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11.14.2015

Ruralía (2015)



"En tres siglos de Sociedad Industrial se haconsumado un proceso de urbanizacióngeneral del espacio, primero como crecimientodel número y tamaño de las ciudades, y luegocomo extensión de los hábitos culturales urbanos alconjunto del territorio. Hasta tal punto de que hoy, enlos países desarrollados, inmersos ya en la SociedadTelemática, la distinción entre espacios rurales y urbanoses meramente arbitraria. No es fácil percibir diferenciasen hábitos, actitudes y valores, y menos aúnen lo que se refiere a las estructuras y relaciones deproducción. Como vemos a diario en los noticiarios,lo rural y lo urbano sólo tienen peso específico cuandose ponen en juego las elevadas plusvalías que, enel planeamiento urbanístico, se derivan del trazado delas líneas de delimitación del suelo urbano o apto paraurbanizar.Y es que vivimos en una urbe global, cuyos intersticios(la Ruralia) ya no cumplen la función esencialde alimentarnos, sino un cúmulo de funcionesmucho más complejas; entre las cuales la de alimentarel espíritu es una de las más importantes; casi lamisma función que, en términos de micro-urbanismo,cumplieron los parques y las zonas verdes en la ciudadindustrial. De ahí la importancia que la conservacióndel patrimonio, primero biológico y paisajísticoy, ahora, también cultural (aunque en realidad tanto elpatrimonio biológico como paisajístico, mal llamadonatural, son productos culturales), ha adquirido en losúltimos tiempos.Hoy la supervivencia de esos mal llamados espaciosnaturales depende de que su entorno, lo que todavíallamamos espacio rural, esté habitado (vigiladoincluso, podríamos decir, a tenor del papel que alos rurales les toca hacer últimamente frente al desenfrenourbanizador de algunas promotoras inmobiliarias).Pero en la medida en que el omnipotente mercado,y la globalización, no permiten que la conservaciónde la población se base en la subsidiación de lasproducciones agroganaderas, se viene asumiendo laidea de que "el rural" debe ser un actor multisectorial:produciendo en el sector agrícola únicamente productosde alta calidad y con mucho valor añadido, eincorporando otras fuentes complementarias de ingresos,como las derivadas del turismo rural. En estemarco, la protección del patrimonio cultural (es decir,de los recursos heredados de las generaciones anteriores)deja de ser una imposición más "desde la ciudacl',para adquirir una dimensión mucho más compleja:una actitud esencial para la propia supervivenciade los rurales como grupo social."

Este artículo tiene su origen en otros trabajos
previos en los que he desarrollado más extensamente
(aunque quizás no tan sintéticamente) los conceptos
y planteamientos teóricos que aquí se exponen.
Particularmente los artículos "La urbanización del
mundo campesino" (1983); "Perspectivas globales.
Tendencias y desafíos planetarios entre los rurales "
(1992); "Delo rural a lo urbano " (1995); "De la terra ignota 
al jardin terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio
en la urbe global" (1998); "La naturaleza social de la naturaleza"
(1999), "De la cultura a las industrias culturales"
(1998) y "Modelos de desarrollo rural y sostenibilidad.
Enfoques para la Europa mediterránea" (2001). Así
como en alguno de mis libros: Agricultura periurba-
na (con Mario Gaviria, 1984) y Hacia la urbe global
(2001). 


REFERENCIA
Baigorri, A. (2015), "Ruralia: el jardín de la urbe global", en Luis Azurmendi, ed., Casas de Campesinos y pescadores, Litoral Atlántico, Santader, pp. 11-34

Acceso al texto completo



3.09.2010

Historia de dos ciudades (2010)



"Badajoz es un modelo de desorden urbanístico desde los años 30 (no entramos en las razones, describimos la situación en la que todos cuantos han gobernado tienen responsabilidades, por supuesto que unos más que otros).
Ese desorden urbanístico, que en realidad es social, ha generado (ya señalé ese hecho cuando debatimos sobre la ubicación de la estación del AVE, que debería haber servido como instrumento de soldadura, y va a serlo de fractura) una ciudad polarizada. En este sentido la historia de Badajoz, en el siglo XX y lo que llevamos de XXI, es una historia de dos ciudades que planeamiento tras planeamiento se siguen ignorando. En suma, el Badajoz que vivimos es bipolar: hay un Badajoz obrero, humilde, descuidado por las Administraciones y en parte, o a consecuencia de ello, por los propios vecinos; y un Badajoz mesocrático orgulloso de sí mismo, mimado especialmente por las últimas administraciones."


Referencia y texto
Baigorri, A. (2010), "Historia de dos ciudades", Convención Badajoz Siglo XXI, PSOE

6.15.2004

La sociedad de 24 horas. Un proyecto de investigación - infausto (2004)


No sólo producimos publicaciones, informes, ahora post o tuits... También he escrito a lo largo de mi vida docenas, seguramente más de un centenar (en cualquier caso miles de páginas) de propuestas y proyectos.  

Muchas dieron lugar a trabajos (es decir, fueron aceptadas), por lo que no vale la pena reproducirlas, pues se han difundido los resultados. 

Pero otras no. Qué le vamos a hacer... Algunas de éstas incluso han perdido, lógicamente, vigencia. Otras no. Como esta. Me entretuve en buscar temáticas que habían sido financiadas aquel año en los programas nacionales de I+D+i, en CCSS, y algunas eran (sin entrar en las mil veces repetidas, porque es alucinante cuánto se ha gastado el Estado en repartir entre amiguetes proyectos innecesarios sobre temas de los que ya está todo dicho y redicho) auténticas pavadas de las que seguramente no se ha visto resultado útil alguno. Pero las cosas son como son en la Academia: o tienes redes de apoyo mutuo, o quédate en tu rincón. Aquí lo llevamos con resiliencia.

Así que, ¿por qué no dejarlas también ahí, por si inspiran a alguien?. En particular esta fue especialmente grave que no nos lo concediesen, porque tres lustros más tarde siguen sin abordarse la mayor parte de los problemas que la Sociedad de 24 horas genera en el ámbito del trabajo, la familia y otras instituciones. Puede que alguien la adapte y tenga más suerte (o mejores relaciones en donde hay que tenerlas), así que ahí queda.

