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3.28.2000

Sobre las necesidades formativas de los agricultores extremeños en el marco de una Europa sostenible y de una sociedad global justa (2000)

Aportación para una mesa redonda sobre necesidades formativas de los agricultores, organizada por la asociación de Cooperativas Agrarias de Extremadura ACOREX


"Los principios de la sostenibilidad agraria tanto en Europa como en los Estados Unidos son los mismos: un fuerte peso de los principios agroambientales, una redefinición de las funciones metaagrarias del territorio en la línea de los principios en los que algunos
investigadores venimos trabajando desde hace veinte años, y consecuentemente una redefinición del rol de agricultor como agente económico multifuncional, no necesariamente orientado en exclusividad hacia la agricultura sino también hacia la conservación ambiental o incluso otros sectores como el ocio ambiental.
Tanto en Europa como en América existe la conciencia de la necesidad de preparar a los agricultores para esa nueva situación, orientándolos hacia una forma de ocupación más diversificada, en la que la agricultura solo ocupa un tiempo parcial (Barthelemy, 1999), en suma aceptando una idea de ruralidad muy semejante, aunque no exactamente igual, a la planteada por la utopía ecologista de los '70 (Barthelemy, Vidal, 1999).
(...)
En los Estados Unidos, además, la mayor confianza en el mercado incluye una apuesta por la recuperación de la pequeña agricultura (small farms), orientada a la producción ecológica y en estrecha relación con los consumidores urbanos, a los que suministran
directamente (Perry, 1998). Propuestas que parecían utópicas hace veinte años (Baigorri,1978), como la agricultura sostenida por las propias comunidades urbanas mediante contratos-programa, son hoy una realidad que se extiende por los Estados Unidos, y
próximamente serán habituales en Europa (Brown, 1999). Los Estados de California, Nebraska o Minnesota son algunos de los pioneros, en algunos casos desde hace una década, en el desarrollo de sistemas de agricultura sostenible apoyados por los consumidores urbanos responsables. Una agricultura que además pretende ser una agricultura saludable (McDuffie, 1995), como lo fue antes de su industrialización (Baigorri, 1984).
(...)
Más allá de la sostenibilidad ambiental y social a nivel local, la globalización pone de manifiesto la inevitabilidad de una gestión sostenible, desde un punto de vista ambiental y social, del conjunto del planeta, lo que presupone una transformación radical en los esquemas del comercio. O los países ricos empiezan a comprar seriamente a los países en desarrollo lo único que realmente pueden producir, alimentos, o el planeta se dirigirá a una situación de caos de consecuencias impredecibles; o las fronteras del trabajo se permeabilizan, según el modelo de las fronteras del capital, o los riesgos de conflicto se agudizarán asimismo. Todo ello, obviamente, tiene unas consecuencias directas en nuestra agricultura"

REFERENCIA:
Baigorri, A. (2000), "Notas sobre las necesidades formativas de los agricultores extremeños en el marco de una Europa sostenible y de una sociedad global justa", Mesa redonda sobre Estudios y Análisis sobre la Situación de la Formación en el Sector Agrario Extremeño, Unión de Cooperativas Agrarias ACOREX, Mérida, 28/III/2000

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8.23.1992

Perspectivas globales. Tendencias y desafíos planetarios entre los rurales (1992)


El artículo es una versión ligeramente retocada del texto original, elaborado en 1986 con el título de "La tierra, recurso escaso y medio de producción", como documento base de trabajo para la VII Asamblea Mundial de los Rurales, por encargo de la Federation Internationale des Mouvements d’Adults Ruraux, organización vinculada a los movimientos cristianos de base en las áreas rurales. El texto fue redactado con la máxima simplicidad posible, dirigido a campesinos de muy diversas culturas. Los informes enviados por asociados de países ricos (Francia, Suiza, Bélgica, Canadá, España ... ), así como de países intennedios en la escala Centro-Periferia (como Portugal), y países subdesarrollados (Camerún, Tchad, Madagascar, Rwanda, Sri Lanka ... ) supusieron una ayuda inestimable
para elaborar esta síntesis sobre la problemática global de la tierra como recurso o, en términos más propios de países avanzados, lo rural.



