Este texto circuló a nivel interno entre profesores de la Universidad, técnicos, políticos y profesionales. No estoy seguro de si llegó a publicarse en prensa. Se plantean cuestiones tanto de política universitaria y de investigación, como metodológicas. El origen del texto es curioso, porque un (entonces joven) profesor de la Universidad de Extremadura, que casualmente estaba colaborando con todo su departamento en un proyecto liderado por nuestra empresa de consultoría (Estudio de Ordenación Territorial I), prácticamente venía a reivindicar que la Universidad era el único agente legítimo para hacer no ya investigación pura, sino investigación aplicada. El autor ha hecho ldesde entonces una gran carrera, ciertamente, en la investigación aplicada, con inmuerables convenios con distintas entidades públicas. Curiosamente unos años más tarde yo entraba en la Universidad, pero seguí, y sigo, pensando exactamente lo mismo que expresaba en este texto.
APUNTES
SOBRE UN MODELO DE DESARROLLO PARA EXTREMADURA
Artemio
Baigorri
Director
del Taller de Estudios Sociales y Territoriales SL
El
profesor de Geografía de la UNEX Julián Mora Aliseda acaba de
publicar en estas páginas páginas un brillante trabajo sobre el
desarrollo de Extremadura. No puedo por menos que estar de acuerdo en
la mayor parte de sus planteamientos, aunque solo sea porque,
esencialmente, coincide con lo que yo mismo vengo exponiendo desde
hace bastantes años. Conceptos como desarrollo
endógeno,
iniciativas
locales de empleo,
desarrollo
sostenido,
economía
social,
etc, hoy de manejo corriente en el mundo académico, están bien
asentados desde hace casi tres lustros en la materia gris tanto de la
sociedad civil extremeña, como de los políticos que intentan
llevarlos a la práctica (ver sin ir más lejos el reciente discurso
de Rodriguez Ibarra).
No
es menor la coincidencia (ahí están mis críticas públicas, desde
hace años, a la escasez de medios que la mayor parte de los
departamentos de la Junta de Extremadura asignan al análisis)
en lo que hace a la necesidad de "conocer
al más mínimo detalle la realidad (económica, social, ambiental,
etc) del espacio sobre el que se pretende actuar".
Quienes otrora hemos debido realizar análisis, de problemáticas
esenciales de esa región, sin otra financiación que las
suscripciones populares, sabemos bastante de estos problemas. Aunque
Tanta
coincidencia no es casual, pues con el profesor Mora y sus compañeros
del Departamento de Geografía coincidimos ahor amismo incluso en un
interesante proyecto de planificación, y hasta coincidimos de vez en
cuando tomando una copa, aunque luego no tengamos ocasión de
coincidir en espacios de debate (y un servidor piensa, porque sigue
siendo un hegeliano, que sólo de la contrastación dialéctica
surgen las síntesis de acción que la sociedad precisa en cada
momento).
Pero
advertidas las coincidencias, quiero señalar, en esa línea de
análisis dialéctico de la realidad, las contradicciones que detecto
en el trabajo de Julián Mora. No tanto porque expresen su opinión
(que sé que no es exactamente esa, aunque en el artículo se haya
dejado llevar por la pasión juvenil), sino porque reflejan un cierto
sentimiento que, en los últimos tiempos, se detecta aquí y allá en
la Universidad de Extremadura.
Me
refiero a dos cuestiones muy simples, que casi pasan desapercibidas
pero que son de gran enjundia. De un lado, a su afirmación de que
"es
en la Universidad donde en mayor medida se concentra la materia gris
de una sociedad; es decir, la gente altamente cualificada que trabaja
para encontrar soluciones que desde la sociedad se le demandan".
Y, de otra parte, al que con tales planteamientos resulta obligado
(además de explícito) corolario: que sólo la Universidad puede,
"de
forma rigurosa, científica y objetiva, identificar tanto las
potencialidades como los estrangulamientos".
En
el primer enunciado considero que hay dos errores graves, que creo
deben aclararse pronto porque de otro modo corremos el riesgo de que
la Universidad acabe perdiendo
los papeles
(pues, insisto, la opinión expresada por Julián Mora está
generalizándose demasiado en ciertos ámbitos universitarios). De un
lado, si en general es indiscutible que en la Universidad se pule la
materia gris de la sociedad, resulta un poco atrevido (e incluso
insultante, si no supiera que no era esa la intención del autor)
considerar que el millar de profesores de la UNEX concentra la
materia gris del millón largo de extremeños. De otra parte, yo
creía que "la
gente altamente cualificada que trabaja para encontrar soluciones que
desde la sociedad se le demandan"
estaban en la Administración Pública (tanto en los ámbitos
burocrático como político de la misma), y en el ejercicio libre de
ciertas profesiones dedicadas justamente a eso (abogados,
economistas, sociólogos, urbanistas, arquitectos, geógrafos,
ingenieros, etc. Yo
creía que en la Universidad estaba la gente altamente cualificada
para solucionar la formación de cuadros y profesionales que desde la
sociedad se le demandan (y que aún eso lo compartían con el cuerpo
docente de Enseñanzas Medias). Por lo demás, también desde fuera
de la UNEX se han construído en los últimos años grandes
bases de datos,
se han introducido en la investigación social y territorial
tecnologías
punta
(obviamente, en este caso ello sólo ha sido posible detrayendo
recursos exclusivamente de los beneficios empresariales), y se ha
demostrado suficientemente la capacidad para analizar nuestra
sociedad "de
forma rigurosa, científica y objetiva"...y
comprometida.
