11.19.1998

De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico...(1998)


El origen del texto estuvo en una ponencia, que luego se publicó en el Anuario de la Cultura de Extremadura 1998

    

"1.
Desde la constitución de los Estados nacionales modernos, la Cultura, y muy
especialmente el patrimonio histórico-artístico, se ha venido considerando como una
carga para la sociedad, que tendría asumida la necesidad de su generación,
mantenimiento y conservación sobre la base del sentimiento de identidad y la memoria
histórica de los pueblos. Si la Educación, componente esencial del producto cultural de
un pueblo, ha sido vista al menos desde la Revolución Industrial como una inversión
productiva, si bien a muy largo plazo, no ha ocurrido lo mismo con el complejo
cultural. Con independencia de su instrumentalización ideológica por parte de los
grupos sociales, lo que ha supuesto una rentabilidad política en muchas épocas, nunca
se ha esperado de ella una rentabilidad social de carácter económico.
Más aún, como hemos observado más detenidamente cuando hemos estudiado desde
esta perspectiva el patrimonio histórico-artístico(1), desde esta posición idealista,
organicista, de corte conservador (en todos los sentidos) se producía incluso un rechazo
a cualquier especie de consideración de tipo economicista sobre lo que se consideraba el alma de la patria.
De alguna forma se ha pretendido, en un mundo regido por las leyes de mercado, que la
Cultura se guiase por reglas morales, como si se tratase de una parcela aparte del mundo
material, como la religión o las buenas maneras. El propio consumo conspicuo de obras
de arte por parte de las clases altas, como muy bien señaló Thorstein Veblen hace un
siglo, no se ha hecho tradicionalmente sobre la base de cálculos económicos, sino como
una forma de despilfarro ofrecida como símbolo de riqueza y poder absolutos(2).
2.
Hoy, naturalmente a posteriori, podemos decir que sencillamente el mercado, en su
proceso expansivo por el que ha venido abarcando cada vez más facetas de la vida
humana, no había alcanzado todavía un nivel de diferenciación suficiente como para
introducirse, mercantilizándolo, en el universo cultural..."

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Ref.: Baigorri, A. (1998), "De la Cultura y el Patrimonio a la Industria Cultural. Recogiendo frutos en forma de empleo y desarrollo socioeconómico",  Anuario Cultural de Extremadura 1998, Consejería de Cultura y Patrimonio, Mérida, pp. 80-83


10.20.1998

Jóvenes y mercado de trabajo en Extremadura. ¿Paro juvenil, o estrategias de retraso en la inserción laboral? (1998)

Comunicación presentada en el VI Congreso Nacional de Sociología, Grupo 08. Sociología del Trabajo, Sección 2ª. La cuestión del empleo

"ResumenEsta comunicación analiza la evolución reciente del mercado de trabajo en Extremadura atendiendo a la variable ‘juventud’. Partiendo de la escasez de datos fiables a nivel regional, se optimizan las fuentes disponibles para centrarse en aquellos factores que en mayor medida han condicionado la evolución de este grupo social y su relación con la ocupación: peso demográfico de los jóvenes, inserción de la mujer en el mercado de trabajo, universalización de la educación secundaria y generalización de la superior, comportamiento de las cohortes de mayor edad, etc.El trabajo apunta algunas paradojas, en una región que sufre un atraso estructural del que sólo lentamente está consiguiendo salir, como son la mejor situación relativa de los jóvenes extremeños que los del conjunto nacional, o la tendencia creciente a recibir inmigrantes -también de cohortes jóvenes- en una región con fuertes índices de desempleo.Como principal aportación, introduce una reflexión teórica sobre lo que se considera, a nivel de hipótesis, un proceso de cambio estructural: una especie de readaptación ‘orgánica’, en función del alargamiento de todos los ciclos vitales, que retrasa la incorporación al trabajo de los seres humanos, que de verificarse debería llegar a una reformulación en profundidad de las denominadas políticas de empleo juvenil, especialmente de las denominadas políticas activas. Esto es, modificar el esfuerzo público por la inserción, en esfuerzo por la preparación, que debería ampliarse hasta tramos de edadde entre 25 y 30 años."


