12.27.1994

Análisis ex-post de la formación ocupacional (1994)



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1955-1973
(La gran hecatombe en medio del desarrollismo)
Puede decirse que el "Nuevo Estado", como gustaba autodenominarse el ­­Régimen anterior, arranca en términos económicos en los años '50. ­La Guerra Civil ha bloqueado las grandes posibilidades de desarrollo que con la actuación de órganos específicos de la República se habían abierto para Extrema­dura: regulación hidraúlica, regadíos, reforma agraria, industrialización... Los grupos dominantes han reaccio­nando volviendo a una agricultura y ganadería precapitalistas, sobre mínimos, eludiendo toda inversión y toda mejora de las estructuras (salvo en áreas muy concretas de las vegas más ricas). El fantasma del hambre se cierne sobre la región y sobre el conjunto del Estado, y justo en ese punto se ponen en marcha (en un intento de asegurar el abastecimiento nacional, tanto de alimentos como de otros productos industriales) los dos mecanismos que en mayor medida han condicionado la actual situación de la región: simultáneamente se desarrollan los grandes planes de transformación en regadío, en la región, y los grandes planes de industrialización en ­las grandes ciudades del Norte de España. Los programas de desarrollo agrario de Extremadura son sin embargo insuficientes, porque no persiguen mantener la población, sino únicamente la estrictamente necesaria para colaborar en el abastecimiento nacional, forzando la emigración del resto, especialmente de los más jóvenes, fuertes y dinámicos, a las grandes ciudades del Norte en las que se concentran las inversiones del Estado. En veinte años casi medio millón de habitantes emigran de Extremadura. Así y todo, en el periodo 1955-1973 la población que queda en la región hace un profundo esfuerzo de adaptación a los estándares de la economía nacional. Si en 1955 la tasa de actividad es de un 23,64 % en Badajoz y un 25,91 en Cáceres, frente a un 30,84% para el conjunto nacional, casi al final del periodo considerado, en 1971, las distancias se habían acortado sensiblemente, pues frente a una tasa del 39,58 % a nivel nacional, Badajoz ofrece un 36,22, y Cáceres incluso la supera con un 40,07 %. El esfuerzo es considerable si tenemos en cuenta la sangría migratoria, que ha dejado una población envejecida. En lo que hace a la distribución de la población activa por sectores, se da también una fuerte reducción de las distancias respecto del conjunto del Estado. La Administración consolida una infraestructura burocrática que supone un salto cualitativo y cuantitati­vo importante. La instalación del Institu­to Nacional de Colo­nización y el resto de organis­mos vincula­dos a a la gestión de los planes de trans­forma­ción en rega­dío, la ex­tensión de la Seguri­dad So­cial..., todo ello hará elevar­se notablemen­te el número de acti­vos en el Tercia­rio. En cifras abso­lutas el crecimiento de los Servicios (en los que la Administración siem­pre tiene una participa­ción impor­tante en la región) supone un aumento de más de 38.000 activos en Badajoz y 18.000 en Cáceres. Por su parte las transfor­ma­ciones deri­vadas de la ejecución de las in­fraestruc­turas vin­culadas a los planes de regadío supone un au­mento neto de la población activa industrial (más de 20.000 nuevos activos en la región), influyendo a su vez en el sector Servicios. Naturalmente, la incapacidad de aquellos grandes planes para activar todos los recursos de la región, y la incapacidad de la incipiente burguesía local, impiden absorber todo el crecimiento demográfico. No existe paro oficialmente reconocido en la región, porque el medio millón de extreme­ños que engrosarían esa estadística han marchado en busca de trabajo a otras regio­nes y países. En suma, poco antes de iniciarse la crisis económica de los '70, Extremadura sigue siendo todavía una región claramente subdesarrollada en relación con el resto del Estado, con una tasa de población activa agraria de casi un 53 % frente a un 28 % en el conjunto del Estado, una industria débil, y unos servicios todavía tercermundistas, con mucho subempleo y un fuerte peso de la Administra­ción. Esta situación, y sobre todo los orígenes de la misma, generarían la aparición del concepto de Extremadura saqueada.
1973-1983(De la crisis al autogobierno)
La ­larga crisis urbano-industrial ­supuso la apari­ción formal en Extremadu­ra del fenómeno del paro. Con mayor fuerza justa­mente que en otros territo­rios, al cerrarse la puer­ta de la emigra­ción y porque enseguida hará su aparición un efecto inducido: ­­el retorno de parados desde las ciudades industriales en crisis, que vienen a engro­sar la nómina del paro regional. Sin embargo, una consecuencia positiva e imprevista de este proceso va a ser la acumulación de un poten­cial de po­bla­ción activa creciente, que forzo­sa­mente acaba traduciéndose en un creci­mien­to de la activi­dad interior, al no existir la válvula de escape de la emigra­ción. Los retornados llegan con ahorros, pensiones, indemnizaciones, subsidios de desempleo, una cierta cultura capitalista y buenas relaciones con el exterior.
(...) "

