12.14.2019

Badajoz esquizo: un patchwork-ensayo (2019)


Este texto responde a la solicitud del historiador Miguel Angel Naranjo, de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, radicada en Badajoz, de contribuir con un capítulo a uno de los tomos de la colección sobre historia de Badajoz que editan. Un volumen que estaría dedicado a la dialéctica entre pasado, presente y futuro.

El encargo, que abordé como una reflexión compuesta por fragmentos de algunas de las sucesivas miradas y reflexiones que he hecho sobre la ciudad, desde mi primer contacto con ella, circunstancial, en 1977. El texto no tiene nada que ver con el formato esperado, pero los editores tuvieron la paciencia de incluirlo tal cual en el volumen. A mí me vino bien para recopilar/referenciar casi todo lo que he escrito sobre la ciudad. Y me dí cuenta de que he escrito mucho sobre ella.




"Introducción
Este trabajo se escribe para una colección erudita, académica en su concepción y gestión, dirigida por un historiador con amplia experiencia investigadora, que viene recogiendo trabajos eruditos e investigaciones académicas sobre Badajoz. Sin embargo, no es un artículo erudito, no es el resultado de una investigación histórica. Está compuesto bajo la forma del ensayo y en un estilo, en primera persona, que a algún lector puede incluso perturbar. Aunque en realidad sí en el resultado de una investigación histórica, sobre la propia relación del autor con la ciudad objeto de análisis, tras un arduo trabajo en los archivos de la memoria neuronal y escrita.
Sobre Badajoz he escrito algunos cientos de páginas, no todas publicadas: informes oficiales, informes discretos, un libro, artículos, conferencias, sugerencias de acción a iniciativa propia, de colectivos, o también a petición de políticos, incluso algún pequeño discurso ajeno. Y he respondido a algunas entrevistas en prensa, radio o televisión, sobre asuntos de interés para la ciudad. Mucho de lo escrito probablemente hoy esté obsoleto, mientras que otras páginas siguen tan de actualidad como hace diez, veinte o treinta años. Este texto está compuesto, como un patchwork, con fragmentos de algunos de esos textos. Por supuesto, los más castos intelectualmente hablando.
Imagen 1: El patchwork
 
Escribo parte de estas líneas introductorias en Nueva York, viendo por la ventana de un hotel vetusto unos no menos vetustos y sucios edificios, tras los que sin embargo emerge la elegante aguja del edificio Chrysler que en la noche se tiñe de mil colores. Hoy tiene los del arcoiris de la fiesta del Orgullo LGTBI.
Y se me hace aquí difícil pensar en Badajoz como en ciudad. Virtualmente vuelvo a casa desde Manhattan, planeando sobre Google Maps, y apenas veo una aldea. Una aldea perdida en el cuasi-desierto extremeño, casi invisible si tomamos como escala ese enjambre,  BosWash (acrónimo compuesto por las primeras sílabas de Boston y Washington, en los extremos de la conurbación), que se extiende a lo largo de 800 kilómetros de Norte a Sur, habitado por casi 70 millones de habitantes. en cuyo centro está Nueva York y en cuyo núcleo está Manhattam, yo en esta habitación de hotel barato. Badajoz se vería perdida no ya en esa conurbación que inspiró el concepto de megalópolis a Jean Gottman , sino tomando como referencia únicamente la ciudad de Nueva York. Podría ser poco más que el barrio, el Harlem español. ¿Cómo me atrevo entonces a hablar de “la ciudad de Badajoz” sin sentir que caigo en el más espantoso ridículo analítico?. Véase la imagen, en la que los dos fragmentos de mapa están tomados exactamente a la misma escala.
Imagen 2: La escala de las ciudades
Pero enseguida pienso en el bucólico pueblo de la corona mesopolitana  en el que ejerzo de “commuter”  durante seis meses, y entonces consigo hacer visible la condición urbana de Badajoz. Incluso la condición metropolitana de los pueblos de su entorno, desde los que a diario se desplazan a Badajoz (a trabajar, a estudiar, a comprar, a pleitear, a pagar impuestos, a ligar) decenas de miles de personas.  No sabemos cuántas porque desde hace décadas no se realizan investigaciones serias sobre la ciudad y su entorno. La conversión en pueblos-dormitorio de buena parte de la corona mesopolitana, Elvas incluida, debido a la burbuja inmobiliaria sufrida la pasada década, no ha sido aún estudiada en sus consecuencias. Carreteras como la de Olivenza (cuya conversión en autovía sigue a la espera desde que el gobierno del presidente Monago detuviera la obra en 2011) constituyen de hecho tramos viarios de riesgo muy alto.
Imagen 3: Área mesopolitana
 