Referencia:

Baigorri, A. (1998), "Jóvenes y mercado de trabajo en Extremadura. ¿Paro juvenil, o estrategias de retraso en la inserción laboral?", VI Congreso Nacional de Sociología, A Coruña

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9.15.1998

Info-ricos e info-pobres Navegando sin remos sobre la cresta de la ola (1998)

"La fractura fundamental de las sociedades ricas avanzadas ya no viene determinada únicamente por el acceso a la propiedad de los medios de producción, ni siquiera por el factor de división en grupos de estatus determinado por las diferencias en el consumo. El acceso a la Información, y a través de ella al conocimiento, condiciona hoy en mayor medida la división y la estratificación social. De ahí que hoy hablemos, también, de inforicos e infopobres como categorías sociológicas reales.
(...)
Ni siquiera en los países centrales del sistema mundo podemos hablar de un acceso igualitario a estos nuevos bienes de producción, conocimiento, consumo y en suma poder. En los Estados Unidos, mientras el 66% de los hogares urbanos de clase media y alta poseen ordenador, entre los hogares pobres de las zonas rurales sólo el,4,5% los poseen. En nuestro país las diferencias no son menos abismales.
(...)
Naturalmente, no debe mitificarse la nueva Sociedad de la Información. Como no debe mitificarse Internet: la potencia no está en lo que puede obtenerse de la red, sino en lo que se puede introducir, y sobre todo en la administración de esas informaciones. (...)  La Internet no es efectivamente la Sociedad de Información, sino más bien sólo uno de sus epifenómenos. Pero el acceso a la misma es fundamental para el desarrollo.
(...)
Por ello, la apuesta, por ahora formal, de nuestro gobierno regional por esta cuestión me parece incuestionable. De hecho, no ha dejado de sorprenderme que Ibarra, siempre con tan buen olfato para la dirección de los vientos del mundo, haya tardado casi dos legislaturas en darse cuenta de la importancia de la informática y todo lo que su entorno conlleva.
(...)
Sobre lo dicho podemos afirmar que si importante es la subsidiación de sistemas tradicionales de transporte y comunicaciones, como el ferrocarril o el transporte aéreo, no lo es menos hoy en día la dotación a la ciudadanía de un acceso fácil y económico a las tópicamente denominadas autopistas de la información. Y en este sentido, creo que la política regional a corto plazo en esta materia debería encaminarse en cuatro direcciones fundamentalmente:
 
  1. Potenciación de la calidad en la enseñanza y la investigación en los centros universitarios orientados directa o indirectamente al desarrollo de las tecnologías de la información. 
  2. Una política de grandes convenios con las compañías telefónicas, tanto para una adecuada dotación de las llamadas autopistas de información en nuestra región, como para una política, durante varios años, de tarifas planas subvencionadas en el acceso a Internet (estos convenios con las compañías telefónicas deberían incluir la ruptura de la frontera: paradójicamente es el teléfono, uno de los símbolos de la globalización, el único elemento físico y claramente marcado que sigue mostrándonos la existencia de una frontera entre Extremadura y Portugal). 
  3. Creación en todos los pueblos y los barrios de las ciudades de nuestra región de lo que podríamos denominar infotecas. Las infotecas no son otra cosa que centros públicos dotados de numerosos ordenadores conectados a Internet, en los que los estudiantes de cualquier edad capaces de manejarlos y que no cuentan con medios económicos para tener uno propio podrían trabajar en y sobre la red. La iniciativa privada, en las grandes ciudades, ha respondido a esta demanda mediante la creación de los denominados cibercafés; pero obviamente esto no resuelve las diferencias entre info-ricos e info-pobres. Hoy las infotecas son sólo una palabra que se me acaba de ocurrir; pasado mañana serán un servicio público tan fundamental como las bibliotecas, las hemerotecas, o los museos. Ojalá que mañana mismo sean un servicio disponibles para los ciudadanos de bajos recursos en Extremadura. La creación de esta red de infotecas supondría una fuerte inyección económica en el sector, además de la creación de numerosos puestos de trabajo para nuestros futuros egresados, en biblioteconomía, documentación e informática.
Hay que insistir en ello: quedarse fuera de la Sociedad de la Información va a equivaler a quedarse fuera del Progreso. Por otra parte he repetido hasta la saciedad que la posición actual de nuestra región la convierte en una buena candidata para la implantación de centros de teletrabajo, que son las fábricas limpias de la sociedad de la información. Si bien tampoco debemos olvidar que los bajos índices relativos de formación del capital humano constituyen un elemento muy poco competitivo para el desarrollo de los nuevos sectores relacionados con la Sociedad de la Información.
Todo ello exige una apuesta decidida, y por supuesto muy cara. El gobierno regional no debe temer el riesgo que esto supone: las generaciones futuras sabrán, si no agradecerlo, al menos aprovecharlo."

