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9.22.1988

Un programa para el rústico metropolitano (1988)



Ponencia invitada en el Coloquio Hispano Francés sobre Agricultura Periurbana organizado por la casa de Velázquez y el Ministerio de Agricultura. Madrid, 1987

"      La aparición de fenómenos nuevos en la periferia de las ciudades, como los huertos clandestinos, ha conducido a que la Administración haya prestado una mayor atención (aunque todavía escasa) a lo que ocurre más allá de los muros de las grandes ciudades, en ese espacio, vacío imperfecto, que ni es ciudad ni es exactamente campo.
 
En la ponencia se recogen algunas experiencias personales del autor sobre el tema y se sintetizan sus propuestas para el estudio «Problemas y posibilidades de la agricultura periurbana en el Area Metropolitana de Madrid», realizado con Mario Gaviria y algunos colaboradores entre 1983 y 1984 por encargo de la Consejería de Urbanismo y Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. 
Entre las políticas de protección física del suelo fértil se propone un cambio de actitud de los urbanistas hacia el llamado Suelo no Urbanizable, aplicación de policía urbanística, recuperación de suelos degradados mediante el reciclaje de los residuos sólidos urbanos. Entre las políticas de mejora ambiental y paisajística se plantea el tratamiento y recuperación de escombreras y vertederos clandestinos, la repoblación forestal dispersa y la repoblación demográfica mediante la creación de poblados para jóvenes. 
Finalmente, entre las políticas de fomento agrícola se propone un completo programa de desarrollo de huertos metropolitanos (de ocio y recreo, de ayuda a la subsistencia y lotes de regeneración forestal), y se hace un repaso de los dos frenos más importantes que hoy impiden un desarrollo armónico del rústico metropolitano: la inadecuada gestión del agua, que está acabando con los regadíos, y la retrógrada estructura de la propiedad. Se proponen diversas actuaciones para superar estos dos poderosos obstáculos, planteando la transformación de entre 25 y 40.000 ha de nuevos regadíos."



REFERENCIA

Baigorri, A., (1988), "Un programa para el rústico metropolitano", en F.Fourneau y C.Gómez, eds., Agricultura periurbana / Agriculture Periurbaine, Ed. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación/ Casa de Velazquez, Madrid, 383-398

Enlace al texto


2.11.1986

Informe sobre el suelo rústico de Badajoz (1985-1986)

Tras terminar los estudios de ciudades de playa (yo hice los de Puerto de la Cruz y Maspalomas en Canarias, y Salou en Cataluña) que la Secretaría de Estado de Turismo había encargado a la empresa Compañía de Planificación, Ecosociobiótica y Estudios Avanzados (que habíamos formado con Mario Gaviria y dos economistas navarros), el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) me encargó la realización de plan de potenciación turística del interior del municipio. Todavía estaba terminando aquel trabajo cuando un arquitecto de Badajoz (Paco Escudero) con el que había coincidido en el Estudio de Ordenación Territorial de lo que hoy es Parque Nacional de Monfragüe y su entorno, y que estaba trabajando para la Oficina del Plan del Ayuntamiento de Badajoz, me propuso hacer un diagnóstico para el PGOU de la ciudad. Estaban a punto de terminar el Avance de Planeamiento, y del término municipal (1.474 Has, casi 150.000 Has, el tercero más extenso de España) no tenían nada. Escudero conocía los trabajos sobre el suelo rústico (o No Urbanizable) que yo había hecho en diversas ciudades (Puerto de Santa María, Alicante, Tudela, Área Metropolitana de Madrid, etc), y creyeron que podría aportarles algunas ideas. 

En menos de un mes les presenté un avance de urgencia, sobre el aspecto que me había parecido desde el primer contacto como el más impactante en términos urbanísticos, lo que hizo replantearse el Avance de Planeamiento: la no existencia del río Guadiana. El equipo del Plan General estaba trabajando no sobre una ciudad cruzada por un río, sino sobre dos ciudades separadas por un río... que ambas ciudades desconocían. No había ni planos del tramo urbano del río. No se habían molestado en incluirlo en el encargo del vuelo (cierto que la planimetría aérea era muy cara entonces, pero era una auténtica bestialidad). Les presenté unas propuestas de intervención para integrar el río en el planeamiento..., lógicamente para integrarlo en la ciudad. Sobre la marcha modificaron los bocetos del Avance de Planeamiento.

En febrero de 1986 presentaba los resultados completos de mi trabajo (para el que conté con la ayuda de una bióloga, Montaña Rodriguez), en un documento de 60 páginas y en agosto de aquel año aportaba además un documento en el que, además de una propuesta detallada de Ordenanzas del Suelo Rústico (que bastante devaluadas fueron incorporadas al PGOU), aportaba un análisis crítico del propio Avance de Planeamiento, y una colección de propuestas concretas de intervención en el territorio, y especialmente en el área periurbana.