Más aún, mi propia teoría de la Urbe Global plantea que en realidad sería indiferente el tamaño de Badajoz. Pues lo urbano, la ciudad, la civis, la urbe, más allá de los espacios concretos, y es
"un continuum inacabable en el que se suceden espacios con formas y funciones diversas, con mayores y menores densidades habitacionales, pero que en su totalidad participan de una u otra forma de la civilización y la cultura urbanas", hasta el punto de que, al abarcarlo todo y descansar sobre las telecomunicaciones, la ciudad "deja de existir como espacio físico (...), se hace virtual" 
Y no hay que olvidar que las mesópolis
“cumplen la función de integrar lo rural en lo urbano en términos de igualdad. Son las que más eficazmente transmiten los valores y cultura urbana a los intersticios rurales incorporándolos progresivamente a la urbe global” 
Entre la aldea y la urbe global, por tanto, está Badajoz. Algo tiene de aldea perdida todavía. A la hora de proponer la realización de un Congreso Académico indefectiblemente aparece el asunto de las comunicaciones, la enorme distancia a casi cualquier punto de España. Alegamos entonces tener un aeropuerto internacional en Lisboa, que dentro de unos años incluso estará algo más cerca, a apenas 180 kms. Pero, ciudad al fin aunque haya quién lo ignore, también sigue siendo habitual ver llegar viajeros que esperan encontrar aquí la España profunda, la miseria, las gitanillas correteando por la Plaza Alta, y se sorprenden. Hay quién llega esperando ver pasar las cachanillas, esas cinematográficas plantas secas que el viento hace rodar en el desierto de Arizona.
- Oye, pues resulta que se come bien aquí, ¿no?
- Oye, pues no hay mucha inseguridad, ¿no?
- Pues llueve más de lo que creía, ¿verdad?
- Anda, si hay universidad y todo
- ¿Y aquí en la capital también cobra todo el mundo el PER?
Son frases, todas ellas, escuchadas en alguna ocasión a visitantes. La síntesis esquizoide de esa paradoja estriba en la posibilidad de que, como respuesta a la afrenta que un alcalde ultramontano, una confluencia de colectivos LGTBI y medios de comunicación hayan ubicado en la la ciudad la que ya es la segunda celebración gay del país. La Fiesta de los Palomos es un indicador netamente urbano que surge de un comentario sólo esperable en la España más profunda, más rural, más “atrasada” culturalmente.
¿De quién hablamos?: un municipio como un país
Pocas veces se tiene plena conciencia en la ciudad de las inmensas posibilidades que Badajoz, como municipio, ha tenido y tiene. La ignorancia de su potencial actúa como ansiolítico de esta ciudad esquizo; ayuda a olvidarse del estado de estancamiento real en el que a veces puede permanecer, sin que se note (porque los bienes de consumo siguen llegando) décadas.
...."




Referencia
Baigorri, A. (2019), "Badajoz esquizo: un patchwork-ensayo", en M.A.Naranjo y J.Matador, eds., Badajoz: Presente, Futuro y la Raya, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo XIV, Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País, Badajoz
Acceso al fichero
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