"     El conjunto de las agriculturas del planeta presentan de un lado una problemática común. Problemas que se repiten cualquiera que sea el nivel de desarrollo o el sistema político imperante, y que por tanto afectan por igual a todos los países, tanto en lo que a las características del análisis se refiere como al planteamiento de cualquier tipo de alternativas.El éxodo ruralEs un problema ya histórico. Y, en diversa medida, afecta a todos los países por igual. Los jóvenes huyen del campo hacia las ciudades, en busca de un trabajo más suave, de mejores remuneraciones, de promoción personal y profesional, de mayor acceso a la oferta de la sociedad de consumo. Diríase que es una huida hacia una pretendida sociedad del bienestar, que para no pocos se manifiesta como sociedad del malestar. (...) 
El mercadoLa economía de mercado imperfecto se halla superpuesta, a nivel planetario, sobre países y regímenes políticos. El mercado mundial de materias primas y alimentos, controlado por las multinacionales, incide sobre el desarrollo económico de los campesinos de todo el mundo, desde la URSS a Malasia pasando por Inglaterra o España. Un mercado mundial en absoluto transparente que condiciona las políticas de todos los países, incluidos los dominantes (ni los granjeros norteamericanos se libran de ello). (...) 

El individualismoLas dificultades para que la cooperación se instaure como alternativa frente a la presión de intermediarios y multinacionales tiene su origen precisamente en este grave problema, que afecta por igual a los campesinos de todos los rincones del mundo (incluidos los de los países que restan con economías colectivizadas).El individualismo que caracteriza a los campesinos parece como si tuviese un origen ya atávico, cual si estuviese fijado incluso en los genes de la población rural. No hay que olvidar que el primer paso en el desarrollo de la agricultura fue la ganadería: el pastor,un hombre aislado en el campo con sus animales. El propio cultivador trabaja también aislado en una parcela de tierra delimitada, a distancia mayor o menor de los demás(...)
 
El clima y los cambios climáticosEs un tema que afecta por igual a toda la comunidad campesina del planeta. El desarrollo industrial y el elevado consumo de energía fósil, así como los grandes atentados contra la biomasa de las selvas tropicales, parece demostrado que puede conducir a importantescambios climáticos a nivel planetario.  Independientemente de dónde se generen esos cambios, independientemente de que vayan en la dirección de un enfriamiento o de un calentamiento de la atmósfera (sobre lo cual los científicos no se ponen de acuerdo), parece probado que antes de un sigloasistiremos a la desaparición de la agricultura en vastas extensiones (y posiblemente a la mejora climática en otras), a consecuencia de los cambios climáticos.
(..)
Las catástrofes ecológicas y la contaminaciónTambién de origen reciente, este problema, como el anterior, es todavía escasamente tratado en los informes sobre el desarrollo agrario. Sin embargo, es importante atender a los problemas nuevos, porque suelen ser crecientemente graves, mucho más graves para el futuro, no sólo del mundo campesino sino de la Humanidad, que problemas ancestralescomo el de la concentración de la propiedad de la tierra. 
(...)
 

Desigual estructura de la propiedadNo deja de ser común a toda la agricultura mundial, salvo en algunos países de economía colectivizada y en aquéllos que como Israel han ensayado fórmulas de colectivismo agrario, una injusta distribución de la propiedad de la tierra. La contradicción entre tierrassin hombres y hombres sin tierras se da por igual en los EEUU que en los países más pobres del planeta. Propietarios absentistas que a distancia y altamente mecanizados explotan miles de Hectáreas, mientras a su lado malviven miles de pequeños agricultoresdirectos que cultivan sin medios minúsculas propiedades. En este sentido la Reforma Agraria, en su contenido básico tradicional de reparto, sigue plenamente vigente en la mayoría de los países del planeta, por más que en los más avanzados se hagauna mezcolanza ideológica entre reforma de las estructuras de propiedad y reforma técnica.
En los países centrales del sistema, esta contradicción puede darse entre campesinos y banqueros, o aristócratas, o empresarios industriales, incluso entre los propios agricultores; en los países periféricos puede darse entre los campesinos sin tierra y las multinacionales o los caciques locales que poseen las grandes superficies. Pero la contradicción es la misma: pocos propietarios con mucha tierra, frente a muchos propietarios con poca tierra o sin nada. (...)
 