El contenido del documento principal:


  • DE ESPALDAS AL GUADIANA
  • LA DOBLE PERIFERIA
  • LOS ELEMENTOS DEFINITORIOS DEL ESPACIO PERIURBANO DE BADAJOZ
  • RECORRIDO VISUAL DE LA PERIFERIA DE LA CIUDAD
  • PROPUESTA DE ORDENACION PARA LA ZONA DE ENTREPUENTES
    • - Cómo sacar el ganado de la zona sin traumas ni conflictos
    • - Cómo sacar a los campistas cochambrosos
    • - Cómo incorporar el Fuerte al río y a la dudad
    • - Cómo proteger los escasos sotos naturales que quedan
    • - Cómo recuperar el fortín de acceso al Puente Viejo
  • PROPUESTA DE CINTURÓN FORESTAL PARA LAS PERIFERIAS QUE MIRAN
  • A CERROS Y PAISAJES DEGRADADOS
  • PROGRAMAS DE REALOJANIENTO PARA ALGUNOS USOS DEGRADANTES DEL ESPACIO PERIURBANO DE BADAJOZ
    • - Un suelo industrial demasiado lujoso
    • - Demasiados escombros y pocos basureros
  • PROPUESTA DE CREACION DE UN POLIGONO DE HUERTOS FANILIARES DE OCIO Y RECREO CERCA DE EL PICO
  • NOTAS GENERALES SOBRE EL SUELO RUSTICO EN EL RESTO DEL TERMINO MUNICIPAL DE BADAJOZ
  • ANEXOS
    • - Una lectura gráfica del territorio estudiado (colección de 90 diapositivas comentadas)
    • - Informe sobre el estado de los ríos a su paso por la ciudad de Badajoz. (Montaña Rodríguez Estecha)
  • PLANOS (Montaña Rodriguez / Artemio Baigorri)
    • - Esquema de propuesta de ordenación para la zona de Entrepuentes
    • - Plano 1 :5.000 de usos del suelo en los alrededores de la ciudad
    • - Plano 1 :25.000 de usos agronómicos en el término .municipal


Referencias:
A.Baigorri (1986), Informe sobre el Suelo Rústico de Badajoz, Ayuntamiento de Badajoz

Enlace al texto  (el OCR está bastante logrado para una base en tan mal estado de conservación, pero ha generado muchos errores)


9.23.1985

El espacio ignorado. Huertos metropolitanos y agricultura periurbana en Madrid (1985)



Se trata del resumen amplio del estudio sobre agricultura periurbana en el Area Metropolitana de Madrid realizado en 1983-1984. 

Por su tamaño se subirá en fragmentos

Anexo 4: Los huertos metropolitanos en Europa
Enlace al texto


REVISIÓN COMPLETA (28/12/2020)

Gracias al sociólogo David Prieto, entusiasta de estos temas, me entero a finales de 2020, casi cuatro décadas más tarde, de que la Comunidad de Madrid ha digitalizado no sólo este documento, sino el estudio completo, que tendrá su propia entrada. Lo que son las cosas: un Consejero del PSOE recién llegado del PCE, el arquitecto cuadriculado Eduardo Mangada que nos consideraba a los autores una panda de anarquistas pequeño-burgueses indignos de ser tomados en serio, trató de impedir por todos los medios la difusión del estudio. Impidió realizar un libro normal, y sólo consintió a regañadientes difundir unos pocos ejemplares de este resumen, y unos pocos más del resumen del resumen. Y es una administración del PP la que décadas más tarde difunde y pone al alcance de todo el mundo el trabajo.

Este documento, por tanto, es un resumen de un estudio, cuya generalogía es la siguiente. En 1982 participé como ponente (seguramente, no lo recuerdo pero es lo más lógico en aquella época, como sustituto porque Gaviria no quisiese ir) en un seminario sobre el Suelo No Urbanizable organizado por el Colegio de Arquitectos Balear. En el mismo coincidí con Ramón Fernández Durán, entonces en la cúpula de COPLACO (organismo dependiente del MOPU que gestionaba el área metropolitana de Madrid antes de desarrollarse el estado de las autonomías). Le había gustado mucho el trabajo que sobre huertos periurbanos clandestinos, y sobre todo presentándolos como una alternativa a la crisis, había publicado unos meses antes en El Viejo Topo. Además era un admirador del trabajo de Gaviria, de quien también se consideraba discípulo pues había seguido sus cursos de postgrado en la UPM. Y me planteó que, a partir de las tesis de mi artículo, se le había ocurrido que podíamos hacer una investigación en el Área Metropolitana de Madrid, y sobre todo una propuesta para el abordaje del que empezba a sentirse como un problema social: los huertos periurbanos ilegales.

Estábamos terminando entonces el estudio sobre la agricultura y el medio rural en La Rioja, y hubo que aparcar la idea un tiempo. Pero tras diversas reuniones, propuestas y contrapuestas, y sobre todo tras superar algunas limitaciones administrativas (había que tener una empresa que contratase, pues entonces funcionábamos de forma totalmente anárquica, más que anarquista), finalmente llegamos a un acuerdo con COPLACO y a principios de 1983 iniciamos el estudio, con un equipo formado por los sociólogos Gregorio Ballesteros (un sociólogo que habíamos conocido a través de RFD, y que como tenía licencia fiscal podía hacer de parte contratante, pues yo no tenía aún licencia fiscal y Mario se negó siempre a sacarse una, temía a Hacienda más que a una pedregada y no quería aparecer como "empresario"), Belén Berlín, Francisco González Sadurní y Arrixaca Sánchez, y la si no recuerdo mal bióloga Elena Domingo (los recuerdos se desdibujan y hace que la gente se olvidé de unos u otros, o de las circunstancias404 OOPS! La página que está buscando no existe o se ha movido, es normal con los años).

En enero de 1984 entregábamos el estudio, un documento de casi 1.000 páginas en 8 tomos, a la ya convertida en Consejería de OTMAV de Madrid, en la que generó un profundo debate pues los responsables políticos, o más bien el máximo responsable, el consejero Eduardo Mangada, recién llegado desde el PCE al gobierno regional de Joaquín Leguina, no quería saber nada del estudio. Para él todo lo que no fuese planificación cuadriculada y compromisos históricos con la burguesía (dicho en plata, convenios urbanísticos con los que hacer notar quién tenía el poder, a cambio de plusvalías) era peligroso anarquismo. 