"La investigación sobre ocio nocturno juvenil realizada entre 2001-2003 nos ha mostrado que la frontera horaria entre el día y la noche presenta una fuerte tendencia a difuminarse; siendo el ocio solamente el aspecto más visible de la misma, aunque la noche ha sido también, de siempre, espacio de producción.
Sin embargo, las Ciencias Sociales sólo han prestado atención a los aspectos anómicos de la llamada ‘vida nocturna'; de ahí que no exista un corpus teórico sólido para abordar el impacto que las nuevas tendencias sociales sobre horarios pueden tener en ámbitos como la familia, el trabajo, el comercio, la educación, etc.
Nuestra investigación pretende iniciar la construcción de ese corpus teórico desde una -imprescindible en esta temática- perspectiva multidisciplinaria, integrando para ello las miradas complementarias de la Sociología, el Derecho, la Economía y la Ciencia Política. 
Se persiguen tres objetivos claramente definidos:
a) Reunir, analizar y sistematizar toda la bibliografía y los trabajos empíricos existentes sobre la materia (nacional e internacional).
b) Realizar una clasificación sistemática de actividades y procesos sociales y económicos que están extendiendo -o previsiblemente van a hacerlo en un futuro inmediato- sus horarios hacia las 24 horas
c) Definir los impactos que los cambios horarios pueden originar en las instituciones sociales fundamentales abriendo, mediante varios estudios piloto (sobre impactos en la familia; sociedad riesgo en la noche; ocupaciones 24 horas; y localización espacial de actividades), líneas de trabajo a la investigación aplicada.
Naturalmente, este trabajo de investigación básica sistemática, aún no existente sobre esta cuestión ni en España ni en el resto del mundo, debe dar lugar en el futuro a investigaciones aplicadas. De hecho, este grupo de investigación pretende acometer, tras la realización de este proyecto, una investigación aplicada de carácter internacional.
(...)
Los ciclos horarios, que se articularon a partir de la invención del reloj con minutero -haciendo posible la Sociedad Industrial- estallan en la naciente e inmediatista Sociedad Telemática, en la que el flujo planetario de capitales exige que los operadores no duerman nunca, porque cuando una bolsa se cierra en uno de los epicentros reticulares de la urbe global, otra se abre en otro. En la urbe global la producción no puede detenerse durante la noche.
 Tras la ruptura de los ciclos temporales estandarizados comemos el mismo tipo de frutas y hortalizas en toda época, y practicamos las mismas actividades en invierno que en verano. Asistimos a una dilución de la temporalidad de los individuos, en la que el calendario pierde significado; el reloj queda reducido a la función de cronómetro; la distinción entre días laborables y festivos se desdibuja; las estaciones meteorológicas son, como las del tren que no se detiene, simple paisaje; la frontera entre día y noche se difumina. Nuestras máquinas están listas para producir en todo momento, nuestros cerebros preparados para conectarse entre sí a todas horas, nuestros cuerpos siempre dispuestos a consumir. El tiempo biológico existe, pero ya no determina el tiempo social. 
CONCEPTUALIZANDO LA SOCIEDAD DE 24 HORAS 
La investigación que entre los años 2001 y 2003 realizamos en torno al fenómeno del ‘botellón‘ (Baigorri, Fernandez, Giesyt, 2003) está en la base de nuestro interés por el tema, y de la fundamentación de la hipótesis de trabajo. En dicha investigación se pudieron confirmar las relaciones entre las NTIC's y la gestión del tiempo nocturno; por ejemplo, en la medida en que los teléfonos móviles 'tranquilizan' a los padres al posibilitar una conexión inmediata virtual con sus hijos. También se ha comprobado que la ruptura de las franjas horarias genera en determinados ámbitos conflictos por la ocupación espacio-temporal de la ciudad entre quienes practican el ocio y quienes descansan, así como multiplica las necesidades de empleados públicos en turnos de noche (sanitarios, policía, limpieza, etc).
Precisamente la investigación sobre el botellón y el ocio nocturno ha llevado a este equipo a descubrir otros antecedentes que coinciden con nuestros planteamientos y que -aún siendo parciales y/o geográficamente limitados, y no estableciendo casi nunca un modelo general explicativo- constituyen un punto de partida importante para nuestra investigación. Esperamos que en el futuro nos sirva también para plantear una gran investigación internacional sobre el tema.
En los últimos años viene consolidándose entre algunos investigadores y managers un concepto operativo, entendido en unos casos como 'ciudad-24 horas' y en otros como‘sociedad-24 horas’, en suma una ciudad/sociedad sin momentos de pausa, ni para la producción ni para el consumo. La reciente Encuesta sobre Uso del Tiempo realizada en España por el INE, de la que empiezan a estar disponibles los primeros datos, pone de manifiesto que nuestro país ha dejado también de dedicarse exclusivamente a dormir por la noche: entre la media noche y las siete de la mañana el volumen de población despierta por razones de trabajo o de ocio oscila entre los 8,3 millones a las 12:00, y los 0,8 millones a las 5:00. Lo más importante es que se trata de una tendencia creciente.
(...)
No se puede explicar el surgimiento de la ciudad de 24 horas sin atender a un aspecto que algunos trabajos pioneros descuidan: la evolución del ocio, y especialmente del ocio nocturno, justamente, el tema que nos ha conducido a esta nueva línea de trabajo.
Aunque siempre se ha utilizado parte del ocio humano en actividades que producían beneficios económicos a terceros (cantineros, cómicos, brujos, etc.) a lo largo del siglo XX el ocio se ha convertido en un sector esencial para la economía, a medida que ha venido ocupando un tramo mayor del tiempo vital, rompiéndose la concentración en el fin de semana, propia de la Sociedad Industrial. Hay un tiempo diario de ocio, que ocupan actividades distintas de las del fin de semana (generalmente, aunque no únicamente, no relacionales; y generalmente no alcoholizadas), cuyos usos se vienen complejizando a medida que se extiende la jornada continuada en más sectores. Pero además el fin de semana se adentra en la semana, hacia el jueves, y se multiplican los denominados ‘puentes’. La máquina del ocio no puede detenerse; de ahí que en Gran Bretaña se esté debatiendo seriamente la posibilidad de liberar absolutamente todos los horarios de todas las actividades, para que la ciudad de 24 horas pueda madurar.
Hay que hacer referencia, por otro lado, al papel de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC’s) y sus efectos en el ocio. Internet se configura como un espacio virtual (pero real) que se superpone al espacio físico, permitiendo superar aún en mayor medida las limitaciones del espacio y el tiempo humanos. Si tenemos en cuenta que en España, así como en el resto de los países desarrollados, la inmensa mayoría de las conexiones a la Red se hacen hoy desde el hogar, y que el uso predominante de la Red es el ocio (sea como interacción a través del correo-e, los juegos on-line, los foros o el chat; sea como mero consumo de productos informativos, eróticos o de otro tipo), nos encontramos por tanto con un elemento que agudiza en mayor medida la tendencia a la dispersión del ocio fuera de los ‘box’ espacio-temporales predeterminados. Naturalmente, no podemos olvidar que Internet, como red, no sólo actúa como espacio de ocio virtual, sino que también se utiliza como artefacto comunicativo que anticipa, planifica o prepara el ocio real-físico. Por tanto, la red es tanto una forma de ocio virtual, en sí misma, como un instrumento de optimización de los sistemas tradicionales de ocio.
A su vez, el potencial de conexión inmediata que aportan las NTIC’s posibilita el ocio en sentidos bien distintos. La extensión del teléfono móvil facilita, por ejemplo, el contacto inmediato pa-dres/hijos que, a su vez, contribuye a extender de la noche fuera de casa, por cuanto los padres, al sentirse conectados, se sienten más seguros. Quizás ello explique parte de la rápida extensión del móvil: según la Encuesta a Familias realizada en Extremadura en el curso de nuestra más reciente investigación, el 22,4 % de las familias posee más de dos móviles.
 
ANTECEDENTES
Al revisar la literatura científica existente sobre la materia, hallamos cuatro tipo de trabajos, en alguno de los cuales nos detendremos más que en otros:
1) INVESTIGACIONES Y ENSAYOS GLOBALES
En países bien distintos se observa una confluencia en los análisis en torno a lo que algunos llaman Sociología de la Noche, otros Sociología y Economía de la Noche, y otros economía política de la noche. Roger Penn ha analizado en Inglaterra cómo un fenómeno aparentemente intrascendente, el horario del fútbol (que desde los años ‘60 viene retrasándose más y más) está estrechamente relacionados con el surgimiento de la economía de la noche (Penn, 2003) que, en numerosas ciudades, hace que se rompa la dicotomía día (tiempo de trabajo)/ noche(tiempo de ocio y descanso). Everardo Minardi ha calculado que el 32,5 % del trabajo regular en Italia se realiza en horario nocturno (Minardi, 2003). En el conjunto de Europa las últimas encuestas sobre condiciones de trabajo apuntan que un 18% de los trabajadores hacen trabajos irregulares noctunos alguna noche (en España el porcentaje es ligeramente superior, un 19%).
(Hobbs et al., 2000) avanzan en la conceptualización de este fenóme¬no, y lo hacen operativo en el análisis urbano, al proponer que la emergencia de una economía de la noche, tanto material como cultural, es una poderosa manifestación de la sociedad post-industrial. Plantean, desde este punto de vista, dos procesos claves para explicarlo:
a) Un cambio en el desarrollo económico de lo industrial a lo post-industrial;
b) Una significativa reorientación de las administraciones locales desde su tradicional función como proveedores de servicios a los ciudadanos a un papel distinto como emprendedores, preocupados casi exclusivamente por el desarrollo económico, que habría alimentado ‘la máquina nocturna’...."




Referencia
Baigorri, A. y GIESyT (2004), La sociedad 24 horas: tendencias y problemáticas sociales derivadas de la difuminación de la frontera día/noche, Proyecto de Investigación no realizado




11.28.2003

Urbanismo y urbanistas en la urbe global (2003)

 


El origen de este texto está en un seminario celebrado en Bogotá, en agosto de 2003, organizado por los profesores del programa de Doctorado en Urbanismo de la Escuela Interdisciplinar de Postgrados de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. Planteado como una reflexión crítica sobre su propia programa, con el fin de reconducirlo y adaptarlo a nuevas tendencias, nos reunieron a un grupo de urbanistas de diversos países para ayudarles en su reflexión. Las intervenciones se publicaron luego en un monográfico que apareció como primer número no está claro si de una colección, o de una revista que no tuvo continuación, ni hay forma de encontrar ya en la web. 