Me
explico. Que yo sepa, la función de la Universidad es doble: formar
al alumnado (sin duda la más importante, pues no existe otra
institución que en niveles superiores pueda cumplir ese papel) e
investigar (para lo cual, no obstante, además de la Universidad
existen otro tipo de organismos públicos, vertebrados por el CSIC o
integrados en otros ámbitos de la Administración, sin contar con la
investigación privada).
A esa doble función le conviene, qué duda cabe, que incluya formas
mixtas de investigación
aplicada,
en las que la formación académica de los alumnos se complemente con
proyectos de trabajo por encargo de empresas o instituciones, y que
pueden realizarse bien directamente desde los Departamentos
universitarios, bien en asociación con empresas especializadas (como
es el caso de algunas experiencias interesantes que, en este sentido,
se desarrollan ahora mismo). De esta forma los alumnos se preparan
para aplicar luego, en su vida laboral, lo aprendido en la
Universidad, y el profesorado refresca sus conocimientos y actualiza
las teorías. Ello enriquece en todos los sentidos.
Sin
embargo, si he entendido bien lo que el artículo de Julián Mora
plantea (y creo haberlo entendido, pues esa es la impresión que
detecto en algunos otros sectores de la UNEX), parecería que se
estuviese proponiendo para la UNEX una función muy distinta, que
perseguiría suplantar tanto a los órganos de análisis y reflexión
de la propia Administración como, en lo que a otros nos toca, al
libre mercado de la consultoría en casi todas las ramas del saber.
Esto podría llevar (no digo que esté ocurriendo así, sino que es
un riesgo, que perjudicaría sobre todo a la propia Universidad) a
competir deslealmente con medios públicos, con alumnos utilizados
como negros,
utilizando como reclamo personal la competencia colectiva de la
institución, y sobre todo rozando si no por lo legal sí por lo
ilegítimo la legislación sobre incompatibilidades.
Y,
vamos a ver si me explico con exactitud, no es que personalmente vea
mal el aumento de la competencia, al contrario siempre bienvenida
sea, y supongo que de forma similar pensarán cuantos en la región
se dedican a lo que algunos llamamos el
cuaternario.
Lo que temo es que, tentados por la rentabilidad de unos encargos
para los que no deben realizar inversiones (mano de obra barata, la
infraestructura de la Universidad a plena disposición...), algunos
de los pocos (pero no escasos) que han elegido la Universidad no
tanto por vocación como por incapacidad para el desenvolvimiento en
el libre mercado, desvíen sus esfuerzos tanto de la formación de
sus alumnos como de la que debe ser la auténtica investigación
universitaria: la investigación pura (que no inútil). Y ello,
insisto, a quien únicamente perjudicaría sería a la propia
Universidad (que supongo no esperará financiarse con el 10 ó el 15
% de peaje),
y de rebote a la región (sabemos bastante en este país de lo que
ocurre cuando se pretende cubrir, desde lo público, ámbitos para
los que está capacitada la iniciativa privada).
En
Extremadura no creo haya nadie a quien no interese potenciar la UNEX,
de la que tienen que salir los futuros dirigentes, gestores,
empresarios e intelectuales de la región. Personalmente creo que el
cambio en el equipo rectoral se ha hecho notar positivamente, y la
Universidad se ha lanzado de cabeza a implicarse más a fondo con la
sociedad extremeña (naturalmente, para ese análisis previo
necesario antes de diseñar su estrategia ha buscado una consultora
independiente, como debe hacerse, y aún hubiese sido más perfecto
si no se hubiese ido a buscarla fuera de Extremadura). En
consecuencia, creo que la sociedad está respondiendo, si atendemos a
la atención que le prestan los medios de comunicación, a las
inyecciones económicas otorgadas por la Junta, y al compromiso de un
número creciente de empresas locales. Pero, modestamente, creo que
hay que traer a colación un dicho muy popular, que dice algo así
como "¡Zapatero,
a tus zapatos!".
No
quiero terminar sin señalar un par de cuestiones de entidad menor
con las que tampoco estoy de acuerdo, debo advertir que la necesidad
del análisis de detalle (ese "pueblo
a pueblo")
no puede negar la validez del análisis comparativo. Sin duda Mora
tendrá por cierto que, sin un marco de referencia nacional,
continental o planetario, difícilmente puede construirse la teoría
explicativa, y sin ella navegamos en la nada empírica.
La
otra cuestión es también de ámbito teórico, en lo que se refiere
a esa cierta insistencia en las disparidades intrarregionales, y
epistemológico, en lo que hace al abuso que a veces hacemos de los
índices.
De un lado, salvo que partamos, si no de concepciones ideológicas
colectivistas, al menos de 'ideas
elemento'
como la igualdad, no podemos plantearnos como objetivo, al diseñar
un modelo de desarrollo territorial, la igualación en los niveles de
desarrollo. Por otra parte, sabido es que los índices
miden sólo ciertos aspectos de la realidad, es decir, en su acepción
última, son tan sólo indicios,
y no siempre parámetros. En suma, si para Extremadura estamos
planteando un modelo, no de igualación con las regiones ricas en
base a los índices económicos tradicionales (algo por otra parte
imposible, fuera de la demagogia política), sino de nivelación en
la calidad de vida de acuerdo con sus posibilidades objetivas; si
estamos intentando utilizar para fijar la dirección del progreso,
junto a los tradicionales, índices de bienestar que, como decía
Jouvenel hace más de treinta años, no caben en el PNB, no vamos a
pasar ahora a medir los índices de desarrollo (y aquí nuevamente
habría que decir, ¿qué desarrollo?) intraregional nuevamente con
el número de oficinas bancarias, kilómetros de carretera o
licencias comerciales cada mil habitantes.
14/2/1992