De los tres puntos de mi propuesta, tan sólo al tercero se le prestó atención. El primero se confundió con Información y Documentación, que no es Tecnologías de la Información. Aún así, hubo bastante apoyo a la Politécnica de Cáceres, en donde se alojan las titulaciones informáticas y telemáticas, y hoy tiene un buen nivel, con algunos investigadores de prestigio.

Pero la propuesta de infotecas sí encontró respuesta, aunque lógicamente se le cambiase el nombre porque no podía parecer que el jefecillo de turno no tenía ideas propias. Se llaman Centros del Conocimiento (sic), y ahí siguen prestando su servicio aunque ya no son necesarios en el sentido originario. El resto de los esfuerzos se centraron en otras direcciones, absurdas para esta región en aquella época: convertirse en el emporio del software libre en una región sin programadores, llenar las aulas de las escuelas de voluminosos monitores y ordenadores que luego no se podían mantener... Pero alguien hizo buenos negocios, sin duda, vendiendo materiales.

Hay que decir que el concepto de info-ricos e info-pobres hizo cierta fortuna, pero curiosamente no procede de ningún sociólogo, aunque yo lo manejase como concepto sociológico (pues me parecieron términos y conceptos estimulantes en su momento), sino de un bibliotecario, Trevor Haywood, profesor de Sistemas de Información y decano de una Escuela de Informática. Como militante del partido laborista tenía ciertas inquietudes sociales, pero en realidad se dedicaba a escribir de temas bastante anodinos, como las bodas reales o los cruceros de placer. 

El concepto de Sociedad de la Información todavía me parecía entonces usable, aunque al poco me pareció más adecuado el de Sociedad Telemática. Pero ese es otro tema.




Referencia:
Baigorri, A.: (1998), "Info-ricos e info-pobres. Navegando sin remos sobre la cresta de la ola", Diario HOY

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8.11.1998

Regadío, territorio y desarrollo socioeconómico de Extremadura (1998)



Ponencia presentada en las Jornadas celebradas en Noviembre de 1996, sobre el Regadío y las Aguas del Suroeste Peninsular. 


"Hemos defendido siempre la tesis de que el Regadío no se improvisa. Un sistema de producción tan complejo requiere de un ambiente social que sólo puede ser producto de una lenta acumulación de capital, no sólo económico, sino también cultural. Ahora bien, la transformación planificada ha permitido acelerar los plazos de adaptación en el caso de Extremadura, y puede decirse que, siquiera en esos ejes de desarrollo más dinámicos ya señalados, está madurando una cultura de regadío. Cuando esto ocurre, se ponen en marcha mecanismos de retroalimentación que conducen a una expansión permanente de la superficie
transformada, hasta alcanzar los limites ecológicos y económicos. Es lo que viene ocurriendo en La Rioja, Aragón, Navarra o Levante desde hace siglos y lo que empieza a detectarse en Extremadura.
 
En el caso de Extremadura ha sido particularmente virulento el freno impuesto a la expansión del regadío a partir de los años '70. Hasta 1974 venia manteniendo un ritmo de crecimiento claramente por encima de la media nacional. Pero desde 1975 se rompe esta tendencia. El abandono de los grandes planes de transformación y la generalización de la "moda" de los pequeños regadíos actuó en detrimento de Extremadura frente a otras regiones de mayor tradición, en las que existe no sólo un conocimiento local de las posibilidades de transformación, sino asimismo una demanda permanente (y a veces secular) desde esos niveles locales. En una región como Extremadura la extraña pareja formada por la moda micro y la planificación hidrológica altamente tecnocrática y centralizada es muy peligrosa; provocando fenómenos curiosos, como la transformación en lugares donde no existía tradición ni demanda (regadíos locales de Malpartida de Plasencia, por ejemplo), con serias dificultades culturales para su puesta en riego, o en áreas de rentabilidad dudosa, mientras queda permanentemente postergado el pantano y la ampliación de los regadíos de La Codosera, una vega con tradición de siglos y altamente productiva, que por falta de ordenación
y mejoras empieza a decaer."
REFERENCIA
Baigorri, A. (1996), "Regadío, territortio y desarrollo socioeconómico de Extremadura" en Rodriguez, M., Torres, G., Baigorri, A. dir., Actas de las Jornadas Internacionales sobre el regadío y las aguas del Suroeste Peninsular, ADERCO, Badajoz, pp. 197-220
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7.27.1998

Identidad y segregación urbana. El caso de Badajoz (1998)


Es una comunicación, realizada con la ayuda de Ramón Fernández Diaz, presentada en el VI Congreso Español de Sociología (Coruña), derivada de diversos análisis previos realizados sobre la ciudad de Badajoz. Los mapas, con MapViewer, no permitían entonces mucho juego. Y eso que éramos innovadores al respecto.  