"(...)

El origen del Urbanismo moderno, como hoy lo entendemos, no está tanto en los planes de ensanche que, sobre todo a mediados del siglo XIX, se generalizaron en todas las grandes ciudades europeas (ensanches que, con mayor o menor virtud y extensión, se venían produciendo en las ciudades desde la Edad Media), como en la crítica de los efectos que dichos ensanches tuvieron  en las ciudades y sociedades de la época. Como muy agudamente señaló Engels en su famoso opúsculo, "Las calles son ensanchadas, se abren otras nuevas, pasan por ellas ferrocarriles. En el mismo momento en que los obreros afluyen en gran número a las ciudades, las viviendas obreras son destruidas en masa". El Urbanismo no se deriva del hecho de hacer ciudad, del mismo modo que la Física no se deriva de la existencia de los minerales; el Urbanismo surge como tal de la reflexión crítica sobre la forma de hacer ciudad, del mismo modo que la Física deriva de la reflexión del hombre sobre su naturaleza circundante. Y sólo en la segunda mitad del siglo XIX, tras la irrupción en todos los órdenes de la Sociedad Industrial, podía surgir esa reflexión crítica respecto de la ciudad. No es casual que Emerson, quizás el primer pensador autóctono nortemaricano, pronunciase entonces esa tan repetida frase suya: "Primero los hombres se construyen las casas, pero luego las casas construyen a los hombres". En suma, no hay que buscar el origen del urbanismo, a la manera de los eruditos, rastreando autores en busca de la primera vez en que la palabra fue dicha, sino rastreando la primera vez que, utilizándose o no la palabra urbanismo, alguien puso en crisis el proceso de producción de ciudad realmente existente.

La respuesta a aquellas críticas primigenias tendrá dos expresiones, una de carácter técnico-aplicado, y la otra de carácter científico, más centrada en lo teórico.

Por un lado está la respuesta técnica (tecnocrática en el sentido moderno) que, a partir del famoso tratado de Sitte, Principios artísticos de la construcción moderna (1889), abrirá un ancho camino a través de la praxis, primero a ingenieros y arquitectos, y desde mediados del siglo XX también a los abogados. Y podemos quedarnos con algunas expresiones del propio Sitte para entender en toda su complejidad la ruta que abrió este arquitecto. Porque, en realidad, Sitte es apenas un fachadista, un tramoyista de la ciudad capitalista, que intenta hacerla más bella pero sin intervenir en sus estructuras fundamentales. Es cierto que recupera el dictum aristotélico, según el cual la ciudad existe para dar seguridad y felicidad a los hombres, pero deja muy claro que el trabajo del urbanista tal y como él lo entiende, como un artista, apenas necesita como campo de trabajo "algunas calles principales y plazas; todo el resto puede dejarlo librado al tránsito y a las necesidades materiales cotidianas".

En realidad, los primeros pasos de la vía técnica, o de la praxis, se limitaron a plantear la necesidad de mejorar la habitabilidad de las ciudades a través tanto de la mejora de las infraestructuras higiénico-sanitarias (ingeniería), como de la mejora en la calidad de las viviendas obreras (arquitectura). Todo ello está muy presente todavía en Le Corbusier, y abrirá un camino, a caballo entre el despotismo ilustrado de los técnicos que supuestamente responden al interés público trabajando para el Estado, y el "laisser faire, laisser passer" de los técnicos que están al servicio de las grandes empresas inmobiliarias. Un camino que, sin agotarse, no conduce a ningún sitio decente en una sociedad en la que la propia creación de ciudad se ha convertido en uno de los motores económicos del sistema (Baigorri, 1990).

En cuanto a la respuesta científica, fundamentalmente -aunque no exclusivamente- desde las Ciencias Sociales, buscará más bien la construcción de un corpus teórico que sea a la vez aplicable, y con suerte aplicado. Sin duda es Geddes no sólo el más ínclito representante de esta senda, sino también el que ha inspirado a casi todos cuantos han transitado luego por ellae. Pues aunque algunos sociólogos académicos, como Durkheim y luego Simmel o Weber, intentaron comprender la ciudad como el fenómeno social por excelencia, sólo Geddes plantea explícitamente (aunque sin éxito en su propia experiencia vital) el Urbanismo como una ciencia aplicada, orientada no sólo al análisis, sino también a la acción. Sus propuestas alimentarán débilmente a los sociólogos de la Escuela de Chicago (quienes hacen sus propias aportaciones prácticas, aunque más orientadas a la asistencia social que a la urbanística), y a su través a una Geografía Urbana que desde su mismo origen será claramente feudataria de la Sociología Urbana -a la que apenas añade el estudio de la forma-.

En cualquier caso, sólo perimetralmente los protagonistas de esta ruta se han acercado, a lo largo del siglo XX, a la praxis, y casi siempre lo han hecho como meros apéndices de los técnicos. El sociólogo Henri Lefebvre, último gran hito en la ruta, se lamentó en más de una ocasión de no haber podido aplicar sus conocimientos a la praxis urbana, aunque sí lo hicieron algunos de sus mejores discípulos, como el español Mario Gaviria, que imparte su magisterio, y deja su particular impronta ecologista, en numerosos proyectos de planeamiento urbano entre los años '60 y '90 del siglo XX.

Por supuesto que casi desde el inicio de la bifurcación han habido intentos por encontrar caminos confluyentes. La publicación de Ciudades-jardin del futuro de Evenezer Howard, en 1898, es probablemente un hito importante. Pero será a partir de finales de los años '60 del siglo XX cuando, en el marco de la crisis del sistema civilizatorio industrial, y de los fundamentos científicos modernos, han de surgir los auténticos intentos de caminar a caballo de ambas rutas, camino de la trandisciplinariedad que, parécenos hoy, constituye el destino final del Urbanismo, según hemos expuesto en (Baigorri, 1995). Mi propio caso es un ejemplo de transdisciplinariedad aplicada. A lo largo de casi veinte años de experiencia en el planeamiento urbanístico y territorial (entre mediados los años '70 y mediados los '90, cuando definitivamente aburrido abandoné la práctica del Urbanismo), fuí alejándome progresivamente del papel de anexo floral a que los técnicos querrían reducirnos a los societarios. Yo creía que el hecho de no saber encargar e interpretar un cálculo de estructuras, o de no saber trazar una red de abastecimiento, en modo alguno limitaba mi capacidad para el planeamiento urbano, ni siquiera para el diseño urbano. Fue a veces duro, pero poco a poco tanto los técnicos con quienes trabajaba, así como los técnicos de las administraciones públicas a quienes había que rendir cuentas, fueron aprendiendo que la coordinación superior de un proyecto de planeamiento no corresponde, de modo natural, al técnico, sino a aquel organizador capaz de superar las limitaciones disciplinarias para establecer una imagen global del proyecto capaz de arrastrar a todo un equipo pluridisciplinar, y sobre todo a la comunidad a la que va dirigido dicho proyecto.

La crítica demoledora de Lefebvre contra la falsa multidisciplinariedad del urbanismo tecno-estructuralista; las propuestas orgánicas de Alexander, la crítica comunitarista de David Riesman, y luego Jane Jacobs, o directamente ecologista de Paul Goodman; las propuestas participativas, desde la arquitectura, de Percival Goodman y el propio Alexander; la recuperación de Mumford, simbólico albacea pero a la vez enriquecedor del pensamiento de Geddes; las apuestas libertarias de Ivan Illich o la propuesta anarquista y explícitamente ecologista de Murray Bukchim; el retorno de la Sociología a la forma olvidada, primero con Kevin Lynch y luego con William H. Whyte... Entre los años'60 y finales de los '70, en poco más de tres lustros, se construyó todo el constructo que, durante las últimas décadas del siglo XX, y sin lugar a dudas al menos durante el primer tercio del siglo XXI, ha alimentado y alimentará la formación del urbanismo transdisciplinario. En ello se han formado ya, a veces sin ser conscientes de ello, las últimas generaciones de técnicos, que de forma apenas imperceptible, pero en un proceso imparable, se han venido alejando de su matriz (la construcción o la ingeniería civil) para convertirse en algo distinto, algo que de forma creciente se reivindica en su propia identidad:  urbanistas.