 Referencia:
Baigorri, A., Fernández, R. (1994), "Análisis ex-post de la formación ocupacional en Extremadura", dentro del proyecto Análisis ex-post de la formación ocupacional en España, del  Fondo Social Europeo y la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid, TESYT, Badajoz

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12.24.1994

Notas para un Programa en Materia de Medio Ambiente para Extremadura (1994)

En 1994 el entonces director de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, Leopoldo Torrado, muy cercano a Ibarra (al menos entonces, que aquí todo evoluciona en direcciones imprevisibles) me pidió algunas ideas para elaborar el programa de las próximas elecciones regionales de 1995. Debió pedírmelo con tal insistencia y prisa, que ahí estaba (por la fecha anotada en el texto), el día de Navidad dándole.

"(...)
Sobre la Red de Espacios Protegidos no tengo muchos elementos de juicio, en cuanto a la definición de los mismos. En cualquier caso, me parece importante resaltar el coste financiero, de gestión y político que tienen este tipo de reservas, por lo que no creo conve niente prodigarlos en exceso. Me parece mucho más importante invertir en todo aquéllo (casi todos los demás puntos) que influye directa e indirectamente en una conservación genérica, global y dispersa. Las reservas son más propias de territorios en los que sólo quedan pequeños reductos dignos de protección, mientras que en Extremadura prácticamente toda la región tiene valores objetivos. Ya se ha visto cómo la conversión de Monfragüe en Parque Nacional ha puesto en marcha las solicitudes de ampliación, y la inclusión en el mismo incluso de los Ibores/Villuercas. Es un tema delicado y costoso que se va de las manos fácilmente, y en realidad sólo satisfacen a los integristas del conservacionismo.
 