"Si bien se asume de forma generalizada que la estructura urbana que hoy conocemos es producto de las transformaciones que sobre las ciudades originó la Revolución Industrial, (la concentración de la producción industrial creó la necesidad contar con abundante mano de obra por parte de la industria para mantener los sueldos más bajos y aumentar los beneficios), son numerosas las ciudades españolas en las que el proceso de industrialización no ha sido el factor determinante de su estructura urbana, una de ellas es sin duda Badajoz, ciudad en la que la falta de iniciativas inversoras en el sector industrial ha sido permanente a lo largo de su historia. 

El desarrollo de Badajoz, y de otras muchas capitales de provincia españolas, ha venido determinado por su declaración en el siglo XIX de capital de la provincia. La dotación de la estructura administrativa derivada de esta declaración, supone un revulsivo para la ciudad, dinamizando y haciendo más compleja la economía local, que consolida su orientación hacia el comercio y los servicios.

Todo este proceso tiene como efecto inmediato que la ciudad duplique en 50 años su población y que sea necesaria la expansión urbana más allá de las murallas, este proceso expansivo se hace más intenso en los años siguientes a la guerra civil, en los que afluyen a la ciudad un número creciente de personas que huyen del fantasma del hambre que se extiende por la provincia. Las barriadas suburbiales comienzan a extenderse mediante la ocupación de las tierras inundables en las orillas de los ríos y arroyos en las que construyen sus viviendas- chabolas.

Las expectativas creadas a partir de los años 40 con la puesta en marcha de los mecanismos que llevarían a la transformación en regadío una extensa superficie de las Vegas del Guadiana, se materializan a partir de la década de los 50, con la multiplicación del personal de la Administración, la instalación de delegaciones de las constructoras que llevan a cabo las obras del Plan Badajoz, los obreros que trabajan en las mismas y la progresiva instalación en los poblados construídos en el término municipal de más de 11.000 personas, todo ello junto a un amago de industrialización. La necesidad de suelo para viviendas se hace acuciante, los dueños del suelo en este caso no son, como en las ciudades industriales, las factorías, sino los terratenientes, y así son numerosos los barrios surgidos a partir de los años 50 que tienen por nombre el del propietario original de los terrenos sobre los que se asienta. Barrios que nacen sin ninguna planificación, con viviendas de autoconstrucción realizadas sobre minúsculas parcelas vendidas a tanto al mes, que dan como resultado un trazado intrincado, adaptado a las condiciones del terreno y los caminos, con una gran densidad y carencia absoluta de plazas, zonas verdes u otros espacios libres que no sean los pendientes de edificar.

Al mismo tiempo las clases acomodadas van abandonando sus viviendas en el casco histórico y se asienta en las ensanches que surgen fuera de las murallas. A partir de los años 50 la población que vive dentro de las murallas desciende de manera apresurada, de forma que en la actualidad viven dentro de las murallas el 40% de la población de 1950.

El esquema urbano de Badajoz es similar a cualquiera de los modelos que se han desarrollado para explicar la ordenación de las ciudades:

Tenemos una Zona Central o Casco Histórico, originada por los planes de Reforma Interior que se desarrollan a lo largo del siglo XVIII. Es en esta época cuando se acometen las obras necesarias para dotar a la ciudad de los servicios urbanos básicos: abastecimiento, saneamiento, construcción de cementerios exteriores a la ciudad, parques, etc. En esta zona  coexisten edificios nuevos, generalmente de una altura superior a los tradicionales, y que son ocupados en su mayor parte por oficinas, bancos, comercios o viviendas de lujo, junto a otros edificios antiguos, de los que los más nobles y señoriales están ocupados por oficinas y servicios de la Administración: Ayuntamiento, Diputación, Gobierno, Institutos, Teatros, etc. Esta zona central suele tener también Parques, aparcamientos subterráneos, y mucha animación comercial en las horas punta, que decae con el cierre de los comercios salvo en las calles de bares y en las horas de cine.