Ese es, por tanto, el primer elemento que ha de caracterizar a los urbanistas y el urbanismo del siglo XXI: la convicción de que el Urbanismo constituye tanto una rama científica específica (sea como tal Urbanismo, o enmarcado en unas Ciencias del Territorio), como sobre todo una actividad profesional específica y con personalidad propia, producto de la confluencia transdisciplinaria de conocimientos y habilidades bien dispares, procedentes de la Ecología, la Sociología, la Economía, el Diseño, el Cálculo, la Historia del Arte, el Derecho y la Ciencia Política, etc.

 2. La globalización: hacia la urbe global

Pero mientras tanto, la ciudad ha dejado de ser lo que era, un contenedor físico, para convertirse en un magma global: la urbe global. Un magma en el que, por supuesto, subsisten los contenedores, los nodos físicos de los que los humanos somos habitantes, cada vez de forma más fluctuante; lo cual justifica la práctica urbana. Pero en el que el tipo de problemas a los que el urbanista debe enfrentarse son de orden distinto a los tradicionales del ornato y la higiene. Veamos cómo ha ocurrido, y a dónde nos ha llevado el asunto. (...)" (ver el texto completo)






Referencia: Baigorri, A. (2003), "Urbanismo y urbanistas en la urbe global", en 

Título: Urbanismo ¿cambios o permanencias? / Artemio Baigorri... [et al.]
Autor: Seminario [sobre] Urbanismo : Cambios o Permanencias? (2003, Bogotá).
Otros Autores: Baigorri, Artemio; Castillo Daza, Juan Carlos del; Carrasco Rey, René; Viviescas Monsalve, Fernando; Marcano Requena, Frank; Buraglia Duarte, Pedro G; Talavera Dávila, Henry; Torres Tovar, Carlos Alberto; Mesa Sánchez, Nora Elena; Acebedo Restrepo, Luis Fernando.
Serie: Urbanismos No.1.
Pié de imprenta: Bogotá : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes. Maestría en Urbanismo, 2004.
Descripción: 140 páginas : 28 x 22 cm.
ISBN: 958-701-349-2.
Contenido: Urbanismo y urbanistas en la urbe global / Artemio Baigorri -- La experiencia del urbanismo moderno / Juan Carlos del Castillo Daza -- Urbano, Urbanidad, Urbanismo / René Carrasco Rey -- La complejidad de la ciudad: no es el ángel, son los hombres y mujeres / Fernando Viviescas Monsalve -- Estructura de la docencia del urbanismo / Frank Marcano Requena -- Apuntes para la definición del urbanismo como disciplina en Colombia / Pedro G. Buraglia Duarte -- Práctica epistémica y práctica transformadora del urbanismo / Henry Talaver Dávila -- Reflexiones sobre el urbanismo como campo de conocimiento / Carlos Alberto Torres Tovar -- Reflexiones sobre el urbanismo como campo de conocimiento / Nora Elena Mesa Sánchez -- El urbanismo y su dimensión integral e integradora / Luis Fernando Acebedo Restrepo

Un seminario de muy buen recuerdo















    



11.07.2001

Hacia la urbe global (2001)



El libro recoge básicamente mi tesis doctoral. Tiene una parte teórica en la que desarrollo una teoría de los factores de urbanización y de la conformación de una urbe global en el marco de la Sociedad Telemática. La otra parte se aplica al análisis del caso de la ciudad de Badajoz y su ubicación en el marco conceptual previo. Leída en 1999, la tesis (que obtuvo el Premio Nacional de la Real Academia de Doctores para tesis de Ciencias Sociales y Jurídicas) incorporaba un conjunto de trabajos previos, a través de los cuales entre 1982 y 1995 fuí construyendo una teoría consistente sobre la dicotomía urbano-rural y la Sociología de la Urbanización.


INDICE

  1. Introducción
  2. Primera Parte: DE LO RURAL A LO GLOBAL
    1. El análisis transdisciplinario de la ciudad y el territorio desde una perspectiva sociológica
    2. Regadío y urbanización
    3. La ciudad como artefacto
    4. La ciudad red
    5. La ciudad y el territorio de la red, en los albores del Tercer Milenio
  3. Segunda Parte: MESÓPOLIS TRANSFRONTERIZAS
    1. La medida de las ciudades
    2. De la ciudad intermediaria a la mesópolis
    3. Ciudades y mesópolis transfronterizas
    4. Ciudades y regiones en la frontera hispano-lusa: de ‘cul de sac’ a nodos esenciales
  4. Tercera Parte: LA FORMACION DE UN AREA MESOPOLITANA DE CARACTER TRANSFRONTERIZO EN BADAJOZ
    1. Las tres adaptaciones
    2. Badajoz, mesópolis transfronteriza
  5. Cuarta Parte: LA MESÓPOLIS DE BADAJOZ EN EL CONTEXTO IBÉRICO Y EUROPEO
    1. La permeabilización de las fronteras intracomunitarias y la extensión de la función mesopolitana
    2. de Badajoz en el territorio portugués
    3. La red urbana de Extremadura y Alentejo y el papel de la mesópolis pacense
    4. Ciudades que se mueven: bananas, arcos, diagonales y triángulos en la península ibérica y Europa
    5. La síntesis abierta





REFERENCIA

Artemio Baigorri (2001), Hacia la urbe global, Editora Regional de Extremadura, Mérida
Enlace al texto

3.23.2000

Badajoz: introducción a una mesópolis (2000)



Conferencia inaugural, el 22 de marzo de 2.000, en el ciclo sobre Economía de la ciudad de Badajoz celebrado en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz. La ponencia se basa en otras exposiciones previas, desde 1996, así como en parte de mi tesis, leída en 1999.

"Mi intervención pretende situar la ciudad sobre la que se va a centrar la reflexiónen este ciclo, en un marco general. Intentaré caracterizar a esta ciudad, la mayor deExtremadura y de la frontera hispano-portuguesa, en sus componentes fundamenta-les, y sobre todo pretendo que la contemplemos a gran escala, como núcleo de unárea metropolitana -mesopolitana me gusta decir, ya que está articulada por unaciudad de tamaño medio-, y en el marco del nuevo ecosistema territorial europeo.
(...)
Hablamos, en suma, de un tipo muy particular de ciudad, que cumple funcionesclaramente metropolitanas (o mesopolitanas) tanto respecto a su hinterlandtradicional como hacia un nuevo hinterland transfronterizo.
(...)
Badajoz se ha dejado caer, fascinada por el crecimiento económico, en los brazosdel mercado, sin asumir la iniciativa y el protagonismo en nada. Sin embargo, elmercado tan sólo es un buen regidor municipal cuando las cosas van bien; es decir,cuando no hace falta un regidor sino un administrativo. En Badajoz, por el contrario,aunque a las clases medias les va relativamente bien, a muchos miles de ciudadanosno les va nada bien. Y, sobre todo, la mera acción del mercado no conseguirá: a) una ciudad articulada; b) una ciudad significativa en la red urbana peninsular y europea; c) una ciudad tecnológicamente avanzada"

Referencia:
Baigorri,A. (2000), "Badajoz, introducción a una mesópolis", Ciclo de Conferencias sobre la Economía de Bdajoz, Sociedad Económica de Amigos del País



7.14.1998

Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales? (1998)

Era mi primer congreso internacional, y con la inscripción hecha, los billetes comprados..., una estúpida caída de tres escalones me deshizo un brazo. A cambio, durante la recuperación me hice mi primera página web. Creo que gané en difusión y creación de redes, que es para lo que (dicen) sirven los congresos. Mi comunicación la presentó un colega (menos mal que la había presentado en el comité de Estudios de Futuro y no en Sociología Urbana), y quedó recogida al menos en Sociological Abstracts. 
  


"RESUMEN 

Esta comunicación plantea una reflexión sobre las comunidades urbanas y sus interacciones en el marco de la urbe global, concepto que caracteriza las tendencias de futuro de la urbanización 

La imagen de la ecumenópolis oteada por Toybnee, sobre la base de las aportaciones de Gottman y Doxiadis, no es ya una formulación del futuro sino una realidad palpable, a la que preferimos denominar la urbe global por cuanto no la entendemos como aquellos autores tanto como plasmación del gigantismo de las grandes urbes, sino como red que penetra la totalidad del territorio, hasta hacer desaparecer, incluso, la tradicional dicotomía rural/urbano. 