Por otra parte, una Red de Espacios Protegidos sólo puede ponerse en marcha y alcanzar éxito en la medida en que vaya acompañada de programas de promoción y desarrollo de las áreas en que se ubican.  Salvo cuando se trate de áreas muy concretas y reducidas (esto es que afecten a muy pocos propietarios), no debería procederse a ninguna declaración de espacio protegido sin la realización previa de un estudio de desarrollo económico, social y cultural de la zona en que se ubique, que devenga en un Programa de Desarrollo. Las especies naturales están suficientemente estudiadas y conocidas; lo que hay que saber antes de ninguna actuación de este tipo es de qué viven, cómo piensan, de qué van a vivir y cómo van a pensar y actuar en el futuro los habitantes de ese espacio y su entorno. 
Por otra parte, creo que es hora de empezar a distinguir entre la protección arqueológica, para el estudio y el disfrute de los naturalistas, y la protección realmente ecológica, para el conocimien to, uso y disfrute efectivo de toda la población. Ello podría llevarnos a introducir en Extremadura la figura de los Parques Regionales o Comarcales en los que se de una conservación de los ecosistemas existentes con una utilización turístico-recreativa intensiva, en un marco controlado. En la línea de lo que son las Casas de Campo(como Tres Arroyos en su concepción originaria en Badajoz), o en la línea de áreas protegidas de otras regiones como la Dehesa del Moncayo, que siendo un espacio altamente protegido constituye a la vez un espacio de recreo natural masivo. 
Esta figura permitiría una conservación con menos cargas financieras, pues al igual que se hace en otros lugares, se trataría de espacios acotados y cerrados, en los que se pagaría por entrar, y en los que habría servicios que podrían generar ingresos (camping, cafetería- restauración, tiendas de productos regionales, librerías verdes, etc). No sólo conservarían la naturaleza, sino también los usos y costum bres que han producido esa particular naturaleza humanizada de la región: el público podría conocer la agricultura y la ganadería tradicional, la producción artesana de queso, vino, miel, aceite, etc. Poner en marcha dos o tres de estos parques en la región creo que tendría un fuerte impacto social, y de imagen tanto interna como externa, y potenciaría además fuertemente el turismo pues obviamen te ello se haría dentro de entornos con atractivos objetivos para el turismo rural, ecológico y cultural. Un buen punto para empezar, que podría aprovechar financiaciones comunitarias de INTERREG, sería la zona de la Codosera, en la raya con Portugal, a sólo 50 kms de Badajoz (130.000 Habitantes); pero por otra parte sería conveniente iniciar la experiencia sobre terrenos públicos, por lo que tal vez los Baldíos de Alburquerque podrían ser una alternativa si en la zona de la Codosera no hay disponibilidad suficiente (la ventaja de la Codosera es que hay un embalse previsto que enriquecería ambiental y turísticamente el parque).. 
5.
La cuestión del reciclaje parte de unas limitaciones fuertes, por cuanto el Plan Regional de Resíduos Sólidos, ya puesto en marcha, me temo que no ha considerado en intensidad todas las posibilidades al respecto, especialmente en lo quer al reciclaje de materia orgánica (compostaje) se refiere. No obstante, se pueden hacer algunas - bastantes- cosas todavía, además de estudiar las posibilidades de adaptar la infraestructura del Plan de Resíduos a una política activa de reciclado.
 
Un programa interesante, a lanzar desde este área, y que no sé definir muy bien ahora mismo, sería una especie de programa de reciclaje total; es decir, que por un lado sirviese para difundir y extender la propia idea del reciclaje, tanto al resto de las administra ciones como a los agentes económicos y público en general, y por otro lado pusiese en marcha ámbitos de reciclaje muy diversos: no sólo los tradicionales del papel y el vidrio (que, con un poco de ayuda y promoción, creo que pueden ya dejarse plenamente a la iniciativa privada), sino de todos aquéllos productos de los que se encuentre documentación sobre métodos eficientes y más o menos rentables de reciclado; potenciar una bolsa (que creo que ya existe, pero muy apagada) de intercambio de resíduos entre empresas que puedan reutilizarlos; potenciar de forma más intensa y extensa iniciativas como las del Centro Reto de recuperación de drogadictos, de reciclaje de mobiliario y electrodomésticos  (con lo cual se incidiría además en la creación de empleos tradicionales cada vez más demandados en las principales ciudades). Por ejemplo, una iniciativa que se me ocurre tendría cabida en este ámbito programáti co y que podría tener bastante impacto: un programa de recogida, de empresas y organismos públicos, de sistemas informáticos (ordena dores, impresoras, programas...) obsoletos pero que están en estado de uso; con ellos se podrían crear talleres formativos en zonas marginales, o incluso enviarlos a zonas subdesarrolladas de América Latina.  
En lo que hace al vidrio y el papel, ya he dicho que la iniciativa privada, con un poco de ayuda, podría hacerse cargo de ello. Pero cabría intentar poner en marcha algunas experiencias, a lo mejor empezando no en ciudades (donde la implementación de programas experimentales de este tipo es bastante costosa) sino en pueblos grandes, de recogida selectiva. Podría estudiarse la viabilidad (económica y medioambiental) de una pequeña planta de fabricación artesanal de papel reciclado para usos específicos. 
En el marco del reciclaje, y muy relacionado con la protección ambiental, cabría plantear un programa de regulación y control de los cementerios de automóviles. 
6.
En lo que hace al sector forestal, podemos empezar relacionando este tema con el anterior, y en un marco mucho más amplio: el de los resíduos agrícolas (incluída la agroindustria), ganaderos y forestales. Sería interesante la puesta en marcha de un programa, en colabora ción con Investigaciones Agrarias, de recuperación de restos de biomasa, que según su origen y características pueden utilizarse para muchos menesteres: desde la fabricación de nuevos materiales (maderas artificiales), la producción de briquetas,  producción de humus pàra su distribución como abono orgánico, e incluso la producción de biogás. Estos temas plantean muchos problemas, especialmente por la dispersión de los recursos, pero pueden hacerse cosas en la línea planteada.
 