Junto al Casco Histórico encontramos el Barrio Viejo o Plaza Alta, con calles estrechas de trazado sinuoso, orgánico, es decir, perfectamente adaptado al terreno, con casas viejas, en muchos casos abandonadas, en ruina (situación especialmente patente en Badajoz), junto a las que se levantan, de tanto en tanto, otras más modernas que destacan de las anteriores (el llamado impacto visual) por estar construidas con diseños (materiales, formas y colores) totalmente distintos de las casas tradicionales. Estos espacios, en los que los primeros crecimientos de la población urbana se hacinaron miles de personas, hoy están casi vacíos, con una población muy envejecida, y grupos marginales e inmigrantes. En ellas encontramos solamente comercios antiguos y pequeños, tabernas, ....

A continuación se sitúan los ENSANCHES, motivados por la imposibilidad de acoger todo el crecimiento demográfico de las ciudades. Los primeros ensanches, que si bien en su mayor parte suceden en el siglo XIX y primera mitad del s. XX, en Badajoz, como hemos dicho se producen algo más tarde, y llevan al derribo de las murallas exteriores, con trazados de calles rectas, amplias, arboladas en muchos casos, con edificios de buena construcción en el caso de las clases altas, son hoy día zonas principalmente de uso residencial  en las que también se encuentran oficinas y comercios. Podemos observar también cómo el ensanche ha avanzado sobre la zona central.

En la periferia encontramos una situación más variada. Por una parte tenemos los Barrios obreros tradicionales, situados en las proximidades de fábricas y almacenes y en el caso de Badajoz en las orillas de los ríos y arroyos, los primeros formados por casas antiguas de una planta, a las que en algunos casos se le ha añadido posteriormente otra, situadas las primeras viviendas junto a una carretera o camino principal y que creció detrás de las primeras viviendas de forma desordenada. Los nuevos Barrios obreros o barrios dormitorios están formados generalmente por bloque de viviendas iguales, con casi absoluta carencia de locales comerciales. En los dos casos la urbanización es deficiente (sin parques o con parque inacabados o abandonados, asfalto en malas condiciones y algunas calles sin asfaltar,...), los equipamientos (escolares, deportivos, institucionales) llegan con años de retraso y el comercio es escaso. Son por una parte barrios de autoconstrucción y por otra de viviendas sociales, subvencionadas o protegidas.

También en la periferia, en este caso en algunas zonas o situadas junto al río, en terrenos inundables, o bien junto a las vías del tren o en otros casos detrás de las grandes industrias encontramos, ocupando en unos casos terrenos públicos y en otros comprando el suelo, en principio zonas de chabolas o barracas, casitas más o menos aisladas, de ordenación anárquica, que carecían de pavimentación en las calles, sin agua corriente ni saneamiento. Algunas de éstas zonas se han consolidado de forma más o menos regular, consiguiendo tener los servicios mínimos, en otros casos, se mantienen en esa situación.

Finalmente encontramos las Urbanizaciones herederas de las llamadas Ciudad Jardín, de hecho hoy, en casi todas las ciudades, encontramos una urbanización con ese nombre. La Ciudad Jardín es una elaboración del siglo XIX, en las que el desarrollo de las teorías naturalistas e higienistas plantearon que frente a las opciones de vivir en la ciudad o en el campo existía una tercera vía, la combinación de las ventajas de la ciudad y la vida en el campo, la urbanización ruralizada.  Paradójicamente, las ciudades jardín, que surgieron como utopía obrera se han convertido en signo de status de las nuevas clases medias.

Las Urbanizaciones forman habitualmente núcleos compactos, situadas en las periferias, están formadas generalmente por viviendas unifamiliares, con abundante vegetación, bien urbanizadas y localizadas en espacios limpios y silenciosos. Dentro de una misma urbanización, o bien en urbanizaciones separadas, podemos encontrar agrupadas las viviendas en función de su nivel de calidad, desde las unifamiliares adosadas hasta las viviendas de gran superficie en parcelas grandes. 

Finalmente encontramos, más alejados de la ciudad, las parcelaciones de viviendas de segunda residencia, levantadas sobre terrenos  agrícolas, generalmente de forma ilegal, carecen de abastecimiento (aunque en algunos casos hay un sondeo y una red común para toda la urbanización) y red de saneamiento.