Esta visión es crecientemente aceptada, con el desarrollo del llamado paradigma de las ciudades-mundo que tiene un remoto origen en Geddes, fue articulado por Hall en el ambiente de las obras de Doxiadis, y se encuentra definitivamente formulado en Friedmann. Sin embargo, su utilización en teorías de alcance medio, como la de Sassen o las desarrolladas por el propio Friedmann, sigue anclada en los estereotipos de la sociedad industrial, caracterizada en términos territoriales por una estructura jerárquica, y sobre todo jerarquizante. 

Lo que tiene de nuevo la conformación de la urbe global en términos de hipótesis es que supone la ruptura de las jerarquías. Hasta finales del siglo XX se ha venido dando una fuerte identificación entre los estados nacionales y las grandes urbes, las cuales como ciudades-mundo han articulado -y en buena parte todavía articulan en la red global de flujos- los intereses 'nacionales'. Pero hoy esa identidad se rompe, por efecto de varios fenómenos: 

a) La disgregación del estado-nación, que otorga a los espacios regionales la capacidad
de competir explícitamente, tomando como punta de lanza de esa competencia a sus principales ciudades; ciudades medias o intermediarias que compiten con los nodos 'ordenadores' -las grandes urbes- con estrategias de supervivencia propias, y con atractivos para la vida humana que no ofrecen las grandes metrópolis. 

b) El relajamiento de los instrumentos de dominio político de tendencia vertical, con una mayor democratización de las decisiones -la planificación territorial no puede hacerse ya tan fácilmente únicamente en función de los intereses de los grandes centros decisorios-. 

c) La dilución de las fronteras en los países desarrollados -UE, Nafta, Cono Sur...- provoca que ciudades medias se articulen como mesópolis o metrópolis transfronterizas que ya no pueden reflejar -o no únicamente- los intereses o necesidades de un estadonación. 

El resultado, desde nuestra perspectiva, es una red compleja -tridimensional si pretendemos representarla- en la que las posiciones de las comunidades urbanas se plantean en términos de acelerada variabilidad, y en las que las sucesivas posiciones verticales (no jerárquicas en un sentido formal, sino en términos de estratificación entendida, como la estratificación social, con relación a la producción -clases- y al consumo -status- de bienes) no vienen determinadas por un solo elemento (sea el tecnomarketing -Castells y Hall-, sea la posición geoestratégica centro/periferia -Sassen-, sea la sostenibilidad medioambiental), sino más bien por un conjunto de variables -incluidas las anteriores- que debemos empezar a estimar, sin olvidar la influencia del azar y de otros presupuestos de la teoría del caos, particularmente interesante para el análisis de la dinámica futura de las ciudades -no olvidando con ello la tendencia natural de las sociedades humanas a fijar estructuras estables de dominio, que suelen basarse en organizaciones desiguales, con el objetivo de evitar la caída de los sistemas en la entropía. (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1998), "Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales?", XIV Congreso Mundial de Sociología de la ISA, RC07 Future Research Session, Montreal, Julio 1998  (recogido en Sociological Abstracts, Jyly 1998, 98S33604)

5.01.1998

De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global (1998)




"Los usos del territorio y su relación con la ciudad dependen del modo de
producción dominante. Éste, entendido, no desde el reduccionismo marxista, sino como las eras tecnosociales propuestas por Geddes -a través de Mumford-, es un complejo que incluye las relaciones y medios de producción, pero también ciertas construcciones mentales y estilos de relación con la Naturaleza, entendida en su sentido amplio. En cuanto a la planificación urbanística, desde que existe, ni ha hecho nunca ni podrá hacer nunca otra cosa que prestar coherencia técnica e i¡jeológica a dichos procesos.
Desde antes del Neolítico, el territorio, como Naturaleza, se constituyó en una
terra ignota que, además de ofrecer recursos, sustentaba pavores. La  Revolución Industrial, por su parte, permitió descubrir, conquistar y dominar aquel mundo mágico que se extendía más allá de los caminos y los campos, incorporándolo al metabolismo de la ciudad. Sin embargo, la nueva Sociedad de la Información supone la conversión del territorio, de la Naturaleza, en un espacio multifuncional, tan complejo como las propias sociedades humanas, y llega a plantearse incluso la consecución de lo que constituyó un sueño eterno: el jardín del Edén.
En las tres últimas décadas, en el conjunto de los países desarrollados y, por
supuesto, en España, hemos vivido el cenit en la conformación del tipo de relaciones con el territorio que ha caracterizado a la sociedad industrial. Sin embargo, preocupados por los efectos -casi siempre negativos- consiguientes, hemos prestado escasa...."


Referencia:
Baigorri, A. (1998), " De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global.", Ciudades, Num. 4, pp. 149-164
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7.19.1997

¿De la decadencia a la recuperación del Casco Antiguo? (1997-98)

Hay varias versiones del fichero, de 1997 y 1998 pues trabajé los mismos materiales para un curso sobre comercio en el Casco Antiguo organizado por los gestores de un Plan Urban, y un debate en el Colegio de Arquitectos sobre la gestión urbanística. Este en concreto corresponder al curso sobre comercio.

Fragmento (acceso al texto completo abajo) 

"Vamos a acercanos al casco Antiguo de Badajoz desde dos perspecti-vas. En primer lugar, vamos a situarnos en este espacio problema, porque sin duda el casco antiguo constituye hoy para la ciudad no un recurso, como a veces utópicamente pretendemos, sino un auténtico espa-cio problema con el que desde hace veinte años no se sabe muy bien qué hacer. Es un espacio problema, además, que tiene unas dimensiones tanto reales como simbólicas.
Y, en segundo lugar, intentaremos acercarnos a este espacio desde la perspectiva que más os puede interesar ahora mismo, al menos a quienes realmente tengan voluntad de incorporarse a la trama comercial del centro de la ciudad. Pero, respecto a esta segunda perspectiva, como imagino que son más ricas vuestras propias experiencias, y sobre todo los conocimientos que habéis venido  adquiriendo durante el curso, creo que más bien debemos construirla reflexionando entre todos.
¿Por qué he hablado antes de las dimensiones reales y simbólicas del problema?. Sencillamente  porque para los sociólogos es particularmente cierto el principio de que cuando los hombres definen una situación como real, es real en sus consecuencias.
Los sociólogos partimos de la convicción de que no existen problemas objetivos, sino de que los problemas son construcciones sociales. Al fin y al cabo, sociedades cultas, avanzadas, no sólo civilizadas sino civilizado-ras, han convivido largamente con situaciones  como la esclavitud, la segregación racial, la sumisión brutal de las mujeres, el culto a las armas, el hambre...  que hoy la mayor parte de los pueblos  aunque no todos  consideran intolerables a la dignidad humana.

Esta reflexión yo creo que es ineludible frente a la cuestión que nos ocupa. Desde hace casi dos décadas los pacenses venimos preocupándo-nos, por razones e intereses muy diversos, por lo que denominamos la decadencia y degradación del casco antiguo. Parece a veces, tal y como se plantean las cosas, que esa degradación se haya venido produciendo a lo largo de este tiempo, y nuestra actitud proteccionista aparece así como si se tratase de una reacción ante la misma.
Sin embargo, en 1977, hace justamente veinte años, cuando el arquitecto Fernando Chueca Goitia, uno de los que primero se interesó en España por la conservación de los cascos antiguos, publicó un libro que levantó ampollas urbanísticas, titulado La destrucción del legado urbanísti-co español, este urbanista apasionado por el patrimonio histórico situaba a Badajoz en un nivel de destrucción 9, sobre 10. Solamente Albacete, Ciudad Real, Guadalajara y Soria, de las 50 capitales de provincia españolas, alcanzaban un nivel 10 de degradación urbana de su patrimo-nio.

