El origen de este texto es una comunicación al V Congreso Español de Sociología (Granada, 1995), si bien apareció publicado un año más tarde en un libro con comunicaciones seleccionadas por García Ferrando y Martinez Morales.
"1. URBANIZACIÓN, DESARROLLO ECONÓMICO Y DEPORTE
Desarrollo económico y urbanización son las variables que fundamentalmente determinan la transformación del deporte de actividad minoritaria, ligada casi exclusivamente al cultivo del cuerpo, a una actividad de masas con una doble función: el entretenimiento colectivo, y el mantenimiento físico de una población ocupada en trabajos cada vez más sedentarios y estresantes (García Ferrando, 1994).
La disposición de tiempo libre, sin embargo, y frente a lo que es una creencia universalmente asumida, no parece ser una variable que, salvo en lo que al género se refiere, tenga una fuerte incidencia en la actividad deportiva. De hecho, el proceso de urbanización produce una sistemática reducción del tiempo realmente disponible para actividades de ocio (por más que se observe una reducción también sistemática de la jornada laboral), al aumentar continuamente el tiempo dedicado a los desplazamientos, el tiempo dedicado a tareas domésticas -que se viene reduciendo para las mujeres, pero aumentando lenta aunque progresivamente para los hombres-, y el tiempo dedicado a gestiones extralaborales, formación, etc. De hecho, y si el tiempo libre fuese una variable realmente importante, las actividades deportivas serían muy intensas en los pequeños pueblos agrícolas de secano, lo que no sucede en la realidad.
Por el contrario el desarrollo económico sí que posibilita el acceso a los equipos, equipamientos e infraestructuras necesarias para la práctica del deporte, así como permite la dedicación de una parte importante de su producción económica en el consumo conspicuo del deporte como espectáculo. Y el proceso de urbanización, con la generalización de la educación, la extensión de nuevos estilos culturales, la compartimentación estricta del tiempo y el espacio, así como con la democratización de las relaciones sociales y el incremento de la tolerancia hacia las diferencias, posibilita a su vez la extensión de estilos de vida que consideran el deporte como una condición indispensable para una buena calidad de vida; además de posibilitar, con las grandes concentraciones de masas en las ciudades, una demanda suficiente para el deporte-espectáculo. Lo que se entiende por sociedad de consumo (que siempre será un contrasentido porque en realidad es una sociedad de superproducción) no es sino una denominación afortunada de las sociedades ricas y altamente urbanizadas.
Desarrollo económico y urbanización son procesos que no siempre han ido unidos, pero que en las sociedades avanzadas occidentales se han unificado en las últimas décadas, extendiéndose progresivamente a la totalidad del territorio de cada estado nación. En este sentido la urbanización ha dejado de ser hace tiempo un proceso propio de las ciudades, para alcanzar a lo que se venían denominando áreas rurales, en primer lugar las zonas más dinámicas y socioeconómicamente más complejas de agricultura de regadío (Baigorri, 1983).
Sin embargo, este proceso no está completado, no es todavía uniforme. Quedando vastos espacios en el territorio que, aunque con bajas densidades demográficas, siguen estando poblados, pero no se benefician del desarrollo económico sino parcialmente -normalmente se trata de población subsidiada, bien por su edad, por la escasez de trabajo, o por su actividad agraria-, y sólo lentamente se incorporan al proceso de urbanización gracias a lo que McLuhan denominaba 'prolongaciones tecnológicas del hombre', en este caso la radio y la televisión.
En dichas áreas, tanto a nivel individual como público, las posibilidades tanto dotacionales como de animación socioecultural son muy limitadas, y en consecuencia los hábitos deportivos no se corresponden con las optimistas estadísticas que, a nivel nacional, nos ofrecen diversos estudios. Es en este sentido que podemos hablar de la existencia, en el centro mismo de la denominada sociedad del ocio, espacios a los que podemos calificar como sociedades sin ocio.
Para contrastar empíricamente estas hipótesis hemos realizado una encuesta..."
Baigorri, A., Fernández, R. (1996), "La sociedad sin ocio", en M.García y J.R.Martinez, Ocio y deporte en España, Tirant lo Blanch, pp. 25-35
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