Mi primer acercamiento a la investigación social, diferenciada del Periodismo, fue antes incluso de empezar a estudiar Ciencias de la Información. Fue como currito haciendo trabajo de campo.
Para la realización del primer Censo Agrario, en 1972, el INE fue captando agentes censales locales a través de las Hermandades de Labradores. Bastaba tener al menos 16 años (yo los tenía recién cumplidos) y el bachillerato elemental. Y el secretario de la Hermandad, don Tomás, que pronto me "investiría" también como corresponsal de El Noticiero, sabiendo de mis inquietudes me propuso el trabajo porque "aprenderás mucho de tu pueblo". Fue un periodo intenso, primero haciendo el cursillo de agente censal (yendo a Zaragoza a una oficina del ministerio, como una persona mayor y todo), y luego cada día con jornada partida y "horas extra" (osea, de las que no se cobran) a punta de pala, hasta la noche (los agricultores venían cuando podían sacar un rato, y el asunto llevaba un buen rato), en la Hermandad rellenando datos. Todo a mano, cálculos incluidos. Conservo el Manual de Instrucciones, y un ejemplar de las hojas censales.