Es decir, durante varias décadas, la sociedad pacense no sólo había asistido impertérrita a ese proceso, sino que animaba incluso en ocasio-nes, como signo de progreso, las actuaciones urbanísticas que iban convirtiendo la situación  como ya apuntaba Chueca Goitia hace dos décadas  en prácticamente irrecuperable. Veamos algunos datos que creo apoyan esta interpretación. Muy especialmente Chueca Goitia denunciaba en aquella época la destrucción de la fortificación tipo Vauban que rodea el casco histórico. Escribía entonces que “fue un verdadero dolor que todo esto desapareciera por un mal entendio espíritu de modernidad. Podían haberse mantenido esos baluartes con jardines al pie separando la vieja ciudad de los ensanches y abriendo las puertas necesarias para una fácil comunicación. Hoy tendríamos el ejemplo de una plaza fuerte completa, como sucede con la vecina Elvas, que los portugueses han sabido conservar admirablemente”. Asimismo, señalaba cómo “la Plaza Alta, después de un largo abandono, empieza a despertar al interés de los pacenses”. Más o menos por las mismas fechas, el periodista Eduardo Barrenechea, uno de los más importantes de la época, visitaba nuestra ciudad escribiendo su famoso libro sobre La Raya de Portugal, y encontra-ba asimismo desidia urbanística por doquier.
Son importantes estas referencias, sobre todo porque en los últimos dos o tres últimos años hemos asistido a una auténtica reescritura de la Historia de la ciudad, cómo la que Orwell imaginaba en su novela ‘1984', haciendo a los anteriores gobiernos municipales responsables de una ‘destrucción’ que, antes de iniciarse siquiera la Transición a la democracia, se había completado. Se podrá acusar ciertamente, a todos los últimos gobiernos locales  incluído el actual, que pasado con creces el meridiano de la legislatura, no parece haber avanzado mucho en la recuperación del casco  de no haber sido capaces de arbitrar medidas de recuperación efectivas, incluso de haber fomentado la especulación con algunas de las escasas e ineficaces políticas que se han aplicado. Pero lo que es de todo punto innegable es que la destrucción del centro de la ciudad se había producido hace ya veinte años: el hito definitivo de esa destrucción no es otro que la Calle Mayor, que se constitutuyó hace dos décadas en frontera definitiva entre la ciudad y su resíduo histórico. Pero vamos a justificar estas afirmaciones.

En cualquier ciudad la evolución de la población es el primer y principal indicador de la decadencia o vitalidad de los cascos antiguos. Si el casco no está habitado, por mucha calidad histórico artística que tenga termina degradándose, como ha ocurrido en tantas ciudades españolas. Y en mucha mayor medida si además, como ocurre con el de Badajoz, no es, desde el punto de vista arquitectónico y artístico, de una calidad notable.

Efectivamente, en el caso de Badajoz, como en tantas otras ciudades, hemos asistido en las últimas décadas al vaciado del centro de la ciudad, en beneficio tanto de las periferias surgidas a finales del siglo XIX (Barrio de la Estación y San Roque), como sobre todo de los nuevos ensanches promovidos en los años '40 (Santa Marina) y '70 (San Fernando, La Paz, Ordenandos, Valdepasillas...). La población del centro histórico de Badajoz, que llegó a ser de casi 33.000 habitantes en 1940, se ha reducido en el Censo de 1991 a menos de 13.000 habitantes.
Pero lo que yo pretendo con estos datos  no es mostrar lo que todos sabemos por obvio, sino más bien el proceso. Y me interesa destacar particularmente dos momentos: (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1997), ¿De la decadencia a la recuperación del Casco Antiguo?, Conferencia en Curso sobre Comercio, ITAE/Plan Urban, Badajoz
Acceso al documento


4.12.1997

Notas sobre cascos antiguos y gentrificación (1997)




"Si algo caracteriza mi posición ante los procesos sociales es el optimismo. He aborrecido siempre a los apocalípticos incontrolados. Por eso no quiero que se entiendan mis palabras como asomo de pesimismo, sino todo lo contrario. 
Pero no puedo evitar terminar con una reflexión: en los últimos años, Badajoz ha sido una de las ciudades españolas de más intenso crecimiento; y, como todas las ciudades grandes -hay que distinguir entre las grandes ciudades y las ciudades grandes-, siguen ofreciendo a una multitud de desheredados un sueño de mejora en sus condiciones de vida. 
Va a resultar muy difícil recomponer las piezas de un espacio, el casco viejo, que ha jugado y sigue jugando un papel fundamental en el proceso de asimilación de esa población que afluye: será difícil mientras laas condiciones en cualquier otra parte sean visiblemente peores que las de la ciudad, y mientras la gente tenga libertad -y ojalá la tenga siempre- para trasladarse a ella. Es a ese desafío al que en realidad hay que enfrentarse: o la sociedad garantiza, a través de los instrumentos del Estado del Bienestar, un lugar bajo el sol de la ciudad a todos cuantos lleguen a ella, o a lo sumo sustituiremos el casco antiguo por una legión de asentamientos de chabolas. 
En Badajoz mismo tenemos el ejemplo: las canteras del Calamón surgieron, primero como asentamientos de chabolas, cuando todavía el casco antiguo estaba ocupado por las clases medias; es decir, cuando no disponían, como apuntaba el autor recién citado, de esas casas sólidas, bien urbanizadas, y para ellos sumamente confortables. Y acabamos de ver, apenas hace unos meses, con la trágica riada del Rivilla y el Calamón, las consecuencias de aquella ocupación incontrolada. 
(...)
Respecto a la primera pregunta, las experiencias tanto en España como en el extranjero nos dicen que sólo han funcionado con efectividad dos mecanismos, no siempre planificados:
 
a) Lo que se ha llamado la "gentrificación", esto es la reconquista del centro por parte de las clases medias ilustradas, que valoran ciertos elementos de calidad ambiental, posibilidades de desplazamientos peatonales, espacios de convicencialidad, etc. Naturalmente, cuando esto se ha producido, en los años ‘70 y sobre todo ‘80, ha sido en ciudades cuyo casco antiguo ofrecía auténtico valor histórico artístico, era fácilmente accesible para el tráfico rodado, estaba situado en una posición auténticamente central respecto de la centralidad económica de la ciudad... 
¿Puede darse esto en Badajoz?. De hecho, en los años ‘80 se han producido ciertos amagos en esta dirección. Bastantes profesionales nos instalamos, incluso nuestros centros de trabajo, en el casco, justo en el momento de mayor decadencia; sin embargo, una buena parte hemos huído años más tarde, fundamentalmente porque la degradación no se frenaba. Por otra parte, este modelo provoca especulación y ha conllevado en aquellas ciudades en las que ha tenido éxito la expulsión de la población tradicional del centro. 
b) La inversión pública, recuperando para usos institucionales muchos edificios, instalando equipamientos, comprando viviendas para su restauración y reingreso en el mercado, financiando la restauración... El casco histórico de Cáceres ha participado en parte de este modelo, como el de Santiago o el de Toledo, pero hay que decir que estos dos últimos nunca han llegado a estar tan degradados como el de Badajoz. Y, sobre todo, ¿tiene el casco de Badajoz un valor que justifique tan cuantiosas inversiones en una ciudad que tiene todavía carencias importantes en infraestructuras y equipamientos?. ¿Podría no obstante servir el Centro para obtener estas dotaciones?. Pero también, ¿merece de hecho la pena la conservación del casco antiguo de Badajoz?"

REF: Baigorri, A. (1997) "Apuntes de gentrificación. ¿De la decadencia a la recuperación del casco antiguo de Badajoz?", Jornadas sobre el Casco Antiguo, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Badajoz

La primera parte del texto se recicló, para la ocasión, de una charla que había impartido en un curso sobre dinamización comercial del casco antiguo dirigido a jóvenes emprendedores.

ENlace al texto


12.14.1996

Jornadas Badajoz, mesópolis transfronteriza (1996)

Material escrito y/o publicado de las jornadas sobre el papel transfronterizo de Badajoz y las ciudades de su entorno, celebradas entre el 11 y el 13 de Diciembre de 1996. Las jornadas profundizaban en un aspecto que en el Estudio Socioeconómico de Badajoz habíamos evidenciado: la vocación transfronteriza de la ciudad, hasta estonces de espaldas a Portugal.




Lo cierto es que no despertaron mucho interés en el mundo académico local, por no decir ninguno. Tuvo mucho impacto en la opinión pública de la ciudad, pero paradójicamente muy poco público. Algunos hubo, a quienes años más tarde se les llenaría la boca con ese concepto engañoso de Eurociudad, que pasaban por delante de la sala sin asomarse siquiera. 

Hoy, la naturaleza transfronteriza de esta conurbación es evidente para todos.