LA CRISIS AGRARIA EN LOS PAISES DESARROLLADOSEl supuesto desarrollo económico operado en los países centrales del sistema económico mundial no ha servido para solucionar algunos problemas seculares de la agricultura. Hemos visto cómo algunos de los problemas más graves que afectan a la agricultura mundial son compartidos por casi todos los países del planeta(...) 
La Geofagia.Podríamos definirla como el apetito insaciable de devorar tierra fértil. Esto se manifiesta de muy diversas maneras, entre las que podemos elegir algunas como más significativas, y en tanto en cuanto constituyen los más importantes frente de lucha. Todo ésto lo hemos definido en otros trabajos como la competencia por el uso de la tierra, en cuyo concurso los agricultores no son hoy día sino unos competidores más, generalmente los más débiles: (...) 
La banalización del paisaje.Las formas avanzadas de agricultura química, los modernos planes de transformación en regadío, el propio estilo actual de la agricultura occidental, están conduciendo a este fenómeno de banalización, que sólo se manifiesta en forma de mimetismo formal, y pérdida de valores culturales o estéticos, sino lo que es más grave en forma de un empobrecimiento acelerado de los ecosistemas y la desaparición del capital genético autóctono.(...) 
Perdida de peso político de los campesinos.Hasta el siglo XVIII, en algunos países hasta bien avanzado el XIX, y aún en otros hasta mediados del XX, los grandes terratenientes venían siendo el elemento fundamental del Poder político, y no es extraño que la legislación, la normativa y aún el derecho consuetudinario estuviese volcado a la protección y el fomento de las tierras de cultivo. (...) 
Excedentes.Un nuevo problema derivado de las "bondades" de la Revolución Verde, y, también hay que decirlo, del expolio que practican los países desarrollados sobre el Tercer Mundo. Curiosamente, en todos los informes sobre la agricultura de países avanzados aparecesistemáticamente el problema de los excedentes y la superproducción. (...) 
LOS MAS PESADOS LASTRES DE LA AGRICULTURA DEL TERCER MUNDOEn nuestra opinión debería distinguirse, al plantearse la problemática de la tierra en los países del Tercer Mundo, entre dos grupos de problemas: los problemas propios del subdesarrollo, y los derivados del neocolonialismo imperialista. Pues evidentemente según tengan uno u otro origen el planteamiento de alternativas de superación debe ser distinto, como distintas son las posibilidades de actuar en una u otra línea en los diversos países afectados. En fin, hay otro grupo de problemas que, si bien son propios delsubdesarrollo cultural y económico, vienen a ser agudizados por la omnipresencia del Imperialismo.
Lastres del subdesarrollo.Toda esta vasta problemática habría de sintetizarse en dos puntos para la reflexión, por cuanto influyen en todo el resto de determinaciones del desarrollo agrícola:
 
La superpoblación, en relación a los recursos objetivos disponibles en cada momento, sigue siendo evidentemente el mayor lastre que este grupo de países vienen arrastrando. Hay que tener presente que entre el siglo XVIII y finales del XX en los países avanzados se ha venido dando una disminución sistemática de las tasas de natalidad, y ello ha facilitado en gran medida el desarrollo del nivel de vida de los campesinos y la introducción de tecnologías apropiadas. (...) 
La despoblación de extensos territorios viene a ser la contrapartida del problema anterior.Areas superpobladas de bajos recursos frente a áreas de grandes recursos inexplotadasy con bajas densidades de población(...) 
Los atavismos culturales y de organización social, que si bien se demuestran como útiles para la conservación de ciertas sociedades, aparecen repetidamente en los informes como lastres para el desarrollo, por cuanto no pueden dar respuesta a los nuevos desafíos económicos y sociales.(...) 
La insuficiencia técnica, que hallamos no es exactamente lo mismo que las técnicas ancestrales (que pueden ser de utilidad en ciertas zonas, etapas y cultivos, si bien se manifiestan como dañinas cuando, como en el caso de las quemas y similares, se practicande forma abusiva e incontrolada) que se denuncian repetidamente en los informes.No es tanto la ausencia de técnicas modernas (que no siempre se han manifestado como viables), como la incapacidad técnica para encontrar soluciones adecuadas. Un saber que precisa una acumulación de capital y de conocimientos de siglos de agricultura:cómo hacer un azud, cómo trazar un canal de riego o una acequia siguiendo la máxima cota, y todo ello a la vez sin causar perjuicios ecológicos. No es tanto la falta de técnicas de importación como la ausencia de una técnica vernácula apropiada. (...) 
Lastres del colonialismo.Este grupo de problemas derivan tanto de la presencia física de las multinacionales como forma económica del neocolonialismo, como de la importación mimética de usos culturales, económicos y tecnológicos de los países desarrollados. En este sentido, la colonización de la que participan tantos miles de asesores, cooperantes y similares puede a veces ser casi tan dañina como la derivada del imperio de las multinacionales, y porsupuesto más peligrosa que los lastres propios del subdesarrollo.
La práctica del monocultivo de plantas agrícolas dedicadas exclusivamente a la exportación, para satisfacer las necesidades de lujo y las drogodependencias (café, té, azúcar, tabaco, coca, hachís...) de las metrópolis, (...) 

