismos sectores que han «empujado» nuestra economía desde 1960. O sea, los mismos sectores que nos están arruinando recursos, tiempo y fuerza de trabajo. O sea, los mismos sectores que van a constituir en el próximo futuro la base industrial de los paises en vías de desarrollo. Y todo ello apoyado por la clase obrera a través de sus representantes. Para este viaje no hacían falta alforjas."

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), "La crisis, fiera zurrupia", Bicicleta. Revista de Comunicaciones Libertarias, Num 41-42 (noviembre), pp. 54-58
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6.02.1981

Entrevista (1981)


Aprovechando un viaje a Valencia para dar una charla sobre prospectiva ecológica en la España de los '80, el equipo de la revista Bicicleta, con los que colaboraba regularmente con artículos, se empeñó en hacerme una entrevista más o menos formal. 

"Todos los pueblos de España o casi todos tienen posibilidad de autoabastecerse con energía hidráulica o eólica. En alguna zonas como Almería podrían ponerse centrales solares gigantescas. Haciendo conexiones comarcales y luego a la Red Nacional se podría repartir la sobrante para los pueblos necesitados de energía. En mi pueblo había una central que estaba en la desviación de un canal, ni siquiera un río, y abastecía a cuatro o cinco pueblos de alrededor."



REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), "Entrevista", Bicicleta. Revista de comunicaciones libertarias, Num 41, pp. 32-35
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4.20.1981

Los años 80 en España: Medios naturales o recursos económicos (1981)


Notas para la conferencia en un Ateneo de Valencia, dentro de un ciclo de prospectiva sobre los años 80 en España. Aquellas conferencias que no se cobraban; me llevó un par de semanas prepararla, pero el viaje valió la pena: me sirvió para conocer Valencia, visitar a los amigos de Bicicleta y pasar un par de días estupendos coincidiendo con Las Fallas. La fotografía será de Mercedes Arancibia o de Antonio Albiñana.



"Habría que saber si se va a mantener (que yo creo que sí) el actual esquema de expolio de los recursos de unos territorios por otros dentro de la propia Península, si se va a seguir succionando recursos de territorios previamente desertizados (al extraerles el primer recursos natural de utilidad, que es el Hombre, llamado por los mercaderes fuerza de trabajo o mano de obra) para concentrarlos y consumirlos en esas seudomegalópolis carpetovetónicas que tenemos en este país (...) o bien si se va a cambiar de actitud y se va a plantear el aprovechamiento controlado de recursos en sus propios territorios de origen. (...)
Si se va a dar por fin a los recursos la categoría de recursos naturales, en su mayor parte no renovables, en función de los cuales debemos estructurar nuestro modo de vida (...) o se van a seguir viendo con mentalidad de gerente de pequeña y mediana empresa, como medios económicos con los que se pueden conseguir beneficios aún a costa de destruirlos. (...)
Volviendo al título genérico de la semana, lo del Estado Español en los '80, yo no veo sino que el Esado Español mantendrá su papel de potencia subimperialista, dependiente económica y políticamente de las grandes potencias imperialistas occidentales, y en lo que se refiere a las materias primas, del Tercer Mundo (...). Seguiremos siendo un gigante con pies de barro. Pues a la vez que somos la décima potencia industrial del mundo, no tenemos recursos ni medios para mantener esa potencia, porque está basada en sectores obsoletos que dependen sobre todo de una energía que no tenemos y de unas materias primas e incluso tecnologías que tampoco (...)
La hidroelectricidad se seguirá abandonando, porque es la mejor forma de justificar las nucleares (se podría producir más del doble de lo que se produce hoy, regulando los ríos y con pequeñas centrales bulbo). Y de nuevas energías ni habar, como no sea las chapucillas caseras, agua caliente para chalets. (...)
Respecto de la agricultura, quieren entrar en el mercado común y el problema es que producimos algunas cosas demasiado baratas. Nosotros decimos: hágase cultivo biológico de todo eso, saldrán más caras y más sanas y las admitirán en Europa. Pero no, prefieren seguir metiendo abonos sintéticos y agotando recursos: las potasas, los fosfatos que hay que traerlos del Sahara, los nitrogenados que salen del gas natural y el petróleo... (...)
Les preocupa la dependencia exterior, la balanza de pagos, pero no hacen regadíos (que es la forma más ecológica de absorber el paro) para producir los 500.000 millones que nos cuesta el maíz y la soja americanos (...)
Se sigue pensando en la basura con la mentalidad desarrollista de que es lo que sobra, lo que se tira. Nosotros creíamos que los gobiernos municipales progresistas cambiarían de actitud, pero.... (...). En distintos municipios hemos propuesto cambiar el planteamiento. Hoy se desaprovecha, cuesta dinero y contamina, pero se convierte en un recurso mediante recogida selectiva, recuperando papel, metales, vidrio y plásticos, y produciendo compost (...).
En el fondo lo que pasa es que no hay una crisis de verdad (...). Pero vendrá esa crisis, no económica sino ecológica y social, porque la máquina tiene que seguir tirando y esto tiene unos límites reales" 