En lo que a política forestal propiamente dicha se refiere, pienso que viene suficientemente definida desde Europa. Incluso la canalización de la reforestación a través de Agricultura (con toda lógica) me hace dudar sobre el interés de que la gestión forestal, como la caza, vuelvan a Agricultura (de no hacerse así, debería intentarse lo contrario: que fuese Medio Ambiente quien gestionase, o cogestionase, el tema de la reforestación). (...)"


Referencia:
Baigorri, A. (1994), Notas para un programa en materia de Medio Ambiente para Extremadura
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12.21.1994

Fascismo (1994)



"DOS camioneros españoles, pillados in fraganti cuando atormentaban a una piara de cerdos (en 24 horas no les dieron comida ni bebida), se han pasado 14 dias en las cárceles alemanas, y veremos en qué queda la cosa. Los cerdos no iban camino del Bündestag ni siquiera de un zoológico. La prensa oculta su destino, pero intuyo que era el matadero, para ser luego devorados en forma de salchichas, o recocidos y aliñados con col fermentada.
iCómo no recordar que las mejores leyes de protección de los animales fueron promulgadas por los nazis, cuyo fürher gustaba decir (gritar) que "en el nuevo Reich no debe haber cabida para la crueldad con los animales"? Para los ecologistas críticos (que los hay), existe una estrecha conexión entre aquella zoofilia hitleriana, que compartía boletín oficial con la determinación de convertir en jabón a los judíos, y ciertas formas de entender la ecologia (la deep ecology, o ecología profunda, de los anglosajones), con creciente predicamento en los paises desarrollados, que se caraterizan por su feroz antihumanismo.
Luc Ferry ha hablado del desarraigo como la esencia de las sociedades democráticas que surgen de la Ilustración: desarraigo del terruño (internacionalismo vs. nacionalismo), desarraigo de la naturaleza (poder ser del hombre civilizado vs. deber ser del hombre limitado por las fuerzas naturales), desarraigo de la tradición (libertad vs. opresión de lo establecido). Y ha señalado que es contra ese desarraigo contra el que se alza la deep ecology, con su trompetería apocalíptica
Porque hay ciertamente un ecologismo que cree en el futuro, en la capacidad del hombre para superar cuantos desafios puede plantearse (incluido el de sobrevivir a la degradación ecologica y social causada por la borrachera del capitalismo desarrollista). Un ecologismo humanista crítico y liberal en lo ideológico, socializante en lo económico y profundamente democrático en lo politico. Pero hay otra ecología que pretende retrotraernos al pasado, arraigar el hombre a la tierra, atarlo a la naturaleza, equipararlo a los cerdos o las piedras, con quienes estaría obligado a firmar una especie de contrato natural como sustituto del Contrato Social que sostiene la civilización occidental. Del nuevo contrato se derivarian leyes, dictadas no por la Razón sino por la Naturaleza, que los nuevos druidas se encargarían de interpretar.
Como sabemos desde Hobbes que el estado de Naturaleza es no sólo el de todos contra todos sino también el de la fuerza bruta, algunos ecologistas de primera hora nos asustamos viendo la bestia que ha engordado a nuestra sombra, fagocitando utopías. El nuevo Leviatán no está formado por hombrecillos, sino por minúsculos buitres y lobos. Es la bestia parda que a menudo esconde, tras su amor a la Naturaleza, un odio mortal contra la Humanidad. Cuidado."

Ref. Baigorri, A.(1994), "Fascismo", El Periódico de Extremadura, 21/XII/1994, p.5