El despojo de tierras públicas, tierras de nadie y de todos y que tradicionalmente venían siendo cultivadas por los campesinos locales, para entrégalas a las grandes plantaciones industriales, bien sea de las multinacionales o bien estatales pero a imagen ysemejanza de las grandes explotaciones occidentales(...) 
La importación mimética de tecnologías duras derivadas de la Revolución Verde, que está provocando un mayor endeudamiento de los países (con lo que se dificultan otros proyectos), un agotamiento prematuro de las tierras por sobreexplotación, e inclusograndes catástrofes ecológicas de alcance planetario, y que al final se muestran incapaces de resolver los problemas fundamentales de los países. 
La inexistencia de infraestructuras básicas para el transporte y la distribución de las producciones, derivada así mismo de la presencia colonial, que conduce a los países a gravosas inversiones en infraestructuras útiles a las multinacionales (superpuertos, urbanizacion excesiva de grandes ciudades, refinerías, etc.)(...) 
LA DIALECTICA DE LOS HECHOS NUEVOSTampoco debe olvidarse que, mas allá de las estructuras económicas fundamentales, la sociedad en absoluto permanece estable. Y, del mismo modo que surgen nuevas problemáticas, ya reseñadas, derivadas de la contaminación industrial y del desorden ecológico,aparecen hechos nuevos que de una u otra forma pueden llegar a incidir, a veces de forma positiva, en la modificación de algunas de las estructuras profundas. Entre los hechos nuevos habría que reflexionar al menos sobre tres de ellos, en realidad íntimamenterelacionados: uno es común a todo tipo de países, mientras que los otros dos se manifiestan de alguna manera con mayor intensidad en los respectivos mundos. 
El despertar de una conciencia ecológica, surgida en los campus universitarios a finales de los años 60, pero que en los últimos años se ha extendido prácticamente a todas las capas sociales y en diversa medida a todos los países del planeta. Supone lapuesta en cuestión de los modelos de desarrollo salvaje impuestos en las últimas décadas en los países avanzados y en trance de imposición en los países subdesarrollados. La denuncia ecológica, por su carácter aparentemente apolítico, llega fácilmente a los mediosmasivos de comunicación, y se muestra como un interesante medio de lucha contra el desarrollismo y el colonialismo económico. (...) 
La vuelta al campo sólo se percibe como síntoma en ciertas zonas avanzadas de los países más desarrollados, y no nos referimos aquí a la ocupación del suelo agrícola con casas de recreo, sino a un fenómeno más profundo que, como consecuencia tanto de la conciencia ecológica como sobre todo de la crisis urbano-industrial, está llevando a muchos jóvenes originarios de las grandes ciudades a plantearse el oficio de agricultor como una alternativa más digna y futurible que el paro y la delincuencia.No obstante, también esta vuelta al campo puede a veces provocar problemas de competenciaentre viejos y nuevos agricultores(...) 
La irrupción de las tecnologías blandas, o dulces, está siendo por el contrario fundamental en los países menos desarrollados, en los que progresivamente van entrando más y más otras asesorías, que buscan la aplicación de tecnologías apropiadas a nivel de desarrollo local, haciendo síntesis de las técnicas ancestrales, de los recursos naturales y de los avances de la ciencia y la tecnología. "


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1992), "Perspectivas globales. Tendencias y desafíos planetarios entre los rurales", Extremaduda, Año II, Num 2, pp. 49-57
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2.24.1980

Guardad vuestros tractores, vivid del huerto y del corral, y que coman grava... (1980)

Con una ilustración de un clásico, Baiget, publicaba este artículo de opinión en Andalán en 1980