Los arquitectos e ingenieros más críticos e inteligentes de su equipo consiguieron sin embargo que se autorizase la edición de un breve resumen del estudio

Un año más tarde las cosas empezaron a cambiar; alguien le hizo ver a Joaquín Leguina posibilidades en los huertos periurbanos como herramienta de lucha contra la pobreza urbana (de hecho llegó a promover inmediatamente después un polígono en San Fernando de Henares, cuyo primer director sería precisamente el sociólogo del equipo de nuestro estudio que había actuado como contratante), y también como herramienta urbanística (por ejemplo para legalizar determinadas actuaciones no en el Area Metropolitana, sino en las zonas rurales de Madrid). Entonces nos pidieron preparar una edición con la mayor parte del documento, excluyendo anexos, sábanas de datos, etc. Pero volvió a chocar con problemas y oscuridades a la hora de la edición definitiva, de forma que se limitaron a tirar unas docenas de ejemplares de unas 250 páginas, en edición ciclostilada, en 1986, con el título de "El espacio ignorado", que es el documento que aquí se recoge.

A pesar del silenciamiento, el trabajo tuvo cierto impacto. En 1987 la Casa de Velázquez organizó un coloquio hispano-francés sobre el tema con el Ministerio de Agricultura, que se publicó al año siguiente como libro. Pero la salida de la crisis económica hizo que el tema quedase olvidado. Nunca ya nadie preguntó nunca por la agricultura periurbana. Sólo con la emergencia de la crisis estos trabajos han empezado a recuperarse (gracias a su difusión en Internet) y han venido generando, en los últimos años, una cierta literatura sobre el tema, bien que a menudo un poco naïf, esto es inventando la rueda.

Afortunadamente, ya está accesible también el informe original. Que no sólo tiene interés por el tema de los huertos metropolitanos, o la agricultura periurbana, en sí, sino que también constituye hoy un documento fundamental para entender la evolución de la propia Área Metropolitana de Madrid, y fenómenos que actualmente son tan problemáticos como la famosa Cañada Real.

"    En un área metropolitana en plena crisis industrial, parece sorprendente que se proponga y recomiende un auténtico programa de desarrollo agrario a corto, medio y largo plazo. La realidad es que la tierra, el agua y la población activa metropolitanas están infraempleadas y que el desarrollo agrario propuesto permitiría algo tan sencillo como el incrementar el proceso de autoabastecimiento metropolitano madrileño y español. No hay que olvidar que mientras que se hace cada vez más difícil el aumentar las exportaciones Industriales, dadas la competencia y saturación del mercado mundial, se podrfa por el contrario disminuir las importaciones, especialmente de soja, maiz y quesos, a través del desarrollo en el A.M.F.M. de una agricultura intensiva.
Se señala, por el interés que para el lector pudiera tener, el contenido de los anexos. Se ha Incluido en este apartado un resumen de los estudios de la OCDE sobre la agricultura en la ordenación de las áreas periurbanas, asi como un resumen sobre la agricultura periurbana en Barcelona, el caso del Maresme. 
En lo relacionado con los "huertos metropolitanos", se ha resumido y comparado la documentación sobre la situación de los huertos en Barcelona, Italia, Francia, Colonia, Holanda, Zúrich, Viena, Helsinki y Gran Bretaña. 
Además de éso se pueden consultar algunos modelos o propuestas de normativas sobre "huertos metropolitanos", tales como en el caso de Barcelona, Italia, Francia (de este pais se Incluye también una bibliografía sobre "huertos metropolitanos"). 
Como todo resumen, el aquí realizado tiene como objetivo el introducir el tema, ver los elementos esenciales del trabajo y estimular al lector para que acuda a los 7 tomos originales, a los casi 1.000 folios que la tierra, el agua, los agricultores, los pastores y los hortelanos en precario del A.M.F.M. han inspirado."


Anoto en este índice mis aportaciones concretas, tanto las mías en exclusividad como las coautorías, bien con Gaviria, bien con el conjunto del equipo





Referencia:

Baigorri, A., Gaviria, M. Ballesteros, G., Domingo, E., Sánchez, A., Berlín, B., González, F. (1985). 
El espacio ignorado. COTMAV/Comunidad de Madrid

Enlace al texto completo (ojo, más de 100 Mb)
Enlace al repositorio: https://www.comunidad.madrid/servicios/urbanismo-medio-ambiente/biblioteca-centro-documentacion-medio-ambiente-ordenacion-territorio Luego buscar "Acceder al Catálogo", y en el catálogo buscar "Agricultura periurbana". No son enlaces permanentes, por lo que siempre hay que acceder a través del buscador interno.







9.09.1984

Alcalde, pónles un huerto (1984)

De cuando (todavía, y venía proponiéndoselo desde 1980) las izquierdas no veían bien los huertos urbanos (las derechas tampoco, claro). El artículo está cual se publicó en 1984 en el diario El Día de Aragón, pero he incluido la Addenda que añadí en una recopilación de algunos de mis artículos que ese periódico publicó unos años más tarde. 




ALCALDE, PONLES UN HUERTO

Artemio Baigorri


     No sé si es un hecho real, o la impresión responde más bien  a la afición que uno le tiene al tema. Pero cada vez que paso por  Zaragoza me da la sensación de que el número de parcelaciones  ilegales sigue aumentando compulsivamente.