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), Medios naturales o recursos económicos en la España de los '80, Notas de la conferencia en el Ateneo, Valencia
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10.01.1980

Crisis e ideología de la crisis (1980)


Publicado en la revista de breve vida Transición. Trabajo, economía, sociedad, hija "seria" de El Viejo Topo cuando éste se convirtió en producto de consumo masivo introduciéndose en la postmodernidad, el artículo plantea un cuestionamiento de los planteamientos del marxismo académico y escolástico (Sweezy, Mandel, Gunder Frank, Magdoff, etc) que en cierto modo venían a legitimar el discurso de la crisis (al que denomino "ideología de la crisis"), que es utilizado como una herramienta/amenaza permanente para la doma de los sindicatos. Pongo de manifiesto la idea, inspirada por Gaviria, de que es una falacia hablar de crisis cuando las economías seguían creciendo (pero menos), y sobre todo la de que la auténtica crisis está por venir, y será la crisis ecológica.
Pero los elementos que caracterizan el actual estadio del capitalismo
no están cambiando, solamente se acentúan sus contenidos. Así la concentración monopolista, la intemacionalización del capital y su concentración, la explotación de las áreas periféricas (a todas las escalas), la automatización, el robustecimiento de la tecno-burocracia (posiblemente la nueva clase ascendente y cuya futura hegemonía puede llevar al surgimiento de un nuevo modo de producción previo al socialista), etc. Casi nada nos induce a pensar seriamente que lo que está cambiando sea el modelo de acumulación. Tal cambio esrazonable pensar que la clase dominante lo tiene in mente y lo llevaría a cabo con la siguiente revolución tecnológica
Y si Gunder Frank y otros tuviesen razón en las acusaciones de reaccionarismo que hacen a los ecologistas, nuestra hipótesis de que las clases dominantes se preparan para la escasez aún estaría más'fundamentada. Sólo cambiando el sistema podría la burguesía "absorber" el ecologismo radical, o al menos "controlarlo" en su provecho.
Montados sobre una tasa de crecimiento, a duras penas estamos llegando a la cima. Un poco más allá está el precipicio.
(...)
¿No es entonces más cierto probablemente que nos hallamos ante una simple y llana purga, por la que el sistema se está limpiando la piel de granos, espinillas y verrugas? En tal caso, a quien sino al sistema le interesaría en mayor medida que esto pareciese una crisis grave, porque sólo la gravedad justifica las actuaciones directas y sin contemplaciones ...
(...)
La mejor defensa de la burguesía frente a posibles crisis es precisamente el miedo a las mismas, lo que llamamos la ideología de la crisis
(...)
LA VERDADERA NATURALEZA DE LA CRISIS, O EL ULTIMO EMPUJON. Pero no hay que preocuparse. La crisis va a llegar, y seguramente no tardará demasiado. Quizá la veremos, aunque no ahora. Por ahora parece posible un nuevo relanzamiento, basado en los nuevos sectores punta, 
(...)
Así, la CRISIS en la que estamos a punto de entrar (¿diez, quince, veinte años ... ?) puede ser la última no tanto por sus aspecto económicos como por lo demás.
REFERENCIA:
Baigorri, A. (1980), "Crisis e ideología de la crisis", Transición. Trabajo, economía, sociedad, Num. 25, pp. 18-22
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8.10.1980

Ribaforada, un territorio privilegiado para el relanzamiento industrial (1980)



Una serie de confluencias (un alcalde con poca formación pero mucha voluntad política; un secretario de Ayuntamiento muy cualificado y comprometido, Carlos Díez; un equipo de planeamiento vanguardista en muchos aspectos dirigido por una cabeza privilegiada, Mario Gaviria) hicieron que un pequeño pueblo de 3.000 habitantes de la Ribera navarra del Ebro fuese tal vez el primer pueblo rural en entender que el planeamiento urbanístico debía ser mucho más que unas alineaciones y ordenanzas de construcción. Debía aprovecharse la concentración de capacidades técnicas para hacer que aquel esfuerzo generase todo un Plan de Desarrollo Local. De forma que al par que las Normas Subsidiarias de Planeamiento, o como extensión de las mismas, se generaron otros documentos técnicos y de investigación aplicada.