"1979 (la década para los megalómanos) se ha cerrado con una tasa de aumento de los precios al consumo (y extensivamente de inflación) notablemente inferior a 1978, aunque todavía superior al resto de los países capitalistas de Europa. Y el ministro de Economía, de digno pasado «felipista» (de FLP, no de Felipe), no ha tenido el menor recato en reconocer, en declaraciones a finales de diciembre, que la clave del frenazo inflacionista estaba en el «sacrificado comportamiento» de los agricultores, cuyos productos no han aumentado en todo el año más allá de un 8 %. Lo que supone un descenso real de sus rentas en relación con una tasa de inflación que en noviembre rozaba el 16 %. Y la traducción a la vida cotidiana del descenso global de la renta campesina empieza a notarse en nuestros pueblos. Se nota, aunque más lentamente, incluso en nuestras regiones agrícolas más ricas, como la Ribera, Cinco Villas o el Cinca.
La oligarquía española, con su secular falta de imaginación, ha decidido un vez más contribuir con el esfuerzo de los habitantes de su feudo a superar la crisis mundial. Y, también por enésima vez, ha decidido que la crisis interna la paguen los sectores sociales marginales: ejército laboral de reserva, jóvenes, viejos y agricultores. Que parados, jóvenes y viejos no se alcen ante tal determinación es explicable por su falta de organización como grupos homogéneos de intereses (los parados esperan
fallidamente que sus compañeros sindicalistas los defenderán, los viejos confían en sus descendientes y en los chantajes de los periodos electorales, y los jóvenes pasan dedicándose a ser usados ante la opinión pública como justificantes de gobiernos «fuertes»).
Pero los agricultores tienen, al menos en teoría, quienes les representan, quienes en caso de atentado flagrante contra sus intereses de grupo deben convocar movilizaciones y luchas. Tienen todo tipo de representantes: sindicatos de clase, limitados a algunas zonas del Sur del Estado (SOC, FTT, etc.); sindicatos interclasistas indefinidos (COAG, CNJA, etc.), y sindicatos interclasistas definidos al servicio de una clase, los terratenientes (CNAG, UFADE, etc.). Ninguno de estos grupos tiene en estos momentos conciencia exacta de lo que realmente está pasando. O quizá no quieren tener conciencia, para no tener que meterse en luchas de las que son poco amigos. Mientras sus representados aguanten, que todo siga. Y si un día las bases campesinas se desbocan, ya se encargarán los dirigentes de frenarlas, como ocurría en los últimos años del franquismo (cuando las primeras «guerras»), y como ha venido ocurriendo sistemáticamente en las últimas luchas, a pesar de ser otros los dirigentes. Porque hasta los campesinos se desbocan. Los pocos dirigentes progresistas y radicales que quedan por los sindicatos democráticos de Aragón, Navarra, Rioja, Catalunya, Extremadura... nos han reconocido en numerosas ocasiones: «Cuando las bases campesinas se calientan van mucho más allá no ya de los dirigentes establecidos e integrados, sino de nosotros mismos; pero entonces las direcciones se apresuran a echar jarros de agua fría».
El Gobierno se ríe ¿Hemos de pensar, pues, en el sindicato-sauna? Todo nos empuja en ese sentido, después de ver cómo hasta los sindicatos teóricamente más progresistas (¿quien no conserva todavía en lo más profundo de sus convicciones una lucecita de esperanza en la COAG o la FTT?) aguantan y aguantan todo to que se les eche. Después de la última subida de los combustibles, los pescadores amarran sus barcos, como en ocasiones anteriores, como protesta; los taxistas se lanzan a la huelga... y los sindicatos campesinos sacan tímidas notas de protesta. Sin embargo, los más perjudicados por la subida de los combustibles han sido los agricultores.


