3.31.1993

La gran entente (1993)




EL big bang de Rocard, antes que explosión generadora
de vida, es un gran agujero negro que se traga,
hacia la nada, a todo aquel que se acerca a su entorno.
Su propuesta no era siquiera una Izquierda Unida a
la francesa, sino lisa y llanamente un Frente Popular (con un
toque populista a la Liga italiana). Y es que los franceses
tienen una habilidad especial para inventar lo que ya existe,
por la vía simple de cambiarle el nombre y hacerlo más
grande. Lo de Rocard, aparte de que quedaba feo porque
trataba de colocarse a la cabeza de la cosa, ha asustado a la
ciudadanía porque el frentepopulismo siempre da miedo. Sonaba
a déja vu, y al final todos han salido perdiendo ...

Las elecciones franeesas sugieren la necesidad de legar a
lo que yo llamaría La Gran Entente, entre las dos principales
fuerzas de la izquierda, no en términos de pacto electoral sino
de acuerdo entre caballeros. Pues aunque muchos, tanto en
el PSOE como en !U, no lo crean así. ambas fuerzas tienen un
enemigo común en la Derecha.

Esta entente, desde el PSOE, implica el respeto a la existencia
de una fuerza a su izquierda que le ayude a no dormirse en los
avances sociales. Implica no sólo no intentar fago tizar a IU, sino
también -con/sin Anguita- estar dispuestos a hablar primero, de
no obtener mayoría bsoluta, con !U (de no hacerlo así y pactar
un gobierno con la derecha nacionalista, se generarían protundas
tensiones internas cuya dinámica podría llevar, en ciertas situaciones,
incluso a la ruptura del partido). Desde !U la entente
debe asumirse sobre la base del respeto al PSOE como fuerza
hegemónica de la izquierda. No buscando su crecimiento robándole
votos al PSOE, sino -por ejemplo- movilizando a esa clase
media acomodada (profesionales y funcionarios) que participa
de una ideología difusamente progresista, pero le molesta profundamente
que Solchaga les rasque el bolsillo. Lo que ha de
conseguir !U es hacer votar a quienes presumen de no hacerlo,
y hacer votar con sentido a quienes malgastan su voto en grupúsculos
prehistóricos. Y la entente debe incluir al ecologismo
progresista, pues una aventura electoral tipo Los Verdes hará
daño a la izquierda sin ningún provecho (sus propuestas políticas
pueden ser asumidas por el PSOE o !U).
La única vía para que, en octubre, no tengamos en España
un gobierno de derechas pasa porque todos los partidos de
izquierda apuesten firmemente, no tanto por su propia victoria,
como por la victoria de la Izquierda, cualquiera que sea
el concepto que cada cual tenga de lo 'que es la izquierda

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3.09.1993

La idea de la violencia y la violencia de la idea (1993)



Agnes Heller, ex-comunista y heredera del marxismo metafísico de Lukács, ha lanzado una hermosa frase, tardío broche de oro a la década del des-pensamiento: "Sólo las ideas hacen a la gente fanática". Para la Heller la maldad como violencia surge "cuando la razón actúa sobre la pasión". De alguna forma es lo que hace décadas sostenía el sociólogo alemán, americanizado, Lewis Coser: que las ideologías y los intelectuales vienen a ser la causa de los conflictos sociales. Parece un sino del ser alemán culpar a las ideas de los males del mundo.
Los liberal-totalitarios preveían que el hundimiento de los Estados del Este de Europa llevaría a una feliz Arcadia sin ideologías, sin conflictos sociales de esos que hacen la Historia. Todos ellos, como ahora la Heller y el conjunto de los débil-pensadores, han ignorado conscientemente uno de los grandes descubrimientos de Marx: "no es en absoluto la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia". Una ley social que, avant la lettre, estaba ya en el Hobbes que plantea el contrato social no como un fabuloso descubrimiento metafísico (a la manera roussoniana), sino como la inevitable consecuen cia de la animalidad del ser humano, quien para evitar destruirse entre sí asume el recorte de buena parte de sus libertades, entregándolas al Estado, Leviatán cruel y despiadado pero a la vez muralla frente al caos.
La violencia está en la naturaleza humana, como los conflictos están en la estructura misma de las sociedades injustas que hemos construído. Las ideas y las ideologías constituyen justamente un intento de canalizar la resolución de los conflictos por una vía incruenta en el, por razones funcionales, estrecho campo de juego que permite el Leviatán. El fanatismo surge cuando las ideas son incapaces de hallar el punto de encuentro superador de los conflictos; no está en las ideas, sino en su incapacidad espacio-temporal para responder a las expectativas.
No fueron las ideas las causantes de las grandes hecatombes de los años '30, sino el estrecho margen de maniobra que dejaban una sociedad y una economía devastadas tras una década de especulación y latrocinio. Como no son las ideologías las que están en la base de los principales conflictos que, ahora mismo, aterran al mundo. Cuando no hay ideas (y aún ideologías), cuando la razón no funciona, se abre la espita de la pasión. Por inteligentes que sean las maldades, no otra cosa es la maldad que la pura sinrazón. Sin las ideas y las ideologías no seríamos nada, porque la especie humana es tal vez la única capaz, en el estado de naturaleza, de autodestruirse por completo.
24.II-5.III.93


Referencia:
Baigorri, A. (1993), "La idea de la violencia, la violencia de la idea", EL periódico de Extremadura, 9/3/1993, pag. 7