     Entre la autopista vasco-aragonesa y el Ebro hay al menos  una docena, algunas muy recientes a juzgar por el estado de las  construcciones. Es ésta una zona de difícil acceso, a causa de la  compartimentación espacial que provocan las infraestructuras y el  río, y por tanto de difícil vigilancia. Pero no puede decirse lo  mismo de las márgenes de la autovía Zaragoza-General Motors, en  la que es fácil controlar la evolución del fenómeno. Basta, en  cualquier caso, con un recorrido aéreo entre Zaragoza y Alagón,  para comprobar el alcance real. A vista de pájaro casi no hace  falta cartografía para distinguir el perímetro del término muni cipal de Utebo, ocupado en su práctica totalidad por toda clase  de usos imaginables.

     Se trata de un hecho delicado, y supongo que por esta razón  la vigilancia no se extrema, ni por parte del Ayuntamiento ni por  parte de la DGA, a pesar de las campañas en cuatricomía y papel  cuché (que ya en Madrid y otras regiones se mostraron insuficien tes) realizadas contra las urbanizaciones ilegales. Al fin y al  cabo, los actuales usuarios de las parcelaciones (que no los  parceladores, adviértase el matiz) pertenecen al pueblo trabaja dor y socialista que ha votado al PSOE. Y hay que reconocerles en  principio, las matizaciones vendrán después, el mismo derecho  agozar y consumir la Naturaleza circundante que a los ricachos y  adjuntos.

     Estos, con todas las de la ley (que la ley es, casi siempre,  cuestión de dineros), se han montado la urbanización fetén en el  campo, el campo en la ciudad (esos modernos bloquecitos de baja y  tres con dúplex, que están muy bien pero sólo están al alcance de  unos pocos), o directamente el chalé aislado cumpliendo incluso  la normativa sobre parcela mínima. Pero el obrero español accedió  a las vacaciones de verano cuando las playas se pusieron imposi bles e higiénicamente peligrosas. Pudo acceder al coche cuando la  gasolina se puso por las nubes y la ciudad se hizo intransitable.  Accedió al piso en propiedad cuando éste se tornó colmena, o a la  Universidad cuando se ha hecho inútil. Y ahora que pueden algunos  -pocos todavía- acceder a la parcelita, final de esa larga elipse  iniciada al emigrar del campo, resulta que es ilegal casi todo  cuanto se proponen al respecto. Para que hablen algunos cretinos  y ex-ministros de «la envidia igualitaria»...

     Además los técnicos les vienen atacando con doble saña,  porque además de ilegales son pobres, hacen unas casetas muy  horteras y llenan las parcelas de chuminadas (hace ya unos años  esbocé en El Viejo Topo lo que podría ser una semiótica de la  cha-lé-bola, que un día hemos de profundizar). Y es que los  técnicos de estas materias, hijos del siglo, vanguardia de la  vanguardia, guay del paraguay, entienden por cultura popular  aquélla que elaboran unos cuantos listos a imitación de lo que  hacía el pueblo entre cincuenta y doscientos años atrás (lo que  también debía resultar bastante hortera a los «sabios» del momen to); y no la que hace el pueblo del siglo, esa vulgar clase media  alimentada espiritualmente por la TV y el "Pronto", obsesionada  por rellenar fachadas con azulejos de colorines y ladrillos  amarillos de caravista (osea el posmudéjar, por definirlo "a la  page").

     Léase en suma, todo ésto, como manifiesto que llama a permi tir al pueblo zaragozano el goce del campo, o natura, del que fue  expulsado hace cosa de veinte años. Justo cuanto los trajeron  aquí, a rellenar el Charco y hacer bulto en el Pilar.

     Pero hablaba de matices. Pues es inconcebible que por cier tos pruritos socializantes, y/o populacheros, se esté permitiendo  de facto la progresiva destrucción de la huerta de Zaragoza. Lo  que es grave no sólo por lo que de destrucción de suelo fértil  conlleva, sino sobre todo, en este caso, a efectos paisajísticos  y de ordenación urbana.

     Los únicos parajes rústicos más o menos atractivos con que  hoy cuenta Zaragoza, los únicos que vale la pena conservar, son  las huertas (y algunos sotos). Que ya han sido brutalmente mor disqueadas por autopistas, ferrocarriles, variantes, fábricas y  para colmo por el monstruoso Actur.

     Situada en el centro mismo del valle del Ebro, la ciudad no  precisa para su abastecimiento en fresco de una corona de huer tas, por lo que no hay que argüir razonamientos agroproductivos  (que ahí están); pero necesita la huerta como falso cinturón  verde. Porque si prescindimos de las huertas el entorno de Zara goza queda reducido a un auténtico desierto. «Sobre el monte  pelado / un calvario», que diría Lorca.
     Por lo que también debe leerse todo ésto como varapalo  ecologista y sensual a las autoridades, por permitir el goze  incontrolado y chapucero de la huerta feraz.

     ¿Qué nos queda entonces, tras este viperino ataque a disetro  y siniestro? ¿Es acaso este panfleto una suerte de crítica des tructiva y nihilista, que dicen?. No por cierto, porque aún nos  quedan unos cuantos miles de hectáreas de tierras comunales, al  sur de la ciudad, en suelos de secano y de pésima calidad agronó mica (en donde debiera haberse construído el Actur si es que,  cosa harto dudosa, realmente hacía falta). Por ahí debiera haber se orientado el crecimiento de Zaragoza, saltanto el Canal en vez  de el Ebro, a la búsqueda de suelos más baratos, públicos y  además más sanos para vivir. Es en estos terrenos, y no en las  huertas, donde debe plantearse la arcadia-findesemana apara los  zaragozanos.