12.01.1995

Curso de Urbanismo y Estado del Bienestar (1995)



Curso de Urbanismo y Estado del Bienestar
Plan de Formación Continua de la Junta de Extremadura
Clave del curso: 95.11.B.12.01
Escuela de Administración Pública
28 al 30 de noviembre y 1 de diciembre de 1995
Dirigido a técnicos en urbanismo, sociología, geografía, servicios sociales y medio ambiente
de la administración autonómica
1995

Enlace al programa del curso

11.20.1995

El derecho a la ciudad, revisitado. La ciudad como organización física de la coexistencia (1995)

Texto de la conferencia impartida en el curso sobre Rehabilitación Ecológica de Ciudades, o algo así, organizado por la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, en noviembre de 1995. Como se llevaba entonces la crítica apocalíptica de la ciudad, mi intervención no gustó mucho. O nada. Nunca lo supe. Luego el texto ha inspirado a muchos y muchas. Aunque muchos de los inspirados, e inspiradas, no lo citen. Penita dan. Está colgado en Internet desde 1998, y está incorporado y desarrollado en un capítulo de mi libro Hacia la urbe global (2001)


"Se me ha encomendado un difícil labor; nada menos que responder a una pregunta tan dramática como la siguiente: '¿Por qué hay que salvar la ciudad?'.Sin duda desde la arquitectura, desde la dinámica de sistemas, la economía ola ecología la ciudad ha sido ya condenada.
Y ahora se pregunta al sociólogo: ¿pero acaso alguna utilidad social justifica lapervivencia de la ciudad?. ¿Acaso los urbanitas merecen ser rehabilitados, odeben ser renovados?. Como en aquel encargo de Yahvé a su profeta: '¿peroacaso hay algún hombre justo?' . Yo podría contestar sencillamente con unosversos de Walt Whitman, el poeta del hombre corriente y de la Naturaleza:
"¡Las formas más importantes surgen!Las formas totales de la Democracia, el producto de siglos, Formas que proyectan siempre otras formas,Formas de las ciudades turbulentas y viriles,Formas de los amigos y de los hombres hospitalarios del mundo entero,Formas que vigorizan a la tierra y se unen indisolublemente con la tierra entera"
Este sencillo poema encierra todo lo que yo voy a exponer durante una hora.Es la mejor respuesta frente a los profetas del apocalipsis, que querrían reducir a cenizas las ciudades.
Whitman recorrió los campos y ciudades de la América que se convulsionaba, que modificaba profundamente sus estructuras económicas y sociales, encaminándose hacia la sociedad industrial; que recibía sucesivas oleadas de gentes de allende los mares, encaminándose hacia el mosaico multicultural que es hoy; que desarrollaba el sistema más democrático entonces conocido, como descubrió Tocqueville; que se encaminaba en suma a convertirse en la primera potencia mundial. Y allí donde fue el poeta encontró hombres y mujeres luchando por adaptarser a aquel mundo cambiante, esforzándose por construir un mundo nuevo. Percibió con extremada sensibilidad cómo esas ciudades, "turbulentas y viriles" (no creo haber leído nunca una descripción sociológica más rica, en tan sólo dos palabras, de la ciudad industrial), contenían no sólo ese "bello producto de siglos", la Democracia, y la capacidad de crecimiento permanente (las "formas que proyectan otras formas"), sino asimismo la hospitalidad hacia el extranjero, e incluso la capacidad de "vigorizar la tierra". Habrían de pasar casi cien años para que Jane Jacobs propusiese que en la ciudad está el origen, y aún la base actual, del desarrollo de la agricultura, y no al contrario. Y todavía hoy no termina de entenderse que la protección misma de la Naturaleza tiene su justificación -y su principal sosténen las ciudades.
Naturalmente, Walt Whitman observaba a las gentes, y no las teorías sobre la gente. Y describía la tierra de la eterna frontera, no el imperio omnipresente y esclerótico que hoy conocemos. 
Los sociólogos, sin embargo, hacemos más caso de las teorías sobre la genteque de la gente misma. Y el mundo que hoy nos interesa seguramente tienemucho de aquélla América en construcción (o en reconstrucción, pues se estaba construyendo una nación sobre las ruinas de otros pueblos), pero es esencialmente otro, extremadamente más complejo y difícil de aprehender en unos sencillos versos. Estamos precisamente en un momento tan confuso, y decambio tan acelerado, que los conceptos y teorìas que expliquen nuestra relación con el espacio están por hacer, como están por nacer los poetas de la realidad virtual.
Por eso tan sólo voy a apuntar las que considero cuestiones fundamentales entorno a ese espacio físico de la coexistencia sobre cuya recuperación nos preguntamos.
Sobre ello yo mismo me vengo interrogando desde hace tiempo; pero no tengo una respuesta que dar, sino como mucho la simiente de nuevas preguntas. Tal vez en el coloquio podamos responder entre todos a algunas de ellas."

Referencia:
Baigorri, A. (1995), "El derecho a la ciudad, revisitado. La ciudad como organización física de la coexistencia", Conferencia en el Curso sobre Rehabilitación Urbana de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid
Enlace al texto

6.07.1995

Un pacto de manos libre para el fortalecimiento de las Izquierdas (Cayo Larralde)

En 1995 se celebraron elecciones autonómicas, y este fue el resultado en Extremadura


A nivel nacional primaba en IU la línea dura de Anguita que antes prefería apoyar a Aznar que colaborar con el PSOE, ilusamente convencido de quizás pudiera llegar a dar lo que entonces se denominaba sorpasso, esto es la superación de los comunistas, en alianza con otras fuerzas, a los socialistas. En Italia había sido fácil porque el PC había sido un poderoso partido desde 1945, mientras que los socialistas estaban divididos y siempre había sido una fuerza débil. El resultado en Extremadura, teniendo en cuenta las consignas nacionales, era complicado. Anguita prefería pactar con el PP antes que con el PSOE. Pero el entonces secretario general de IU en Extremadura, Ricardo Sosa, que procedía en origen del PTE y no del PCE y tenía unos ideales más libertarios que comunistas, no terminaba de estar por la labor (de hecho, no duraría mucho como secretario general). Hubo unas largas semanas de negociaciones, idas, venidas. Yo tenía una estrecha  amistad entonces con Sosa (IU), con quien había coincidido en mis "batallitas" por el Guadiana, el Casco Viejo o la Calle Mayor, e Ibarra (PSOE) por su parte seguía atentamente mis trabajos y artículos de opinión. En ese marco publiqué en el periódico Extremadura (o ya El Periódico de Extremadura, no recuerdo ahora y no lo tengo a mano) este artículo, pero preferí hacerlo con seudónimo (tomando el nombre de mi abuelo y el apellido de mi abuela paternos) para no tomar protagonismo.


"Se acaban de dar dos pasos importantes en la región; no sólo para garantizar la gobernabilidad de las instituciones, sino también para posibilitar una recuperación de la cultura de la izquierda, tras casi una década de neoliberalismo, postmodernismo, diseño y lentejuelas. Ciertamente que estos males no se han dado en Extremadura con la misma intensidad que en Madrid o en otras regiones españolas, y por ello mismo el castigo infligido por los electores a los socialistas extremeños ha sido moderado. Del mismo modo que en tantas otras cuestiones socioeconómicas, parece que también en política andamos con algo de retraso; lo que se ha producido en Extremadura en 1995 ha sido el equivalente al aviso que, en 1993, recibió el PSOE a nivel nacional: o se retoma una política significadamente de izquierdas, o se acabó lo que se daba. Porque, y esto es de sentido común, una política de derechas puede hacerla con mayor efectividad la propia derecha.

Sin embargo, los resultados electorales también han puesto de manifiesto un fenómeno tremendamente importante para quien quiera entenderlo: el electorado de izquierdas prefiere que el giro a la izquierda lo realice el propio partido que encarna el reformismo socialista, y asigna a IU un papel muy específico, como conciencia de la izquierda. El electorado de izquierdas ha advertido a IU que si sigue soñando con el sorpasso acabará dándose el tortazo. Ni España es Italia, ni Mérida es Madrid, ni el PSOE es el PSI, ni IU es el PDS -que es un partido, no un magma, y que se ha homologado con la socialdemocracia.

Pero vayamos a los pasos.

El primero lo ha dado, en rápida respuesta a la nueva situación surgida, Juan Carlos Rodriguez Ibarra, al ofrecer al resto de las fuerzas de izquierda -agrupadas en este momento bajo las siglas de IU-, un giro a la izquierda si cuenta con su colaboración. Es un paso más trascendente de lo que a primera vista puede parecer, porque su oferta conlleva, implícitamente, un compromiso por aplicar los resultados del posible pacto regional a la política del Estado. Y es un paso que ha supuesto un ejercicio de humildad que hay que valorar con menos ligereza de lo que se está haciendo.