Como puede verse en el cuadro que hemos elaborado, en los últimos seis años (desde que los precios de la energía comenzaron a ponerse en el lugar que les correspondía) el combustible utilizado por los agricultores ha sido el que mayor aumento ha su frido, al multiplicarse casi por tres el precio de 1974. Y las subvenciones prometidas llegan para todos (incluidos pescadores y taxistas) menos para los agricultores, de los que el Gobierno se ríe a mandíbula suelta. Mientras a dos de los sectores más desastrosos para el país (cemento y acero) les está subvencionando el 30 % del fuel con bajo indice de azufre que consumen. La única subvención que pueden obtener los agricultores es el deprimente espectáculo que ofrecen, haciendo colas que duran 24 horas desde una semana antes de cada subida, para almacenar unos cientos de litros de gas-oil antes del día señalado y ahorrarse unas pesetas. Y eso en las gasolineras que les permiten hacerlo.
Y no es sólo en el gas-oil donde los agricultores pagan la prima de la crisis. La mayor parte de los inputs actuales más usuales proceden de derivados del petróleo. Los aumentos en insecticidas, herbicidas y demás porquerías asesinas del ecosistema son automáticos. En cuanto a los abonos, es uno de los sectores en el que Suárez no ha deshecho lo poco que Franco hizo bien, y el Estado subvenciona a las fábricas y las frena para que no aumenten los precios de sus productos. Pero realizan los aumentos con otros sistemas que llegan al fraude consentido, rebajando la calidad de las mezclas y en ocasiones incluso al peso de los sacos de abono.
Y desde luego son ilusos los que esperan que todos estos aumentos se reflejen en las negociaciones de precios agrarios que pronto se iniciarán. La mayoría de los agricultores son conscientes de que las organizaciones que cada año van a Madrid a «negociar», a lo que realmente van es a hacer la risa. Como son ilusos los que esperan que estas pérdidas del nivel de renta serán absorbidas por otras concesiones, como promete el Gobierno. Va para tres años que se prometieron 20.000 millones de
pesetas para los jóvenes agricultores, para mejora de explotaciones, ganadería y casas. Los jóvenes que esperaban casarse y hacerse la vivienda con esos créditos, podrán hacer la casa...cuando se casen sus hijos. Y mejor no meneamos la forma en que se comenzaron a distribuir tales créditos en ciertas agencias de Extensión Agraria. La Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, otra promesa, no está resultando ser en la práctica sino un cómodo sistema para que los latifundistas mejoren sus fincas con créditos baratos. Las promesas de regadíos, totalmente falsas; porque la ley de aguas que va a aprobar el Parlamento a no tardar va a convertirse en una barrera casi infranqueable para los nuevos regadíos. Y aunque se consiga saltar la barrera, no habrá dinero para hacerlos porque el Estado se lo está gastando en limosnear y subvencionar a sectores en crisis y a las multinacionales. Las promesas de apoyar en forma de ley la explotación familiar agraria, una ficción. Quizás el apoyo a tales explotaciones vaya a serlo la General Motors, que va a absorber a muchos de los agricultores que las cultivan; seguro que ese es el «apoyo», porque los agricultores de la Ribera sueñan con «el oro y el moro» y la UAGA no les abre los ojos. O quizás son apoyos el Estatuto de la Leche o la nueva Ley de Montaña, dirigidos precisamente a cargarse esas pequeñas explotaciones familiares para preparar nuestro ingreso en la CEE.
Pese a todas estas pedregadas que se les vienen encima, los agricultores siguen trabajando y produciendo alimentos baratos, en lugar de encerrar los tractores y las mulas mecánicas durante un año en la cochera, dejar de pagar letras y contribuciones y pasar ese año viviendo del hortal y de los bichos del corral. Y los sindicatos siguen negociando y apaciguando, y diciendo que si este año no arreglan lo de la Seguridad Social y lo de poder jubilarse a los 60, como los obreros industriales, otra vez será, en lugar de movilizar a sus bases contra un Estado que los está destrozando lentamente.
Hace unos pocos años, cuando las luchas campesinas infundían alguna esperanza, algunos comenzamos a pensar que ciertamente Lenin, Trotski y los demás se habían equivocado; que no sólo la vanguardia revolucionaria no siempre era el proletariado industrial, sino que además los agricultores podían llegar a ser algo más que unos aliados de la derecha y de la reacción. Hemos cambiado bastante de idea y, aunque seguimos sin dar la razón del todo a Lenin, sí que habrá que convenir al menos en que acertar no aciertan ni una los agricultores cada vez que eligen a alguien o algo para representarlos."



Referencia y acceso al fichero
Baigorri, A. (1980), "Guardad vuestros tractores...", Andalán, N° 259 , 29 de febrero al 6 de marzo,  pag. 4
Acceso al original


2.23.1979

Se acabó el cuento de la lechera (1979)



Referencia
Baigorri, A. (1979), "Se acabó el cuento de la lechera", Andalán, Num 206 - 23 al 27 de febrero de 1979, p. 14
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4.15.1977

Ecología: la izquierda y el desastre ecológico (1977)


Artículo (en realidad, artículos, pues en el mismo número incluía tres, casi un tercio de la revista) publicado en la revista Esfuerzo Común. En realidad el artículo es un clon de otro que ya había salido publicado, o iba a salir, en Alfalfa, pero los editores de Esfuerzo Común se empeñaron en que hiciera una versión porque eran públicos distintos (y lo eran). El segundo que aparece es un comentario sobre el control de los medios de comunicación profesionales agrarios, controlados por el aparato de estado y su influencia en un marco pre-electoral. El tercero forma parte de una serie sobre la izquierda ante la cuestión agraria, que aparece en otro post completa.