     No debe preocupar que sean tierras malas, feas y hoy por hoy  sin agua. Las hemos visto, peores que éstas, convertirse en  vergeles por obra y gracia de la imaginación popular, en  Alicante, Cádiz, Madrid, Barcelona, y aún en algunas  urbanizaciones de secano en Aragón; así que con un poco de ayuda  veríamos aquí selvas.

     Pongamos las cosas en su sitio. Pues como decía Ortega  hablando de otro tema, «la realidad actual nos facilita  desgraciadamente el asunto», mientras Boris Vian aclaraba con más  estilo, por boca del Mayor: «Es una lástima que se pierda tan  buen alcohol».

     El caso es que tenemos en zaragoza un gran volumen de  población deseosa de salir al campo, de tener su trozo de tierra,  aunque sea pagando (en ciudades más postindustriales el fenómeno  de las urbanizaciones ha remitido, está ya casi saturado; ahora  crece la demanda de huertos y no de chalés). Tenemos unas cuantas  decenas de miles de parados y jóvenes desocupados (a los que me  resisto a llamar «parados» por cuanto aún no han «iniciado»  nada), todos ellos con ganas de sacarse unas pesetas, o una ayuda  al autoabastecimiento de la familia. Tenemos niños que en su vida  han visto al natural (sí, es cierto, aquí en Zaragoza) un pollo  con sus plumas puestas, y tenemos tierra abundante, sol y  posibilidades de llevar agua. Una gran operación de  aprovechamiento de parte de los comunales para estos menesteres  podría llegar a suponer la más poderosa transformación del  paisaje del sur de la ciudad, desde que Pignatelli llegó en barca  al puente de América.

     Parece además que sigue adelante, ya de forma institucional,  ese proyecto del que nos hemos hecho eco en alguna ocasión, y que  unos pocos chalados del ecologismo progresista venimos predicando  hace años: repoblar los pueblos abandonados, reconstruir  comunidades, reutilizar las tierras, pastos y recursos  abandonados, pero con un sentido económico y racional. Será  fantástico si llega a funcionar, porque permitiría salvar de la  locura cotidiana a no pocos jóvenes urbanos, y transformaría en  riqueza lo que hoy es ruina y abandono. Pero es evidente que por  ahora eso no puede llegar a todos. 

     Entretando hagámosles más habitable la ciudad al resto, con  poco gasto. Y no olvidemos a esa gran masa de gentes maduras (los  que llenan de contenido el concepto de «currela»), que ni son  niños ni jóvenes ni ancianos, obsesionados por hacer algo en el  poco tiempo libre que les deja la cadena de montaje, y para cuyo  esparcimiento ni ésta ni ninguna otra ciudad hace otra cosa que  construir gigantescos campos de fútbol o plazas de toros.

     Léase pues, en suma, todo ésto, como lo que en realidad es:  una llamada a los ciudadanos-jefes para que les den vicio a los  ciudadanos-electores.

     Alcalde, ramón, oye, que te lo vengo escribiendo por ahí  hace más de cuatro años. Que hace algunos más tú me hablabas de  «urbanizar el medio rural y ruralizar las ciudades», y ésta es  una oportunidad de oro. Date prisa, antes de que te fagocite tu  propia corte, o cohorte. Que estas cosas salen baratas y dan  mucho gusto al pueblo. Que con cuatro tubos, un chorrico de agua  y una azada se entretiene el personal hasta que caiga la bomba.  Anda, quió, pónles un huerto a los chicos.

Posdata (esto del «pos» es que no hay manera de evitarlo): otro  día podemos hablar, si ustedes gustan, de cómo hacerlo bueno,  bonito y barato. 

9.IX.1984   Escrito en Tarragona, mientras analizaba la problemática de Salou como ciudad turística, y escribía una guía para turistas cultos que el Ministerio que pagaba todo nunca publicó




                                                                  
ADDENDA para el libro "De lo que hay y de lo que se podría" (1987) : 