El segundo paso, aunque tímido y asustadizo, lo ha dado Ricardo Sosa. No al negarse, según los dictados de Anguita, a un pacto global o de gobierno. Sino al dejar abierta -y esto seguramente por iniciativa propia- la puerta a un acuerdo. Ciertamente que ante la oferta por parte de Ibarra de aplicar parte del programa de IU -se supone que uno se presenta a las elecciones territoriales para conseguir que se aplique un programa determinado en este territorio- resulta un poco extraña la negativa inicial; pero hay que comprender que los partidos políticos se deben también a unas estrategias propias, no sólo a unos intereses generales, y además IU tiene motivos suficientes para desconfiar del PSOE. Sosa quiere pruebas fehacientes de esa buena disposición de Ibarra, y éste se las tendrá que dar.

Las cartas están sobre la mesa, y ahora toca jugar. Y ello implica, por ambas partes, hacer caso omiso del duelo al sol que protagonizan, casi en términos de espectáculo circense, González y Anguita. Ni Ibarra puede admitir las pretensiones de González de negociar con dureza -¿dónde está la dureza negociadora de González frente a Pujol?-, ni Sosa puede repetir a pies juntillas el catón de Anguita: considerar que negociar con el PSOE de Ibarra es negociar con el PSOE del GAL, la beatiful people y la corrupción sería en el caso de Extremadura, además de injusto, un insulto al electorado, que ha otorgado a IU menos de un tercio de los votos otorgados al PSOE.

Ambos, Ibarra y Sosa, deben asumir con valentía el papel que les toca jugar en lo que ciertamente debe ser el laboratorio de la recuperación cultural y social de las izquierdas. Frente al González conducido de la mano por los poderes fácticos, manipulado por los pragmáticos de visa oro y toreado por los corruptos, Ibarra representa la honestidad a prueba de mangantes, la consistencia ideológica y la capacidad ilusionante. Frente al Anguita doctrinario, místico y autoritario, conservador del tarro de las esencias, Sosa representa la frescura de la izquierda utópica, atenta no tanto a las estrategias de partido o a la doctrina como a las nuevas demandas sociales, sin obsesión por el Poder, dialogante y cambiante con la sociedad. Y ambos, Ibarra y Sosa, creo que coinciden en un objetivo: el de modernizar esta región, sacarla del subdesarrollo secular, y extender las oportunidades vitales a toda la población que hoy las tiene limitadas. Un proceso que, se mire como se mire, ya ha puesto en marcha Ibarra en los años pasados.

¿Cuáles serían a mi modo de ver los criterios que deberían presidir un pacto de progreso para asegurar su perdurabilidad, en términos que yo denominaría como pacto de manos libres?. Al menos los siguientes:

1º. Se debe partir del reconocimiento mutuo de que tanto IU como el PSOE constituyen -al menos en Extremadura, que es de lo que por ahora se trata- fuerzas progresistas, democráticas y de izquierdas. Aunque esta cuestión parezca intrascendente, es a mi juicio la más importante, más aún tras las invectivas mutuas que se han lanzado durante la campaña electoral, y hasta la noche misma de las elecciones.

2º. Por lo mismo, debe haber un reconocimiento mutuo de buena voluntad, y un interés mutuo en el fortalecimiento, en conjunto, de las posiciones y la cultura de la izquierda. Aunque la desconfianza es buena consejera en un sistema de relaciones políticas esencialmente conflictuales, nada puede funcionar si se desarrolla bajo un régimen de sospecha permanente.

3º. En consecuencia, deben dejarse a un lado, por una y otra parte, las pretensiones de hegemonismo. La matemática variable de las urnas, o lo que es lo mismo la sabiduría del pueblo, determina la conveniencia de coexistencia de dos fuerzas de izquierdas que encarnen respectivamente el reformismo progresista y el utopismo. Este sistema es un lujo que pocas sociedades pueden permitirse.

4º. Bajo estas condiciones, resulta obvio que a IU no le interesa formar parte orgánica del gobierno de la región; en realidad, tampoco le interesa al PSOE, y posiblemente ni siquiera al interés común le interese -es una mera hipótesis- el roce doméstico que supondría un reparto de carteras. Aquí justamente está la esencia del pacto de manos libres: Ibarra debería formar un gobierno, bajo su exclusivo criterio, que reciba el visto bueno tanto del PSOE como de IU; un gobierno que sea capaz de representar el espacio de encuentro de ambas fuerzas, sin que ello represente un espacio porcentual ni nada que le parezca.

5º. Debe definirse -da igual que se haga previamente, o con posterioridad a la formación del gobierno- un espacio de encuentro: diez, veinte, treinta puntos programáticos comunes (no tienen por qué aparecer en ambos programas) que determinarían la acción del gobierno durante el primer año. IU se comprometería a garantizar el apoyo parlamentario para el cumplimiento de dichos puntos, el PSOE se comprometería a lo mismo, e Ibarra a ponerlos en marcha. El fondo y la forma del espacio de encuentro debería ser muy bien afinado, y debería tomarse como sagrado por ambas fuerzas, al menos durante ese primer año de prueba y error.

6º. Naturalmente, un paso previo a la formación del gobierno es la constitución de la Asamblea. Ceder la presidencia a IU creo que podría constituir una prueba suficiente para establecer una mutua confianza, y estéticamente siempre será preferible que sea la mayoría de la cámara -PSOE incluído-, y no el PP, quien otorgue la presidencia a IU.

7º-. El concepto de pacto global es un mero nominalismo, al que Ibarra no debería atarse de forma estricta. En realidad, el concepto de pacto de manos libres debería poderse aplicar simultáneamente en todos aquellos Ayuntamientos en los que se pueda arrebatar la alcaldía al PP, buscando también ese espacio común programático, pero no debe dramatizarse por ninguna de las partes si en algún municipio el acuerdo no es posible. Por otra parte, la limitación del gobierno municipal -las delegaciones deben recaer en concejales electos de uno u otro partido- podría superarse, en ese marco de confianza mutua que debe crearse para la negociación, mediante un mecanismo simple con el que ambas fuerzas se comprometerían inicialmente durante un año: ceder al menos las dos delegaciones más importantes a la fuerza que no obtenga la alcaldía.

8º. En aquellos puntos en los que no hay acuerdo, así como en aquellos otros de política nacional en los que hay divergencia, IU tendría por supuesto absoluta libertad de acción dentro y fuera de la Asamblea, incluso en el sentido de apoyar, en un momento dado, propuestas legislativas del PP (esto puede ser especialmente clave en el caso de constitución de Comisiones de Investigación). Ibarra debería asumir este riesgo, que debe entenderse como natural en sociedades democráticas y esencialmente conflictuales.

8º. Los acuerdos deben tomarse públicamente, con luz y taquígrafos. Los electores tienen derecho a conocer a pies juntillas lo que hacen sus representantes con los votos. Pero no es de recibo la pretensión de Anguita de que las bases aprueben cada acuerdo. Para que ese planteamiento fuese tomado como algo más que una táctica dilatoria, debería haber sido propuesta en términos de que fuesen los electores quienes otorgasen dicho acuerdo -pues de los votos que administra IU, sólo un ínfimo porcentaje corresponde a sus bases-; pero obviamente el caracter secreto del voto imposibilita su convocatoria. Los electores han querido que Ricardo Sosa -que es el que sale en las fotos, del mismo modo que lo hace Anguita en las generales- tenga cierta capacidad para empujar hacia la izquierda la acción de gobierno en la región, y esos mismos electores han querido que Juan Carlos Rodriguez Ibarra -que además de salir en las fotos, es el líder mejor valorado en las encuestas- dirija ese gobierno. Ahora les corresponde a los líderes designados por el pueblo el ejercer con paciencia ese encargo.

Extremadura puede constituir ciertamente, con algo de buena voluntad, un laboratorio. Sería importante para la región, y a medio plazo para el país. Ello implica un gran esfuerzo por las dos partes que deben poner en marcha el experimento, e implica un a priori fundamental, que otorga un plus de riesgo en las sociedades avanzadas: en ningún experimento están controladas todas las variables. Además, los intentos para impedir este pacto de manos libres van a sucederse, en primer lugar desde los creadores de opinión pública que han apostado hace ya tiempo por la derecha, pero también desde dentro del propio PSOE e IU. Confiemos en la entereza de Juan Carlos Rodriguez Ibarra, y en la imaginación de Ricardo Sosa."