"  En varias ciudades (francesas) en donde el movimiento ecologista tenía fuerza, la izquierda ha perdido las elecciones frente a los gaullistas por muy escaso margen de diferencia.Un análisis extremadamente simplista de esos hechos podría llevarnos fácilmente a la conclusión errónea de que, "por culpa de" los ecologistas, la izquierda no ha vencido de forma completa en las elecciones de nuestros vecinos franceses. Pero sí que podemos achacar a los ecologistas varios "pecados" que pudieran refetirse aquí. Y, en cualquier caso, sí que podemos achacar a la izquierda el grave pecado de ignorar a los ecologistas.Por encima de cualesquiera otras consideraciones, Enzensberger ha sintetizado una hipótesis central: las sociedades industrializadas de la Tierra engendran contradicciones ecológicas que en un plazo no lejano conducirán a su destrucción. Y hablar de Sociedad Industrial es hoy hablar de sistema capitalista, entendiendo el capitalismo no como sistema de propiedad, sino como modo de producción, como sistema de relaciones entre los hombres, ya sean individuos privados o el Estado los propietarios de los medios de producción. Así puede decirse que el desastre ecológico va implícito en el propio capitalismo; y la simple expropiación de los capitalistas no hace desaparecer la amenaza del desastre. Sólo la destrucción del capitalismo como sistema de relaciones de producción, como sistema de valores; sólo una total subversión de las relaciones entre los hombres y entre estos y las cosas; una superación del trabajo asalariado, en cualquiera de sus formas, de la alienación, de la separación entre productor y producto, del fetichismo de la mercancía (...). El desarrollo de las fuerzas productivas en la URSS es muy semejante al de los países occidentales, y como en éstos, a partir de cierto momento las fuerzas productivas se manifiestan como fuerzas destructivas (...)Hemos de convenir que la batalla ecológica será pues parte de la gran batalla entre las clases sociales. La degradación del planeta que se opera por la acción del capitalismo no la sufren las clases explotadoras, al menos a corto plazo, porque siempre conservan para sí cotos de tierra virgen. Sí que la sufre, yya hace tiempo, la clase explotada. Estas clases trabajadoras deben entender pues, como parte de su concienciación, que la lucha de clases lleva implícita la lucha por una sociedad "limpia".(...)
Si creemos en la validez de la hipótesis ecologista, sólo veremos dos caminos, que vienen a ser confluyentes: la izquierda no podrá pretender representar los intereses de las clases trabajadoras si no se define sobre los problemasecológicos, o si de su definición se desprende que no va a ir más allá de donde irían los políticos burgueses. Ello por un lado. Por el otro, si el movimiento ecologista pretende ser algo más que un hijo pequeño burgués de la mala conciencia del capitalismo que, como los movimientos hippie, beatnik o contracultural, acabe siendo "reconvertido" por el sistema cuando resulte peligroso, ha de comprometerse de lleno en la lucha política al lado de los trabajadores. practicando la critica interna, pero no la externa, que entorpecería el movimiento socialista y contundiría dividiéndolas a las clases trabajadoras.Ante la situación actual tan sólo caben dos posibilidades, totalmente excluyentes y sin términos medios posibles: "Socialismo o barbarie"



REFERENCIAS:
Baigorri, A. (1977), "Ecología política y lucha de clases: la izquierda y el desastre ecológico", Esfuerzo Común, Num. 252, pp. 3-4

Baigorri, A. (1977), "El búnker controla los medios de comunicación agrarios", Esfuerzo Común, Num. 252, pp. 10-11

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. III. Las Derechas", Esfuerzo Común, Num. 252, pp. 12-13

Enlace al texto



4.13.1977

Políticos y partidos ante la cuestión agraria (1977)


Serie de cuatro artículos sobre las posiciones de los partidos políticos ante la cuestión agraria, frente a las primeras elecciones democráticas.




REFERENCIAS:

Baigorri, A. (1977), "Los partidos políticos y la cuestión agraria. I. La izquierda", Esfuerzo Común, Num 250, pp. 9-11

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. II. El centro", Esfuerzo Común, Num. 251, pp. 12-13

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. III. Las Derechas", Esfuerzo Común, Num. 252, pp. 12-13

Baigorri, A. (1977), "Partidos y políticos ante la cuestión agraria. IV. La izquierda autogestionaria", Esfuerzo Común, Num. 253, pp. 8-9


2.28.1977

La in-seguridad social agraria (1977)


Artículo publicado en la revista Esfuerzo Común, editada por una cooperativa de trabajadores de Zaragoza y vinculada al carlismo.