Es curiosa la historia de las ideas. El tema de los huertos familiares viene de lejos. Cuando empecé a estudiarlo hacia el año 80 u 81, no me movía ningún afán inventor, sino la impresión que me causó el ver cómo los bulldozer arrasaban miles de huertos espontáneos en las márgenes del Llobregat y el Besós, coincidiendo con una estancia en Barcelona. Se hablaba entonces de huertos antihigiénicos que extendían enfermedades y que había que destruir para la limpieza de las ciudades. Así actuaban también en Madrid. Descubrí entonces que aquél fenómeno espontáneo, que como mecanismo de supervivencia ensayaban los charnegos en paro, no era sino la aplicación popular y espontánea de ideas largamente maduradas en la historia del agrarismo español, y puestas en marcha con carácter urbano en algunos países de Europa hacía un siglo.
     Cuando empecé a «predicar la buena nueva», algún amigo de entonces tachaba mis planteamientos de «rémoras falangistas» o algo así (luego se convertiría en propagandista de los huertos, y aún no pocos pensaban que él mismo se los había inventado), y los más comprensivos dejaban los calificativos en «populismo barato». Afortunadamente, mi primera propuesta al respecto la había publicado en "El Viejo Topo" y no en "ABC", y posiblemente eso me salvó de la espada flamígera.
     En 1983 realizamos un estudio sobre "Perspectivas y posibilidades de la agricultura periurbana en el Area Metropolitana de Madrid", a raíz del cual diseñábamos y proponíamos un plan de mejora del entorno metropolitano entre cuyos elementos fundamentales estaba el fomento masivo de huertos familiares de ocio, recreo y subsistencia. La reacción de los responsables del organismo contratante (la Consejería de Ordenación del Territorio de la Comunidad Autónoma de Madrid) fue censurar el estudio impidiendo su publicación cuando ya estaba en imprenta,e incluso atacarlo públicamente como reaccionario. Se decía que la prédica de los huertos familiares era un fomento encubierto de las parcelaciones y urbanizaciones ilegales, y se quedaban tan anchos. Evidentemente lo de los huertos no resultaba muy posmoderno.
     En Zaragoza se ve que participaban del mismo espíritu cateto, puesto que los comunistas del Ayuntamiento (que no sé cómo consiguieron un ejemplar del estudio de Madrid) intentaron al parecer desarrollar algo parecido para Zaragoza y no se les hizo ningún caso. A mí, en cualquier caso, siempre me extrañó que Sainz de Varanda no viese las posibilidades del tema; pero también es verdad que todo lo que tenía de buen político y gran persona lo tenía de tozudo, y además debía de estar ya un poco harto  de muchas cosas...Ni siquiera el Plan Joven (o al menos el llamado «primer borrador» al que he tenido acceso), demasiado cargado de referencias a una sociedad del ocio que no es la que más se ajusta a las ciudades industriales españolas (caracterizadas por la crisis económica y la escasez de trabajo, más que por la escasez de equipamientos y ofertas de ocio) ni siquiera ese proyecto recoje entre sus propuestas la posibilidad de crear huertos escolares, huertos de ocio para jóvenes naturistas, huertos de ayuda económica y supervivencia para jóvenes parados...
     El caso es que hace ahora sólo unos meses el mismo político madrileño que ponía a parir nuestro estudio (y que de hecho todavía tiene bloqueada su publicación, cuatro años después) tiene al parecer una aparición como la de San Pablo, y descubre que lo de los huertos familiares puede dar mucho juego...al menos hasta las elecciones regionales. Y se pone en marcha nada menos que un proyecto de 150 Has de huertos con un gran despliegue de medios. Y hasta Leguina sale en los papeles predicando la buena nueva y diciendo que ya lo decía él no sé cuando...
     Así pues Madrid, espejo maravilloso en el que pretenden mirarse últimamente (en fin, como antes) todas las grandes ciudades españolas, ha puesto por fin en marcha un programa de creación de huertos familiares. A ver si ahora en Zaragoza se animan un poco...



ADDENDA 2 para este post (2018). 
Allí en donde yo proponía recuperar el paisaje con huertos, se han plantado viviendas...vacías.


12.28.1983

5.15.1983

El campo cambia. Los problemas del suelo rural (1983)




"Es ya muy difícil hablar del territorio rural en términos generales. La  evolución social, económica y territorial del estado español en los últimos treinta años ha conducido a la delimitación e áreas espaciales muy diversas e intensamente interrelacionadas. Con todo, podríamos hallar básicamente tres tipos de territorios. 
Los rurales propiamente dichos. Entrarían dentro de este apartado vastas extensiones, miles de municipios españoles, la mayoría deshabitados o semidesiertos, sin ningún dinamismo económico, y que no suelen ser ya los que preocupan en este tipo de reflexiones, sobre todo por ser los más estudiados, objeto de miles de tesis y tesinas de sociólogos, economistas, geógrafos, antropólogos, agrónomos, etc. Pueblos agroganaderos y/o forestales, con formas extensivas de producción, cuyos escasos habitantes sobreviven, en muchos casos con un elevado nivel de rentas, gracias a la conjunción de varias fuentes de ingresos: las rentas generadas por sus tierras y ganados; los aprovechamientos forestales, cinegéticos, etc., administrados por el ICONA —para los que en numerosas ocasiones se emplean incluso como operarios—; en muchas zonas el trabajo domiciliario; y, principalmente, las pensiones de los jubilados y pensionistas de la Seguridad Social Agraria.En estos territorios no existen graves problemas de ordenación territorial, salvo que dé la casualidad de que aparezca una autopista u otra infraestructurade transporte. Entonces los lugareños obtienen unos ingresos adicionales inesperados, tras vender unas pocas parcelas, sin que la cosa suela ir amayores. Caso distinto es cuando al MOPU o a las compañías eléctricas se les ocurre que aquél es un buen lugar para construir un embalse. Pero, básicamente, estos inmensos territorios, cuyas características podemos encontrar en muchas comarcas aragonesas, dejan transcurrir la historia en torno suyo, sin ser afectados por la misma.De vez en cuando, a un emigrante le entra nostalgia y se gasta sus ahorros en construirse un chalecito en las afueras del pueblo. Da igual que el paisaje a observar desde el chalet sea un riachuelo parnasiano o un páramo desolador. 
El segundo tipo de territorios serían los urbanos, también propiamente dichos. Sobre la definición y características socioeconómicas de las ciudades, áreas metropolitanas y conurbanizaciones, así como sobre la problemática territorial y urbanística que plantean, es sobre lo que evidentemente no estamosreflexionando en estas páginas, por ser asunto esencialmente distinto. (...)"