Hoy el planemiento urbanístico ya no se denomina así en España, sino justamente Planes de Desarrollo. Además de las aportaciones teóricas que hicimos en aquella época, marcamos con la praxis un camino que otros siguieron después, y otros aún más tarde sistematizaron en leyes y manuales.
Tras mi participación en el equipo de planeamiento, el Ayuntamiento me encargó dos informes. 

El primero relacionado con la identidad, pues el municipio no tenía unas raíces identitarias claras, iglesias notables u otros monumentos como otros pueblos cercanos. Como históricamente no era atractivo, nadie lo había estudiado nunca, así que me encargaron construir una Historia del municipio, hasta donde pudiera llegar con el dinero del encargo, que sólo me permitía sobrevivir unos meses hurgando en los archivos municipales y sobre todo en los archivos de la Institución Príncipe de Viana de la Diputación Foral de Navarra, que luego además publicaría el folleto en su colección popular. La investigación me ayudó a conceptualizar mejor algunas ideas sobre el papel del regadío en los procesos de modernización y urbanización.

El segundo fue la elaboración de un documento para "vender" el municipio a los inversores. Con la llegada de la General Motors el corredor del Ebro se apostaba como un espacio de futuro (en un marco general de crisis económica) pero en Ribaforada quisieron adelantarse "vendiendo" ese futuro. Había que trabajar también con medios muy limitados, tanto que los mapas y esquemas me los tuve que dibujar yo mismo. Y por supuesto, no había para libritos en papel couché: fotocopias con el lomo encolado y a correr.

Con la entrada en Europa y la llegada de fondos Leader, Proder, etc., este tipo de documentos se han hecho habituales en nuestros pueblos y pequeñas ciudades, imitando a las siempre diré que mal denominadas "ciudades globales". Pero en 1980 pocos pueblos rurales, si es que había alguno, ponían en práctica eso que luego se llamó Planificación Estratégica Urbana. Faltaba mucho para "Barcelona 92", y en San Francisco desarrollaron su proceso de PEU entre 1982 y 1984. Y, lo digo muy en serio, ni Jordi Borja ni Manuel Castells pasaron por Ribaforada, no sé a qué se dedicarían entonces...Por su parte Sassen andaba si acaso (o aún ni eso) estudiando los talleres textiles de Nueva York, quizás ni había descubierto aún la obra de John Friedmann cuya terminología tomó prestada. De ahí que en 2008 el arquitecto José Miguel Fernández hablaba, en un trabajo recopilatorio de esos mega citados, de 25 años de planificación estratégica de ciudades, pero para esas fechas ya eran 28 de planificación estratégica de pueblos. 



"Se hace así pues necesario, a todas luces revisar los esquemas de funcionamiento de la industria, comenzando forzosamente por el de localización. Hace ya años que las grandes compañías multinacionales lo han visto de este modo, iniciando un proceso, todavía en curso, de diversificación espacial de sus inversiones y sobre todo de "huída" de los grandes centros hiperindustrializados (ejemplos como el de la Ford o la General Motors, con ser los más conocidos para el caso español, no son sino la punta de un iceberg mucho mayor.
En esta nueva línea de desarrollo,parece que son los espacios intermedios, y más aún los equidistantes entre varias metrópolis industriales, los preferidos para lasnuevas localizaciones.Y todo ésto de forma más acentuada cuando estos nuevos "espacios resultantes" (como son denominados en ocasiones por ser consecuencia en gran parte del trasiego de líneas de transporte de materiales,energía e información) están dotados de los recursos e infraestructuras necesarios, y además son accesibles. Accesibilidad que ha de medirse desde diversos puntos de vista: geográfica (transporte-comunicaciones), institucional y financieramente hablando. 

