10.17.1989

Cartas de ultratumba de Don Alberto Casañal (1989)

A lo largo de mi vida he hecho algunos experimentos periodísticos. Creé secciones en una revista de colegio en Zaragoza (1972); "publiqué" en mi pueblo boletines de agitación que sólo llegaban a los dos o tres cercanos, lo que daba de sí el calco de la máquina de escribir (1974); creé en Extremadura (1979) un "diario de batalla" que se publicó durante una semana y del que se tiraban cientos de ejemplares en una ciclostil; creé en Tauste una revista con una pandilla de ninis rurales que luego sobrevivió un par de años (1981); promoví un periódico (Liberación) en el que luego no trabajé, porque ya no era periodista... Y más, y más. De todo un poco. Pero sin duda lo más atrevido que he hecho nunca es (ya retirado del periodismo, pero no de la opinión) es enviar un artículo de opinión en verso. Tan atrevido, que el director, que me lo publicaba todo (porque él me había solicitado mis artículos, que por supuesto yo regalaba como contribución solidaria a la supervivencia del periódico), no se atrevió a ponerlo en la sección de opinión, sino en la de "Cartas al Director". 

Por supuesto, el tema apenas empezaba. Dos meses más tarde publicaría, ya en la sección "seria", dos tochazos sobre el tema. Pero yo sin duda me quedo con este:

 

Cartas de ultratumba de Don Alberto Casañal


DEL SOMONTANO DEL MONCAYO


(Por la transcripción, A. Baigorri)


A las cumbres del Moncayo,

por donde nace La Güecha,

han venido unos fulanos

a estropicianos la fiesta.

Que van a hacer cien chaleses,

o quinientos, si les dejan,

pa vender a los bilbainos

y a los yuppies de Tudela.


A los de Añón les prometen

sus cuatro perricas frescas,

y aura quieren, con legajos

abogaus y toda pesca,

darle al Melero pol saco

y hasta metelo en la trena.


Los que gustan d'ir al campo

pa ver la Naturaleza,

pa pasiar por los campicos

y despejar la sesera,

dicen que esto es un chandrío.

Y no pué ser cosa buena

acabar con las huerticas

que ser riegan con La Güecha.


Los de Alcalá, los de Vera,

los de Borja y los de Albeta,

opinan que las orines,

los zurutos y durezas

que los chalés nos desagüen

nos entufarán las tierras.

Y además como esa gente

son finos y tienen perras,

hacen piscinas y riegan

con aspirsor la parcela;

enredan de jardineros;

se duchan todos los días;

rujian el coche en la puerta...

Igual nos dejan sin agua

desde Añón hasta Bureta.


Mas los que han comprao la tierra 

pa costruir las casicas

y llevase las pesetas,

alegan que les asisten

el derecho y la DeGeA.

Si me dejáis que sus cuente

de donde arranca la juerga,

veráis que tiene su miga

la historia de esta molleja.


Hará ya diez años largos

qui una cuadrillica maños,

biologos, arquitetos,

sociologos y abogados,

por cuenta Diputación

unas Normas empezaron,

pa ver de aplicar la Ley

en ordenar el Moncayo.

Decían: "Mancomunaros;

meter a los domingueros

a que vivan en el casco;

no hagáis chalës en el campo;

no dejéis que sus distrocen

un patrimonio tan majo"


Pero eran mu poca cosa

frente a tanto interesado.

Y en Vera, casi les pegan.

En San Martin, sulfurados.

En Añón, soñando ya

lo mismico que Litago

con chalés a todo trapo.

El par de alcaldes que había

más que rojos, concinciados,

se icharon patrás por miedo

a quedase sin el cargo.

Un coronel s'hizo fuerte

detrás de un buen abogado,

y al ladico de la cruz

donde Becquer soñó tanto,

pa costruise el chalé

removió Roma y Santiago.


Aquello fue una batalla

mu gorda pa los muchachos.

No tenían esperencia

ni apoyos pa soportalo.

Se quedaron escaldados

y aun encima los echaron.

Y luego entre unos poquicos

a gusto s'organizaron.

Callandico, sin chistar,

dieron palabra de Ley

al sueño de unos vandalos.


Y ahura eso le vale al PAR

pa dar la espalda y callase,

u decir que ya las Normas

preveían el enjuague.

Y a mí, es que me paicen bobos,

riéndose del montaje

que arman los ecologistas

pa protestar, en la calle.

Más les valía enterase

que es pequeñico el Moncayo.

Que si dejamos que empiecen

a morder unos bocados,

a poco que nos volvamos

no han de dejanos ni tamo.

Pero claro, a ellos les votan

costrutores, potentados,

promotores, vendedores,

y algún pastor despistado.

Justo es que ahura les defiendan

y les cuiden el bocado.


En fin, para qué cansalos

con historias y sucesos.

Que no sacaremos nada

con devavanos los sesos.

Por más que toda la CEA

y ese buen hombre, Melero,

y el Perico y el Martinez

y sus Ecofontaneros,

y aun yo desde la ultratumba

y toda la Biblia en verso

denunciemos, escribamos,

costruyamos, cimentemos,

los del Grado van palante

y los demás a jodenos.

El Comisario del Agua,

como es normal y corriente,

enredará un poco el charco

y apoyará al más pudiente.

Y al Consejero, que paice

no tener un dedo frente,

ya puén hacele protestas,

qu'él seguirá sonriente.


Y así acabará la historia.

Una más, otro jaleo

para nada, en esta tierra

que hacemos crecer a pedos.






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