"  Salvo los años de la postguerra, en que los productos agrícolas eran escasos y muy necesarios, la situación económica de los pequeños agricultores ha estado siempre por debajo de la de los obreros industriales. Incluso en ciertos casos los jornaleros han podido llevar un "tren de vida" mucho más alto, por varias razones. Rara vez el jornalero aspira a hacerse con tierra. Piensa que es inaccesible, y vive al día. Para el agricultor, por el contrario, la adquisición de tierras es una necesidad vital. Cada vez necesita ampliar más su explotación para poder sobrevivir. (...) 

Como técnica para la división de las clases trabajadoras y su posterior enfrentamiento entre sí, la S.S. ha cumplido una buena labor. (...)
 
Veamos un ejemplo de lo que puede costarles la S.S. a una familia media de agricultores, compuesta por padre, madre y tres hijos, que cultiven una explotación de unas 18 6 20 has. de regadio y 6 ó 7 has. de secano. Soncálculos aproximados, pero bastan para darse una idea. Esta familia, aparte de contribuciones, cuotas sindicales, etc., pagará al año en cotizaciones por la tierra a la Seguridad Social, sin recibir a cambio ningún beneficio, unas 50.000 pesetas. Al no estar protegidos en absoluto por el Estado, deben afiliarse a alguna Mutua privada donde recibir atención médica y asistencia en caso de accidentes u operación; pagará por ello al año entre 15.000 y 25.000 pesetas, como mínimo. Mas como estas sociedades están situadas en la capital, para cualquier urgencia es preciso conducirse por los médicos del pueblo, pagándoles cuotas que en cifras redondas son de alrededor de 4.000 pesetas al año. También es imprescindible estar conducido por los practicantes, para tener un buen servicio. Unas 2.000 pesetas anuales más. Y ahora debemos sumar a todos estos gastos las 28.000 pesetas anuales de cotización a la.Mutualidad laboral -ello si han elegido la base minima de cotización, y si sólo se ha afiliado el cabeza de familia, aunque la ley obligue teóricamente a todos los miembros-. A esta familia le cuesta pues su inseguridad social, porque en absoluto está totalmente asegurada aún con todos estos pagos, más de 100.000 pesetas al año.Naturalmente que esta situación, si no del todo paradisíaca, sí que resulta bastante beneficiosa para los grandes terratenientes y latifundistas, así como para los intermediarios, que se aseguran su vejez con una contribución mensual no agobiante para sus economías. Estos sí que pueden permitirse cotizar la base máxima, pagando a la Mutualidad unas 9.000 pesetas al mes.Cuando cumpla los 65 se encontrará con casi 50.000 pesetas mensuales, que, por mucha Inflación y mucha depreciación de la moneda que haya, seguirá siendo una buena paga; más para un jubilado, cuyas necesidades son menores. El agricultor medio, que ha elegido la base mínima de cotización, porque no puede· permitirse otras más altas, se encontrará con 12.000 mensuales, con las que, dentro de 10 años, tal vez no tenga ni para comer.(...)
sólo debe existir un régimen de la Seguridad Social, en el que tengan cabida desde el señor Oriol y Urquijo, si así lo desa, hasta el último peón agrícola, y en el que cada cual cotice por lo que realmente posea y gane, pero en el que también todos reciban los mismos beneficios. Pero esta reforma de la Seguridad Social es inseparable de una verdadera Reforma Fiscal, es impensable sin ella"

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1977), "La in-seguridad Social Agraria. El franquismo no cumplió sus promesas", Esfuerzo Común, Num. 248, pp. 3-5

4.27.1975

Gaviria: La dependencia de los agricultores (1975)

Este texto no es mío, sino de Gaviria. Es el primer texto que leí suyo, casi un año antes de conocerle (las notas son de abril de 1975), y si lo incluyo aquí es, además de por conservar el texto del maestro, porque incluye mis propios comentarios. Ciertamene me impactó, tanto que durante medio siglo Mario contaba una historia fantástica sobre nuestro primer encuentro: decía que me presenté en su casa a decirle "¿Esto lo ha escrito usted? Pues no estoy de acuerdo en nada". El documento demuestra que no era así, que estaba básicamente de acuerdo..., aunque no en todo. Qué ternura de notas, con 18 añitos: "y ello lo afirmo como socialista".



Referencia:
Gaviria, M. (1975), "La dependencia de los agricultores", Cuadernos para el Diálogo. Extra el Campo

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