UN NUEVO TERRITORIO
Entre estos espacios intermedios es sin duda la zona occidental del Valle del Ebro uno de los más privilegiados de Europa en estos momentos. Eje de las comunicaciones entre Barcelona y Bilbao y, siempre a través de Zaragoza, con Madrid desde Barcelona y con Valencia desde Bilbao, forzosamente habían de ir surgiendo sobre este espacio toda una serie de infraestructuras de calidad precisas para esa comunicación económica entre esas cinco ciudades-punta de la economía y la industria españolas. La Ribera, el amplio corredor Zaragoza-Alagón-Gallur-Mallén-Cortes-Ribaforada-Tudela-Alfaro-Calahorra-Logroño (y que en opinión de algunos se extiende ya hasta Burgos), se resume y concentra hoy por hoy en el eje Zaragoza--Tudela. Es lo que hemos llamado un "espacio resultante", fruto de la comunicación entre los grandes centros de decisión. económica.Es un espacio no planeado, casi residual, que se ha convertido veinte años después del salto desarrollista en uno de los espacios más lujosos de Europa.Hace ya tiempo que las multinacionales y otras grandes empresas (Rohmm & Hass, SKF, Sanyo, Piher, Roca...) han ido descubriendo el valor del corredor del Ebro. Más recientemente, la hasta hace un año primera empresa del mundo, General Motors, ha elegido también dicho espacio para instalar una planta de montaje de automóviles con 10.000 trabajadores. A la G.M. le ha seguido su filial, la Fisher & Body , una en Zaragoza y la otra en Logroño. Veamos cómo ha surgido este territorio de calidad."


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1980), Ribaforada: un territorio privilegiado para el relanzamiento industrial, Ayuntamiento de Ribaforada

1.02.1980

General Motors vs Regadíos (1980)


"Los tecnócratas de todos los colores llaman desequilibrios espaciales a lo que no es sino una racional ordenación del espacio en función de un fin predeterminado: el lucro capitalista. Y por la misma llaman desigualdades regionales a lo que no es sino desarrollo desigual, división espacial (más sutil que eso de "internacional") del trabajo e imperialismo. Todo ello sigue un proceso multidireccional y lógico, pero Juego "descubren" que hay desordendonde hay. en fin , un orden preciso y casi milimétrico. Y todo ello va desde Ja estructuración de los usos del suelo en el más misero valle pirenaico hasta el llamado "nuevo.. orden económico internacional . Las relaciones de producción se reproducen y amplían. al decir de los clásicos.(...) 

El CORREDOR DEL EBRO ADQUIERE VALOR DE CAMBIO
 
Como veíamos más arriba. el espacio se va estructurando con cierta lógica. según la dinámica del sistema. y en función de ese fin último que es el lucro capitalista.Luego decíamos. llegan los planificadores, los expertos, y utilizan la llamada ordenación del territorio para legitimar el orden impuesto y descubrir nuevos espacios que hayan adquirido valor de cambio.(...) 
LA IMPOSIBILIDAD DE LOS REGADIOS EN LA RIBERA DEL EBRO 
Pero la acumulación de infraestructuras en un espacio "limpio" acaba generando la urbanización del mismo, un cambio sustancial en sus usos y aprovechamientos, siempre en función de obtener el máximo lucro capitalista, y ahí radica la imposibilidad de ampliación de nuevos regadíos en la Ribera, no el que estos no sean "rentables" -¿para quién tienen que ser rentables?. Si la ordenación territorial fuese lo que los tecnócratas dicen que es, esto es una estructuración racional del espacio en función de alcanzar la máxima utilidad para sus habitantes sin destruir el propio territorio ni otros adyacentes, deberá entonces pensarse que el mejor uso que puede darse a la Ribera es el agroalimentario. Hacer regadíos es, hoy, la mejor inversión que puede hacerse en España, donde tenemos que andar malvendiendo el cemento y el acero que producimos en exceso, donde el paro comienza a ser verdaderamentepreocupante. donde por culpa de la construcción de autopistas y superpuertostenemos un impresionante parque de maquinaria de obras publicas infrautilizado 
(...) 
En nuestros análisis colectivos sobre el terreno de los más importantes planes de riego del Estado español hemos podido comprobar cómo cada nuevo puesto de trabajo agrario genera en su entorno entre uno y dos puestos más en la industria y los servicios."

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1980), "General Motors vs. Regadíos", Transición, Num 16, pp.14-18
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4.14.1978

Lanaja: una experiencia de colectivización en marcha (1978)

"Desde 1974, una veintena de agricultores se reúnen todos los viernes en un local de Lanaja (Huesca), para hablar de todo; pero sobre todo, de futuros proyectos. Planean sus actividades de la semana. Entre ellos hay agricultores a los que la falta de trabajo les obligó a dejar de serlo: camioneros, peones, albañiles, etc. Por haber, hasta hay un cura, el del pueblo.La empresa que los hace reunirse todas las semanas es apasionante. Unas 200 Has. en las que hay secano y regadío, están en proceso de colectivización..."




Referencia:
Baigorri, A. (1978), "Lanaja: una experiencia de colectivización en marcha", Andalán, Núm. 161, 14 al 20 de abril de 1978, pag. 12

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