La ciudad es una conjunción de elementos espaciales y sociales interdependientes. La estructura sociológica de la ciudad se realiza a través de un proceso doble, por una parte se individualiza, conformandose como una estructura unitaria frente al exterior, las otras ciudades, y por otra se va conformando interiormente, se hace plural, en esto se diferencia de las pequeñas poblaciones rurales, que tienen una composición interna homogénea. La colectividad territorial se hace compleja y plural, se hace urbana, cuando entre la familia y el conjunto de la población, existen otras unidades colectivas intermedias, los barrios.

El barrio, igual que la ciudad, se define en primera instancia en base a la proximidad espacial, pero frecuentemente el fundamento de éstos no es solamente la cercanía, junto a él existe un fenómeno de división social, que hace que se agrupen en determinados sectores urbanos a grupos sociales concretos. Así encontramos barrios con una base sociológica profesional (comerciantes, zapateros, curtidores, etc), étnicos (negros, chinos, ...) o de clase social (obreros, ricos, chabolas).

La estructuración de los barrios se halla en relación con diversos rasgos específicos de la población que lo componen, del diseño urbanístico que poseen y del espacio que ocupan dentro de la ciudad. Así encontramos que en las zonas peores de la ciudad (más contaminadas, ruidosas,...) existen los trazados urbanos mas inhóspitos, (calles estrechas, mal urbanizadas, con pocas y malas zonas verdes) en las que se asientan las peores viviendas (pequeñas, de mala calidad constructiva) y la población que vive es la de menos recursos económicos. E igualmente encontramos que en los mejores espacios (más limpios, silenciosos..) se encuentran los mejores trazados urbanos, con viviendas de calidad y residen una población de mayores recursos económicos. Esta correlación entre la degradación urbana y la degradación social hace totalmente necesario un análisis social del medio urbano para comprender la ciudad.

CARACTERIZACIÓN SOCIAL DE LOS BARRIOS DE BADAJOZ

Siguiendo el esquema anteriormente propuesto hemos dividido la ciudad de Badajoz en 13 barrios considerando además al conjunto de los poblados de colonización todos ellos con categoría administrativa de entidades locales menores. Todos los barrios considerados tienen entidad como tal, aunque en algunos casos dentro de ellos se consideran subdivisiones que se han señalado en los mapas que presentamos, aunque un análisis pormenorizado de los mismos no aportaría para la ocasión más que confusión. Igualmente hay otras barriadas o urbanizaciones más alejadas de (...)"



Referencia:

Baigorri, A. y Fernández, R. (1998), "Identidad y segregación urbana. El caso de Badajoz", VI Congreso Español de Sociología, A Coruña

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7.14.1998

Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales? (1998)

Era mi primer congreso internacional, y con la inscripción hecha, los billetes comprados..., una estúpida caída de tres escalones me deshizo un brazo. A cambio, durante la recuperación me hice mi primera página web. Creo que gané en difusión y creación de redes, que es para lo que (dicen) sirven los congresos. Mi comunicación la presentó un colega (menos mal que la había presentado en el comité de Estudios de Futuro y no en Sociología Urbana), y quedó recogida al menos en Sociological Abstracts. 
  


"RESUMEN 

Esta comunicación plantea una reflexión sobre las comunidades urbanas y sus interacciones en el marco de la urbe global, concepto que caracteriza las tendencias de futuro de la urbanización 

La imagen de la ecumenópolis oteada por Toybnee, sobre la base de las aportaciones de Gottman y Doxiadis, no es ya una formulación del futuro sino una realidad palpable, a la que preferimos denominar la urbe global por cuanto no la entendemos como aquellos autores tanto como plasmación del gigantismo de las grandes urbes, sino como red que penetra la totalidad del territorio, hasta hacer desaparecer, incluso, la tradicional dicotomía rural/urbano. 

Esta visión es crecientemente aceptada, con el desarrollo del llamado paradigma de las ciudades-mundo que tiene un remoto origen en Geddes, fue articulado por Hall en el ambiente de las obras de Doxiadis, y se encuentra definitivamente formulado en Friedmann. Sin embargo, su utilización en teorías de alcance medio, como la de Sassen o las desarrolladas por el propio Friedmann, sigue anclada en los estereotipos de la sociedad industrial, caracterizada en términos territoriales por una estructura jerárquica, y sobre todo jerarquizante. 