REF: Baigorri, A. (1983), "El campo cambia. Los problemas del suelo rural", Andalán, Num. 380, pp.19-33
Enlace al texto 


12.14.1982

Rústico versus no urbanizable (1982)


Se trata de un artículo de opinión que escribí tras asistir a unas jornadas sobre planeamiento urbanístico en el espacio rural, en Palma de Mallorca en las que nos reunieron a una docena de expertos y de distintas regiones. Una de las particularidades que tiene este breve texto es que propone para la reforma de la Ley del Suelo una denominación, para los planes de Urbanismo, que terminó implantándose décadas más tarde: plan de desarrollo local. De esas jornadas, en las que coincidí con Ramón Fernández Durán, saldría el encargo de estudio sobre la agricultura periurbana de Madrid

 


RÚSTICO VS. NO URBANIZABLE

Artemio Baigorri

El Día de Aragón, 14/XII/1982


Hace tan sólo unos días, un pequeño grupo de profesionales del urbanismo y la ordenación territorial de casi todos los países del Estado nos hemos reunido en Palma para reflexionar juntos, durante varias jornadas, sobre los problemas que plantea la ordenación territorial y especialmente el planeamiento en “el rural”. La inquietud del Colegio de Arquitectos de Baleares por el tema y la voluntad de algunos de sus miembros han hecho posible este congreso.

 De entrada, si algo quedó claro y aceptado por todos fue precisamente la imposibilidad de encontrar fórmulas mágicas y remedios aplicables por igual en cualquier territorio. Las profundas diferencias entre los distintos países del Estado han impedido unas conclusiones globales generalizables a todos ellos. Cada uno de los ponentes pudimos extraer, con todo, conclusiones de interés para las diferentes áreas en que trabajamos. Y, por supuesto, unos cuantos puntos comunes,

Una ley del suelo incompleta 

La conclusión básica, punto de partida de nuestra reflexión, fue sin duda el olvido en que se ha dejado, en las últimas décadas, la ordenación del suelo rústico y, en general, de “el rural”. La propia Ley del Suelo de 1975 abandona, en su redacción definitiva, el concepto de suelo rústico de la Ley de 1956, para ser sustituido por el de suelo no urbanizable, con lo que se define a estos espacios en términos negativos, como lo que no es ciudad, lo que sobra y no se sabe muy bien qué hacer con ello. Por supuesto que también ha contribuido a este abandono un cierto espíritu panarquitectónico (del que no poca culpa tiene el hecho legal de que sean solo arquitectos e ingenieros de caminos quienes puedan firmar planes de ordenación, frente a la tradición más liberal de otros países desarrollados como los USA), por el cual lo único que interesaba durante estos años era qué, dónde, cómo y cuándo se podía construir. Y lo peor es que el complejo social ha terminado por convencerse de que eso es lo único que importa en el planeamiento. Con estos presupuestos, se desprende lógica la incapacidad de la Ley del Suelo para llevar a cabo una ordenación general de actividades en el suelo rústico, tal y como se hace en el urbano. Y, por extensión, la incapacidad de la Ley para abordar el planeamiento, tanto del suelo urbano como del rústico, en el medio rural. Salta a la vista la necesidad de una nueva Ley, sustitutoria o complementaria, que resuelva estas contradicciones, y que podría traducirse, en el medio rural, más que en planes puramente urbanísticos, en planes de ordenación y desarrollo local.

 Para la ordenación de estos territorios se convinieron como necesarias, de todo punto, normas de superior jerarquía con las que el poder local pueda evitar el desgaste que supone el continuo enfrentamiento, por problemas urbanísticos, con convecinos a los que están unidos por relaciones de vecindad, parentesco, laborales o incluso de tipo caciquil (baste recordar, a los conocedores del caso, las normas subsidiarias del Somontano Norte del Moncayo, donde pudo comprobarse en términos vivos esta problemática: las relaciones semi caciquiles existentes en algún núcleo hicieron caer a un equipo que intentó enfrentarse a una clara y grave infracción urbanística). Unas normas provinciales en permanente actualización, que delimiten muy estrictamente qué se puede y que no se puede hacer, como se está haciendo en Navarra y en el resto del País Vasco, o unas directrices de planeamiento del tipo de las elaboradas por COPLACO para el área metropolitana de Madrid, sería la pauta a seguir.

 Proteger el suelo cultivable

La necesidad de proteger, por los medios que sea, el suelo agrícola útil, sobre todo el regadío, parece asumida por todos. Frente a una “invasión urbana” que se manifiesta no sólo a través de la ocupación de suelo con fines residenciales (principal o secundaria), sino asimismo mediante salpicaduras de infraestructuras y dotaciones (autopistas, variantes, aeropuertos, líneas de alta tensión, cárceles, clubs recreativos, colegios, instalaciones y campos militares, grandes factorías, embalses, etcétera) siempre al servicio de ciudad. Más aun en una época, como la que se inicia, en que el sistema productivo se inclina hacia sectores (energía, alimentación...) y modelos (informatización y telecomunicación, producción subterránea domiciliaria...) que permiten y aun en ciertos casos precisan de la dispersión y la descentralización espacial, Fue general el criterio, en estas jornadas, de que la calificación de no urbanizable especialmente protegido debería ser norma de obligado cumplimiento en los planes de ordenación para el regadío, e incluso, en una región como la nuestra con tantos planes de riego pendientes, en los secanos “expectantes”, susceptibles de ser puestos en riego algún día. Y parece tambiền conveniente la elaboración, para el suelo rústico tal y como se hace para los casos históricos, de planes especiales que recojan toda su complejidad de usos.

 Pero la protección de las buenas tierras de cultivo no tiene por qué impedir, quedó claro, la satisfacción de ciertas necesidades sociales, típicamente aunque no exclusivamente urbanas, y profundamente sentidas, que en tantas ocasiones hemos defendido.