Lo que tiene de nuevo la conformación de la urbe global en términos de hipótesis es que supone la ruptura de las jerarquías. Hasta finales del siglo XX se ha venido dando una fuerte identificación entre los estados nacionales y las grandes urbes, las cuales como ciudades-mundo han articulado -y en buena parte todavía articulan en la red global de flujos- los intereses 'nacionales'. Pero hoy esa identidad se rompe, por efecto de varios fenómenos: 

a) La disgregación del estado-nación, que otorga a los espacios regionales la capacidad
de competir explícitamente, tomando como punta de lanza de esa competencia a sus principales ciudades; ciudades medias o intermediarias que compiten con los nodos 'ordenadores' -las grandes urbes- con estrategias de supervivencia propias, y con atractivos para la vida humana que no ofrecen las grandes metrópolis. 

b) El relajamiento de los instrumentos de dominio político de tendencia vertical, con una mayor democratización de las decisiones -la planificación territorial no puede hacerse ya tan fácilmente únicamente en función de los intereses de los grandes centros decisorios-. 

c) La dilución de las fronteras en los países desarrollados -UE, Nafta, Cono Sur...- provoca que ciudades medias se articulen como mesópolis o metrópolis transfronterizas que ya no pueden reflejar -o no únicamente- los intereses o necesidades de un estadonación. 

El resultado, desde nuestra perspectiva, es una red compleja -tridimensional si pretendemos representarla- en la que las posiciones de las comunidades urbanas se plantean en términos de acelerada variabilidad, y en las que las sucesivas posiciones verticales (no jerárquicas en un sentido formal, sino en términos de estratificación entendida, como la estratificación social, con relación a la producción -clases- y al consumo -status- de bienes) no vienen determinadas por un solo elemento (sea el tecnomarketing -Castells y Hall-, sea la posición geoestratégica centro/periferia -Sassen-, sea la sostenibilidad medioambiental), sino más bien por un conjunto de variables -incluidas las anteriores- que debemos empezar a estimar, sin olvidar la influencia del azar y de otros presupuestos de la teoría del caos, particularmente interesante para el análisis de la dinámica futura de las ciudades -no olvidando con ello la tendencia natural de las sociedades humanas a fijar estructuras estables de dominio, que suelen basarse en organizaciones desiguales, con el objetivo de evitar la caída de los sistemas en la entropía. (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1998), "Hacia la urbe global. ¿El fín de las jerarquías territoriales?", XIV Congreso Mundial de Sociología de la ISA, RC07 Future Research Session, Montreal, Julio 1998  (recogido en Sociological Abstracts, Jyly 1998, 98S33604)

5.01.1998

De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global (1998)




"Los usos del territorio y su relación con la ciudad dependen del modo de
producción dominante. Éste, entendido, no desde el reduccionismo marxista, sino como las eras tecnosociales propuestas por Geddes -a través de Mumford-, es un complejo que incluye las relaciones y medios de producción, pero también ciertas construcciones mentales y estilos de relación con la Naturaleza, entendida en su sentido amplio. En cuanto a la planificación urbanística, desde que existe, ni ha hecho nunca ni podrá hacer nunca otra cosa que prestar coherencia técnica e i¡jeológica a dichos procesos.
Desde antes del Neolítico, el territorio, como Naturaleza, se constituyó en una
terra ignota que, además de ofrecer recursos, sustentaba pavores. La  Revolución Industrial, por su parte, permitió descubrir, conquistar y dominar aquel mundo mágico que se extendía más allá de los caminos y los campos, incorporándolo al metabolismo de la ciudad. Sin embargo, la nueva Sociedad de la Información supone la conversión del territorio, de la Naturaleza, en un espacio multifuncional, tan complejo como las propias sociedades humanas, y llega a plantearse incluso la consecución de lo que constituyó un sueño eterno: el jardín del Edén.
En las tres últimas décadas, en el conjunto de los países desarrollados y, por
supuesto, en España, hemos vivido el cenit en la conformación del tipo de relaciones con el territorio que ha caracterizado a la sociedad industrial. Sin embargo, preocupados por los efectos -casi siempre negativos- consiguientes, hemos prestado escasa...."


Referencia:
Baigorri, A. (1998), " De la terra ignota al jardín terrenal. Transformaciones en los usos y funciones del territorio en la urbe global.", Ciudades, Num. 4, pp. 149-164
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