 De un lado está lo que pudiéramos llamar la segunda residencia popular, puesto que las clases pudientes ya gozan de la misma, o tienen medios para conseguirla.De no satisfacer esta necesidad, y además de encontrarnos a corto plazo con el campo plagado de parcelaciones ilegales y chalébolas, las clases populares sufrirían una vez más ese “coitus interruptus del obrero hispano” de que habla a menudo, en otro sentido, Gaviria. En una lectura demagógica pero real de los hechos, las gentes más humildes vienen a encontrarse con que ahora que por fin pueden imitar a su jefe, hacerse la casita, los propios gobernantes municipales a los que han votado se lo impiden.

 Parece que la solución pasa por la creación de suelo urbanizable (junto al suelo urbano cuando sea posible) de promoción pública, en malos terrenos y con una normativa muy detallada, así como un diseño e infraestructura extremadamente austeros. En todo caso, en contra del concepto de núcleo de población tan manido por culpa de la Ley del Suelo, siempre será mejor concentrar estas construcciones que dispersarlas por todo el territorio, contaminando el paisaje -y las aguas subterráneas- y haciendo desaparecer una mayor cantidad de suelo útil

 Por fin, los ya famosos huertos familiares, de los que tanto se habla en los últimos meses. Cada vez más necesarios, para aliviar no solo la asfixia psicológica de la ciudad, sino también la asfixia económica del paro. Hay dos vías interesantes para desarrollarlos sin que se conviertan en camuflaje de segunda residencia.

 La primera vía pasa indiscutiblemente por la promoción pública en terrenos de secano, transformables en regadío mediante pozos o elevaciones que para otras formas de explotación agrícola menos intensas no serían rentables. Los nuevos hortelanos ya se encargarían, con un poco de agua y tiempo, además de un breve cursillo en algunos casos, de convertir el erial en un vergel. Hay muchas fórmulas para la parcelación, adjudicación y control administrativo, y desde luego el Ayuntamiento puede incluso llegar a expropiar por fines sociales terrenos de secano de bajo precio, cuando no cuente con suelo público adecuado. Pero cabría incluso la promoción privada, con parcelaciones en base a la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario, siempre que exista la posibilidad de mantener una adecuada vigilancia municipal para que las casetas de aperos de diez a quince metros cuadrados permisibles no se convirtieran en chalés. Convenios con los colegios notarial y de registradores de la propiedad permitirían que esas parcelas conservasen la vinculación a la prohibición de construir en ellas, con el fin de que el posible comprador conociese a la hora de la compra las cargas registrales, y no pudiera decirse engañado. 

Después de estas jornadas, y con independencia de la necesidad de grandes reformas legislativas en este sentido, estoy aún más convencido de que vamos contando ya con suficientes instrumentos de planeamiento como para permitir a los ciudadanos el goce de la naturaleza sin que ello suponga su destrucción. Pero corresponde ahora a los políticos el poner en marcha esas medidas, que tanto beneficiarían a sus administrados.





Referencia:
Baigorri, A. (1982), "Rústico versus no urbanizable", EL día de Aragón, 14/XII/82, pag. 4
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2.01.1981

Informe socio-territorial para el PGOU de El Puerto de Santa María (1981)



Los trabajos que realicé sobre el Suelo No Urbanizable para el PGOU de El Puerto de Santa María supusieron para mí un avance importante en la reflexión sobre los conflictos por los usos del suelo, las funciones no agronómicas del suelo, o el fenómeno de las parcelaciones ilegales. 
Un aspecto especialmente interesante fue la presencia de una actuación de colonización del IRYDA, en cuyo análisis aproveché la experiencia de lo realizado sobre el Plan Badajoz en 1977 y 1979.
Fue un PGOU muy traumático en su tramitación, pues era una época de grandes inversiones especulativas como Puerto Sherry. Y el trabajo me permitió, por una vez en mi vida (y esperemos que la última) visitar una cárcel. Claro que no estaba todavía en uso, fue la del Puerto II, cuya construcción acababa de completarse.



CONTENIDO
La paginación no es correlativa, pues son fragmentos del documento general, dirigido por Mario Gaviria, que recogía otros trabajos del resto del equipo. Las anotaciones y correcciones a mano sobre el texto son de Gaviria.
 
l. Los usos agropecuarios del Suelo (dice pag. 154) 
2. El poblado de Dofia Blanca y los regadíos de la Margen Derecha del Bajo Guadalete, una equivocada acción estatal que requiere una reconversión y mejora (dice pag. 162) 
3. Los nuevos regadíos de la Costa Noroeste de Cádiz transformarán por completo la fisonomía territorial de El Puerto de Santa María (dice pag. 209) 
4. La función residencial del territorio. El problema de las parcelaciones y la satisfacción de las necesidades de la población (dice pag. 269) 
5. Cuatro grandes contradicciones en el territorio de El Puerto de Santa María (dice pag. 412)

Con este material alguno que yo me sé se habría sacado uno de sus seis sexenios, con muchísimo menos los han acumulado con cinco artículos del mismo tema en dos revistas de amiguetes. Porque de estar en la Academia, o haber tenido visión de futuro (pero quién pensaba entonces en la Universidad, hasta la carrera había abandonado) habría dado de sí para un par de artículos en Agricultura y Sociedad, uno en Revista de Estudios Agrosociales, uno o dos en Ciudad y Territorio/ Estudios Territoriales e incluso alguno en alguna revista internacional de Sociología o Ecología Humana. Pero a mí apenas me dió para sobrevivir unos meses, hasta el siguiente encargo en quién-sabe-dónde, el siguiente duelo en OK Corral... 

Referencia:
Baigorri, A. (1981): Trabajos sobre el SNU para el PGOU de El Puerto de Santa María

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